miércoles, 11 de enero de 2012

Cristy; capítulo 12-2

  • Eso, eso –expreso George, que al igual que los demás estaba muy sorprendido por lo que acababa de escuchar.
  • Muchas gracias –les agradeció Mery emocionada mirando a cada uno de ellos –la única de confianza que se lo confesé, fue Cristy, aquella vez, se enfado conmigo tantos días y usted –dijo mirando a Jessica –nos encerró en la habitación de ella, para que hiciéramos las paces, fue ese el motivo de nuestra disputa, porque al igual que a ustedes también a ella le escondí la verdad, inventándome una vida que no tenía, Cuando se enteró de la realidad se enfado de aquella manera.
  • Pues ella nunca me dijo nada –le informó Jessica.
  • Sí, es lo que le dije yo, que no se lo dijera nunca a nadie, me alegra saber, que al menos ha cumplido su palabra –dijo Mery, esto último, con una sonrisa, en su cara, mientras su mirada era dueña en otro lado.
  • Al menos… ha hecho algo bien –dijo Jessica, tristemente, en pensar en la clase de persona que se había transformado su hija.
  • Perdona Mery… quizás no tengas ganas de hablar del tema, ni siquiera soy la persona mas indicada, pero ¿qué a sucedido cuando tu madre te a alejado de tu piso? –preguntó Ben.
  • No se bien, bien, como me resistía a salir, me a tapado la cara con un pañuelo que contenía cloroformo, cosa que no sería muy fuerte, porque he despertado en cuanto la puerta del maletero se a cerrado, estaba tope oscuro, yo estaba atada de pies, manos y no podía gritar, estaba amordazada, el lugar era bien estrecho, por eso he deducido, que era el maletero. He notado detrás de mi, un móvil lo tenía justo, al alcance de mis dedos, como algo de braile se, e tentado a llamar a Cristy, y lo he conseguido, intentado gritar, se me entendía muy mal, a causa de la amordaza que tenía, ella me a entendido bastante, pero lo único que ha hecho es insultarme que la dejara en paz, por ella, como si me moría. Como bien he dicho antes, el trayecto no ha durado mas de diez minutos, cuando las puertas se han vuelto abrir, ella ya a podido contemplar que estaba consciente, me ha cogido como un saco de patatas, sin miramiento ninguno he podido ver, como me llevaba a una cabaña entre bosques, gracias a la parte baja del antifaz que se podía observar me a llevado a una habitación, estaba toda oscura y allí me a dejado encerrada, amordazada, y atada de pies y manos.
  • ¿Entonces? ¿Cómo has podido llamarme? –preguntó intrigada Jessica.
  • Estaba cansada y tenía mucho miedo, sin darme cuenta he perdido el equilibrio, vaya, cocotazo me he dado en toda la cabeza –dijo Mery con su mano en su nuca, volviéndole dolor, al recordar la caída –estaba exhausta, los ojos se me cerraban solos, de repente le he visto…. He visto un trozo de cristal a mi lado, el problema era para poder atraparlo, estaba atada de pies, manos y con una venda en mi boca… así con esfuerzos, con grandes esfuerzos, me he dado la vuelta… sí, me he situado justo debajo del cristal, notando que ya rasgaba la cuerda, así que empezado a mover mi cuerpo, para todos lados, mientras que la cuerda se iba rompiendo rápidamente. Cuando me he dado cuenta, ya tenía las manos libres, así que no he tardado en quitarme la amordaza, la venda de los ojos, y desatarme las piernas, así que tampoco me hecho esperar para llamarla.
  • ¿Que ha pasado cuando tu madre te ha descubierto? –quiso saber George.
  • ...me a cogido de los pelos mientras que sus gritos resonaban por todos lados –continuo Mery después de tragar saliva, con los ojos como platos, mirando algún punto de la calle donde se encontraban –no dejaba de repetir: <<que me iba arrepentir por lo que he hecho>> <<que eso no me lo perdonaba>> me a llevado a una habitación cogida por los pelos, me iba arrastrando, me ha vuelto atar, amordazar y dejándome encima de una cama… ella a salido dos minutos y a entrado con dos grandes botes de gasolina, y bueno… -explicaba –si ustedes no hubiesen llegado, no se que hubiese sido de mi… ¡estaba dispuesta a quemarme viva! –dijo cerrando fuertemente los ojos, al pensar la horrible situación en que se había visto, y lo que había podido pasar, si esa familia no hubiese intervenido.
  • Ahora ya esta todo pasado –quiso animar la situación Ben –ya tu madre nunca más podrá molestarte, y si lo hace, nosotros estaremos aquí para defenderte.
  • ¡¡Muchas gracias!! –agradeció Mery emocionada.
  • Mama ¿por qué Mery no viene a vivir con nosotros? –preguntó George.
  • ¡Es muy buena idea George! –exclamó Jessica ilusionada – ¿tu que opinas Mery?
  • ¿Lo dicen en serio? ¡me encantaría! –exclamó la joven –pero no se si a Cristy, le hará mucha gracia –dijo con la cabeza baja, con lamentación.
  • En estos momentos Cristy es la que menos boto tiene en esta familia –dijo muy seriamente Jessica –si tu quieres venirte con nosotros, adelante Mery por Cristy no te preocupes, en estos momentos tu vales, mas que ella.
  • Por mi me iría con ustedes, sin pensármelo dos veces –dijo con alegría Mery –pero… no solo depende de mi… sino del gobierno, que son los que me proporcionaron el piso, y quien me pagan gran parte… -dijo algo desilusionada con la cabeza baja.



