domingo, 12 de febrero de 2012

Cristy; Capítulo 24 -1

Capítulo 24: El secuestro


L
a vida de Cristy transcurría con normalidad ignorando por completo, al igual que su familia, la venganza de sus rivales. La joven se ponía al día en sus estudios en lo que lo demás se refería en su vida, cuidaba de Pichi, que cada día hablaba más, depende como, problemas tenían para que callará, pero eso no les molestaba a ninguno de los miembros de la familia, al contrario, aun mas observando, la felicidad, el cuidado y la preocupación que mostraba Cristy para que el animal estuviera bien. Mal le sabía a veces dejarle solo, cuando ella tenía que marchar a estudiar, y su familia a sus labores, pero poco a poco se iba acostumbrando. Esa ocupación también le era de gran ayuda, cuando le entraba el bajón. Ya no pensaba en las drogas, esas visitas que tenía de vez en cuando con el centro de antidrogo pendencia le habían hecho acabar con ellas. Aun y así, extrañaba mucho a Nico, aunque con su familia y Mery estaban a la perfección a veces la nostalgia le superaba, y llamaba rápidamente a su fiel amigo y se pasaban un buen rato hablando. Al igual que Alan, que a menudo también la llamaba para saber de su “secretaria” ella se alegraba muchísimo.
Una tarde de viernes, la campana de salida sonó, indicando que las cinco de la tarde llegaron, y que se les presentaba un fin de semana por delante, cuarenta y ocho horas, para hacer lo que les apeteciera, aprovechando que de tareas no tenían muchas a causa que las vacaciones de verano estaban cerca, y los profesores, se tomaban en serio, lo de dejarles descansar. A menudo Cristy se había encontrado a las tres B, después de ese encuentro, nada favorable para ellas, pero ninguna decía nada a ninguna, cosa que Cristy agradecía por ella y también por Mery. Pero esa tarde del viernes ocurrió algo extraño y distinto… ya el ambiente lo anunciaba, estaba todo demasiado tranquilo para ser un viernes, al pie de unas vacaciones, y el clima estaba oscuro pese ser las cinco de la tarde, una buena tormenta se avecinaba, aunque Cristy no sabía asta que punto….
  • ya estoy aquí Cristy, cuando quieras nos vamos –anuncio Mery entrando en la clase de su amiga.
  • Sí, si ya nos podemos ir, ya estoy preparada –le recordó Cristy –que hoy no hay autocar, tenemos que irnos a pie.
Empezaron a salir de las tierras del centro, sin dejar de andar hablando tranquilamente entre ellas. Cuando de repente Cristy, se paró en seco.
  • ¡Ostras no! me he dejado el libro de historia en el cajón, y lo necesito para pasar unos apuntes –exclamo, retrocediendo junto a Mery asta la entrada –espérame aquí Mery.
  • No tardes, que parece que quiere llover –le informó Mery observando aquel cielo tan negro, sintiendo en ese momento como unos truenos se acercaban –mejor dicho una tormenta se acerca –rectificó.
  • ¡No tardo, te lo prometo! –le aseguró Cristy, echando a correr dentro de aquel centro. Poca claridad había, ya que la tormenta hacía que la electricidad no fuera nada fiable, por los cristales de los pasillos, observaba como soplaba un fuerte viento, haciendo resonar esos ventanales. Sus piernas aceleraron el ritmo cogiendo el libro correspondiente, en el momento que todos los focos de la clase se encendían, poco duró esa acción ya que al momento la clase quedó a oscuras de nuevo. Cristy con el libro en sus brazos hecho a correr, aquel paisaje tan oscuro le parecía tenebroso, lo único que deseaba era ajuntarse con su amiga, pero parecía que todo lo tenía en contra ese día. Se encontró de frente a Bibi, Barbie, Bilma y Lilian, que la rodearon.
  • Hombre Cristy que agradable sorpresa –dijo Bibi, con una sonrisa maliciosa, mirando a sus tres compañeras que no dejaban de reír con una risa indicando que el horror estaba a punto de llegar.
