miércoles, 8 de febrero de 2012

Cristy; Capítulo 22-1

Capítulo 22: La nueva labor


E
se domingo Cristy despertó por un ruido procedente de fuera. Despacio fue abriendo los ojos intentando volver a la realidad, y cual era la causa de ese <<xip, xip, xip>> continuo. Se levanto de su cama, poniéndose en pie, dirigiéndose a la ventana, para abrir los cuarterones, pudiendo observar un cielo bien oscuro, unas nubes mas negras se avecinaban y una intensa lluvia no dejaba de cesar. Ella miró a la silla que hallaba al lado de su cama. Alan, ya había marchado, <<lógicamente>> pensó <<empieza a trabajar a las ocho>> <<además le dije que se quedara asta las que me quedara dormida, es normal, que ya no este>> miró al reloj pudiendo ver que eran las diez de la mañana. Se encerró en el lavabo para darse una ducha, y arreglarse un poco, situándose otro pijama que estaba limpio. Aunque era domingo y su familia vendría a verla, se puso esa ropa, ya que con el día tan malo que había no saldrían, a ningún lado.
Salio de la habitación dirigiéndose al comedor, donde muchos de los chicos he chicas estaban almorzando felizmente, pese al mal día que hacía. Cristy no fue menos, pero antes de sentarse en solitario con su bandeja ya cogida, miro mesa por mesa haber si veía a Jonathan, cosa que no lo hizo, se imagino que aun dormía, y se preguntó ¿le habrán descubierto ya?
  • Buenos días Cristy –le saludo alegremente Alan, pasando la fregona a la sala, justo cuando pasaba por su lado.
  • Buenos días Alan, muchas gracias por lo de anoche, y no decírselo a nadie –le agradeció Cristy entre cucharada y cucharada de sus cereales de miel.
  • No hay de que, lo que hizo usted si que fue de una gran fuerza de voluntad, hoy en día, los jóvenes, no obedecen a los adultos, sobretodo a los de mi edad –dijo el hombre entre risas –ya sabe siempre que necesite ayuda, aquí me tiene –le ofreció –sabes estado pensando como ayudarla, si usted quiere, ya se la manera.
  • ¿A si? ¿Cómo? –preguntó intrigada Cristy.
  • Podría ser mi ayudante en este lugar –empezó Alan –le explico –continuo, observando como la joven no entendía nada –mi faena aquí es de limpiar, hacer la guardia de las dos de la madrugada, arreglar cualquier cosa que este rota, como por ejemplo: las picas de la cocina, los paños de las puertas… etc… ¿le interesaría ayudarme? Obviamente le pagaría parte de mi sueldo, la cantidad que me pidiera, pero le pediría por favor, que no fuera más de la mitad, que yo tengo muchos gastos de vivir solo, me quedaría sin nada enseguida.
  • Me encantaría ayudarle en sus tareas –dijo con ilusión Cristy –no se preocupe por el dinero, yo solo quiero distraerme, olvidarme de las drogas y ponerme bien –le contesto amablemente.
  • Algo le pagare, que sino me sentiré como si me aprovechará de usted –dijo Alan con una sonrisa –pero antes hablaremos con la doctora Guzmán haber si esta de acuerdo, sin su aprobación no podremos hacer nada –dijo, viendo como Cristy afirmaba.
  • Mira por allí viene –le informó la chica –¡ostras, viene con Jonny! –exclamó nerviosa, viendo como Alan le hacía un gesto para que estuviera tranquila.
  • Cristy, me gustaría hablar un momento contigo –empezó con seriedad –hemos pillado a Jonathan con medicamentos en su habitación, teniendo comprobado que había consumido, él lo a confesado, pero también, nos a dicho que tú ibas con él ¿Qué tienes que decir al respecto?
  • Yo no… -dijo Cristy con temor.
  • Perdonen que interrumpa –interfirió Alan de repente con total tranquilidad –yo a las dos y dos minutos pase por la habitación de la señorita Cristy y allá estaba placidamente durmiendo, y no vi nada extraño.
  • ¡Eso es mentira! –exclamó Jonathan – ¡a esa hora llego Cristy, me acuerdo muy bien, porque le eché en cara los dos minutos de retraso!
  • ¿Esta usted seguro de lo que dice señor Alan? –dijo la doctora Guzmán, indecisa, sin saber a quien creer –quiero decir… -dijo rectificando, negando con la cabeza -¿esta seguro que era esa hora? ¿no se a podido confundir?
