miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cristy; capítulo 7 -2

  • ¿No tiene más móviles para mostrarnos? –preguntó Bibi.
  • Sí claro, si que tengo más, están en la rebotica, enseguida vuelvo –dijo el hombre colándose, por una cortina colorada, desapareciendo. Bibi aprovecho ese momento, para hacer un señal, a Cristy y Barbie, que entraran. Ellas, que ya hacía rato que observaban, no tardaron en entrar por la puerta trasera sin hacer ruido.
  • Bilma, ayúdame abrir el cristal –ordeno Bibi en un murmuro.
  • Claro –dijo Bilma. Las dos se pusieron al otro lado del mostrador, aguantaron el cristal con ambas manos he hicieron, presión para arriba, haciendo que este saliera.
  • Ostia, ¿como lo habéis hecho? –preguntó sorprendida Cristy en voz baja.
  • Nuestra experiencia tenemos ya –le dijo Bibi –venga Barbie, Cristy, coged todos los móviles de dentro, mientras que nosotras aguantamos –les pidió, haciendo un esfuerzo, por aguantar el cristal. Las dos chicas no tardaron en obedecer, utilizando unas bolsas y la cartera de Cristy, para guardarlos.
  • Mirar chicas, tengo estos cuatro… -dijo el dependiente con algunos móviles en sus cajas cogidos entre sus manos, mirando hacia ellos, saliendo de la rebotica -…. ¡He! ¿pero que hacéis? ¡deteneos! –grito viendo como las cuatro muchachas le vaciaban el mostrador.
  • ¡¡Corred!! –grito Bibi, viendo como el hombre iba a por ellas. Las cuatro chicas salieron de la tienda disparatas con las bolsas llenas de móviles en sus manos, y Cristy también tenía su cartera en su espalda, llena de esos teléfonos.
El hombre, no tardo en dar la alarma. Salio rápidamente detrás de las chicas, pero estas ya estaban demasiado lejos, para alcanzarlas.
  • ¡¡LADRONAS!! –sintieron las chicas en un grito.

Varios coches patrullas salieron al recibir la alarma en busca de las jóvenes, que al verlas en el horizonte, pusieron rápidamente las sirenas de los coches yendo detrás de ellas.
  • ¡¡La poli, corred!! –grito Bibi, corriendo al igual que sus compañeras, tanto como les permitían sus piernas.
  • ¿No sería mejor pararnos? –preguntó Cristy sin dejar de correr.
  • ¿Estas loca? –preguntó Bibi, con la respiración acelerada –si nos paramos, tendremos grandes problemas, no ves que hemos robado, una buena cantidad de móviles –¡seguid corriendo, no paréis! –ordeno. Las tres chicas obedecieron sin poner pega ninguna.
  • Pero… nos atraparan… y… aun será…. Peor –dijo Cristy, sin aliento, corriendo. Los coches, las atrapaban.
  • ¡No! Jamás nos han pillado, y tampoco lo harán ahora ¿entendido? –preguntó Bibi, viendo como las tres asentían con la cabeza. A los dos minutos Bibi, miro a su izquierda, y no dudó, en dar un silbido, señalando con la cabeza, un callejón. Las cuatro se metieron en el, escondiéndose, vigilando, lo que pasaba fuera. Pudieron observar, como los coches de policía pasaban de largo velozmente, con las sirenas sonando.
  • Ha ido de poco –dijo Cristy apoyada en la pared dando un fuerte suspiro de alivio.
  • Ya te he dicho que a nosotras, no nos pillan –le dijo Mery guiñándole un ojo, viendo desde su escondite como los coches se alejaban –bien ya podemos salir, no hay peligro –dijo. Todas juntas empezaron a caminar, sin un rumbo fijo.
  • Ha sido divertido –dijo Cristy con una amplia sonrisa.
  • ¿a qué si? –dijo Bibi –al principio siempre te da miedo, pero después te acostumbras y es divertido y todo.
  • Yo tengo hambre –dijo Barbie.
  • Y yo –dijo Bilma.
  • Aquí en la esquina, hay un bar, vayamos a comer algo –dijo Bibi -¿Qué dices Cristy? ¿te apetece comer algo?