  • Mirar no tengo tiempo de perder los minutos con vosotras, se acerca mal tiempo y tengo que volver a casa –dijo Cristy ignorando sus caras, con intención de pasar, pero el cuerpo de sus rivales se lo impedían.
  • Mira Cristy estamos muy furiosas contigo ¿sabes? Por tu culpa, tuvimos que pasar tres días en el calabozo –le explico furiosa Bibi, mirándola con mirada sádica, sin dejar de caminar hacía ella, dándole empujones, como sus compañeras.
  • Yo no tuve la culpa, las responsables fuisteis vosotras por traer la droga, a clase, así que no me vengáis con tonterías, ya os lo teníais bien recibido pasar allí unas noches, ¡dejarme pasar si no queréis que me cabree! –acabó amenazando Cristy furiosa.
  • ¡Oh Cristy, mira como temblamos! –exclamó Bibi con burla, viendo como sus compañeras emitían sus muecas –aquí las reglas la formamos nosotros –dijo sacando cada una navaja, mostrándosela a Cristy. La amenazada no pudo más que levantar los brazos asustada.
  • Chicas, no hagáis ninguna tontería, no os metáis en mas líos de los que tenéis ya –dijo asustada Cristy. Disimuladamente cogió su móvil del bolsillo, dispuesta a pedir ayuda, cuando alguien detrás de ella, se lo rebato por el aire, era Veneno, y con él, estaba Serpiente –veneno ayúdame, tienes que hacerles entrar en razón –suplico asustada Cristy.
  • Lo siento muñeca, yo estoy en su mismo barco, me han recompensado muy bien –le contesto Veneno.
  • Ya ves Cristy, estas sola jajaja –reía Bibi, igual que Barbie, Bilma y Lilian, mientras que un gran trueno se hacía sentir, alumbrando el cuerpo atemorizado de Cristy –ya nos puedes seguir si no quieres que alguna de estas navajas te traspasé el pecho.
  • ¡¡Ni hablar!! ¡¡no pienso ir con vosotras!! ¡¡Por mucho que me maltratéis no lo aré!! ¡¡¡ya me podéis matar si queréis, la que perderéis seréis vosotras!!! –se defendió Cristy con seguridad.
  • Pues tu lo as querido –acabo diciendo Bibi, haciendo un gesto a Veneno y Serpiente, Cristy se giró, pudiendo ver algo largo y puntiagudo se le acercaba, por mucho que intento reaccionar, ese material fue mas rápido y le dio en toda su cara, dejándola inconsciente, tirada en el suelo –bien, cogerla, y larguémonos de aquí, antes que alguien nos descubra.
Entre Veneno y Serpiente metieron a Cristy inconsciente dentro de un saco, y entre los dos la llevaban, corriendo junto a sus compañeras, para salir lo mas rápido posible, del lugar de los hechos...
Fuera, en el exterior, junto a la puerta de entrada aun estaba esperando Mery, notando como la lluvia empezaba a caer, de tanto algún rayo y trueno se hacían notar.
  • Donde se ha metido Cristy, esta empezando a llover, pedazo gotarrones, que están cayendo –dijo Mery, con sus libros de capucha, empezando a correr hacía bajo un toldo, de una tienda – ¿como puede ser que tarde tanto? –pregunto para si, preocupada –voy a por ella –dijo decidida, corriendo adentrándose de nuevo en el instituto. Preocupada y al mismo tiempo asustada por ese clima tan desastroso, que la estaba alcanzando, se recorrió el pasillo hasta llegar, a la clase de su amiga, donde la encontró, oscura y solitaria, como el resto del edificio, sin indicio de vivencia por ningún lado. Mery llamó al móvil de la joven, sin obtener respuesta ninguna, por muchos tonos que accedían –Cristy, por favor cógelo –decía para si, cada vez mas nerviosa y intranquila.
