lunes, 9 de enero de 2012

Cristy; Capítulo 11-1

Capítulo 11: La desaparición de Mery

J
essica, seguía en una especie de trance, al ver en ese estado a George. Se dio dos palmadas en la cara, reaccionando de repente, acercándose lo mas aprisa que pudo, a su pequeño.
  • George, George, ¿qué a pasado? ¡George! –exclamaba nerviosa, agachándose al lado de su hijo, incorporándole un poco la cabeza –Santo dios, ¡estas ardiendo! ¡estas teniendo convulsiones! Hay que llevarte rápidamente al hospital ¿Dónde esta cristy? Por favor hijo mío, dime, ¿dónde esta tu hermana? ¿qué a pasado aquí? –suplicaba alterada Jessica, notando como por sus mejillas resbalaban lágrimas.
  • Cris…Cristy…. sus amigas… medi… medi…medicamentos… -logro balbucear George, continuando con los ojos en blanco. Después perdió totalmente el conocimiento sin dejar de temblar.
  • Será… ¡se a largado con las chicas esas otra vez, eso que le he amenazado de llevarla a la policía! –dijo repleta de rabia y dolor Jessica. Podía notar como el cuerpo de George no dejaba de temblar –¡¡¡oh George pareces una estufa ardiente!!! ¡hay que llevarte al hospital con urgencia! –exclamo Jessica, limpiándose las lágrimas que no dejaban de cesar en sus mejillas abajo, cogió el teléfono inalámbrico con las manos temblorosas marcando el numero de las ambulancias, pidiendo con urgencia una.
El transporte sanitario, no tardo en llegar llevándose al joven rápidamente para el hospital a toda velocidad y con la sirena puesta. En el trayecto Jessica le sujetaba fuertemente la mano, mientras que sus ojos no dejaban de derramar agua, con su otra mano temblorosa mantenía su móvil llamando a su hija, en el que podía perfectamente escuchar el contestador de voz. La ambulancia llego a toda prisa al hospital, entrando en décimas de segundo a George para dentro, dejando a Jessica, en la sala de espera con gran preocupación y desesperación….
Las horas pasaban y Jessica seguía sentada en esa silla de la sala de espera, sin saber nada de su hijo. Llamo varías veces al móvil de Cristy, pero le salía apagado. La puerta de fuera se abrió entrando por ella Ben, que corrió tan deprisa como pudo junto a su amada, que al verlo llegar, se apresuro a él abrazándose fuertemente, mientras sus lágrimas no dejaban de caer.
  • Jessica, he venido en cuando me has llamado ¿que a pasado? –pregunto Ben, mirándola a sus ojos húmedos.
  • No lo se… yo llame a casa… y nadie me respondía, llame dos veces… nadie me lo cogía… nerviosa fui para allá… Cristy no estaba y George… que horror cuando lo vi allí… allí estirado en el suelo inconsciente… con todo el temblando… ardiendo… los ojos en blanco… -explico Jessica con sus manos temblorosas.
  • Cristy, ¿Dónde esta ahora? –pregunto Ben intrigado.
  • No lo se… le ha he llamado varias veces a su móvil pero me sale apagado -respondió Jessica nerviosa, negando con la cabeza –lo que si que te puedo decir, es que George antes de desmayarse del todo dijo <<Cristy, sus amigas, medicamentos…>> así que deduzco que debe de estar con sus amigas… -acabo diciendo ignorando del todo a Ben la clase de compañía que tenía su hija, mientras los dos se sentaban en una silla, uno al lado del otro.
  • ¿Pero de verdad crees que es capaz de hacer ese gran hecho a su hermano enfermo? –pregunto Ben intrigado, notando como se estaba perdiendo una parte de la película.
  • No lo se… no lo se… -acabo diciendo Jessica, tapándose la cara con sus manos, mientras echaba a llorar desolada. Ben la abrazo fuertemente, intentando animarla.
  • ¿Familiares de George Walter? –pregunto una doctora alta, pelo rubio, ojos marrones, delgada. Llevaba con ella una libreta en el que de vez en cuando fijaba la vista en ella.
  • Nosotros… -dijo nerviosa Jessica, levantándose con ayuda de Ben –¿como esta mi hijo?
