lunes, 6 de febrero de 2012

Cristy; Capítulo 19 -1

Capítulo 19: Deporte en la playa

E
l día amaneció con un cielo azul claro, sin ninguna nube, que intercambiara, ese vencimiento tan precioso.
  • Buenos días –exclamó Nico sentándose en la mesa del comedor al lado de Cristy, cuando el reloj, marcaba las ocho y media.
  • Buenos días –le respondió la chica, después de tragarse una cucharada de cereales, amablemente.
  • ¿Como as acabado de pasar la noche? –quiso saber Nico.
  • Bastante bien –dijo Cristy avergonzada –lo siento mucho, eso que tengamos las habitaciones una al lado de la otra, es un palo, te enteras de todo, pasas la noche en blanco por mi culpa.
  • Tranquila, si lo dices, porque no quieres que escuche tus pesadillas, te entiendo y lo lamento, pero si es porque no duermo toda la noche, no te preocupes por nada, que no me molesta en absoluto –le dijo Nico dedicándole una sonrisa, acariciándole con suavidad su mano más cercana.
  • Te tengo que confesar algo… -empezó Cristy sin atreverse a mirarle a la cara –ayer… cuando te dije que estaba bien… que prefería estar sola… realmente no era así… y cogí de un pote que tenía un par de pastillas de las mas duras. Las encontré los primeros días por la sala de los medicamentos, y las guarde allí… por si algún día tenia necesidad…
  • ¿Y que hiciste con ellas? –pregunto Nico con sus ojos como platos, muy preocupado – ¿te las tomaste?
  • Estuve a punto, pero me mire en el espejo, pensé, en mi madre, en Mery, mi hermano, Ben, en ti y sobretodo que quien saldrá más perjudicada, seré yo, entonces cuando ya tenía las pastillas en mi boca, las tiré a la pica –le explico Cristy -te aseguro que no me las trague ¡te lo juro por mi padre! –exclamó. Nico sonrió, tras un suspiro de alivio.
  • Tranquila te creo, no hace falta que me lo jures por alguien tan importante para ti como es tu padre –le contestó Nico amigablemente.
  • Pero ya no quiero tener más ansias de ese tipo, quiero olvidarme de las drogas para siempre ¡y no se que hacer! –dijo Cristy con desespero agarrando con fuerza, la mano de Nico. Este le iba a contestar cuando la voz de la doctora Guzmán les interrumpió:
  • Un momento de atención por favor, como pueden ver, hace un día precioso, y hace tiempo que no salimos airearnos. Estar aquí encerrados no es bueno, menos con el sol que hace, así que prepárense, que a las diez nos iremos a pasar el día a la playa, y pondremos en practica los deportes, que en tanto tiempo, hemos tenido olvidados. Por cierto pueden llevarse el bañador, para darse un chapuzón. Gracias por vuestra atención.
  • Mira… parece que la doctora Guzmán te aya escuchado, que te a dado la solución, ¡venga Cristy, vístete, ponte bien guapa, que nos vamos a la playa! –le animo Nico alegremente.