  • Mery, ¿puedo saber que hace aun en el centro? –pregunto la directora, parando enfrente de ella –yo de usted volvería a casa que con este tiempo, su familia debe de estar sufriendo.
  • Directora, ¿ha visto a Cristy?... me a dicho que entraba a buscar un libro… de eso ya hace veinte minutos… y aun no a salido… la he llamado al móvil… no contesta… tampoco esta aquí… le buscado por todos lados… -explico deprisa Mery, sin poder disimular la gran angustia y nerviosismo que le adueñaba.
  • Tranquilícese Mery por favor, no, no la he visto, pero quizás haya salido por la puerta trasera, y se haya despistado, seguramente ahora debe de estar en su casa, no se preocupe, seguro que esta bien –le dijo la directora, con una mano en el hombro de la joven, mostrándole una sonrisa.
  • No se directora… que no coja el teléfono, no es normal –le hizo saber Mery con angustia.
  • Fíjese en el tiempo que hace, no me extrañaría, que no haya recibido la llamada –le hizo saber su superiora, mirando a través de los cristales.
  • Quizás tenga razón –acabo diciendo Mery no muy convencida –volveré a casa quizás este allí.
  • Bien hecho claro que sí, seguro que esta allí, preocupada por usted –le dijo la directora.
  • ¡Pues voy para allá corriendo! –exclamó nerviosa Mery, echando a correr.
  • ¡Vaya con cuidado sobretodo! –sintió por parte de su superiora.
  • ¡Lo haré gracias! –expreso Mery, sin dejar de correr dirección a su casa.
  • ¡Oh Mery! ¡gracias a dios que habéis vuelto! Estaba muy preocupada con este clima por vosotras –les hizo saber Jessica, aliviada al ver a la joven.
  • ¿Ha llegado Cristy? –fue lo primero que pregunto Mery sin contestar a las preocupaciones de Jessica.
  • ¿Cristy dices? ¿no esta contigo? ¿no veníais juntas? –pregunto Jessica sin entender nada, al mismo tiempo con gran precaución. Mery, suspiro profundamente, sentándose en el sofá, aumentando su precaución –Mery ¿Qué esta pasando? –Mery le contó todo lo ocurrido – ¿donde esta Cristy entonces con esta fuerte tormenta que esta cayendo? –pregunto cogiendo su móvil marcando el número de su hija, saliéndole <<teléfono desconectado>> -¡otra vez no por favor, que no se repita la historia de nuevo! –suplicó para sí Jessica.
  • Esta vez, no se… antes cuando le he llamado, tenía el móvil encendido, aunque no me lo a cogido, y ahora apagado, no se, tengo la impresión que Cristy no es la culpable, que esta actuando en contra de su voluntad –dijo lentamente Mery, viendo como Jessica, se llevaba las manos a la boca asustada –no quiero asustarse… solo es un extraño presentimiento que tengo –rectifico la joven. La puerta de la casa se abrió. Las dos miraron esperanzadoras, de que fuera la esperada, pero no, eran George y Ben, algo mojados. Jessica y Mery les explicaron lo sucedido. No pudieron hacer más que entre los cuatro coger angustia y desesperación. Querían llamar a la policía, pero Cristy era mayor de edad y sin pasar más de cuarenta y ocho horas, la policía no empezaría actuar……

Los ojos de Cristy se abrieron muy lentamente, encontrándose bastante aturdida, frente a una habitación verdosa, en el que no la había visto antes, sus muñecas estaban atadas a un poste tras ella, y su boca amordazada. Poco a poco le venían las últimas imágenes, antes de encontrarse en aquel lugar, recordaba aquel golpe, con una forma puntiaguda, entendía ese dolor de cabeza, que le dominaba. Intento moverse, pero la atadura de sus manos, era algo superior, intento gritar, pero su boca también estaba amordazada, izo algunos movimientos, moviendo el poste, pero no logró gran cosa. No pudo evitar abrir como platos los ojos, al escuchar como pasos se acercaban, subiendo escalones. La puerta se abrió de un portazo, viendo como entraban por ella, las tres B, Lilian, Veneno y Serpiente.
