domingo, 19 de julio de 2020

Mentira tras el cristal: Capítulo 19



El mes de marzo había llegado en ese año 2008, ya había transcurrido un mes de la gran locura de la joven de los Parcker. Sus padres no parecían enfadados tras pasar una semana, pero aun ella, no se atrevía a mirarles a la cara sin sentirse del todo avergonzada. Sus amigos, su chico la recogían para salir a dar una vuelta, aunque sus padres la animaban para que fuera con ellos, ella no quería, no quería verles sufrir por su culpa, no podía permitir que todos se rieran por acompañar a una anoréxica egoísta y sin fuerza de voluntad.

Loren y Jack se encontraban en el centro de rehabilitación de su hija, habían sido telefoneados aun sin saber porque, ambos se miraban a la espera que el director acabara con unos documentos, enfrente de ellos.

  • Gracias por venir señores Parcker –les estrechó la mano el doctor de Ruth –me gustaría que me dieran su opinión de cómo ven a Ruth… ¿notan mejora?
  • Sinceramente… -comenzó Loren mirando a su esposo –no, no notamos mejora, al contrario cada vez va a peor, come poco pero come, aunque por mucho quiera detenerse no puede tiene que devolverlo, llora y todo para que la atemos, que no quiere devolver, que quiere curarse no quiere salir de casa, ni siquiera de su habitación, no quiere ver a nadie, esta muy decaída…
  • Cierto, nosotros también se lo hemos notado, apenas se relaciona con sus compañeros, su abdomen sigue hinchado, su periodo irregular, sigue teniendo perdida de esmalte, encías contrariadas, alguna que otra caries, aun le queda.
  • No olvides que el otro día intento suicidarse –le recordó Jack
  • ¿¿Perdón?? -Preguntó sin creérselo el médico.
  • Así es… la encontré en su habitación con un cuchillo afillado a punto de cortarse las venas, lloraba y gritaba que quería morirse, que la dejara suicidarse –explicó Jack.
  • Era de las pocas que no lo había intentado.
  • Apenas descansa tampoco y lo poco que lo hace las pesadillas son las protagonistas, se despierta empapada en sudor y llorando –Continuo Loren.
  • Va a peor en vez de a mejor, ya lo he podido comprobar en todos los videos, y el diario no es que lo siga mucho sinceramente, cuatro palabras contadas y listo, con la muerte como protagonista. Empezó con esto por el hecho de su prima, después por el chico, que se enrollo con ella, y ahora bueno podemos tener en cuenta, el abuso que se ha visto sometida, la que le haga reaccionar así –se interesó el doctor.
  • Bueno… se pasa el día diciendo que la vida es una M, ya me entiende, que no pinta nada en este mundo, que el único sueño que tenía, se ha destrozado, que es un estorbo para todo el mundo, por más que intentamos hacerle ver que la queremos, que no la vamos a dejar, que no queremos que le suceda nada malo, no nos hace caso, se encierra en el baño a devolver –explicó Loren.
  • No antes de llorar y gritar que no quiere hacerlo.
  • ¿El sueño de Ruth es ser animadora no? –preguntó viendo como ambos afirmaban con un gesto de cabeza –y por lo que vemos ese hecho aun la esta atormentando también, que no encuentra sitio en este mundo, no tiene ilusión por nada, necesitaría una motivación para ser consciente que hay mucha gente que le quiere y como todos tiene un deber en este planeta, vivir la vida que le han ofrecido y disfrutar lo mas que pueda.
  • Sí, sí tiene razón ¿pero cómo? –se intrigaron Loren y Jack a coro.
  • Creo que tengo la solución –menciono el médico con una sonrisa.

La puerta sonó tras un adelante del doctor, esta se abrió entrando la protagonista.

  • Oh que bien Ruth, me alegra que estés aquí, pasa siéntate junto a tus padres –la animó el doctor –tus padres me han explicado que no tienes mucha ilusión para hacer tus faenas diarias.
  • Así es, me siento muy cansada sin ganas de hacer nada, solo quiero estar sola.
  • ¿Y las pesadillas que tenías aun te atormentan? –preguntó el doctor sin dejar de anotar en una libreta. Ruth no dijo nada, simplemente afirmó con un gesto de cabeza – ¿esas pesadillas son las responsables, que tu vomites el doble?
  • Supongo que si…
  • ¿Solo es eso o hay algo más Ruth? No te calles nada, dinos lo que tengamos que saber, ahora es el momento… -la miró directamente el doctor dejando lo que estaba haciendo. Loren y Jack también la miraban con atención.
  • Bueno, es que no se qué hago yo en este mundo, soy un estorbo para todos, por mucho que lo nieguen, lo único que hago es que les miren mal, no tengo fuerzas para nada, sinceramente ya me cansado de luchar –a medida que la escuchaban sus padres se quedaban cada vez mas atónitos, al comprobar el estado de voz pausado como si todo lo que le rodeaba no valiera nada.
  • ¿Me estás diciendo que no te importaría morir ya? –los rostros de Jack y Loren quedaron paralizados al escuchar tal pregunta, y aun mas al ser conscientes de la respuesta.
  • Así es… todos vivirían más tranquilos si yo marchase.
  • ¿Y no as pensado en el sufrimiento que les causarías a la gente que te quiere?
  • Ya lo superarían.
  • No Ruth, perder a ser querido nunca se supera, y menos a una hijo/a, tu familia, como tus amigos, toda la gente que te conoce e aprecia, incluso nosotros, que no queremos que tires nada por la borda, tienes una enfermedad, lo sabemos, que no es fácil de superar, también somos conscientes, pero no eres la única, y tampoco la que tiene todas esas ideas negativas, más bien eras de las pocas que aun no lo había intentado, pero veo, que solo era cuestión de tiempo, me puedo hacer la idea del porque pero necesito que tú me lo confirmes para poder ayudarte e hacerte cambiar tu forma de pensar, si no quieres por ti hazlo por tu padres, fíjate como están sufriendo –hizo una pausa para que la joven pudiera observar a lo que se refería. Respiró profundamente, tras que Ruth, les echara un vistazo.
  • No dejo de revivir una y otra vez los que esos desgraciados me hicieron, no puedo seguir así, quiero morirme, no merezco que nadie se preocupe por mí, yo misma me lo he buscado, y viviré con esa culpa siempre –expuso con la cabeza baja.
  • No tienes porque Ruth, hagas lo que hagas la gente que te quiere siempre se preocupará muchísimo por ti, seas culpable o no, es un sentimiento que no pueden evitar. Sabemos cuál ha sido tu curso, que te atormenta, por favor déjanos ayudarte.
  • Más de lo que han intentado, tengo todo tipo de médicos a mi disposición, desde que me violaron aun mas, ya lo han intentado todo –les recordó Ruth mirando hacia el otro lado.
  • Pero aun nos quedan una carta sobre la mesa ¿cuál es tu mayor sueño?
  • Aquel, que es el responsable que esté en esta situación –respondió con rabia.
  • ¿Aun te gustaría que se hiciera realidad? –preguntó el médico.
  • Sí, aun sería capaz de dar mi vida por ello, pero ya nadie me quiere con esta mierda enfermedad –se volvió a notar arrebato en su voz.
  • Nunca digas jamás, las oportunidades salen cuando menos te las esperas –se acomodó en su butaca. Padres e hija le miraron sin entender nada.
  • Aquí tenemos un grupo de animadoras, que llegan hasta lo más alto, no es mentira, lo único que es un tanto especial, tendrás que pasar una prueba antes de empezar… -dijo mostrando suspense.
  • ¿Qué clase de prueba? –se interesó Ruth.
  • Nada que te hayan podido decir antes, tranquila no te vamos ni a maltratar ni a humillar solo faltaría eso, estamos aquí para que te recuperes, y no va ser a base de que lo pases mal, confía en nosotros, ya nos conocemos, no somos unos desconocidos de chat –le guiñó un ojo –¿aceptas o no? –Ruth miró a sus padres indecisa.
  • Por probarlo no pierdes nada hija, él jamás te dañará –le dijo su padre.
  • De acuerdo acepto.