  • Sí, tanto correr y nerviosismo me abierto el apetito –dijo Cristy felizmente.
  • Pues va, entremos en este bar –dijo Bibi abriendo la puerta y dejándola abierta, para que entraran sus compañeras.
Una vez dentro, las chicas se sentaron en una mesa de cuatro y pidieron unos cafés con leche y algún bollo. Hablaban y reían felizmente, tomándose lo pedido.
  • bueno vamos a pagar ¿no? –pregunto Cristy, ya levantándose para irse.
  • ¿Pagar dices? –pregunto en un murmuro Bibi –¡que va! Ya que hemos empezado con un delito, vamos a continuar igual ¿no os da morbo? –pregunto con alegría.
  • ¡Ai siiiii muchísimo! –exclamaron exaltadas Barbie y Bilma.
  • Sí, parece peligroso y mola –acabo diciendo Cristy, no muy convencida al principio.
  • Lo ves, como al final te gusta –dijo Bibi, dándole una palmada en la espalda –venga, cuando cuente asta tres salimos, pero recordar con total naturalidad –dijo en voz baja –uno, dos… -contaba –y tres –acabo diciendo, acercándose a la puerta. Un matrimonio mayor también iban a salir. La puerta se abrió por una pareja joven que entraba dentro del bar. <<¡perfecto!>> pensaron las cuatro chicas, comunicándoselo con la mirada. Las chicas se introdujeron entre las dos parejas y disimuladamente salieron del bar.
  • ¡He! ¡Esas chicas se han ido sin pagarme lo pedido! –exclamó el hombre secándose las manos en su delantal, viendo a través del cristal, como las cuatro chicas se alejaban corriendo –¡he deteneos, alto! –grito mientras salía deprisa del bar, en busca de las ladronas. Pero ya cuando salio, las cuatro estaban ya muy lejos.
  • ¿Tiene algún problema? –le pregunto un policía, acercándose a él en su moto.
  • Sí, sí agente, esas cuatro chicas, se han ido, sin pagarme, lo que han tomado –le explico.
  • ¡Otra vez esas chicas! hoy ya se han dedicado a robar un montón de móviles y ahora esto, ¡esta vez no se nos escaparan! –dijo el policía cogiendo su radio –código rojo, las chicas han robado en un bar, se han ido sin pagar.
  • Recibido, ¿tienes idea de donde se encuentran en estos momentos? –sintió el propietario del bar, por megafonía.
  • Están al final de la calle principal, voy a por ellas –dijo el policia.
  • Nosotros también –se sintió por radio.
  • Bloquear todas las calles y callejones, es muy probable que se introduzcan por allí –dijo el policía.
  • De acuerdo corto –dijo el compañero.
  • Bien, no se preocupe, toda la patrulla las esta buscando, le pagaran lo que debe –le informó el policía, con la sirena puesta, a toda velocidad por pillar a las muchachas al igual que sus compañeros.
  • Chicas, ¡nos están volviendo a seguir! –exclamó Bilma, oyendo las sirenas y confirmando la escena.
  • O no, aquel tío se a dado cuenta, ¡corred! –ordeno Bibi nerviosa.
  • Nos pillaran –dijo Cristy –¡nos están alcanzando! –dijo sin dejar de correr mirando a sus compañeras.
  • ¡No, eso nunca! –dijo Bibi –corred mas rápido ¡venga!
Bibi, Barbie, Bilma y Cristy, no dejaban de correr a gran velocidad, ya ni siquiera se giraban a observar la distancia que tenían ellas con los policías. Estaban bien cansadas, pero aun y así no se detenían para nada.
  • Mirar, un callejón, vallamos por aquí –inspiro Bibi. Las tres estuvieron de acuerdo y se entraron sin pensarlo dos veces, a gran velocidad. Su corrida, no duro mucho mas, ya que en cuanto entraron sus caras transformaron en sorpresa, disgusto…. encontraron la desagradable sorpresa de una docena de policías al final de la calle, con sus pistolas en alto.