  • Mirar… mirar… la bella durmiente a despertado –dijo Bibi con burla, produciendo carcajada en todos sus acompañantes, observando como Cristy les observaba con rabia intentando vocalizar algo.
  • Mirar, mirar como intenta hablar, seremos buenos te quitaremos la mordaza de la boca –dijo Serpiente, agachándose a su lado para sacarle el pañuelo que le rodeaba los dientes –di preciosa.
  • ¡Hijos de perra, cabrones, soltarme, os arrepentiréis de esto! –no pudo decir mas que empezar a insultar Cristy.
  • Mirar, la niñita se cabrea –dijo Bibi, sintiendo como sus compañeras se echaban a reír, ante el tono de burla de su amiga.
  • Porque me hacéis esto ¿eh? Os meteréis en un buen lió ¿es que no os dais cuenta? –dijo Cristy algo mas tranquila.
  • Te queremos ver sufrir Cristy, queremos maltratarte y humillarte, como hiciste tu con nosotras, en el instituto el otro día, y te haremos saber lo mal que nos lo hicieron pasar en prisión –le amenazó Bibi.
  • ¡Yo no hice nada! ¡Yo solo me defendí, el lío os lo metisteis vosotras solas, llevando la droga! –les aclaró Cristy con rabia.
  • ¡Cállate! –grito Bibi dándole una sonora bofetada, dejando a Cristy con la cabeza baja, intentando disimular el dolor que le producía físicamente, notando como las cuerdas de las muñecas, se forzaban mas, produciéndole gran dolor –aquí los únicos que tenemos derecho hablar somos nosotros, nosotros tenemos el mando ¡a ver si te enteras!
  • Si no quieres que tu preciosa familia sufra claro esta –dijo disimuladamente Barbie.
  • ¡Eso lo decís para asustarme, realmente no sabéis donde vivo!
  • Calle Privet número nueve… –dijo disimuladamente Bilma.
  • Pero… pero ¿como lo sabéis? Que yo recuerde nunca nombre mi dirección, ni os llevé a mi casa –dijo muy sorprendida Cristy, haciendo grandes esfuerzos por hacer memoria. Una carcajada salió de las bocas de sus seis secuestradores.
  • Estos últimos días te hemos seguido Cristy –dijo Lilian, como si fuera lo mas normal del mundo.
  • Así es y también os hemos fotografiado a escondidas –dijo Barbie lanzándole a su vera, una fotografía de George durmiendo.
  • Al igual que nosotros –dijeron Veneno y serpiente a coro con una gran sonrisa picara, alcanzándole con una patada una foto de Jessica y Mery duchándose –tienes una madre y una hermana, con un cuerpo tremendo –dijo lamiéndose los labios, tocando los cuerpos de sus cuatro chicas con delirio al recordar tal escena.
  • ¡¡Desgraciados!! ¡¡hijos de perra!! ¡¡Como les hagáis algo, como les toquéis un solo pelo de la cabeza aunque me tenga que pasar el resto de mi vida entre rejas, me las pagaréis!! –grito con furia Cristy. Otra gran bofetada aterró en su otra mejilla.
  • ¡¡¡Calla gran zorra!!! –grito con gran furia Bibi, sacando su navaja del bolsillo, situando la punta en el cuello de Cristy – ¡si no quieres que te matemos antes de hora!
  • ¡¡¡Socorro!!! ¡¡¡socorro!!! ¡¡¡que alguien me ayude!!! –grito con todas sus fuerzas Cristy aterrorizada, con lágrimas que le resbalaban una detrás de otra por sus mejillas, haciendo todo lo posible por desatarse las manos. Se volvió a sentir una carcajada por parte de todos los presentes.
  • Ya puedes gritar todo lo que quieras, estamos solos, nadie te va a oír –dijo Veneno –aun mas del sótano de la nave, aquí si que no se siente nada de nada.