  • Estoy convencido doctora, porque tengo la alarma de mi reloj a esa hora, y casualmente sonó justo cuando observaba a Cristy durmiendo, ella estaba en un sueño tan profundo que no se entero –explico Alan, tranquilamente, como si de la verdad se tratase.
  • ¿Te encuentras bien Cristy? ¿no te duele la cabeza ni nada? –quiso saber la doctora Guzmán.
  • No doctora, me encuentro muy bien gracias –contesto tranquilamente Cristy, metiéndose una cucharada de cereales.
  • Ya veo, que esta muy bien, para haberse metido unas pastillas, a diferencia de tu compañero –dijo, eso último mirando a Jonathan.
  • ¡Esta mintiendo doctora y este viejo la esta encubriendo! –insistió el joven.
  • De verdad Jonathan, no tienes remedio, mucha paciencia he tenido contigo, pero sabes, todo tiene un límite, todo se acaba y esa cualidad también –exclamó la doctora Guzmán mirando al muchacho con gran seriedad –no me dejas otra salida, que trasladarte a la cuarta planta.
  • ¿¿¿Qué??? ¿¿no hablará en serio verdad?? –pregunto Jonny con gran precaución, observando como su doctora, no hacía ningún tipo de broma – ¡por favor doctora! ¡allí solo hay chiflados!
  • Lo siento Jonathan, hace mucho tiempo que estás aquí, por mas que hacemos por ayudarte, no vemos mejora por tu parte, tu tampoco ayudas mucho, así que la mejor solución que podemos hacer por ti, es trasladarte allí –fue la decisión final de la doctora, haciendo un gesto a dos enfermeras, para que fueran a por él
  • ¡¡doctora, cambiaré se lo prometo, pero no me lleve allí arriba por favor, acabaré peor de lo que estoy, por favor!! –grito Jonny muy nervioso, entre grandes suplicas, de mientras las enfermeras se llevaban.
  • Perdóname Cristy por esa acusación, estando aquí llegas a un punto que no sabes a quien creer –se disculpó la doctora Guzmán, una vez que los gritos de Jonathan se habían desvanecido.
  • Disculpas aceptadas lo entiendo perfectamente –fue la respuesta de Cristy con una sonrisa, después de mirar, complizmente a Alan. Este le devolvió la mirada con otra sonrisa.
  • Doctora… queríamos proponerle algo –comenzó a decir Alan, sin dejar de mirar a Cristy, que con la mirada, ya le indicaba que siguiera adelante.
  • Díganme –dijo la doctora, intrigada.
  • Cristy, no encuentra lugar en este centro, ya que con la única persona que se entendía bien, y se sentía identificada, ha marchado, por otro lado, sabe que recuperada no esta, ya que puede volver a tener una recaída en cualquier momento, así que hemos decidido, si usted esta conforme claro, que trabaje conmigo, que me ayude en mi mis tareas –explico Alan.
  • Uhm… me parece, una espléndida idea –respondió la Guzmán – ¿tu que opinas Cristy? ¿te gustaría ayudar al señor Alan?
  • ¡Sí me encantaría! –respondió alegremente la joven.
  • Pues no hay mas que decir aparte, que puedes empezar mañana mismo si lo deseas, sino cuando tu quieras –dijo la doctora con una sonrisa –hoy disfruta de tus familiares que deben de estar al llegar, aunque no hace muy bien día, pero seguro que lo aprovecharéis al máximo –dijo guiñándole un ojo. Justamente después volvió a ser reclamada por otro paciente, en el que no tardo en ir atenderle, dejando a esa paciente y a ese conserje, con sus cosas.
  • Muchas gracias Alan por no decirle nada, a la doctora –le agradeció Cristy.
  • Ya le dije, que no diría nada, que quedaría en nuestro secreto –le dijo con una sonrisa.
  • Ya verás cuando se lo diga a mi familia seguro que se alegrarán por mi –dijo feliz Cristy.
  • ¡Ostras eso es fantástico Cristy! –exclamó Jessica con felicidad, al recibir la noticia de su hija.
  • Sí que es verdad, eso te ayudara a estar distraída, y a superar todo he recuperarte del todo –opinó Ben.
  • Ya nos presentaste a Alan, es muy buen hombre, seguro que te ayudará muchísimo –dijo George.
  • Sí, sí George, tiene toda la razón –confirmó Mery.
  • ¡Pues mañana empiezo a trabajar! –expresó feliz Cristy.

