miércoles, 21 de diciembre de 2011

Cristy; capítulo 10 -2

  • Tu estas enfermo, debes tener los oídos tapados, dijo a las diez el jarabe y a las diez y media los sobres –dijo Cristy sentándose a su lado con el jarabe ya preparado, después de mirarle la fiebre, en el que pasaba de los treinta nueve grados de temperatura.
  • Es posible –le respondió George, como una posibilidad –abriendo la boca, pero de repente la cerro, negándose abrirla.
  • Y ahora ¿qué te pasa? –pregunto Cristy impacientándose.
  • Esa no es la cuchara del jarabe… -empezó a decir George débilmente.
  • ¡Que mas da! –dijo Cristy, sin hacer el mas mínimo caso al comentario de su hermano.
  • Esa es mas grande, y mama, ha dicho que tenía que ser la medida justa… ¡eso si que lo recuerdo! –dijo al ver que Cristy iba a empezar a protestar.
  • Sí, sí no te lo niego, eso lo ha dicho, pero esta cuchara es del mismo tamaño –dijo Cristy observando el cubierto muy detenidamente.
  • ¿Estas segura? –preguntó el enfermo con desconfianza.
  • Plenamente –le respondió Cristy muy seriamente –así que abre la boca, tómatelo ya, antes que te pongas peor –le dijo, viendo como este obedecía sin rechistar ya mas.
  • Ha llamado mama –dijo George, después de hacer una gañota al desaparecer el mal gusto del jarabe.
  • ¿qué? ¿y qué quería? –preguntó Cristy con un sobresalto.
  • Preguntar como me encontraba.
  • ¿Ha preguntado por mi? –dijo Cristy nerviosa.
  • Sí, pero tranquila, le he dicho que estabas en el baño –la tranquilizo George –me ha dicho que lo lamentaba mucho, pero que aun tardaría bastante, en poder llegar a casa.
  • A bien –dijo Cristy con una sonrisa – ¿quieres acostarte en tu cama?
  • No, prefiero quedarme aquí en el sofá –le respondió.
  • Vale, como tu prefieras –le dijo Cristy arropándole bien, después cogió su bolso, colgándoselo sobre la chaqueta que aun no se había quitado.
  • ¿A donde vas Cristy? –preguntó preocupado
  • He quedado con mis amigas, no te preocupes que a las diez y media estaré aquí para darte los sobres –le informo la joven.
  • ¿Estas segura? ¿me lo prometes? –se quiso asegurar el joven de diez años.
  • Te lo prometo por papa –le dijo Cristy sellando sus labios con un beso.
  • A vale, si es así me lo creo –se atrevió a decir George, ya que sabía que para su hermana lo mas importante, era su padre fallecido.
  • Así me gusta –dijo Cristy –si te encuentras peor o lo que sea, recuerda que llevo el móvil –dijo dispuesta a marchar ya, por la puerta.
  • ¡Cristy… espera…! –dijo con tartamudeo en su voz.
  • ¿Que te ocurre ahora? –pregunto Cristy con impaciencia.
  • No te vayas por favor, estoy mareado, me duele muchísimo la cabeza, tengo el estomago revuelto también, los escalofríos van creciendo –se expreso el joven –¡no quiero estar solo, no me dejes solo!
  • George tranquilízate, es normal que estés así, tienes un buen gripazo, ya te has tomado el medicamento, y de aquí un poco seguro que te encontrarás mejor –le dijo Cristy acercándose a él, intentando que se calmara. Le arropó muy dulcemente –tu tranquilo, relájate, intenta dormir, te irá muy bien, aquí tienes el mando, por si prefieres ver un rato la tele, en menos de que te des cuenta, yo estaré aquí contigo –le dijo acariciándole su pelo empapado de sudor, mientras observaba como su hermano cerraba muy despacio sus ojos.
  • A las diez y media estate aquí… por favor… -le dijo muy débilmente.
  • Estaré no te preocupes –le respondió la joven, dándole un beso en la frente. A continuación muy despacio camino de puntillas hacia la puerta de salida con su bolso en sus manos huyendo dejando la casa cerrada, arranco su coche y desapareció rápidamente. No tardo en llegar junto a sus compañeras de la pandilla de las tres B, que se alegraron muchísimo al volverla a ver. Las cuatro juntas, se fueron a un local, la sala en la que entraron estaba muy bien iluminada por focos de distintos colores, que se iban cambiando de lugar. Cristy, Bibi, Barbie y Bilma, lograban hundirse en la sala, entre la gran multitud que la adueñaban. A los lejos se podía ver el Dj. Con sus cascos puestos, pinchando música de Regeton a todo volumen, uniéndose él también a la fiesta mientras movía muy animadamente su cabeza y sus brazos al aire. Su boca de tanto en tanto pronunciaba frases a través del micrófono para animar a ese público tan marchoso que tenía delante de sus ojos. Los miembros de la pandilla de las tres B no dudaron en empezar a mover el esqueleto, después de pedir en la barra un cubata para cada una. Dos chicos de diecinueve años, delgados, con pelo rapado pintado de color, uno de azul y otro verde, recorrían toda esa sala, para repartir todo tipo de drogas.
  • ¿Queréis alguna droga chicas? –les toco el turno a nuestras conocidas como emisor el chico con el pelo verde.
  • Sí danos cuatro raciones de Maria y Chocolate –respondió Bibi, cuando ya tenía al igual que sus compañeras su tercer cubata en la mano –¿tu también quieres verdad Cristy?
  • ¿Qué? ¿tomar droga de la dura? –pregunto borrándose la risa a carcajada que hasta ese mismo instante le adueñaba.
  • Sí, si lo haces, ya solo te faltara un paso, para llegar a ser del todo de las nuestras –le informó Bibi.
  • ¿Solo un paso? ¿Cuál… cuál es ese? –preguntó Cristy con tartamudeo, echando un trago a su tercer cubata, mientras daba un paso en contra, a causa del mareo que llevaba.
  • Es una sorpresa, ya lo veras cuando toque la hora, de momento ¿Qué? ¿te atreves a superar la prueba que te acabamos de retar? Si quieres te ofrecemos dos cientos dólares de recompensa…. –le propuso Bibi con perspicacia.
  • ¿Dos cientos dólares dices? –preguntó Cristy con los ojos como platos –pues entonces, claro que me la tomo –dijo toda decidida, metiéndose las pastillas en la boca, tragándoselas con ayuda del cubata, recordando como lo habían hecho sus compañeras hacía unos segundos.
  • As hecho muy buena elección –le animo Barbie.
  • Ya verás como ahora te sentirás muchísimo mejor –dijo Bilma –¡ahora todo serán alegrías, ninguna pena, podrá fastidiarte la noche! –le trasmitió con una gran sonrisa.
  • Me siento mas mareada todavía –les dijo Cristy, cogiéndose a los brazos de Barbie y Bilma.
  • Eso es al principio, de aquí a un rato, cuando empiece hacerte efecto, será lo mas maravilloso del mundo, ya lo veras –le informó Bibi.
  • Quiero el dinero –reclamó Cristy.
  • De aquí un rato te lo doy –le respondió Bibi, sin dejar de bailar con una gran sonrisa en su cara.