  • Pero si te quieres destrozar tus cuerdas vocales adelante, nadie te lo impide –dijo Serpiente como si de nada se tratará, dándole la espalda saliendo por la puerta, al igual que los demás.
  • ¡Que pases buen infierno de noche! –dijo rodeada de grandes carcajadas Bibi, dejándola a oscuras, y encerrada. Cristy se quedo sola he impotente, ante la rabia y la desesperación que le adueñaba soltó un fuerte <<¡¡¡NO!!!>> he hincho a llorar…

Eran las ocho de la mañana cuando Jessica, despertó estirada en el sofá, con una manta tapándola asta la cabeza, cosa que ella no recordaba, haberlo hecho, del aire, llegaba un aroma de café recién hecho, Jessica, medio adormilada todavía, se incorporó en el sofá, pensando que Mery era la causante de ese buen aroma, y de permanecer ella arropada, al despertar, pero estaba equivocada, ya que vio como Ben, salía de la cocina acercándose a ella, con una bandeja en sus manos, donde contenía una tetera de café recién hecho, una taza de cristal, un plato del mismo tacto con cuatro bollos.
  • Oh Ben eres tu, pensé que Mery había hecho todo esto –dijo Jessica, abrazándose a su chico con conford.
  • No, los chicos se han ido ya hace rato a clase, no querían ir, pero les he obligado, no es bueno que estén en casa encerrados en la situación que estamos, tienen que distraerse he intentar no pensar –le explico Ben abrazándose a ella, dándole un suave beso en la frente –yo he venido a las seis de la mañana, estaba inquieto por Cristy, y tenía que estar a vuestro lado, no te he avisado, porque dormías tan bien, ya me a dicho Mery, que apenas habías dormido esta noche.
  • ¡Cristy! –exclamo de un salto Jessica, subiendo a la planta de arriba, escopeteada a la habitación de su hija –no ha vuelto… -dijo con tristeza bajando de nuevo los escalones, arrastrando los pies, con los hombros caídos, cayendo al lado de Ben.
  • Lo se, los chicos y yo hemos estado esperando algún rastro de ella, pero nada de nada –le dijo negando con la cabeza con lamentación.
  • Voy a prepararme, tengo que denunciar su desaparición, esto no es normal –dijo nerviosa Jessica, poniéndose en pie.
  • No quiero desesperarte mas Jessica, te entiendo perfectamente, pero es mayor de edad, y aun no han pasado ni veinticuatro horas, aparte de los expedientes que tiene ya en prisión, no creo que hagan nada aun –le advirtió Ben.
  • MI hija puede estar en grave peligro y ¿pretendes que no haga nada? –le pregunto con nerviosismo y incredulidad Jessica.
  • No claro que no –fue la respuesta del hombre, que encontraba que tenía ella toda la razón -hoy tengo el día libre, te acompaño, yo también estoy preocupado por Cristy, y pienso igual que vosotros, que no esta desaparecida, por voluntad propia.
No tardaron en aparcar delante de camisería, la misma, en el que Cristy pasó toda una noche. Angustiados, Jessica y Ben no tardaron en entrar, acercándose al mostrador, delante de ellos había un agente, de espaldas, en el que su rostro a Jessica le sonaba familiar… él era de estructura fuerte, pelo castaño.
  • perdone –pidió nerviosa, el hombre se giró, y ahí fue, cuando le reconoció, era el mismo agente, que la atendió cuando Cristy estuvo en carcelada.
  • ¿En que puedo ayudarle…? –preguntó el hombre, con la mirada fija en unos documentos que tenía en sus manos –hombre, si es usted –dijo al levantar la vista y ver a Jessica – ¿que tal está? ¿en que puedo ayudarla? –prosiguió estrechándole la mano.
  • Me tienen que ayudar por favor, mi hija a desaparecido, puede estar en peligro, ¡tienen que encontrarla!
