miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cristy; Capítulo 10-1

Capitulo 10: George está enfermo
S
us pelos rizados estaban empapados en sudor, esta también se hacía notar por su frente y mejillas. El termómetro tenía puesto en su brazo derecho, con la temperatura subiendo cada vez mas. Mantenía sus ojos medio cerrados a causa del esfuerzo y el agotamiento que tenía acostado en el sofá, con una manta echada por encima, apenas podía hablar sino era por delirio, he incluso la respiración le costaba hacer su curso. Hacía dos días que el médico había salido de casa de Jessica y familia, para visitar a George que permanecía en cama, con un buen gripazo. Aparte el pequeño era asmático que eso aun producía que este se sintiera más mal. Un jarabe y unos sobres le receto recordándoles con total seriedad << ¡no dejarse ni una sola toma!>> así Jessica obedecía sin ningún solo olvido, no se separaba de su lado ni un solo instante. Había pedido permiso en la empresa donde trabajaba para cogerse unos días libres para encargarse de su hijo cosa, que se lo habían concedido sin ningún problema. Esta permanecía las veinticuatro horas del día pendiente al estado y recuperación de su pequeño, que pese que habían pasado cuarenta y ocho desde que le recetaron su perspectiva cura, no notaba ninguna mejora al contrario podía observar como George iba a peor.
Jessica llevaba mas leve, el comportamiento pasota, rebelde de Cristy. La madre claro que sufría por su hija, muchísimo mas de lo que ella, hubiera deseado visto, que su hija, no se lo merecía para nada, y desde el hecho que llego tan tarde y en ese estado el día de la cena con Ben pues realizo esa dolorosa decisión no sufrir mas por su hija, pero por mas que lo intentaba, no lo lograba, no lograba eliminar esas horas de insomnio, nerviosismo y intranquilidad, asta que sentía la puerta indicando que Cristy llegaba a casa. Depende como por eso, no era suficiente ese retorno y esta, tenía que levantarse para observar en que estado volvía, por si se volvía a desfallecerse, poderla acudir, pero eso si, lo hacía sin que la observada se diera cuenta, no quería darle la sensación de que pensara que se preocupaba por esta, que por mucho que intentaba evitarlo no lo lograba, era el sufrimiento maternal y eso era algo, que ella no podía cambiar. Desde que George estaba enfermo, había logrado que parte de esa preocupación por Cristy fuera substituida para el joven de diez años, eso era algo que Jessica, no se arrepentía, ya que esta continuaba con el mismo carácter mal criado que desde que se ajunto con la pandilla de las tres B.
Una noche Cristy estaba ausente en su habitación, con la música de maquina a todo volumen, pegando saltos con su larga melena de un color liloso suelta dejándole unos pelos en medio de la cara, cantando para si, esas canciones que sonaban haciendo ver que tocaba una guitarra invisible sin enterarse de lo que ocurría a su alrededor. De repente la fuerte música, fue apagada, haciéndose sentir el gran canto de la joven adolescente.
  • Pero ¿¿Qué haces?? –preguntó alterada, viendo que su madre cogía de su cama una bandeja con cubiertos, alimentos y un jarabe dispuesta a salir de la habitación.
  • Ya veo, que actuar de esta forma, es tu único lenguaje –le respondió Jessica sin mirarla para nada.
  • ¿¿Quién demonios te ha mandado a ti apagar mi compact disc?? –pregunto cada vez mas mal humorada Cristy, mirando con muy mala cara como su madre, no se detenía –es mas… ¿¿¿Quién te ha ordenado a entrar en mi habitación???
  • Contestándote a la primera pregunta, nadie, nadie me a ordenado apagar tu compact disc –contestó Jessica toda tranquila mirando a Cristy –lo he apagado, porque te he llamado varias veces y tu no me as escuchado o pasabas de mi cara también es posible, y igualmente lo tenias a todo volumen tu hermano esta enfermo ¿recuerdas? Necesita descansar y con ese ruido estridente le es del todo imposible. Respondiéndote a la segunda pregunta, nadie me ha ordenado que entrara en tu habitación pero como pegando gritos no me hacías ni el más mínimo caso, pues entrado por mi cuenta ¿te ha quedado claro?