Al día siguiente, tras salir de su terapia, diaria, Ruth, estaba amontonada, en una larga fila para salir de la sala, poco a poco toda esa multitud se iba esparciendo, Ruth se acercaba mas a la salida, cuando al fin le toco su turno, su superior a la detuvo.

  • Espera Ruth, un momento acércate –esta obedeció, observando como una chica joven, no muy alta, algo rellenita, pelo largo y negro, ojos negros también, entraba al mismo tiempo –tu doctor me ha hablado de tu ilusión de lo que más deseas en este mundo, es por eso que ha hablado con Judith, es la responsable del grupo de animadoras.
  • Mucho gusto Ruth ¿verdad? –se presentó Judith.
  • ¿Usted es la responsable del grupo de animadoras? ¿en serio? –preguntó mirándola de arriba abajo con incredulidad.
  • Así es, ¿porque te extraña tanto? –preguntó Judith.
  • Bueno… Ruth está acostumbrada a otro típico de físico para ser animadora –le aclaró Jane, su profesora de terapia.
  • Entiendo –dijo Judith.
  • Pero tu doctor ya te informó que te sorprenderías ¿no? –le preguntó Jane.
  • Sí, aun no entiendo porque –fue la respuesta rápida de Ruth.
  • Ahora lo acabaras de entender ¿verdad Judith?
  • Así es, en quince minutos empezamos en el gimnasio ¿sabes dónde se encuentra? –preguntó observando cómo está afirmaba –pos allí te esperaremos, para que puedas observar de que trata todo, antes de poder participar tendrás que pasar una pequeña prueba, que una vez allí ya te diremos de que trata…
Tras salir de la clase, se encaminó hacía el servicio donde, se refrescó la cara, con agua bien helada, llevaba todo el día sin devolver, a causa que había estado todo el tiempo controlada. Podía intentarlo en ese momento, miró a su alrededor, estaba sola. A punto estaba de meterse hasta el fondo los dedos…
  • ¡Ei Ruth! –la puerta de los servicios se abrió entrando Claren y Estefany abrazando a Ruth.
  • Ei chicas ¿qué hacéis aquí? –se sorprendió enormemente Ruth. Nuevamente la habían interrumpido, dejándola con las ansias.
  • Dan, Codi y John están fuera, no podían entrar en el lavabo de chicas, claro está –explicó Claren – ¿cuándo nos ibas a explicar tu gran oportunidad para lograr ser animadora?
  • ¿Cómo os habéis enterado? –se sorprendió enormemente Ruth.
  • Nos lo ha explicado tu madre… ¿a qué esperabas para decírnoslo? Nos sentimos un poco mal, de habernos enterado por ella, pensábamos que eramos tus amigos –dijo Estefany con lamentación.
  • Claro que los sois es solo, que no quería decir nada, hasta que no estuviera convencida, no quería haceros sufrir mas –aclaró Ruth.
  • Hacernos sufrir, eso jamás lo podrás hacer, menos si tu sueño se hace realidad –le confirmó Claren convencida mirándola a los ojos.
  • Exacto, somos tu amigas, y los chicos tus amigos… -empezó Claren.
  • Menos Codi, este es algo mas –le recordó Estefany entre risas.
  • Cierto. Pos somos tus amigos y tu novio, que te adora con locura, a pesar de todo lo que habéis pasado, así que no vuelvas a decir que nos vas hacer sufrir más porque no es cierto ¿ok? –preguntó Claren.
  • Lo prometo gracias –las abrazó con fuerza –ui en cinco minutos tengo que estar en el gimnasio, para observar el nuevo grupo –anunció tras limpiarse alguna lagrimilla que le sobresalía.
  • Pues vamos que te acompañamos –paso su brazo por detrás del hombro de Ruth, Claren. Al salir, tuvo otra cálida bienvenida Ruth de sus amigos sobretodo de Codi. Juntos marcharon hacia el lugar indicado.

Esperaban en la puerta, Ruth fijó la mirada, estaba Judith, hablando figuraba con sus alumnas, ya que un trozo de cristal no les dejaba ver más allá. Poco a poco, una a una, las jóvenes fueron entrando, el rostro de Ruth era cada vez más sorprendente, al esperarse a tales esqueléticas como ella, y no a tantas focas juntas.

  • Chicas tenemos a una posible incorporación en el equipo, seguro que ya conocéis a Ruth Parcker –Judith, miró a la joven indicándole que entrara. Ruth necesitó empuje de sus amigos, para ser consciente, tras mirarles y notar en sus miradas una afirmación segura, entusiasmo e felicidad, entró –adelante Ruth, bien, te presento a nuestro grupo de animadora, pequeño pero eficaz -dijo entre risas -¿Qué te parece?
  • ¿Con este grupo de vacas tengo que bailar? –preguntó sin rodeos Ruth. Judith fijó la vista a la puerta de fuera en los rostros horrorizados de los amigos de Ruth por las palabras de su amiga. Les hizo un gesto para que entraran. Estos obedecieron situándose alrededor de Ruth.
  • Estas equivocada Ruth, todas estas chicas estaban como tú, parecían esqueletos andantes, pero gracias a esta actividad, hemos logrado que sus pesos lleguen más o menos a su nivel –explicó Judith.
  • ¿Como lo han logrado? –se interesó Estefany.
  • Para eso, para poder entrar en el grupo, hay que pasar una prueba…
  • ¿Qué clase de prueba? –preguntó Ruth desconfiada.
  • Una que para tus amigos será muy fácil, pero para ti de lo más complicada… tienes que aumentar peso.
  • Si no tengo apetito eso es algo complicado ¿no cree? –preguntó Ruth.
  • Para eso no hay problema, te daremos unas pastillas para que te abran el apetito, lo más duro será que tendrás que esforzarte en no echarlo, si tu peso aumenta para seguir el ritmo, podrás entrar sino, pues tendrás que quedarte en la calle, sería una lástima la verdad, porque tengo entendido que tienes gran talento.
  • Me está pidiendo algo imposible.
  • Con fuerza de voluntad nada es imposible, sola te será muy complicado demasiado esa es la verdad, pero tienes amigos que te quieren estoy convencida que harán hasta lo imposible por ayudarte ¿no es así muchachos? –preguntó.
  • Así es –confirmaron todos.
  • ¿Así que dices? ¿aceptas ser del grupo de animadoras con sus ventajas e defectos? –preguntó Judith –piensa que el destino te está dando una segunda oportunidad, no a todos les hace eso.
  • De acuerdo acepto –le estrechó fuertemente la mano.