  • Un momento señora, que hay que rellenar unos documentos –le indico el hombre, cogiéndolos y un bolígrafo, desde fuera del mostrador –bien, tranquilícese, contésteme las siguientes preguntas: ¿Qué edad tiene su hija?
  • Veinte años –respondió Jessica, viendo como el agente lo apuntaba en el documento.
  • ¿Desde cuando esta desaparecida? –prosiguió el agente.
  • Desde ayer a las cinco de la tarde –fue la respuesta de esa madre, que notaba como la mano de Ben, apretaba con fuerza su hombro, para transmitirle tranquilidad.
  • ¿Como se llama su hija?
  • Cristy Walter –contesto Jessica, viendo como ese hombre que tenía enfrente de ella, se la quedo mirando perplejo un momento, a continuación se levantó de su asiento, cogiendo otro historial, en el que Jessica pudo ver perfectamente, en la portada, una etiqueta con el nombre de su hija.
  • Bien señora ya hemos acabado –dijo el agente, saliendo del mostrador, estrechando la mano de Jessica.
  • ¿Que harán para encontrarla? –quiso saber Ben, viendo la prisa de esos agentes, nada convencido.
  • Verán… No podemos buscar a una mayor de edad, asta que no hayan pasado mas de veinticuatro horas de su desaparición.
  • ¡Pero por ese entonces ya puede ser demasiado tarde! –exclamó Jessica nerviosa – ¡mi hija puede estar muerta!
  • ¿Que le hace pensar eso señora? Su hija ya estado encarcelada, por robo, ¿qué no le hace pensar, que esta en su propio mundo sin importarle que hay gente que se preocupa por ella?
  • Porque a cambiado, si que en el pasado ha hecho mucho daño pero ¿Quién no lo a hecho en la adolescencia? Ahora ya esta recuperada, y se que esta en peligro, lo presiento, me tienen que ayudar.
  • Lo siento, pero no podemos hacer nada, asta pasado mas de cuarenta y ocho horas, venga mas tarde y veremos lo que podemos hacer –fue la respuesta de el policía, dispuesto alejarse.
  • Pero ¿qué no me ha escuchado? ¡mi hija puede estar en peligro, y esperar mas puede ser demasiado tarde! –insistió Jessica cogiéndole fuertemente del brazo.
  • Lo siento, no podemos hacer mas por el momento –dijo el agente, mirándola a los ojos, después de ver como sujetaba su brazo.
  • Vamos cariño –intervino Ben, sin quitar la vista al agente, con sus manos, en los hombros de Jessica.
  • ¡Pero puede morir! –se resignaba a irse Jessica.
  • No lo permitiremos, ya encontraremos una solución a tiempo, te lo prometo –dijo Ben, mirándola a los ojos, transmitiéndole sinceridad de sus palabras. Después le dio un fuerte y calido abrazo. A continuación ambos regresaron a casa, decepcionados por el trato de camisería. Para ellos, si en un tiempo habías hecho maldades, eras diablo para siempre, y no te ayudarían por nada del mundo.

La puerta de aquel sótano se abrió, al igual que la luz fue dada, Cristy miró a sus seis secuestradores con rabia he desprecio.
  • Buenos días Cristy, ¿as descansado bien? –pregunto Bibi en forma de burla.
  • Eso si ha descansado si ha dormido algo, porque eran las cuatro de la mañana, y aun intentaba escapar –dijo Lilian.
  • Si que es verdad, nosotras también la oímos –afirmaron Bima y Barbie.
  • Es un hueso duro de roer por lo que veo –dijo Serpiente.
  • Pero nosotros somos más –le dijo decidida Bibi –si no le entra en esa cabezota que tiene, peor para ella –le dijo, mandándole una mirada asesina a su rehén.
  • Chicas aun estáis a tiempo, os prometo, que no os pondré denuncia pero por favor, me habéis hecho sufrir mucho, dejarme libre ya –suplicó Cristy.