  • ¿Como te atreves hablarme así hija de tu madre? –le pregunto Cristy cada vez mas furiosa, acercándose a Jessica a grandes zancadas levantando su mano, dispuesta a pegar a su superiora. Su rival, tuvo muy buenos reflejos parando con su mano, esa gran mano, que iba directamente a su cara.
  • No te atrevas a pegarme Cristy –dijo Jessica con rabia en su voz, pero al mismo tiempo con tranquilidad mirándola a los ojos –es más ni se te ocurra volverme a levantarme la mano, porque te juro por tu padre, que Diós lo tenga en su gloria, que te denuncio a la policía que bien seguro que ya tiene un buen expediente de ti.
  • No serás capaz –dijo Cristy también con rabia, mirando fijamente a Jessica.
  • No me pongas a prueba Cristy, no me pongas a prueba –le contesto Jessica. A continuación con la bandeja en sus manos, salio de la habitación, notando como unos afilados cuchillos, le atravesaban el corazón dejándole fuertes heridas abandonando a este en mil trocitos, al tener que comportarse de esa forma tan cruel con su propia pequeña.

Los días seguían pasando, sin ninguna mejora evidente en George. Por mas que Jessica llamaba al medico de este, no le decía mas que <<paciencia, necesita mas tiempo para notar mejora>> pero para Jessica, eso no era suficiente, cada día que pasaba mas angustiada y preocupada estaba. Ella seguía sin ir al trabajo, sin separarse de su hijo. Ben a menudo venía ignorando las miradas desafiantes de Cristy, tenia claro que no le caía nada bien a la hija de su chica. Venía para ver el estado de George, y animar a su madre, que estaba bastante desanimada. Él le había hecho su propio diagnostico, coincidiendo con el médico que le había visitado anteriormente, pero lo que no podía entender, es como que todavía no había ningún síntoma de mejora. Varias veces, habían llevado al pequeño al hospital, donde le llevaban de sala en sala sometiéndole a todo tipo de pruebas, sin encontrarle nada mas que un buen gripazo, la única respuesta que sentían al preguntarles a los expertos: << ¿el por qué, le cuesta tanto recuperarse?>> era <<cada persona es un mundo, algunos les cuesta mas y otros menos, y a George le cuesta, seguramente el ser asmático le perjudica y hace que esa recuperación sea tan lenta>> A Jessica no le quedo otra opcion que confiar y creer en ese dicho, y a medida que pasaba los dias podía observar que tenían razón…. Dos semanas mas tarde George, empezaba a reponerse, eso si, muy lentamente, con fiebre todavía, pero se iba recuperando cosa que tranquilizaba a Jessica, haciendo que la preocupación por Cristy volviera a su curso, cuando llegaba tan tarde en ese estado tan penoso. Todo el mundo estaba muy contento por la lenta recuperación de George, todo el mundo, incluso Mery iba o llamaba casi a diario, para saber de la salud de su amigo…. menos Cristy, ella vivía en su mundo agresivo, de donde hubiera alcohol, que se quitara lo demas…. Jessica lo lamentaba muchísimo porque George adoraba a su hermana pese ese comportamiento egoísta y rebelde despreocupadota para todos, menos para si misma, Bibi, Barbie y Bilma.

Una noche, George, aun tenía fiebre y estaba muy débil, pero aun y así, ya tenía fuerzas para sonreír, cansado de estar en cama, se encontraba estirado en el sofá con una manta, hechada sobre de él, mirando la televisión. Jessica se encontraba preparando la cena, mientras que la hermana del enfermo estaba en su habitación con la música no muy alta puesta, observando como su madre, ya no se andaba con chiquitas, o se comportaba, o ella misma se encargaba de hacerla volver a la carcel. El telefono del salón sonó, Jessica, después de limpiarse las manos fue atenderlo.
  • ¿si? Jessica al habla
  • Hola Jessica, buenas noches, soy tu jefe Peterson –dijo el receptor.
  • Hola buenas noches, señor Peterson –saludo Jessica sorprendida -¿a qué es debido su llamada? ¿puedo ayudarle en algo?
  • ¿Como se encuentra su hijo?
  • Aun tiene fiebre, pero por suerte esta mejor, gracias por preguntar –le agradeció Jessica con una sonrisa.
  • Es que vera, lamento comunicarle, que necesitamos que venga a la oficina urgentemente –le dijo Peterson.
  • ¿por qué? ¿a pasado algo? –preguntó Jessica, que una parte de su sonrisa se esborro.