Estrechar tal trato fue de lo peor que se imagino Ruth, se encontraba extraña en todo este trascurso estaba mentalizada que había que tener un cuerpo diez para triunfar, y ahora le pedían todo lo contrario. No dejaba de darle vueltas a las palabras de Judith <<el destino te está dando otra oportunidad>> volvía a tener la opción de lograr lo que más ansiaba, y aparte de curarse de esta tremenda enfermedad así que… ¿Qué tenía que perder? Pero llegado a ese punto, ya todo le era demasiado complicado, las ansias le superaban. Tenía unos amigos y una familia que le ayudaban a más no poder. Horas de paciencia, de insomnio de cansancio, le causaban, no la dejaban sola ni a sol ni a sombra, la obligaban a salir a estar entretenida, a escribir más de cuatro palabras de ese diario. Las pastillas cumplían bien su función, le entraban ansias de comer, pero también desesperación al percibir las ansias de correr al baño a echarlo todo, intentando con todas sus fuerzas detenerse y vencerlas, pero no le era para nada fácil. Los que la rodeaban la abrazaban con intensidad ante el sufrimiento que padecía. En más de una ocasión sus padres la pillaron, en esos atacas de ansiedad angulados todo lo de la nevera. Ruth se levantaba rápidamente, corriendo al baño, empezando el juego del gato y al ratón con sus padres prohibiéndole la entrada al baño, pero ella lograba despistarles pero no tanto como ella pensaba, acababa atrapada por Jack o Loren, y tendida en el sofá incomodada por tanto cansancio.

Sus amigos día tras día iban a por ella, quisiera o no quisiera, la obligaban a pasear tras la terapia, acabando siempre en una pastelería, en un burguer… -ellos cometían todas aquellas delicias, aunque ella lo intentaba, no podía pese al hambre que le proclamaba, se cogía lo que menos grasas predominaban, no lograba acabarse tal cantidad. Cada día Judith la hacía subirse a la bascula, pero ni un gramo aumentaba. Así que le dejaba observar, pero para nada participar. Ni sus padres ni sus amigos se rendían, tres meses pasaron… Faltaba una semana para finalizar las clases… tras mucho intentarlo y sacrificio lograron que comenzara a alimentarse con todos aquellos manjares que tanto le gustaban pero no tal cantidad que ellos deseaban, pero ya era un comienzo se sentían orgullosos. Habían evitado que corriera al baño, pero aun y así no comía por no engordar.


Judith cada día le hacía subirse en una báscula mientras la hacía mirarse a un espejo, su peso no aumentaba. Hasta que un día grande fue su sorpresa que había aumentado dos quilos.

  • Ei Ruth, ¡lo hemos conseguido! –le abrazó fuertemente Judith –es poquito, pero as aumentado dos quilitos, sigue así ¿vale?
  • ¿Podre entrar en el equipo? –preguntó con emoción.
  • Si conseguimos engordarte ocho quilos más si –le contesto con alegría.
  • ¿Y podría pedirle un favor? –se puso sería Ruth, observando directamente a Estefany, ya que allí se encontraba con todos sus amigos, que no dejaban de estar tan entusiasmados como ella misma ante la nueva noticia.
  • Claro, dime –se interesó su superiora.
  • Estefany, ¿también podría formar parte? Me siento responsable que dejara el grupo, se que sería su máxima ilusión –dijo arrepentida con la cabeza baja, cogiendo fuertemente la mano de está.
  • ¿A ti te gustaría Estefany? –le preguntó directamente Judith.
  • ¡Me encantaría! –exclamó emocionada apretando con fuerza la mano de Ruth.
  • Pos no se hable más, formarás parte de nuestro grupo de animadoras, a partir de ya si lo deseas –acabo confirmando con una amplia sonrisa.
  • ¡Oh gracias! ¡Muchísimas gracias! –se abrazó fuertemente a su superiora, a continuación a Ruth. Todos las miraban muy tiernamente.
  • Pues vamos a empezar, una corografía, si quieres te puedes incorporar, así vas ensayando.
  • Sí claro que si, enseguida me pongo –se situó con las demás compañeras Estefany, todo su cuerpo temblaba de la emoción, sin tardar en ponerse entre dos compañeras.
  • ¿Claren podrías poner el radio casete por favor? –le pidió Judith amablemente.
  • Enseguida –corrió la joven, presionando play, escuchándose una música de lo más marchosa. Claren se volvió a situar entre Ruth y John observando el baile que llevaban. Ruth también miraba maravillada, ansiaba por estar junto a esas chicas, he hacer esos pasos tan fantásticos, pero sabía que antes, debía reponerse, e recuperarse de la bulimia que la predominaba, fue en ese instante, en ese preciso momento, que decidió que haría todo lo que estuviera en su mano, por ponerse bien, e lograr lo que más deseaba, que el destino había querido, darle esa segunda oportunidad.

Su decisión fue firme, aunque le costaba su esfuerzo, lo estaba intentando, gracias a las pastillas, el apetito estaba con ella y aunque con bastante energía, y sobre todo con ayuda de sus seres queridos, se metía todos aquellos bollos e pasteles, primero uno mini, después medio y para finalizar, cuando su estómago se volvió agrandar uno extra, aguantando esas arcadas, con la tentación de introducirse los dedos, pero no dejaba de repetirse una y otra vez <<yo, soy más fuerte no me vas a ganar>> ordenando a los de su alrededor que le ataran las manos, estos obedecieron, hasta que esas ansias desaparecían, las siguientes veces también le costó su sufrimiento, pero poco a poco esas adversidades fueron superadas. A medida que aumentaba un quilo, mas partes del trabajo, la dejaban participar, ya engordados esos ocho quilos de más, lograba un completo. Empezó a formar parte del grupo, tal como le dijeron acabó volando junto a sus compañeras a lo más alto, en los sitios más extraordinarios, conociendo a un montón de gente famosa, pero sobretodo le encantaba por estar haciendo lo que más le gustaba, sin sacrificar nada. Gracias a todo eso Ruth Parcker aprendió una buena lección: 1.- no pierdas nunca la esperanza. 2.- jamás tires por la borda, aquello que mas deseas. 3.- agárrate bien fuerte de aquella mano, que sabes bien que jamás te lastimará, aun comprobando que el camino mas largo será, pero también mucho mas eficaz.



Dos años después… En Txecoslovaqia…


  • ¿Quién te ha mandado el mensaje hija?
  • Sera… ¿pero como…? –se moría de rabia Rackel, al contemplar en su móvil la imagen de Ruth Parcker con una de las más famosas animadoras del mundo entero.
  • Vaya… parece increíble, ella con tal cuerpo que tiene y lo ha logrado –menciono su madre, observando a la sobrina rellenita que tenía frente al móvil en esa nueva foto –y tú con lo perfecta que eres… y buscaban lo que tu prima tiene…
  • Ya ves mama el mundo está loco, prefieren cuatro focas, antes que unas princesas como yo –continuaba con su chulería Rackel pese el tiempo pasado…
Ya veis que hay cosas que nunca cambian, y Rackel nunca aprendió que el físico es lo menos importante.