  • Esta grave, pero creemos que saldrá adelante, es un chico muy fuerte –le contesto la doctora.
  • ¿Que le a pasado? ¿por qué a enfermado tanto de golpe? –pregunto Ben, intrigado.
  • Bien, George, estaba tomando unos medicamentos contra la gran gripe que pillo, y aparte era asmatico, que también estaba tomando el medicamento correspondiente ¿cierto? –pregunto la doctora en forma de interrogatorio con un rostro bien severo.
  • Sí, sí es verdad –dijo Jessica, intercambiando miradas con Ben sin entender a donde quería llegar la doctora.
  • ¿Con quien estaba su hijo a la hora, en el que se encontró tan mal? En otras palabras… ¿Quién le dio la última toma de medicamentos? –pregunto la doctora.
  • Mi hija mayor… -le contesto Jessica con temor –yo tuve que ir a trabajar con urgencia y ella se cuido de él.
  • Pues que sepa, que su hija, a estado a punto de matar a su hermano –dijo la mujer después de dar un gran suspiro mirando a los dos adultos que había enfrente de ella, que en ese momento tenían cara de perplejos.
  • ¿¿¿Qué??? ¿¿por qué… por qué dice eso?? –pregunto Jessica, sin entender absolutamente nada, con temblor en sus manos.
  • Según los estudios que hemos hecho desde que su hijo esta ingresado, a las diez de la pasada noche le tocaba el sobre, media hora mas tarde, a las diez y media, le tocaba veinte mililitros de jarabe, en otras palabras la cantidad exacta, de la cuchara, que ya venía incorporada en ese medicamento… –explicaba la doctora, mirando de tanto en tanto en la libreta que llevaba en sus manos –pues a las diez no le dieron el sobre, sino el jarabe, y no con la cuchara del medicamento, sino una mucho superior –dijo mirando a Jessica y Ben que se quedaron petrificados.
  • ¿Qué le va a pasar ahora a George? ¿se pondrá… se pondrá bien…ver.. verdad? –pregunto con tartamudeo Jessica.
  • Su hijo, en estos momentos esta en choc, estamos haciendo todo lo posible para que salga, hacia delante, de eso que no le quepa duda, pero de momento esta grave, pero repito creemos, estamos casi seguros que saldrá adelante, sin ninguna secuela –le respondió la doctora –ahora si me disculpan… ya les volveré a dar noticias –dijo alejándose.
  • Jessica, ¿estas bien? –le pregunto Ben, observando como su chica estaba petrificada mirando un punto de la pared.
  • Sabia… sabía que ni eso haría bien… no quería dejarlo con ella… pero no tenía opción –dijo para si Jessica sentándose de nuevo en la silla, sin apartar la vista de ese punto de la pared.
  • ¿qué pasa Jessica? ¿por qué no querías dejar a George con Cristy? ¿hay algo que no me hayas contado? –pregunto Ben sentándose en la silla de al lado sin dejar de coger su mano, mirándola.
  • Pues… -dijo Jessica, mirando los ojos de Ben, dispuesta a explicarle la verdadera actitud de Cristy desde que salía con su nueva cuadrilla.
  • Ostras Jessica, me he quedado sin palabras… -dijo Ben al saber toda la historia –ahora entiendo tu cansancio, preocupación y desespero del día que me invitaste a cenar, buffffff –dijo Ben dando un fuerte suspiro –no se que decir… ¿te a levantado la mano o pegado alguna vez? –pregunto Ben preocupado cogiendo las manos de Jessica, observando sus ojos húmedos.
  • Pegado jamás –respondió Jessica, con sus ojos húmedos, sin soltar el pañuelo de sus manos –levantado la mano, sí, una vez, pero entonces le amenace de ir a la policía entonces, a partir de ese momento se controlo bastante bien –explico con nerviosismo –asta ahora… que a puesto en juego la vida de George –dijo rompiendo a llorar de nuevo tapando su cara con sus manos. Ben la abrazo fuertemente, para consolarla.
  • ¿Por qué no la vuelves a llamar a ver si te lo coge ahora? –le propuso Ben, viendo como esta afirmaba, haciendo la acción pudiendo comprobar como aun lo tenía desconectado.