  • Habido un cruzo entre los ordenadores de la sala cuatro, parte de información confidencial de esos ordenadores se han esborrado, tenemos que recuperarlas urgentemente, y usted es la única que sabe y puede hacerlo –le explico su jefe.
  • Buffffffff –suspiro Jessica –no puede ir otro, mi hijo aun tiene fiebre bastante alta, no puedo moverme de su lado, tengo que darle sin falta los medicamentos.
  • ¿no tiene a nadie que se pueda encargar de él? Como ya le he dicho, usted es la única, que sabe, y nos puede ayudar, esto en estos momentos, si no hacemos algo pronto… ¡es una bomba de relojería! –le presiono su jefe.
  • Pues no, no tengo a nadie, y menos a las ocho y media de la noche, pero ya me las espabilare, enseguida que pueda estare allí.
  • ¡Oh muchísimas gracias Jessica, te compensaré muy bien con un buen aumento de sueldo! ¡No tardes por favor! –sintió Jessica antes de colgar.
  • Cru… cru… ¿Qué pasa mama? –preguntó George después de toser.
  • Tengo que ir a la oficina urgentemente, no se que a pasado, que información confidencial se a esborrado, tengo que ir a solucionar el problema, porque soy la única que se –le explico rápido Jessica –el problema es que ¿qué hago contigo? Tienes que tomar el medicamento y es muy importante no dejarse ninguna toma, ahora ya es muy tarde para avisar a Mery, voy a llamar a Ben, a ver si puede venir a quedarse contigo –dijo marcando el teléfono de su chico, pudiendo comprobar que lo tenía apagado –lo tiene apagado, ¡es verdad! Que hoy esta de guardia –recordó de repente ¿Qué hago yo ahora?
  • Me puedo quedar con Cristy –le sugerio George con voz débil.
  • ¿Cristy dices? No ella no, hay que estar pendiente a ti, y darte la medicación indicada ni mas ni menos, a la hora correspondiente, no creo que sea capaz de hacerlo, ya has sufrido bastante, para que tengas una recaída –dijo Jessica toda convencida.
  • Hace una pequeña temporada que se comporta bastante bien, va mamá dale otra oportunidad, seguro que no te decepcionará –intentaba convencerla George, entre pausas para coger aire.
  • No se, si te quedas con ella, no estaré nada tranquila, no, no se… -dijo Jessica, sin saber que hacer.
  • Va mama, confía en ella, todo el mundo se merece una segunda oportunidad ¿por qué ella no?, estoy seguro que lo hará genial, va mama, ¿qué otra alternativa te queda?
  • También tienes razón –acabo diciendo Jessica nerviosa, viendo que el tiempo se le acababa – ¡Cristy!
  • ¿¿Que te pasa gritona?? Tengo la música bien baja, como a ti se te antoja, ¿¿que escusas buscas ahora?? –le respondió Cristy saliendo de su habitación asomandose a la escalera.
  • No es eso baja, tenemos que hablar –le respondio Jessica, mirandola a los ojos muy seriamente.
  • Vaya, ahora quieres hablar… ¿pense que no querías saber nada de mi? –dijo Cristy con rintintin mirando a su madre, con los brazos cruzados.
  • Si, y es así porque no te lo mereces, pero esto es una urgencia, tengo que ir a la oficina rapidamente, tu hermano esta enfermo como ya sabes, necesito que cuides de él, mientras estoy fuera –le dijo Jessica.
  • ¿Por qué no llamas al pánfilo de tu novio? Ya que se llevan tan y tan bien –preguntó Cristy
  • Esta de guardia en el hospital, y Mery es muy tarde para que venga ella sola, asi que la única que me queda eres tú –le explico Jessica.
  • Ya me extrañaba a mi –le dijo Cristy mirándola de reojo – ¿y que pasa si te digo que no quiero encargarme de él? ¿También me vas a denunciar a la policía?
  • Pues si es necesario, si que lo aré –dijo Jessica muy seriamente.
  • Desgraciada… -le dijo Cristy mandando a su madre una mirada de odio.
  • Entonces ¿que? ¿cuento contigo? –le pregunto Jessica mirando el reloj, ignorando el comentario de su hija.
  • Si –dijo rabiosa Cristy.