Mentira tras el cristal: Capítulo 18



Entre los cuatro llegaron a la conclusión que mejor que Estefany pasará allí la noche en casa de Ruth. Los tres amigos lograron convencer a Ruth, que era una locura escaparse de esa forma sin avisar a sus padres, lo que no consiguieron fue sacarle la idea de irse con aquel desconocido se negaba a explicarles la verdad, así que se inventaron que Estefania marchaba de viaje con unos amigos, e invitaron también a Ruth. Loren y Jack le dejaron sin problemas, pensando que sería de gran ayuda para su hija, ignorando del todo la realidad. Esa noche Estefany pasó la noche en casa de nuestra protagonista, apenas pudo pegar ojo, pudo contemplar cada hora en el despertador a diferencia de su compañera que dormía plácidamente. Estefany no podía entender como esta podía estar tan relajada, cuando ella estaba como un flan, sin saber que les esperaría con tal desconocido.

El despertador sonó a las cuatro cuarenta y cinco, momento que Estefany al fin había conciliado el sueño, se tuvo que levantar, con rostro de zombi, de tanto su amiga, estaba de lo mas espabilada e contenta, en el que Estefany no entendía como podía estar tan tranquila, ¿tan ingenua era de creerse a ese personaje? A las cinco en punto en la calle se encontraban esperando al esperado. Ambas a pesar de ir abrigadas sentían frio a la espera de ser recogidos mientras los padres de Ruth seguían durmiendo convencidos por las chicas de no ser levantados, que no era necesario.


Apoyadas en la acera esperaban de brazos cruzados a causa del frío que sentían, las cinco de la mañana llegó marchándose tan pronto como había llegado.

  • Son las cinco y diez, ¿cómo es posible que aun no esté aquí? –se impacientaba Ruth.
  • ¿Y si todo ha sido una farsa y si nos estamos congelando tontamente? Aun estamos a tiempo volvamos a casa Ruth por favor, olvídate de estos chicos, te aseguro que encontraremos la forma de conseguir lo que deseamos sin necesidad de arriesgar nuestras vidas –intentó una vez mas Estefany.
  • No, ni hablar estoy convencida que todo es de lo mas legal, si tarda es que debe haber tráfico, no pienso desaprovechar una oportunidad como tal que no volverá jamás –el móvil de Estefany sonó. Eran Claren y Dan con la esperanza que se desvaneciera el seguir para adelante. Pudieron observar como un 4X4 negro se les acercaba formando una derrapada, frenando delante de las dos chicas.

  • ¿Ruth? –preguntó un hombre fuerte, con melena larga canosa, barba y bigote en el mismo estado, llevaba ropas de cuero en el que en la piel libre estaba totalmente tatuada. Este estaba asomado a la ventanilla bajada, con un palillo en su boca, que escupió a la carretera, mostrando una dentadura deformada y amarillenta.
  • Sí… soy yo –contestó Ruth tras tragar saliva.
  • Encantado soy Thomas el amigo de tu cibercolega, tu ya me entiendes –dijo con una sonrisa picara –o lo que es lo mismo, quien te llamó a las cuatro de la mañana.
  • ¿Puedes hacer que mi sueño se haga realidad? ¿Puedes hacerme llegar a lo más alto en el grupo de animadoras? –preguntó entusiasmada.
  • Sí, por supuesto que sí preciosa, pero tenemos que irnos ya, que sino el avión marchara sin nosotros.
  • Por favor Ruth, volvamos a casa, tengo un mal presentimiento –le susurro atemorizada Estefany.
  • ¿Quién es ella? –se interesó malhumorado el recién llegado.
  • Es mi amiga, ella también le gustaría ser de las animadoras.
  • Perfecto no hay problema subir atrás, contra mas seamos mejor –dijo con una amplia sonrisa, abriéndoles la puerta. Estefany subió tras de Ruth, nada convencida de lo que estaba haciendo en esa noche oscura y tenebrosa.