En menos de que se diera cuenta, Cristy se encontraba en la playa, junto a sus superiores, compañeros he compañeras, ante ese día tan esplendido. Los doctores he doctoras, no tardaron en sacar una cesta, repletas de todo tipo de pelotas, y a preparar todo, para los deportes establecidos: futbol, básquet, voleiboll, atletismo, tenis… Cristy miró a su alrededor todos sus compañeros he compañeras, ya se preparaban para empezar.
  • ¿Que? ¿te apuntas a un partido de tenis? –le volvió a la realidad Nico.
  • ¿quién? ¿yo? –pregunto Cristy desorientada, mirándole con incredulidad.
  • Pues claro que tu, ¿ves alguien mas, con quien pudiera estar hablando? –preguntó Nico entre risas.
  • Je, je, je Muy gracioso –le respondió Cristy, con una sonrisa también –no tengo ni idea de jugar a tenis.
  • Mejor, así tendré más ventaja –dijo Nico, con sus manos tras la nuca, haciéndose el despistado, viendo de refilón como su amiga, cogía un puñado de arena mirándole picadamente – ¡era broma! ¡no me tires la arena! –dijo poniéndose sus manos de escudo –pero, ahora hablo en serio, ¡yo te enseñare!
  • ¿En serio? –preguntó Cristy desconfiada.
  • Empecemos a jugar y ya lo veras –exclamó Nico corriendo al cesto de los balones, cogiendo el correspondiente, y yendo junto a Cristy a la red de el deporte indicado – ¡ei Jonh! ¿te hace un partido de tenis?
  • Sí claro puede ser divertido –fue la respuesta de ese chico llamado Jonh, alto, delgado, pelo castaño, ojos azules, que se aproximaba a ellos.
  • Yo voy con ella, porque no sabe jugar ¿te va bien? –le pregunto Nico.
  • Si perfecto, de todas formas os voy a ganar –dijo Jonh entre risas.
  • Eso ya lo veremos –dijo Nico, echando una mirada desafiante a su contrincante –ven Cristy que le daremos una paliza.
  • Si tu lo dices… -dijo Cristy no muy convencida, yendo junto a su compañero, observando desde el otro lado de la red, a su rival.
  • Venga chicos que os doy la salida de comienzo –dijo la doctora Guzmán, acercándose a ellos, con un silbato en su cuello, junto a un cómodo chándal, dispuesta a dar la salida de ese partido.
El partido empezó, John, fue el primero en sacar la pelota, enviándola con todas sus fuerzas hacía el bando contrario, a la jugadora. Cristy se asustó asta tal punto que puso la raqueta como escudo, cerrando fuertemente los ojos. Un grito de Nico, se los hizo abrir desconcertada:
  • ¡Muy bien Cristy! ¡buen tiro! –exclamó entusiasmado.
  • ¿Eh? ¿La he dado? –pregunto sin creérselo -¡la e dado! –pronunció con alegría.
  • ¡Cuidado que te viene otra! –le izo saber su compañero.
  • ¡Tranquilo, la daré! –dijo Cristy toda decidida.
  • Eso, ya lo veremos –se hizo sentir John con una sonrisa picara, lanzando con todas sus fuerzas.
  • ¡Ah! ¡Ha ido demasiado rápida, no he podido con ella! –dijo Cristy lanzándose a la pelota inútilmente.
  • Eso ya lo sabía yo –dijo John entre risas.
  • Quien ríe el último, ríe mejor, el partido aun no ha acabado –dijo Nico, sacando la pelota – ¡para esta si puedes!
  • ¡Pos claro que puedo! –dijo haciendo que la pelota, pillará rebote, viendo como las caras de Cristy y Nico se quedaban paralizadas – ¿os pensaríais que fallaría? ¡pues no! –les hizo saber, devolviéndoles la pelota, con tanta fuerza, que Cristy se quedo inmóvil, cuando quiso reaccionar ya era un poco tarde, ya que la pelota, iba en dirección contraria – ¡esta es mía!
  • ¡Tranquila Cristy, somos un equipo, esta la paro yo! –dijo Nico con euforia corriendo por atrapar la pelota, mandándola asta el otro lado de la valla, sin que John pudiera pararla – ¿lo as visto Cristy? ¡le he dado! ¡le he dado! –gritaba con felicidad – ¡ya tenemos uno en nuestro marcador!
  • No es emocionéis solo por eso –dijo John para cincharles.
  • ¡Pues no se de que te quejas, tu, solo has marcado uno también! –le recordó Cristy.
  • ¡Bien dicho Cristy! ¡toma esa John! –se burlaba Nico.
  • ¡Dejar de reír, porque ahora, haré otro punto! –exclamó John, lanzando la pelota, lo mas fuerte y alta que pudo.
  • ¡va demasiado alta y rápida, no la alcanzó! –se quejo Cristy.
  • ¡Voy ayudarte! –dijo Nico corriendo junto a su compañera, colándose entre sus piernas subiéndola a sus hombros -¡dale fuerte Cristy!
Cristy, no tardó en obedecer a su amigo, lanzando con todas sus fuerzas la pelota a su contrincante, haciendo que fuera demasiado rápida y alta para que pudiera pararla. Nico y Cristy celebraron que ya tenían dos puntos, mientras John, continuaba con uno, y aun más cuando la doctora Guzmán indicó con un largo silbido, el final del partido, con la victoria de los dos amigos.
  • ¡Hemos ganado, hemos ganado! –gritaban Cristy y Nico entusiasmados.
  • ¡Oh doctora! ¿por qué, ha indicado el final del partido? –pregunto John angustiado,
  • Lo siento John, pero es hora de ir a comer ya, se un buen perdedor y felicita a Nico y Cristy –le aconsejo la doctora Guzmán.
  • ¡Ba, han ganado, porque eran dos contra uno! –le hizo saber John –pero aun y así, lo han hecho bastante bien, felicidades –acabo diciendo estrechando la mano de los dos chicos.
  • Tu también lo has hecho muy bien, eres un rival difícil –dijo Nico con una sonrisa estrechándole la mano, justo después lo hizo Cristy, dándole la razón a Nico.