  • Aun no as pasado ni un cuarto de lo que sufrimos por tu culpa en prisión, ni el broncazo de la directora –le amenazó Bibi –prepárate Cristy, porque tu sufrimiento acaba de empezar.
  • Esta bien… esta bien, de acuerdo, me lo tengo merecido, pero no le hagáis nada a mi familia por favor –acabo diciendo Cristy.
  • Eso tu no lo decides, depende de nosotras de cómo nos plazca –dijo Bibi, como si fuera lo mas gracioso y divertido del mundo.
  • ¡Por favor, es a mi que me queréis, ya me tenéis, a vuestra merced, dejad a mi familia al margen! –suplico la joven atemorizada.
  • ¿Estas sorda o que zorra? –exclamo Bibi, dándole una patada en la espinilla a Cristy. Esta soltó un fuerte grito de dolor a continuación bajo la cabeza, sin poder evitar que lágrimas le resbalarán por sus mejillas –aquí las reglas las formamos nosotros ¡tu no!
  • Tenéis razón, perdonad, tengo hambre, ¿podría comer algo por favor? –preguntó Cristy.
  • Sí, enseguida te lo subo –dijo al momento Bibi sin ninguna intención de discusión. A Cristy le extraño tanto convencimiento, pero al mismo tiempo, lo agradeció, observando, como los otros cinco, se quedaban con ella, sin quitarle el ojo de encima –ya estoy aquí –dijo, trayendo con ella, un baso de agua, y un par de pastillas.
  • ¿Qué es esto? –pregunto Cristy con los ojos como platos imaginándose la respuesta de esas pastillas.
  • Es tu almuerzo, droga de cabello, ¿recuerdas la que nos trajo Veneno el día del accidente? –le preguntó Bibi, arrodillándose a su lado, para hacérsela tomar.
  • ¡¡¡No me pienso tomar eso!!! –exclamó Cristy nerviosa.
  • ¡¡¡¡Cállate!!!! –grito Bibi, cogiéndole fuertemente los pelos, haciendo que esta se estrujara de dolor, intentando hacerle meter la pastilla a la fuerza, cosa que le era complicado, ya que Cristy, se negaba abrir la boca, cerrando fuertemente los ojos también –¡abre la boca maldita zorra! –exclamó con esfuerzo. De mientras disimuladamente, serpiente cogió un látigo que había a un lado de la sala, y sin preavisó le dio un fuerte latigazo en toda la espalda a Cristy, haciendo que esta abriera rápidamente, tras un gran grito estridente de dolor –gracias Serpiente –agradeció con alegría Bibi, metiéndole la pastilla dentro de la boca, viendo como la victima les miraba con odio, manteniendo la droga en su boca, sin tragársela –¡venga trágatela! –le gritaba. Cristy no se inmutaba, su mirada seguía siendo de puro odio, sin intención de tragársela –¡va, no tenemos todo el día!
  • ¿¿¿O te hace falta otro latigazo??? –pregunto enfadado Serpiente cogiendo el largo palo. Cristy hecho una mirada de fuego a todos los presentes, después les dio la espalda, volviéndoles a dar la cara, a los pocos segundos, dando un gran escupitajo en la cara de Bibi, mandando la pastilla entera redolando por el suelo, asta meterse debajo de un armario –¡maldita zorra! ¡te vas a enterar! –grito, levantando el largo palo.
  • No, espera Serpiente, tengo una idea mejor –intervino Veneno –ya que ella no colabora con latigazos y sufrimiento, nos suplica que no metamos a su familia…
  • ¿Le haremos sufrir a ellos verdad? –preguntó con alegría Bilma.
  • Exacto, les haremos sufrir a ellos –le confirmo Veneno, afirmando con la cabeza.
  • ¡¡¡Noooooo dejad a ellos aparte!!! –exclamó Cristy muy nerviosa, sin dejar de moverse, intentando liberarse.
  • ¡¡Cierra la boca!! –grito Serpiente, viendo como Cristy se estremecía de temor.

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