El vehículo, empezó a ganar velocidad, ninguno de los ocupantes mencionaban palabra. Las dos chicas miraban a través de sus cristales congelados por las bajas temperaturas, al respirar salía vaho de sus bocas silenciosas. El conductor miraba a la carretera, maldiciendo alguna palabra, dando un puñetazo al volante, cuando se le empañaba el coche, dando sobresaltó a Estefany que no podía dejar de estar en alerta ante aquel ignoto, en el que no le mostraba ninguna simpatía. El termómetro marcaba cinco bajo cero, la nieve había descendido, pero algún copo aun caía
  • ¿Don… donde vamos? –preguntó Estefany al fin – ¿no tenemos que coger un avión? El aeropuerto esta por el otro lado.
  • Sí, sí pero antes tengo que coger unas cosas en mi casa –contestó el remitente mirándolas por el retrovisor con una sonrisa. Sonó un móvil – ¿Qué es eso? –preguntó malhumorado, mirando hacia atrás.
  • Es mi móvil me están llamando –contestó Ruth cogiéndolo.
  • ¡No! ¡Cuelga! ¡están prohibidos los móviles! –gritó, dejando a las dos jóvenes asustadas e sorprendidas -perdonar, no os quería gritar, pero aquí hay muy poca cobertura, no podrán escuchar nada, ya te avisaré cuando puedas llamar –le dijo a Ruth en un tono más suave.
  • Esto no me gusta nada –susurro Estefany al oído de Ruth. Observando cómo su amiga guardaba el teléfono sin atender a la llamada.
  • ¿Decíais algo? –preguntó el conductor, mirándolas por el retrovisor.
  • No, nada, nada –contestó rápidamente Estefany. Las dos jóvenes se miraron. El viaje continuaba, la luz del día ya hacía rato que les daba la bienvenida, entraron en una calle llena de delincuentes – ¿aquí vives? –preguntó con temor arrinconándose a Ruth.
  • Sí, pero no os preocupéis, venga salir, que si no os congelaréis aquí dentro, la calefacción esta estropeada –Ruth y sobretodo Estefany bajaron muy lentamente con temor de lo que pudiera pasar -seguirme preciosas –empezó andar. Estas le siguieron, mirándose una a la otra llegando a un garaje. Este lo abrió, invitándolas a entrar con él de cabecilla.
  • ¿Por qué estamos aquí? –se negaba a entrar Estefany.
  • Tengo que esperar a un amigo, hemos quedado aquí, para que me entregue una cosa necesaria para el viaje, si os quedáis fuera os congelaréis, estamos a menos un grado, venga entra, no temáis –Estefany se convenció al final, sin separarse de Ruth, ambas encerradas con aquel hombre. Se sintió un pitido, este salió encerrándolas para que no cogieran frío. Tardó un tiempo en volver acompañado de un hombre también alto, delgado, su pelo era liso, largo con una cola de caballo en el, ojos claros.
  • Hola Ruth –dijo este -¿te acuerdas de mí?
  • ¿Eres Jimmy? –preguntó dudando, acordándose, que había visto su pene, pero no su cara.
  • Efectivamente pequeña soy yo –le guiñó un ojo.
  • ¿Tú también te vienes con nosotras a triunfar? –preguntó Ruth a Jimmy.
  • Es posible –fue la escasa respuesta de este. Estefany no quitaba el ojo de esos dos intrusos, se fijó, que quien las recogió cerraba la puerta del cerrojo con llave.
  • ¡Eh ábrenos la puerta, déjanos salir! –protestó Estefany.
  • ¡Tenemos que coger un avión! –les recordó Ruth nerviosa.
  • No tengáis tanta prisa, ¿no sabéis que lo bueno se hace esperar? –contestó con otra pregunta Thomas –antes tendréis que hacer algo por nosotros, ya que seremos los responsables de vuestro triunfo…
  • ¿Qué tendremos que hacer? –pregunto Estefany desconfiada e asustada, ya que se empezaba a descubrir quién era realmente esos dos chicos.
  • Enrollaros con nosotros.
  • ¡¡Ni hablar!! –dieron un salto hacía atrás al mismo tiempo.
  • Venga chicas será divertido, nos lo pasaremos muy bien, vosotras también disfrutaréis mucho –prosiguió Thomas, acercándose aquellas dos jóvenes que se encontraban entre la puerta cerrada y ellos mismos.
  • ¡Jamás nos vamos a rendir a ese nivel, y menos con vosotros sois dos desconocidos, sacados de un chat, jamás haremos nada, que asquerosidad! –gritó Estefany.
  • ¿Tu tampoco Ruth? –le preguntó Jimmy con perspicacia.
  • No, nada de nada –contestó está convencida.
  • ¿Segura? Piensa que en real es mucho más satisfactorio que el ciber… que hicimos el otro día….
  • ¿Qué ciber? ¿de qué está hablando Ruth? –preguntó su amiga sin entender nada.
  • ¿No le has explicado a tu amiga, que el otro día nos ciberfollemos por cam?
  • ¡Tú, tú eres un cerdo y un mentiroso! ¡me aseguraste que tú no eras de esos!
  • Xicanovata, aun tienes mucho que aprender…. Pero te ayudare un pelín, todos los que entramos en el chat es para follar, que no se te olvide nunca más –le aclaró Jimmy.
  • Ruth… ¿pero cómo has podido…? Precisamente tu… que tantas veces te han avisado tus padres… que tan prohibido te lo tenían…. –se quedo desconcertada y sin creérselo Estefany.
  • Yo… estaba nerviosa, necesitaba devolver, pero no lo conseguía… así que decidir probar, no encontré nada malo, ya te digo que me engañó me dijo que no eran de esos, que iba a lograr mi sueño…
  • Ahí no te engañé –interrumpió Jimmy –te damos la oportunidad de conseguir lo que deseas, sabemos cómo hacerlo, solo nos tienes que hacer ese favor, darnos placer.
  • ¿Me prometéis que me haréis socia para las animadoras sin maltratarme ni humillarme? –preguntó Ruth replanteándose la idea.
  • ¡No Ruth no lo hagas! Es una trampa –le advirtió Estefany. Ruth la miró.
  • No le hagas caso Ruth será todo legal te lo prometemos –persistía Jimmy – ¿qué tienes que perder?
  • ¿Qué pasara con Estefany? –se interesó Ruth.
  • Sí ella está convencida de no pasar un buen rato con nosotros, se quedará aquí escuchando como nosotros disfrutamos, que estaremos en esa habitación de al lado si tu quieres claro –le señaló
  • Sí cumples con tu parte sí que me acostare contigo –respondió convencida sin atreverse a mirar a Estefany.
  • ¡No lo hagas Ruth no cumplirá su parte, estoy convencida!
  • Pos claro que la cumpliré, vayamos dentro así antes volaremos a lo más alto de la fama –expresó ilusionado Thomas empujando a Ruth, hacía aquella oscura habitación, notando como por primera vez brotaban lágrimas en los ojos de su amiga. Se cerró la puerta. Allí Estefany se encontró sola ante aquel inmenso espacio. No era ella quien estaba a punto de humillarse sintiendo placer no deseado, pero se sentía como si lo fuera. No podía dejar de moverse de un lado para otro, nerviosa, ansiosa. Podía escuchar los ruidos, gritos, gemidos, propias del acto, notando como se le partía el alma en dos, y lagrimas brotaban por sus mejillas.
Dos horas después, la puerta se abrió, Estefany corrió a ella sin espera, pero ella no fue quien salió, fueron esos dos hombres.
  • Muy bien zorrita, lo has hecho divinamente, espero que tus heridas cicatricen pronto, y que hayas aprendido una lección jejejejeje.
  • ¡¡Ruth!! -Corrió nerviosa Estefany, encontrándose a su amiga, hecha un cuatro, desnuda, llorando un mar de mares, observo cómo sus muñecas y sus tobillos estaban marcados, todo su cuerpo amoratado –¿¿estás bien?? ¿¿Qué ha pasado?? –se acercó lo más aprisa que pudo a ella.
  • Me han violado… -dijo volviendo a notar su llanto.
  • ¿¿Cómo?? Pensé que te estabas dejando –dijo sin entender nada, sin poder quitar la vista de todas esas heridas.
  • Estaba dispuesta sí… pero me he asustado en el último momento… sus grandes cuerpos desnudos dispuestos a venir a mi… de hacerme suya, sin conocerles de nada… les he dicho que no, que me dejaran volver contigo, que mi sueño no se haría realidad, pero que era igual, no quería que mi primera vez fuera de esa forma… me han dicho que no había marcha atrás, que estaban muy cachondos por mi culpa que quisiera o no quisiera me iban a follar… -el llanto volvió a ser el protagonista.
  • Oh Ruth –le abrazó fuertemente Estefany –lamento mucho lo que te ha pasado, lo que te han hecho esos cabrones, pero estoy orgullosa de ti, por una vez, has dicho que no a tu sueño, por tu salud, todo va a salir bien te lo prometo, no estás sola –le abrazó fuertemente Estefany. Sintió un ruido –espera un momento Ruth, enseguida vengo –corrió al garaje, pudiendo contemplar, como esos dos monstruos salían del garaje –¿¿ei donde vais?? ¡No nos podéis dejar aquí!
  • Sí os pensáis que esperaremos a que venga la pasma, después de lo que hemos hecho, es que sois idiotas, ya os espabilaréis en este garaje, en estas tierras donde solo hay maldad, nosotros nos fugamos, hasta nunca…
  • ¡Ei esperar! –gritó Estefany corriendo tras ellos, cosa que cuando los alcanzó ya habían desaparecido, y los copos de nieve volvían a ser los protagonistas – ¡mierda! –gritó, aun mas cuando fue consciente que le robaron todas sus pertenencias, inclusive la ropa de ese día de Ruth. Volvió junto a ella con la cabeza baja, sin saber cómo darle la noticia.
  • Todo es culpa mía, tu mi avisaste, todos lo hicisteis, yo seguí con mis trece, convencida que todo era legal… todo es culpa mía, todo es culpa mía –exclamaba una y otra vez Ruth Parcker, maldiciéndose por ello.
  • Deja de atormentarte Ruth, ya no hay marcha atrás, saldremos de aquí te lo aseguro –le animó Estefany, ayudando a sentar a la joven en el filo de la cama. La sintonía de un móvil les hizo volver a sobresaltarse, el que había en la chaqueta sin extraer de Estefany. Eran los dos amigos, preocupados por ellas. Estefany les explicó, toda la historia, por donde más o menos se podían encontrar, haciendo memoria de los carteles que lograron identificar por el trayecto donde atravesaron para acabar en aquel lugar, lamentando que la información era escasa. Al colgar, se sentó al lado del cuerpo debilitado de Ruth, a la espera de las nuevas noticias.