Las horas pasaban y a Jessica, la angustia le superaba, viendo médicos para arriba y para abajo, nadie se detenía a darles noticias de su hijo. Varias tazas de café bien cargado le fue recibido por parte de Ben, que no se movió de su lado en toda la noche.
  • Bien, ya les puedo informar del estado de George –anunció la doctora, acercándose a esos adultos que esperaban impaciente esa frase.
  • ¿Así doctora? ¿Cómo esta George? –pregunto Jessica, nerviosa, levantándose de su asiento, junto a Ben.
  • Esténse tranquilos, se pondrá bien –contesto la doctora con una sonrisa –la fiebre le ha bajado bastante, con el medicamento adecuado, en un par de días estará perfecto.
  • ¡Oh, que bien! –dijo toda ilusionada notando sus ojos repletos de agua Jessica, que se abrazo sin pensarlo dos veces a Ben, que este mostró un gesto de alegría en su cara –¿nos… nos lo podemos llevar a casa?
  • Espérense, haber como reacciona al medicamento si no hay ningún rechazo, de aquí un par de horas firmaré el alta, y se lo podrán llevar a casa –explico la doctora con una sonrisa.
  • ¡Oh, gracias, muchísimas gracias doctora! –expreso Jessica con alegría –¿podemos verle?
  • Sí eso por supuesto que sí, acompañadme por favor –dijo la doctora, indicándoles que les siguiera. Ambos adultos obedecieron encontrándose a los pocos minutos junto al joven enfermo, en el que el recibimiento fue lleno de besos y abrazos, mientras que en los ojos de su madre, se podía distinguir un gran brillo en sus ojos de gran felicidad.
  • Voy a llamar a Mery, a informarle de lo que te a ocurrido –dijo Jessica, que estaba sentada al lado de la cama de su hijo, marcando el numero en su móvil –ella te quiere como su hermano, estoy segura que agradecerá el detalle que le hayamos avisado –dijo esperando el tono del teléfono, pero en vez de eso, le salio el contestador, en el que no dudo en dejar el mensaje, dejándole tranquila transmitiéndole que ya estaba fuera de peligro…

Minutos mas tarde, Mery volvía a casa, poniendo en marcha su móvil, al ver que tenía un mensaje de voz con el número de Jessica, no tardo en escucharlo, que después nerviosa, quiso llamarla, pero en ese momento su móvil sonó sin pensarlo dos veces, sin mirar quien la reclamaba, descolgó.
  • Hola preciosa –se sintió desde el otro lado del auricular.
  • No, no puede ser… es imposible… -exclamo Mery con los ojos como platos y sus manos temblorosas.
  • ¿No me has olvidado verdad?
  • No, no, no es posible…otra vez ¡no! –dijo Mery dejando ir el móvil, que cayo a plomo en todo el sofá. Llamaron a la puerta, haciendo que la joven se sobresaltara. Con temblor aun en todo su cuerpo, fue abrir cual fue su sorpresa cuando se encontró, a una mujer rellena, los pelos largos, sucios, negros, ojos azules. Al verla quiso cerrar rápidamente la puerta, pero la fuerza de la mujer era mucho superior.
  • ¿Que pasa? ¿no te acuerdas de mi? O ¿es qué no te alegras de verme? –preguntó la mujer acercándose a ella, mientras esta caminaba hacia atrás atemorizada. Choco contra la pared.
  • Tu no deberías estar aquí… ¿Cómo as conseguido encontrarme? –pregunto la joven asustada mirándola fijamente a los ojos.
  • Te he seguido… desde la escuela asta aquí –le respondió la superiora.
  • Pues… pues no deberías estar aquí… -dijo ahora mirando al sofá donde tenía el móvil, ahora a esa mujer, con la respiración acelerada –¿como as conseguido mi teléfono?
  • Tengo mis contactos –dijo la mujer –hace mucho que los hijos de puta de los servicios sociales nos separaron –expreso con rabia –pero he vuelto para siempre, sin que nada ni nadie nos separe –dijo con una sonrisa maliciosa.
  • Eso será si yo quiero… -dijo Mery cogiendo en un movimiento rápido su móvil dispuesta a llamar a la policía.
  • Shtttttt, claro que quieres, como no vas a querer, con el tiempo que hace que no nos vemos –dijo la mujer apoderándose del móvil –hagamos las cosas como es debido, no querrás problemas ya recién llegada –dijo sujetándole fuertemente del brazo obligándola a ir fuera del piso.
  • ¡¡Noooo, yo no quiero ir allí, no, no quiero, suéltame, suéltame!! –gritaba Mery asustada, mientras esa mujer la levantaba dos palmos del suelo.
  • ¡¡Estate quieta!! ¡No me obligues a utilizar ya la fuerza bruta! –gritó la mujer forzando a la chica a ir con ella, pero como esta se resistía saco un pañuelo echando un liquido en él, pasándoselo por la boca y la nariz de Mery dejándola inconsciente. Después la cogió como un saco de patatas y salió del piso como si nada….