El sol brillaba con su mejor resplandor. Calentaba con fuerza. Cristy y Nico, se comían su bocadillo justo a sus compañeros, pero no estaban en ningún grupo se encontraban ellos dos solos hablando.
  • Nico ¿puedo preguntarte algo? –preguntó de repente Cristy.
  • Claro, dime
  • No entiendo que haces en este centro, tu no eres drogadicto, ya estas recuperado del pasado, y pareces un monitor más, antes que un enfermo.
  • Me alegra que pienses así –dijo Nico, mirándola con una sonrisa –como bien sabes mi historia, mi madre murió con dos años de edad que tenía yo, y mi padre se fue de casa, cuando tenía catorce años, me abandonó. Me encontré solo en este gran mundo que es tan violento, no tenía más familia, ya que mis padres, no tenían hermanos, y mis abuelos murieron, antes de que yo naciera. Vivía en la calle, y allí conocí gente… personas muy buenas, en el que me ofrecían su amistad he ayuda, que se la negué, preferí ajuntarme con lo peor, y así acabé, drogadicto perdido… pero esas mismas personas que traté tan mal, fueron las que me trajeron a este lugar, cuando los que me pensaban que eran mis amigos, me abandonaron –explicaba Nico, mirando a un punto del horizonte, poniendo sentimiento en su voz, ante todos esos recuerdos –una vez ya recuperado de esta enfermedad, les pedí para quedarme aquí, ya que no tenía lugar para vivir, a cambio les ayudaría en todo lo que pudiera, ellos aceptaron pero si faltaba sitió tendría que irme. Ahora tengo diecinueve años, hace tres años que estoy aquí, y por el momento aquí sigo –dijo la última frase con la mirada en Cristy, transmitiendo una débil sonrisa.
  • Pues eres un buen ayudante, a mi me has ayudado mucho, y me has hecho abrir los ojos, muchas gracias –le trasmitió Cristy.
  • Yo no he hecho tanto como te piensas, tu estas haciendo mucho de tu parte, eso vale mas de lo que te imaginas, tranquila Cristy, en menos de que te des cuenta, estarás fuera de aquí, ya lo verás –dijo Nico. Cristy le sonrío.
La tarde pasaba deprisa, en menos que se dieran cuenta, el reloj, marcaba, las cuatro de la tarde, sobretodo para esos dos jóvenes que no dejaban de hablar.
  • Cristy, ¿te has traído el bañador? –preguntó de repente Nicolas.
  • Sí, sí que lo he traído, lo tengo en la mochila.
  • ¿Te apetece un chapuzón?
  • Si, no veo porque no –le respondió su amiga, alegremente.
  • Pues ves aquellas casetas, a cambiarte, yo ya lo tengo puesto, te espero aquí –le dijo, mostrándole el sitio indicado para su cambio, después de su bañador azul marino y blanco.
  • Enseguida vengo, no tardaré –dijo Cristy dirigiéndose al sitio indicado.
  • Tranquila no tengas prisa, tenemos tiempo –dijo Nico, viendo como la joven se alejaba. No tardo en verla llegar con un bañador verdoso.
  • Ya estoy aquí.
  • Perfecto, yo he ido a coger, los materiales de buceo –le explico Nico.
  • ¿Tú buceas? –pregunto sorprendida.
  • Sí es una afición que tengo desde pequeño, tengo dos equipos, si quieres bucear conmigo, ningún problema –le hizo saber Nico.
  • ¿yo bucear? No, no apenas nado, como para bucear, quita, quita –dijo Cristy, negándose.

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