  • Fin de vuestro trayecto jovencitas, deteneos o disparamos –dijo, el que parecía el jefe, de aquella tripulación. Un hombre bajito, con barriga, poco pelo en su cabeza de color pelirrojo y un bigote del mismo color, vestía, un uniforme y una gorra de color azul marino, al igual que sus compañeros/as.

Ding, dong, el timbre de los Walter sonó por dos veces. Jessica no tardo en abrir viendo a Mery.
  • Oh, hola Mery, que alegría me da verte, pasa, pasa –dijo, invitándola a entrar alegremente.
  • Gracias señora –le agradeció Mery, aceptando la invitación, viendo como Jessica, cerraba la puerta, cuando ella, hubo entrado.
  • ¿En que puedo ayudarte? –le pregunto Jessica.
  • Venía a visitar a Cristy, que esta enferma, ¿Cómo se encuentra? –pregunto Mery preocupada.
  • Cristy enferma ¿dices? –pregunto Jessica sorprendida.
  • Sí, esta mañana la he llamado, para ir juntas a clase, y me ha dicho que tenía mucha fiebre, dolor de cabeza y garganta, no dejaba de toser y estornudar –le explico Mery extrañada de esa respuesta -¿usted no sabia nada? –pregunto.
  • Pues sinceramente no, no sabía nada… -dijo Jessica sin saber que responder –pensaba que estaba en clase…. –Jessica fue interrumpida por el teléfono que empezaba a sonar –un minuto –dijo corriendo a descolgar –si –respondió.
  • Si soy yo –sintió Mery que decía –¿que? Pero ¿por qué? ¡santo dios! –escuchaba, podía observar como la cara de la madre de su amiga, estaba cada vez mas pálida y los ojos como naranjas – ¿pero esta bien? –continuo sintiendo la joven -¿Qué ha hecho? Vale, vale, enseguida voy para allá, si claro, gracias por llamar –pudo ver como colgaba con las manos temblorosas tras esa frase.
  • Señora ¿esta bien? –pregunto asustada Mery al ver el rostro de la mujer – ¿era Cristy? ¿le ha pasado algo?
  • Esta en camisería, no se que ha hecho, no lo entendido bien al agente, estaba muy enfadado, algo de unos móviles y un bar, no se, tengo que ir a por ella, a ver que pasa –explico Jessica nerviosa corriendo de un lado para otro.
  • Mama, ¿Qué pasa? –preguntó George apareciendo en la entrada, tras tanto jaleo.
  • Ostras George ¿Qué hago yo contigo? –pregunto nerviosa Jessica, para si misma.
  • ¿Que a pasado? –pregunto George que se estaba poniendo nervioso.
  • Tengo que ir a buscar a Cristy, esta en camisería –le dijo Jessica, buscando algo en un cajón.
  • ¿en comisaría? –dijo George con los ojos como platos -¿por qué allí? ¿esta bien?
  • Sí, si tranquilo esta bien, al menos eso creo, lo que ha hecho no lo se, tengo que ir allí a informarme y a ver si la puedo sacar –le explico Jessica, cogiendo unas llaves de coche –el problema es ¿qué hago contigo? Solo no te puedes quedar, no se el rato que estaré fuera, y llevarte a una comisaría, no creo que sea lo más correcto, te cansaras enseguida, no se el rato que tendré que estar allí –dijo nerviosa.
  • Señora si usted y george están de acuerdo, yo me puedo quedar con él –interrumpio Mery.
  • ¿De verdad que harías eso? –pregunto Jessica – ¿no te importa?
  • Para nada –dijo Mery con una amplia sonrisa -¿Qué te parece George?
  • ¡Genial, si mama si, déjala que se quede conmigo! –dijo George ilusionado.
  • ¿tus padres estarán de acuerdo? –pregunto Jessica a Mery.
  • Seguro que sí, ahora les llamare –dijo Mery.
  • Oh muchísimas gracias Mery, me has hecho un gran favor –dijo Jessica con una amplia sonrisa – bien me voy, ya os llamare, cielo pórtate bien –le dijo dando un beso a su hijo en la mejilla –si hay algún problema me llevo el móvil –dijo antes de salir por la puerta.

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