Jessica y Ben con George entre sus brazos entraron en la casa. Los tres subieron a la planta de arriba para acostar a George en su cama, para que continuara con su reposo. Jessica investigo toda la casa, pudiendo observar como Cristy aun no había llegado.
  • Aun no a llegado –dijo Jessica entrando en la habitación de George, en el que Ben, le estaba acabando de arropar mejor.
  • Tranquila seguro que esta bien –dijo Ben cogiéndole la mano.
  • No se, como a podido tener el poco valor, la poca cortesía de no quedarse con su hermano con lo mal que estaba, podía haber muerto… podía haber…. –dijo Jessica con rabia y dolor, cerrando su puño con fuerza.
  • Shttt, tranquila, él esta fuera de peligro, solo a sido un gran susto –le animo Ben dándole un fuerte abrazo notando como esta se limpiaba las lágrimas.
  • Mama, ¿Qué pasa? –preguntó George, abriendo con esfuerzo sus ojos viendo tristemente a su madre.
  • Nada cielo, no te preocupes, todo va ir bien –le dijo Jessica acariciándole su pelo rizado, mientras le miraba a los ojos, con una sonrisa forzada en su cara –tu descansa, yo ya estoy aquí, no me voy a mover de tu lado más –dijo dándole un beso en la frente –si nos necesitas, estaremos abajo –le informo apagándole la luz y la puerta de la habitación.
Jessica y Ben bajaron al salón, sentándose en el sofá exhaustos de esa larga noche, que ninguno de los dos, habían pegado ojo, todavía.
  • Que extraño, que todavía Mery no aya llamado, para saber de George, son las dos de la tarde, esa chica, quiere a George como a su hermano, ojala fuera ella no Cristy –dijo Jessica, la última frase, mirando al techo.
  • No digas eso Jessica, sin Cristy tu vida no sería lo mismo, sí que es verdad que ahora esta muy deteriorada, pero estoy seguro que algún día se dará cuenta, de todo el daño que esta haciendo, y todo volverá a ser como antes –le informo Ben, observando como Jessica se levantaba y cogió de una mesita un marco, con una foto, de su marido fallecido, sus hijos y de ella misma, cuando todos, eran tan felices. Se sentó al lado de su amigo, resolgando su cabeza, en el hombro de Ben.
  • Ojala, que tengas razón, todos volvamos a ser tan felices, como en esta foto –dijo acariciando la imagen de su hija, después no pudo evitar fijar la mirada, en la foto de su espeso, y mimándola murmuro para ella –oh, Richard, mira en que se a convertido nuestra hija, por favor, tu desde allí arriba, protégela… protégela y cuídala, quizás eres tu la razón de su comportamiento, al fin de cuentas, no a logrado superar tu muerte –exclamó abrazando la foto, con sus ojos cerrados, dando un fuerte suspiro.

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