  • Vale, escuchame, a las diez le toca los sobres, UN solo sobre, eso es para la fiebre, a las diez y media, le tienes que dar el jarabe con el color rosado, que es para el gripazo, al mismo tiempo para el asma, UNA CUCHARADA no te pases tu ahora, con la cuchara del jarabe, que esta la medida exacta! contrólale la fiebre eso si a menudo, hace cinco minutos que se lo he mirado y esta a treinta ocho pero aun y vigilaselo que no tenga una gran subida, si es así llamame al movil que vendre de inmediato, ves poniendole la mascarilla si ves que le cuesta respirar, NO TE OLVIDES, no tengamos un disgusto ahora –explico Jessica rapidamente.
  • ¿Como te atreves a tratarme de inútil? –pregunto Cristy furiosa.
  • Porque es lo que me has demostrado, todo este tiempo –le contesto Jessica tranquila –me puedes putear a mi, tanto como desees, pero por favor te lo pido a tu hermano no, esta enfermo, y se hace las cosas bien, o puede ser fatal para su salud.
  • No soy idiota, por mucho que te duela saberlo –le solto Cristy, medio gritando.
  • Bueno, yo me voy ya, que se esta haciendo muy tarde, contra antes me vaya, antes llegare a casa –dijo Jessica –adiós cielo, si tienes algún problema, no dudes en llamarme, mantendre el móvil encendido –le dijo dandole un beso en la frente, comprobando que estaba algo caliente –y tu, no te olvides de todo lo que te he dicho –se dirigio con gran seriedad a Cristy, observando como esta le giraba la cara. Ella cogió y marcho después de volverle a darle un beso lejano a su hijo.
Una vez a solas, Cristy se volvió a encerrar en su habitación, diciendo a George <<si necesitas algo, pégame un grito>> en cuanto se hubo enclaustrado, sintió como su movil sonaba, no tardo en descolgar, al ver que Bibi la reclamaba.
  • hola buenas noches Cristy ¿Cómo estas?
  • Bueno, he estado mejor –respondió Cristy no muy animada.
  • Pues seguro que esto te anima, Barbie, Bilma y yo, nos vamos a un club super guapo, contamos contigo ¿verdad? –le pregunto Bibi.
  • Lo siento pero no puedo, mi madre se a tenido que ir a trabajar, yo tengo que cuidar de George, que esta enfermo, me tiene amenazada la cabrona, con delatarme a la poli –le explico con rabia Cristy.
  • Ostia tía lo siento, parece que tu vieja a despertado de golpe –se lamento Bibi –pero estaría muy bien que vinieras, aunque sea a tomar unas copas.
  • Espera, tengo una idea, espera un segundo –le dijo Cristy dejando su móvil sobre su cama, saliendo de la habitación, asomándose a la escalera viendo a su hermano viendo la televisión –George, ¿como te encuentras?
  • Bien, bastante bien –le respondió, mirándola con una sonrisa en la cara.
  • Vale –dijo Cristy volviéndose a encerrar en su cuarto, cogió su móvil continuando con la conversación que había dejado interrumpida -…mi hermano ahora esta estable, son las nueve y diez, puedo salir a tomar algo, pero solo media hora.
  • Genial –exclamo Bibi con felicidad –quedamos de aquí veinte minutos en la calle de las vueltas, ¿te va bien?
  • Perfecto, asta de aquí un rato –se despidió Cristy. A continuación no tardo en vestirse, maquillarse y prepararse para la salida.
  • Cristy, perdona… ¿qué vas algún lado? –pregunto sorprendido George, incorporándose con esfuerzo en el sofá, observando muy detenidamente a su hermana: vestía, una blusa blanca, ajustada, con gran escote, una chaqueta de cuero de color negra, algo corta en la parte trasera, una minifalda tejana, que apenas le tapaba, en cuanto se agachaba se podía distinguir sin problemas el tanga completo que llevaba, unas botas con un largo pero fino tacón protegiendo las medias transparentes que tapaban sus piernas. Su cara se veía claramente que había estado pintada: por debajo de sus ojos tenían una gruesa raya azulada, sus pestañas resaltaban por el gran negro pintado, que había sobre de ellas, sus mejillas resaltaban por un colorete de color marrón claro, sus labios eran cubiertos por un pintalabios rojizo intenso. Su largo pelo enlilado estaba suelto, al son del viento. El aire se respiraba en el perfume preferido de la joven.