Las segundos, minutos, horas pasaban las dos chicas mas desesperadas se sentían ante el silencio y la no posibilidad de salir allí. Unos portazos le hicieron ponerse en alerta nuevamente. Ambas se miraron sin atreverse acercarse a la misma.



  • Ruth, Estefany ¿estáis ahí?
  • Si estáis decid algo.
  • ¡Son Claren y Dan! –exclamó Estefany – ¡no, no os vayáis, ahora os abro! –corrió Estefany – ¡oh chicos que alegría veros! –se abalanzó sobre ellos con lagrimas en sus ojos.
  • ¿Estáis bien? –preguntó Dan.
  • Yo sí, Ruth es la más perjudicada, ¿Cómo nos habéis encontrado? mis pistas no eran muy fiables.
  • ¡Estefany! –gritó alguien. Todos se giraron. Esta se vio en vuelta de un gran y agradable abrazo –estáis bien, ¿donde está Ruth? –miró por todos lados Loren.
  • Señores Parcker ¿qué hacen aquí? –se sorprendió Estefany.
  • Les hemos avisado nosotros –dijo Claren avergonzada.
  • Prometimos no chivarnos, pero estabais en peligro, os podían matar –aclaró Dan arrepentido.
  • Habéis hecho lo correcto muchas gracias –agradeció Estefany, dándoles un abrazó.
  • ¿Dónde está mi princesa? –dijo otra voz.
  • ¡Codi!
  • Estaba con nosotros cuando nos llamaste, insistió en venir –explicó Dan.
  • ¿Dónde está mi hija? -Volvió a la misma pregunta Jack.
  • Esta dentro venir –les indicó Estefany.
  • ¡Ruth! –exclamó Loren abrazándose a ella.
  • Mama, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es posible? –pregunto mirando a Claren y Dan –me lo prometisteis.
  • Lo sabemos Ruth, pero estabaís en peligro, tenían que saberlo –expuso Dan.
  • Además si no llega a ser por tu madre, jamás te hubiésemos encontrado –continúo Claren.
  • ¿Por ti mama? ¿Cómo es posible? –se extraño Ruth.
  • Conozco quien te ha engañado e manipulado –le respondió Loren.
  • ¿¿Tu?? Venga ya ¡si odias los xats! –le reprocho Ruth.
  • ¿Y no te has preguntado nunca porque? –le preguntó pacientemente Loren –déjame adivinar lo que te ha dicho, se llama Jimmy, 32 años, y a prometido lo que más deseabas, ya que tenía un amigo que te lo podía hacer realidad.
  • Eso te lo han contado ellos, lo sabían –dijo Ruth, mirando a sus amigos, observando cómo negaban.
  • No, lo sé, porque yo misma he sido víctima de su trampa, cuando era joven, me pasaba el tiempo en los chats, me dañaron mucho pero aun y así yo seguía entrando, pese el consejo de quien mas me quería, le conoci, por aquel entonces, tenía mi edad, como a ti, también abusaron de mi, prometiéndome lo que más deseaba en mi adolescencia ser actriz –le explico –también me trajeron a este lugar, el mismo sitio, el mismo espacio, no ha cambiado nada, ni siquiera el olor a horror
  • ¿En serio? –preguntó Ruth.
  • Claro que es en serio hija yo no te mentiría en algo así ¿por qué crees que te hemos exigido tantísimas veces que no entraras en internet sola, que no te metieras en los chats? Pero nada tu tozuda, y al final has tenido que ir a por lo prohibido, ahora fíjate como estas, era algo que se podía haber evitado.
  • Yo mama… yo lo siento –se disculpó sinceramente Ruth.
  • Ya es igual, mas lección de la que has tenido no te podemos dar.
  • ¡Mi amor! –interrumpió Codi en la sala.
  • Codi, ¿qué haces aquí? –se extraño Ruth.
  • Estaba presente cuando nos habéis llamado, quería venir fuera como fuera, estaba sufriendo mucho por ti Ruth –le expresó Claren.
  • Lo dudo el solo se preocupa de una, que afortunadamente ya no está –dijo débilmente Ruth mirando hacia el otro lado.
  • Ruth él tenía razón, tenemos una prueba eficaz –dijo sacando de su bolso una grabadora -escucha con atención –presionó play, reproduciéndose la voz del joven camello.
  • ¿Quién es él? –se extrañó Ruth.
  • El camello que le vendió la droga a Rackel, decidimos grabarlo para que nos creyeras.
  • Entonces… ¿es cierto? ¿Se enrolló porque ella le drogo? –preguntó como si fuera su primera noticia.
  • Así es, todo ha sido obra de Rackel.
  • Codi… -susurró mirando al chico, que lo había intentado, pero aun le seguía adorando.
  • Siento todo el daño que te allá podido hacer, si podía volver atrás, no me bebería ese vaso para nada, ni siquiera me acercaría a él, te amo princesa, no quiero a otra chica que no seas tú, si me dieras otra oportunidad, no te arrepentirías jamás.
  • ¡Oh Codi lo siento mucho! ¡Te quiero tanto, no vuelvas a darme un susto así nunca más! –lloró abrazándole con fuerza.
  • Yo sí que lo siento princesa, por mi culpa te podían haber hecho mucho daño, te amo, como te hagan daño, me muero –lloraba también el otro –no vuelvas a cometer una locura como esta.
  • Lo juro.