  • Pues haremos lo que sea necesario, para que puedas venir con nosotros –dijo Jessica animadamente -¿verdad chicos? –preguntó mirando a Ben y George.
  • ¡Por supuesto! –dijeron felices, sus dos hombretones que le rodeaban. Mery no tenía palabras, solo emoción y conmoción al ver que esa familia la querían tanto.

Los cuatro llegaron a casa de la familia Walter. Allí sentada en el sofá, con los pies, con esas grandes botas, cuya suela estaba llena de suciedad, sobre la mesa. Sí, Cristy Walter allí estaba mal plantada con un traje de cuero puesto, toda ella pintada, fumándose un porro mientras se bebía un vaso de güisqui. Por toda la sala, se respiraba a humo. Los recién llegados no tardaron de hacer una mueca de disgusto. Jessica se quedo mirando a su hija, tan tranquila que estaba, fumando y bebiendo sin inmutarse para nada, tras sus actos, pero no dijo palabra para no empezar discusión. Cristy había decidido lo mismo que su madre, pero al ver a Mery allí, olvido sus buenos modales, se incorporó en el sofá echando a esa joven una mirada asesina:
  • ¿¿Qué hace esta en mi casa?? –grito poniéndose en pie, dirigiéndose hacía Mery.
  • Por si te interesa, Mery se va a venir a vivir con nosotros… -le informó Jessica, sin apenas mirarla.
  • ¿¿¿Qué??? ¿¿qué esta asquerosa se va a venir a vivir aquí?? –reclamó con furia – ¿con el consentimiento de quien?
  • No nos hace falta el consentimiento de nadie, por el momento –le respondió Jessica, situando a Mery detrás de ella, igual que Ben, para defenderla, he protegerla –mientras tu te emborrachabas y drogabas, ella estaba sufriendo con su madre, la tenía secuestrada, si no llegamos a tiempo, la hubiese matado –le explicó con dolor al recordarlo.
  • ¡Por mi como si la hubiese matado, ella es tan zorra, como su madre! –dijo Cristy con toda su furia.
  • Pues es lo que hay, ella por el momento va a vivir aquí, si no te gusta, ya puedes coger la puerta y largarte –le dijo muy seriamente Jessica.
  • Eso lo que queréis ¿eh? Pues vosotros lo habéis querido –dijo Cristy, cogiendo su chaqueta, dispuesta a marcharse, mientras buscaba alguna cosa por los bolsillos, sacando esa gran navaja que tanto quería. Un grito de temor salio por la boca de Mery, asustada. Jessica, no tardo en ponerse, delante de esta, protegiéndola. Ben, hizo lo mismo con George. Pero de repente un grito del pequeño, hizo sobresaltar a todos los presentes, que no tardaron en darse la vuelta…
  • ¡Cristy no! ¡no le hagas daño, es tu hermano! –le suplico Jessica alterada, observando como Cristy cogía a George por el pecho, con esa puntiaguda navaja, situada en su cuello. Las lágrimas resbalaban por las mejillas del joven, suplicando que le salvaran.
  • ¿Aun tenéis el valor de echarme de casa en vez de echar a esta huérfana? –pregunto Cristy con una sonrisa maliciosa –¡matare a George! –exclamó apuntando más el arma, al cuello de su hermano, de tanto este gritaba auxilio.
  • Ni se te ocurra hacer daño, a ninguna de estas personas –le amenazó Ben, cogiendo el teléfono móvil, empezando a marcar.
  • No Ben no lo hagas por favor… no llames a la policía –le pidió Jessica –por favor Ben.
  • Suelta a George, o te aseguro que llamó a los mozos, que te detengan y aprisionen –le amenazo Ben –uno… dos… y por último… -contó con los ojos cerrados, dándole tiempo a Cristy.
  • De acuerdo, de acuerdo, ya le suelto –dijo Cristy, dejando libre a su hermano, que este corrió juntó a su madre con lágrimas que le caían por sus mejillas. Jessica fulminó a su hija con la mirada mientras abrazaba a su hijo.
  • Esta vez he sido comprensible por tu madre, no he llamado a la policía por ella, pero la próxima vez, que te atrevas a hacer tal amenaza o tocar a alguien de esta casa, no seré tan comprensivo, en menos de que te des cuenta tendrás aquí a los mozos, para encarcelarte –le advirtió Ben –Ah y otra cosa, Mery se quedara aquí te guste o no, como te atrevas hacerle daño de algún tipo, el que sea, ya sabes cual será tu destino final –le recordó, protegiendo a Mery, viendo como Cristy le enviaba una mirada de furia. Cristy, se mordió el labio sabiendo que con Ben allí tenía todas las de perder, dio una patada a la mesa del salón y salió de la casa, con su arma de acompañante.