La noche trascurría deprisa, las diez y media llegaron, yéndose con esa misma rapidez. Cristy por eso, no se inmutaba de ese lugar, cada vez más alegre y marchosa bebía cubata tras cubata y algún que otro calimocho olvidándose por completo de los cuidados de su hermano. Mientras tanto en su casa, George despertó, tras un rato de haber logrado dormirse, pero al abrir los ojos, no tuvo el estado que él hubiese deseado. Se sentía muy caliente, todo su cuerpo estaba ardiendo, al igual que un gran temblor le adueñaba sin poder remediarlo, a duras penas podía permanecer con los ojos abiertos, cada vez lo veía todo mas oscuro. Le costaba muchísimo respirar y la cabeza parecía que en cualquier momento le fuera a explotar del gran dolor que le reproducía. Con gran esfuerzo dirigió la mirada al reloj, que mantenía al lado, las once y cuarto de la noche ¡pasaba tres cuartos de hora de los sobres! Casi ya no podía respirar, necesitaba la mascarilla con urgencia, pero estaba muy alejada de él. Intentó levantarse, pero un gran mareo se apodero de él cayendo de pleno en el sofá. Cogió el teléfono inalámbrico que mantenía a su lado, y con mucha delicadeza ya que veía gran parte todo negro y su pulso era temblor puro, marcó el número de Cristy, el tono sonaba, pero nadie lo cogía. Al sentir el contestador dejo un corto mensaje, con la mínima esperanza que su hermana lo oyera. Después de colgar, intento llamar a su madre, pero en ese momento la poca fuerza que le quedaba le abandono haciendo que este se desplomara al suelo, quedando inconsciente.