  • Si, me voy a tomar algo, de aquí a media hora estaré aquí –le contestó Cristy.
  • ¿Qué? ¡no te puedes ir, estoy enfermo! A las diez me toca, los sobres, estoy mareado, yo solo no me atrevo a ir a por ellos –le explico George – ¡además tengo escalofríos, me debe de estar subiendo la fiebre!
  • Estas de caliente, igual que antes –le dijo Cristy poniendo su palma de la mano sobre la frente del pequeño –a las diez estaré aquí, no te preocupes –dijo guiñándole un ojo, abriendo la puerta.
  • Te vuelves a ir con esas chicas ¿verdad? –preguntó asustado George, viendo como su hermana se lo confirmaba -no, no vayas por favor, no quiero quedarme solo, mama se pondrá como una furia si descubre que te has ido.
  • Mama no tiene que saber nada George, este tiene que ser nuestro secreto ¿verdad que no quieres que haya, mas mal rollo? –pregunto observando como este negaba con la cabeza –pues ya esta es nuestro secreto ¿de acuerdo?
  • Sí –dijo no muy convencido George.
  • Así me gusta –le dijo Cristy con una amplia sonrisa –a las diez estaré aquí de verdad, si hay algún problema llámame al móvil, ¡ah! Y si vuelve mama, también así podré improvisar algo –le dijo, guiñándole un ojo, justamente después salió por la puerta, con su bolso en su hombro. Cogió su descapotable colorado, arrancó y después de pisar a fondo el acelerador, se dirigió al sitio indicado.
  • ¡¡Hola Cristy!! –exclamó con felicidad Bibi al ver a su amiga, que llegaba en donde habían quedado.
  • ¡Nos alegra verte Cristy! –expresaron Barbie y Bilma a coro a verla, con una gran sonrisa. Las cuatro entraron en un bar que tenían enfrente a tomarse unas cervezas. Cristy estaba pendiente al móvil pero no porque George se podía encontrar mal, sino por el hecho que en cualquier momento podía ser avisada que su madre llegaba a casa, y de allí, se encontraría encerrada de nuevo entre rejas…. –me tengo que ir a dar el medicamento a mi hermano –les informo con lamentación levantándose de su silla, arrimándola a la mesa.
  • ¿Vendrás después de fiesta? –le preguntó Bilma.
  • No se, puede que mi vieja ya este en casa, espero que no, porque si es así ya le puedo dar la bienvenida a las rejas –dijo con lamentación –pero si no está, si que me pasare un rato mas, cuando le de los medicamentos a mi hermano.
  • ¿No te da miedo que el se lo diga a tu madre? –pregunto Barbie mirando a Cristy.
  • ¡Buena pregunta! –le animo Bibi, observando también a Cristy.
  • El ya esta cansado y harto de tantas disputas, solo por ese motivo se, que mantendrá la boca cerrada, para que no aya follones nuevamente –respondió Cristy muy segura.
  • Pues me alegro si es así –le transmitió Bibi.
  • Y nosotras, y nosotras –repitieron sus dos coleguis a coro.
  • Venga Chicas, os veo de aquí un ratito –les dijo mandándoles un beso lejano, guiñándolas un ojo, viendo como sus compañeras le correspondían, en los dos gestos. Cristy cogió el descapotable, y se dirigió echando leches a su casa, controlando la hora. Abrió la puerta, lámpara de pie, estaba encendida, tal como la había dejado ella, antes de marchar, la televisión estaba apagada, y el joven, estaba totalmente estirado, encogido, arropado asta la cabeza, pertenecía con los ojos cerrados, pero al oír la puerta, los abrió de repente –¡oh George, me has asustado, pensé que dormías! –dijo Cristy después de dar un sobresalto, con su mano en el pecho.
  • ¡Ya era hora! –se quejo el pequeño con dificultad al mismo tiempo que la respiración acelerada.
  • Solo pasan dos minutos de las diez –se defendió Cristy, dejando el bolso en el sofá –¿como te encuentras?
  • Fatal… me duele muchísimo la cabeza, me siento mareado… tengo frió, calor… todo barrejado… buffff –se expreso el joven con dificultad –encima… me falta el aire.
  • Ahora te preparo el jarabe –dijo Cristy yendo a la cocina, cogiendo todo lo necesario, después de situar bajo el brazo de su hermano el termómetro.