Los días fueron pasando, Mery se traslado a esa casa como su nuevo hogar. Las noches las pasaba acompañada de George, en su habitación, cada uno en su cama. Había habitaciones libres, para los invitados, o también para ese caso, en que un nuevo miembro se había ido a vivir allí, pero Mery no quería dormir sola, prefería que alguien le acompañara en esas horas de oscuridad, ya que el temor era muy grande, y esas pesadillas, le aparecían noche tras noche, sin consentimiento ninguno. Cristy se comportaba bastante bien, no quitaba que continuaba pasándose los días bebiendo, fumando, drogándose, discutiendo por todo, en cuanto la llevaban la contraría. Pero desde aquel día ya no se atrevió a amenazar a nadie con la navaja, ya que Ben muchas noches también se quedaba en la casa, y el riesgo para ella, era muy grande. Podía ver, notar como este no se andaba con chiquitas, y llamaría a la policía si alguien sufría algún mal.
Por otro lado, Jessica y Ben, no tardaron en hablar con algún abogado, para poder conseguir la custodia de Mery. Este se tuvo que poner en contacto con el representante de la tía de Mery, ya que esta, al igual que el gobierno pagaba buena parte de los gastos de la joven. La tía de Mery, hablo con su sobrina, ella le hizo saber, que deseaba estar con esa familia, que esta, le izo saber lo que era amor familiar, cosa que para ella, era un sentimiento nuevo. Su tía después de escuchar todas las palabras de su sobrina con gran emoción que las había indicado, llamó a Jessica y hablaron de todo el hecho desde que su cuñada le creo esa gran pesadilla a Mery con lo del secuestro, lo que ella y Ben deseaban que estuviera con ellos, que allí tendría todo lo necesario para ser feliz. Su tía cada vez veía mas claro, que esa es la vida que estaba esperando Mery desde hacía mucho tiempo, una oportunidad, que pocas veces más se le volvería a presentar, pudiendo observar, que esa pareja, y ese niño, la adoraban tanto, teniéndole ese cariño, que ella tanto deseaba y necesitaba, accedió a tener el juicio para que esas personas consiguieran su custodia, ya que ella, con el trabajo que le pertocaba de un lado para otro sin parar en un sitio fijo, durmiendo muchas noches en hoteles, comiendo comida basura, no era vida para una joven de dieciocho años, por eso accedió sin problemas, a que la adoptaran aquellos personajes tan vulnerables.
El día del juicio llego, la mayoría de los Walter, estaban dando saltos de alegría porque estaban a punto de conseguir la custodia de Mery. Todos menos Cristy, ella mas bien, le hacía vomitar tanta felicidad, aun más la idea de que Mery se trasladara a su casa, tenerla que ver diariamente, a todas horas, ya se le ponía los pelos de punta, lo que más rabia le daba, es que no podía fastidiarles ni nada, ya que si lo hacía era seguro que volvía a la cárcel.
A las cuatro de la tarde, Cristy se encontraba estirada en el sofá, con la música del radio caset, a todo volumen cuando la puerta de la casa se abrió entre grandes risas y alegrías, como celebrando una gran fiesta. Miraron con gran alegría a Cristy, y le exclamaron <<¡¡hemos conseguido la custodia de Mery!!>>pero esta se levanto mirando a todos con asco encerrándose en su habitación. Por un momentos todos pararon la fiesta que habían empezado, por temor de la reacción de la adolescente pero al ver su reacción una sonrisa se les dibujo en sus caras, continuando con su fiesta, ya empezada.


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