El día siguiente despertó, con un cambio radical a lo que la climatología se refiere, un gran sol lucia por todo lo alto. Ninguna nube quedaba de la tormenta anterior. El reloj marcaba las ocho de la mañana, tras unos grandes estiramientos de brazos, Cristy, se dispuso a prepararse, con una buena ducha, vistiéndose con un chándal, dirigiéndose a los comedores.
  • Buenos días Rosy –saludó la joven con una gran sonrisa.
  • Buenos días Cristy, me alegra ver que tienes mejor cara que el otro día, me dejaste preocupada la verdad –dijo Rosy, entregándole la bandeja con todo el gran almuerzo en ella.
  • Tranquila no te preocupes estoy bien, solo tenía un mal día –le aclaro Cristy –Alan me ayudo mucho, ¿sabes qué? Voy a trabajar con él, sí, seré su ayudante, empiezo hoy mismo –le explicó con satisfacción.
  • ¡Ostras, pues me alegro muchísimo por ti, y si te tiene que ayudar, aun mas! –se alegro Rosy, viendo como esa chica cogía la bandeja, se situaba en solitario en una de las mesas, aun disponibles.
  • ¡Buenos días secretaria! –exclamó amablemente Alan, pasando la fregona –¿ya as descansado bien? No será de relax el día que te espera.
  • Alan, ¿pero que haces trabajando? ¿por qué no me has despertado antes? –pregunto sorprendida Cristy.
  • Hace media hora que empezado, quería que descansaras bien, no te preocupes, que queda faena para rato, tu desayuna tranquila, luego ven a verme –le dijo el hombre con una sonrisa.
  • De acuerdo, pero no hagas nada más sin mí –le aclaró Cristy.
  • Trato hecho, tu desayuna tranquila –le dijo marchándose. Cristy lo intentaba el estar tranquila, pero estaba ansiosa por empezar, y recuperarse de todas esas ansiedades. No tardo en ir a por Alan dejando su bandeja vacía –ya estoy aquí.
  • Que pronto as acabado –dijo sorprendido, en el trastero, ordenando cuatro cosas de ese cuartucho.
  • Sí, es que tengo ganas de empezar –le informó Cristy ansiosa.
  • Eso es bueno, pero antes de hacerlo, ponte este mono, para no mancharte, ese bonito chándal que llevas –dijo Alan entregándole un mono de azul marino –es el más pequeño que tengo, creo que ya te estará bien.
  • Sí, creo que ya me estará bien gracias, no tardare de verdad jefe –dijo con sus piernas bien rectas y ajuntadas, con la mirada enfrente, su mano, en diagonal con dos yemas de sus dedos en la frente, como si Alan fuera un general. Alan no pudo hacer mas que reírse del dicho de la chica, pensando <<yo jefe… ya le gustaría ya…>> -aquí estoy –volvió Cristy con ese quimono puesto, y un pañuelo en la cabeza, pareciendo una especie de pirata –¡me esta perfecto!

Los dos empezaron con la faena solicitada, para empezar, salieron al jardín, a ese gran jardín que predominaba en ese centro, rodeados de césped, matorrales, todo tipo de plantas, entre otras flores. Entre los dos se repartieron la faena, mientras Cristy regaba todas las numerosas plantas, Alan podaba, otras tantas, arreglando también las altas ramas de los árboles, que en la que no llegaba, se subía en la escalera con la ayuda de Cristy que se la aguantaba para que no tuviera ningún accidente. Alan encendió la manguera, para regar todo el césped, pero no antes de que Cristy, sacará todas las malas hiervas, para hacer mucho mas fácil ese trabajo, con unos guantes puestos, que se los había dejado Alan. Eran las once de la mañana cuando se hubo terminado ese trabajo dejando ese jardín en perfectas condiciones.
  • Bufffffff que cansada estoy –suspiro Cristy, con agotamiento.
  • Descansa un rato, yo iré hacer los baños, y la cuarta planta, lo demás lo he hecho, antes que despertarás –le aconsejo a Cristy.
  • No, no ya me he librado de bastantes cosas, y quiero ayudarte –insistió decidida.
  • Bien como quieras, ¿te va bien fregar y barrer el pasillo de la cuarta planta, mientas yo hago los baños? ¿o prefieres hacer los baños? –le dejo elegir el hombre.
  • Ya me va bien limpiar la cuarta planta

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