  • ¿El jarabe?... ¿ahora no son los sobres… y de aquí media hora… el jarabe? –pregunto extrañado
  • No, no que va, ahora es el jarabe, y de aquí a media hora los sobres –dijo Cristy.
  • Pues yo lo he escuchado al revés… -le izo saber George, después de dar un fuerte estornudo.
  • Tu estas enfermo, debes tener los oídos tapados, dijo a las diez el jarabe y a las diez y media los sobres –dijo Cristy sentándose a su lado con el jarabe ya preparado, después de mirarle la fiebre, en el que pasaba de los treinta nueve grados de temperatura.
  • Es posible –le respondió George, como una posibilidad –abriendo la boca, pero de repente la cerro, negándose abrirla.
  • Y ahora ¿qué te pasa? –pregunto Cristy impacientándose.
  • Esa no es la cuchara del jarabe… -empezó a decir George débilmente.
  • ¡Que mas da! –dijo Cristy, sin hacer el mas mínimo caso al comentario de su hermano.
  • Esa es mas grande, y mama, ha dicho que tenía que ser la medida justa… ¡eso si que lo recuerdo! –dijo al ver que Cristy iba a empezar a protestar.
  • Sí, sí no te lo niego, eso lo ha dicho, pero esta cuchara es del mismo tamaño –dijo Cristy observando el cubierto muy detenidamente.
  • ¿Estas segura? –preguntó el enfermo con desconfianza.
  • Plenamente –le respondió Cristy muy seriamente –así que abre la boca, tómatelo ya, antes que te pongas peor –le dijo, viendo como este obedecía sin rechistar ya mas.
  • Ha llamado mama –dijo George, después de hacer una gañota al desaparecer el mal gusto del jarabe.
  • ¿qué? ¿y qué quería? –preguntó Cristy con un sobresalto.
  • Preguntar como me encontraba.
  • ¿Ha preguntado por mi? –dijo Cristy nerviosa.
  • Sí, pero tranquila, le he dicho que estabas en el baño –la tranquilizo George –me ha dicho que lo lamentaba mucho, pero que aun tardaría bastante, en poder llegar a casa.
  • A bien –dijo Cristy con una sonrisa – ¿quieres acostarte en tu cama?
  • No, prefiero quedarme aquí en el sofá –le respondió.
  • Vale, como tu prefieras –le dijo Cristy arropándole bien, después cogió su bolso, colgándoselo sobre la chaqueta que aun no se había quitado.
  • ¿A donde vas Cristy? –preguntó preocupado
  • He quedado con mis amigas, no te preocupes que a las diez y media estaré aquí para darte los sobres –le informo la joven.
  • ¿Estas segura? ¿me lo prometes? –se quiso asegurar el joven de diez años.
  • Te lo prometo por papa –le dijo Cristy sellando sus labios con un beso.
  • A vale, si es así me lo creo –se atrevió a decir George, ya que sabía que para su hermana lo mas importante, era su padre fallecido.
  • Así me gusta –dijo Cristy –si te encuentras peor o lo que sea, recuerda que llevo el móvil –dijo dispuesta a marchar ya, por la puerta.
  • ¡Cristy… espera…! –dijo con tartamudeo en su voz.
  • ¿Que te ocurre ahora? –pregunto Cristy con impaciencia.
  • No te vayas por favor, estoy mareado, me duele muchísimo la cabeza, tengo el estomago revuelto también, los escalofríos van creciendo –se expreso el joven –¡no quiero estar solo, no me dejes solo!
  • George tranquilízate, es normal que estés así, tienes un buen gripazo, ya te has tomado el medicamento, y de aquí un poco seguro que te encontrarás mejor –le dijo Cristy acercándose a él, intentando que se calmara. Le arropó muy dulcemente –tu tranquilo, relájate, intenta dormir, te irá muy bien, aquí tienes el mando, por si prefieres ver un rato la tele, en menos de que te des cuenta, yo estaré aquí contigo –le dijo acariciándole su pelo empapado de sudor, mientras observaba como su hermano cerraba muy despacio sus ojos.
  • A las diez y media estate aquí… por favor… -le dijo muy débilmente.
  • Estaré no te preocupes –le respondió la joven, dándole un beso en la frente. A continuación muy despacio camino de puntillas hacia la puerta de salida con su bolso en sus manos huyendo dejando la casa cerrada, arranco su coche y desapareció rápidamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...