Mentira tras el cristal: Capítulo 17



Se encontraba sola en su casa. Sus padres habían marchado con unos amigos hacía más de cuatro horas, aun sabía ella que tardarían en regresar. Confiaban en ella, se sentían mucho mas tranquilizados desde que empezó la terapia ¿por qué? No tenía ni idea, se figuraba porque ya estaba mucho más controlada, pero no entendía porque continuaban tan despreocupados, si ellos mismos eran testigos que su visita al WC no disminuían. Cada semana les obligaban a ir al centro, para mostrarles gracias a las cámaras, la verdadera actitud de su hija, y no la versión recuperada que tenían. Pero en vez de ponerle vigilancia por todos lados, no, la dejaban más a su aire, sin presionarla en absoluto… Se volvió a concentrar en el ordenador, tenía una hoja de Word abierta, intentaba escribir el diario de ese día, pero no le resultaba para nada fácil: hoy 17 de enero… ya su cerebro no avanzaba lo tenía en una especie de bloqueo, en el no sabía cómo salir, el tic tac del despertador le ponía nerviosa, las ocho y media marcaba. Comenzó a jugar con sus manos, los lápices, levantar patas delanteras de su silla. Sentía que debía devolver una vez más. Se levantó corriendo al baño, mirándose en el espejo de este, antes de introducirse los dedos en el fondo de su boca, con su cabeza encogida en el bidet de lavarse las manos, se opuso sus dedos hasta su garganta, arcadas le venían, una tras otra, pero el vomito no llegaba ¿era normal? Se figuro que sí ya que hacía días que ha penas comía, lo poco que lo hacía lo echaba por otra parte de su cuerpo. Volvió a su habitación, volvía a tener el ordenador allí. Al descubrir sus padres que su hija no mentía, y era Rackel quien había formado toda aquella mentira, volvieron ese aparato de su hija, de donde nunca tenía que haber salido. Se encerró en su cuarto, volviéndose a sentar en la silla donde minutos antes estaba, continuaba nerviosa incapaz de concentrarse para proseguir con su dialogo. Sin ser casi consciente, abrió el portal de internet, sabía que sus padres se lo tenían prohibido, pero solo sería un momento, ellos no tenían que enterarse. Ya tenía el buscador Google delante de sus ojos, escribió en él Chats le salió varias opciones, sentía su corazón latir con fuerza, se preguntaba porque su madre se lo tenía prohibido, si sabía con certitud que su prima se lo pasaba más que bien. Varias opciones salieron, clico la primera. Terra.es. Siguió los pasos indicados, hasta encontrarse en una ventana dentro del chat general, todos hablaban en una misma sala, un montón de personas, un montón de colores, que mareo le estaba entrando, en parte porque estaba a oscuras, y tenía que forzar mucho la vista. Intentaba leer lo que podía, pero iba demasiado deprisa, lo poco que conseguía leer, eran diferentes guarradas. Su Nick era: nuevaaqui. Le empezaron abrir diferente mini pantallas, con frases como <<¿hola preciosa quieres jugar?>> <<¿Braguitas o tanguita?>> <<¿te gustaría ver mi pene?>> <<¿cuánto usas de pecho?>> Su ordenador se estaba llenando todo ese tipo de escritos, en el que ella los iba eliminando pero al mismo tiempo se abrían mas. Asustada cerró la pantalla del chat, pero no tardo en volver a entrar pensando <<no pueden hacerme daño ¿Qué hay de malo por seguirlo un poco la corriente?>> así que la segunda ronda, ya se la tomo de mas mejorable humor, le empezaba a coger el gustillo aquella nueva forma de conocer gente. Se le abrió otra ventana.
  • Caxondocon cam dice: Hola guapa.
  • Chicanovata dice: Hola
  • Caxondocon cam dice: ¿Cómo te llamas?
  • Chicanovata dice:¿Ruth y tú?
  • Caxondocon cam dice: Jimmy ¿Qué edad tienes?
  • Chicanovata dice: 15 ¿y tú?
  • Caxondocon cam dice: 32 ¿te importa?
  • Chicanovata dice: No se… supongo que no ¿Cómo es que me has abierto privado con lo joven que soy?
  • Caxondocon cam dice: Por hablar la edad no importa ¿no? ¿o si?
  • Chicanovata dice: Supongo que no.
  • Caxondocon cam dice: Me figuro que tu Nick será cierto nunca te había visto, eso que entro casi a diario.
  • Chicanovata dice: Sí es la primera vez.
  • Caxondocon cam dice: Y dime ¿Qué te parece?
  • Chicanovata dice: Tengo la impresión que hay demasiados locos.
  • Caxondocon cam dice: Jajajaj sí que es verdad, pero tranquila que yo no soy como ellos, yo solo quiero charlar, si puedo hacer alguna amistad mejor.
  • Chicanovata dice: Que bien.
  • Caxondocon cam dice: Oye, ¿me puedes dar tu Messenger? es que esto me está agobiando, me caes muy bien, creo que podíamos ser amigos si quieres.
  • Chicanovata dice: De acuerdo –contestó Ruth. Apenas la utilizaba pero sí que tenía una cuenta con Hotmail, que la esgrimía con sus amigos e familiares, la misma que le dio a tal desconocido.
  • Caxondocon cam dice: ¿Eres tú la de la foto? –preguntó, observando cómo foto por parte de Ruth, a ella misma en su mejor época.
  • Chicanovata dice: Sí.
  • Caxondocon cam dice: Eres muy guapa.
  • Chicanovata dice: Gracias, pero ya no tengo ese físico…. –comenzó a exponer su relato de principio a fin.
  • Caxondocon cam dice: Vaya… ¿puedo verte por la cam? Para ver cómo eres ahora, es que me has dejado intrigado… -le preguntó viendo, como le mandaba la opción de cámara web, tardo un rato en conectarse y ver la chica del otro lado –vaya… sí que has cambiado si, aun así tienes un cuerpo muy sexy, tu novio es un imbécil a dejado pasar a una chica única.
  • Chicanovata dice: Gracias.
  • Caxondocon cam dice: ¿Sabes tu cuerpo me está calentando mucho, has hecho alguna vez cibersexo?
  • Chicanovata dice: No.
  • Caxondocon cam dice: ¿Estás sola?
  • Chicanovata dice:
  • Caxondocon cam dice: Es muy satisfactorio ¿te gustaría probar? –no sabía porque pero la joven se sentía extraña, le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo notando humedad en su zona más intima, como hacía tiempo que no sentía.
  • Chicanovata dice: No se si debería, no quiero engordar.
  • Caxondocon cam dice: Tranquila no vas a engordar, más bien perderás quilos jejeje.

Ruth continuaba muy nerviosa, al mismo tiempo excitada, el mundo del chat y ese chico le habían excitado. Suponía que sus padres tardarían en volver todavía cuando se reunían con sus amigos pasaban largas horas antes de volver a casa, ¿que tenía que perder? Podía pasar un buen rato jamás experimentado, siempre estaba a tiempo de desconectar si no estaba a gusto, así que acepto ante ese nuevo acto. Tres cuartos de hora más tarde Ruth Parcker continuaba sola, desnuda frente aquel desconocido, al igual que él frente a ella. Ambos estaban agotados por el final que habían realizado tan satisfactorio. Ruth no entendía como que no lo había probado antes, le encantaba.

  • Caxondocon cam dice: Sabes para ser la primera vez lo has hecho estupendamente, porque eres muy peque, sino me enamoraría de ti al instante, ¿sabes? Me gustaría ayudarte con tu sueño, creo que puedo hacerlo, tengo un amigo que se dedica a llevar animadoras hasta lo más alto de su carrera, debutan en chicago, New York, Londres, Miami, las vegas, para compensarte por el gran placer que me has hecho sentir –le informó Jimmy.
  • Chicanovata: ¿De verdad que harías eso por mi? –preguntó ilusionada – ¿no me reprochara por lo gorda que estoy?
  • Caxondocon cam dice: ¿¿Gorda?? –se sorprendió el del al otro lado –si estas como un esqueleto corazón.
  • Ya, eso dicen todos, pero yo no me lo veo.
  • Caxondocon cam dice: Es normal si tienes esa enfermedad, pero es verdad estas muy, pero que muy delgada… bueno ¿quieres que hable con mi amigo? Así tendrás una segunda oportunidad para lograr tu sueño.
  • Chicanovata: Gracias me encantaría.
  • Caxondocon cam dice: Dame tú móvil así, os podréis comunicar, él no le gusta vía internet.
  • Vale, aquí tienes –dijo toda convencida Ruth, con una nueva esperanza de lograr lo que más deseaba.