Cristy cada vez estaba mas animada, alegre y sin dejar de beber, fumar los porros que tanto le gustaban y mifandose la Maria y el Chocolate que le habían ofrecido continuaba en su mundo maravilloso.
  • Cristy aquí tienes los cien dólares que te habíamos prometido –le dijo Bibi, ofreciéndole cinco billetes de veinte dólares.
  • ¡Oh, perfecto! tal como habíamos quedado –dijo la joven, cogiendo el dinero entre risas y con la mirada perdida, viendo como Bibi guiñaba el ojo a sus compañeras, ellas le respondían con grandes carcajadas. Sintieron como un chasquido, a continuación un silbido
  • ¿Como se encuentran mis más preciosidades? –pregunto la voz propietaria también de ese chasquido y silbido. Las cuatro chicas se giraron encontrándose delante de sus ojos, a un hombre alto, fuerte, los pelos largos, rizados, canosos, y se podía contemplar con gran suciedad en ellos. No tenía barba pero tampoco estaba afeitado, llevaba con él el principio de esos puntitos de ese pelo que empezaba a crecer. Su cara estaba bien colorada y sus ojos dilatados viéndose en ellos venas rojas. Vestía, una camisa vieja, con un chaleco sin brazos de cuero de color negro, unos tejanos y unas grandes botas con gran suela. El primer punto de vista para Cristy de ese individuo era asqueroso.
  • ¡Eiiiii, hola Veneno! –exclamaron felices las tres B.
  • ¿Qué? ¿este es el propietario de la nave? –pregunto sorprendida Cristy viendo como el hombre se rodeaba a las tres chicas tocando sus partes mas intimas mientras que ella, echaba hacía atrás.
  • Exacto él es Veneno, el propietario de la nave –le respondió Bibi –que por cierto ¿Cuándo as vuelto? –pregunto mirándole, mientras este no dejaba de toquetear a ella y sus dos compañeras.
  • Esta tarde mismo –respondió el recién llegado –mirar que he traído conmigo… -dijo sacando algo del bolsillo de dentro de su chaleco.
  • ¡Genial, Coca! ¡muchísimas gracias Veneno! –dijeron las tres chicas a coro.
  • Gracias a vosotras mis reinas –dijo Veneno, con la respiración acelerada, sin dejar de tocar a las tres –¿y esta hermosa? ¿Quién es? –pregunto separándose de las tres chicas fijando su mirada sucia en Cristy.
  • Es Cristy, es una mas de la nuestras –le explico Bilma.
  • Bueno, una de las vuestras no llega a ser del todo asta que no pasa en mi propiedad no lo olvidéis –les recordó mandándoles una mirada salvaje a las tres B.
  • ¡Tienes toda la razón! –se disculparon rápidamente las chicas con temor.
  • Y bueno, preciosidad ¿Cristy es tu nombre? –dijo cambiando su cara imitando a un viejo verde, acercándose a la joven dispuesta a tocarla.
  • ¡No se me acerque cerdo! –grito Cristy, alejándose de él.
  • Sht, sht… no, no puedes hacer eso… -le dijo el hombre rodeándola –no puedes ser mala, tienes que obedecer a tu papi –dijo acariciándole muy suavemente su cara.
  • ¡Déjeme en paz o te denuncio! –grito Cristy evitando que ese anciano le tocara.
  • Escúchame preciosa, yo soy vuestro jefe, y tenéis que hacer todo, absolutamente todo lo que yo os mande –le explico Veneno –sino la que sufrirás y mucho serás tuuuuuu –le dijo en un murmuro mientras le mordisqueaba su oreja.
  • Pero ¿que dices? ¡Chicas ayudarme! –exclamo forcejeando con él, viendo que sus amigas ni se inmutaban sin dejar de mirarles – ¡chicas!
  • Cristy este es el paso de que hablábamos antes –empezó a decir Bibi.
  • Todas nos gustara la idea o no, para poder decir del todo que somos parte de este grupo… -continuo Barbie.
  • Tienes que acostarte con él y obedecer todas sus ordenes sin rechistar para nada –finalizo Bilma.
  • ¿¿¿Qué??? ¡¡¡ni hablar!!! –dijo Cristy indignada.
  • No puedes echarte a atrás ahora –dijo Veneno –me has puesto muy cachondo lo sabías ¡estas muy buena, buenísima! –dijo chupándose los labios mientras sus manos recorrían el cuerpo de Cristy –y no tienes elección ya que sino te perderás 500 dólares de propina –le soltó, como si de nada se tratara, situando el billete delante de los ojos de la joven.
  • ¿¿¿Quinientos dólares dice??? –pregunto Cristy con los ojos como platos observando el billete rosado, mientras sus manos iban rápidamente atrapar ese boleto, que la llamaba en silenció.
  • Muy lista, pequeña chica –dijo Veneno entre risas sacando el billete del alcance de Cristy, será todo tuyo cuando me hagas disfrutar en la cama –dijo con una gran sonrisa en su cara. En cambio a Cristy se le dibujo una expresión de desaprobación y angustia. Miraba a sus tres compañeras que no dejaban de hacerse las desentendidas.
  • ¡Me pido otra ronda de cubatas! –exclamo de repente Cristy –así quizás disfrute, en esta noche loca que tengo que pasar.
  • ¡Bien dicho! –le felicitaron las tres chicas mientras que veneno ya jugueteaba con el cuerpo de Cristy.

En casa, George continuaba inconsciente en el suelo, su cuerpo temblando se encontraba, ardiendo… El teléfono inalámbrico sonó sus cinco tonos sin ser cogidos. A los pocos minutos volvió a sonar, este termino sus marcados sin ser atendidos. Veinte minutos mas tarde la puerta de la casa se abría dando un portazo llena de nerviosismo Jessica entro, que se quedo en una especie de trance al ver a su hijo extendido en el suelo, temblando de pies a la cabeza, todo él chorreando en sudor. Su piel estaba colorada como un tomate, sus ojos estaba en blanco sin dejar de delirar….

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...