Sintió como la puerta de la calle se abría, sus padres habían llegado no tardo en despedirse de su nuevo amigo, he recordarle que esperaba noticias. Aquella noche no podía dormir, como era normal no le dijo nada a sus padres de esta nueva forma, dejando el móvil encendido toda la noche por si recibia noticias, suerte que lo hizo porque a las cuatro de la mañana llamo el esperado.


  • Ruth… ya esta… ya tenemos la prueba… ya tenemos la prueba de que Codi es inocente –exclamó Dan, notando que le faltaba el aire de la carrera que se había hecho junto a Claren y también Estefany, que les había llamado a medio camino que ella también iba –alguna debería disculparse con él –aclaró mirando a Claren.
  • Vale, vale tienes razón lo siento –exclamó esta.
  • No ha querido venir por si le tirabas algo por la cabeza pero ya ves que ha sido sincero en todo momento, deberías llamarle ya y arreglarlo –opinó Dan Decidido. Este al igual que sus amigas se fijaron que Ruth no paró ni un solo minuto de meter ropa en una maleta.
  • Yo Ruth también tengo novedades, he mirado grupos de animadoras, pero lamentablemente ninguna te quiere, no por ex físico a eso a ellas les es igual, sino por la enfermedad que llevas, ninguna quiere arriesgarse, lo siento –expresó Estefany. Los tres chicos fueron conscientes que Ruth no les escuchaba, seguía con su maleta bien concentrada.
  • Ruth ¿nos estas escuchando? ¡Codi tenía razón es inocente! –exclamó Claren.
  • Hemos ido a su casa, hemos visto el historial médico, todo es cierto –continúo Estefany.
  • ¿Para qué es esa maleta Ruth? –preguntó Claren desconfiada – ¿viajas algún lado?
  • ¿Eh? Hay chicos perdonar ¿decíais algo? Lo único que me enterado es lo que me ha dicho Estefany, que por cierto no te preocupes, no pasa nada, ya he logrado otra fuente para conseguir mi sueño…
  • ¿A si? ¿Cómo lo has logrado? –se alegro Estefany.
  • Ruth ¿para qué es esa maleta? –volvió a preguntar Claren.
  • El otro día conocí por chat a un hombre, que tiene un amigo que ayuda animadoras a llegar a lo más alto, me ha dicho que le hablara de mi, y seguro que me ayuda ¿no es fantástico? –preguntó ilusionada Ruth.
  • Un momento, un momento, un momento… ¿de un chat dices? ¿desde cuándo entras tú en el chat? –preguntó Claren sin creérselo.
  • Es una larga historia, entre el otro día, no pensé que fuera tan divertido, yo no entiendo como mi madre me lo tenía prohibido… el caso es que conocí un chico que tiene un amigo que eso, que ayuda a chicas que quieren ser animadoras, las hacen triunfar en sitios que van los famosos, me ha prometido que a mí también me llevara.
  • ¿Y tú le crees? ¿le has visto a él? ¿te ha demostrado que lo que ha dicho es cierto? –preguntaba sin parar Claren.
  • No me ha demostrado nada, tampoco le he visto, pero ¿porque me iba mentir?
  • Ruth por favor, ¿es que todo este tiempo no has escuchado a tu madre? Toda esta gente solo van para un propósito SEXO.
  • Mi madre también se equivoca ese chico es buen chico estoy segura, nunca me haría daño –dijo convencida.
  • Ruth yo también encuentro que todo esto es muy extraño ¿acaso no te lo parece a ti? Que sin conocerte de nada quiera ayudarte, ¿por qué? Piensa que nada en esta vida es gratis y puede costarte muy caro –opinó Estefany.
  • Además ahora las cosas te pueden ir bien con Codi, se ha demostrado que sus palabras eran ciertas, él sigue enamorado de ti y tu de él, no arriesgues tu vida por un desconocido –dijo Dan.
  • Sí tiene toda la razón –afirmó Claren.
  • No me parece extraño no, es buen chico por ese motivo me ayuda sin nada a cambio –contestó sin dejar de coger cosas para el viaje –es cumplidor, su amigo me telefoneo anoche a las cuatro de la mañana, para concretar los detalles.
  • ¿A las cuatro de la mañana dices? Joer menudas horas de llamar –protestó Claren.
  • Claro, porque quería avisarme contra antes mejor.
  • Yo no veo nada claro las intenciones de este hombre, pero tengo la impresión que nada bueno quiere de ti –dijo pensativa Estefany
  • ¡Por favor Ruth no vayas, puede ser una trampa! –insistió Claren.
  • Ya tengo la decisión tomada, y nada ni nadie podrá hacerme cambiar de opinión –dijo muy seriamente.
  • ¿Porque no lo vuelves a intentar con mi primo? Estoy seguro que esta vez os irá estupendamente –insistía Dan.
  • Codi, ya ha tenido muchas oportunidades, no es mi culpa si no ha aprovechado ninguna –dijo Ruth sin mirarles, continuando con sus cosas. Los tres amigos se miraron sin saber que decir ni hacer para convencerla.
  • ¿No hay ninguna forma de convencerte? –preguntó Estefany esperanzadora
  • No, está decidido, ya os lo he dicho –confirmó por segunda vez.
  • ¿Qué le vas a decir a tus padres? –preguntó Claren.
  • Ellos no deben saber nada, me tenéis que prometer que no lo haréis que no os chivatearéis. Los tres se miraron unos segundos, haciendo el juramento después.
  • ¿Cuándo te vas? ¿Dónde? –se interesó Estefany.
  • Mañana a las cinco de la mañana me recogen, me escaparé por la ventana ¿dónde?, no lo sé, me dijo que ya me lo explicaría cuando me recogiera.
  • ¿Estás segura que quieres seguir adelante con esto? –preguntó Claren con la esperanza de hacerla desistir.
  • Plenamente, creo que es lo mejor para mí y también para mis padres y vosotros, así dejaréis de sufrir por mí.
  • ¡Por favor Ruth deja de decir memeces, de esta forma nos preocuparemos el doble! –exclamó Claren nerviosa.
  • Pues no tenéis porque estaré bien, al fin mi sueño se abra hecho realidad.
  • ¿¿Cómo estás tan segura?? ¿¿Quién te garantiza que no te matara??
  • Ruth me voy contigo –decidió Estefany tras dar un largo suspiro.
  • Estefany –exclamaron todos mirándola –si no podemos hacerte cambiar de idea, al menos no dejarte sola, yo no tengo familia quien me puedan echar en falta, estaría encantada de acompañarte y mucho más tranquila.
  • Perfecto pues a las cinco de la mañana, en mi ventana –dijo Ruth

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

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