lunes, 19 de diciembre de 2011

Cristy; Capítulo 9-2

  • Así me gusta que reconozcas que tengo toda la razón –dijo Cristy con gran orgullo –enseguida estaré allí –dijo sin dejar de reír justamente después colgó.
Jessica se sentía desanimada, triste, impotente, no podía entender que clase de madre era habiendo dejado a su hija, llegar asta ese punto, se consideraba una madre horrible, una muy mala madre. Un par de lágrimas resbalaron por sus mejillas y una rabia muy grande le rodeaba con el hecho de no haber podido evitar esa situación y verse como se estaba viendo entre las llamas del infierno y la pared. Sintió carcajadas en el salón, eso le hizo volver a la realidad. Estaba en su casa, con un hijo y con Ben. Al menos por ellos, tenía que ser fuerte. Se limpió las lágrimas, un gran suspiro se apoderó de ella. Toda decidida fue al comedor.
  • Ya he vuelto –dijo con una sonrisa fingida –Cristy enseguida vendrá, se a entretenido – ¿te apetece una cerveza Ben? –preguntó yendo al frigorífico.
  • Sí, gracias –contesto este.
  • Yo quiero un poco de fanta mama –dijo George, observando como su madre cogía también el refresco.

El tiempo iba trascurriendo, lo minutos iban pasando, la mesa ya estaba puesta, la cena preparada, lista para servir. Jessica estaba cada vez mas inquieta y nerviosa. Ese sonido de tic –tac que producía el reloj de pared aun le hacía ponerse más frenética. A cada momento miraba las agujas de ese instrumento. Unos minutos más… marcaban las diez y nuestra protagonista sin aparecer
  • volveré a llamarla –dijo Jessica en voz alta a Ben y George –no es normal que tarde tanto –les dijo saliendo de allí con su móvil en mano –no contesta, me sale apagado –dijo al volver nerviosa.
  • ¿Quieres que salga en su búsqueda? –pregunto Ben, viendo a Jessica preocupada.
  • No, no tranquilo, no te preocupes, estará al llegar –contesto marcando una sonrisa.
  • Mama, tengo hambre –le comunico George.
  • Sí, vamos a cenar ya, ya vendrá Cristy –dijo Jessica cogiendo unos de los platos situados en la mesa, para opositar la cena de esa noche.
  • Por mi no os preocupéis, podemos esperar un poco mas si queréis, mi estómago puede esperar –dijo Ben con una sonrisa.
  • No, vayamos a comer ya, ya la hemos esperado bastante, seguro que no tarda –dijo Jessica sin dejar de poner la cena correspondiente a cada uno.
Los tres empezaron a comer, en charlas y risas. Jessica por eso, estaba nerviosa he intranquila, no podía dejar de observar la puerta de entrada con la esperanza de que se abriera en cualquier momento, para calmar tantos temores, que le procedían de dentro. Su mirada también se clavaba en ese tic –tac que no dejaba de sonar… las diez y cuarto, diez y media, las once, once y media marcaban y su hija sin aparecer.
  • Bufffffff estoy llenísimo, estaba todo riquísimo –la voz de George la hizo volver en si.
  • Me alegro que te haya gustado –dijo Jessica fingiendo una débil sonrisa –a ti Ben ¿Qué te ha parecido?
  • Comparto totalmente la opinión de George, estaba todo buenísimo, felicitaciones a la cocinera –dijo Ben, esta última frase, guiñándole un ojo a Jessica.
  • Me alegra muchísimo que os haya gustado tanto –dijo Jessica dedicándoles una sonrisa.
  • Bufffffff, a mi no me entra nada mas ya –dijo George dando un fuerte suspiro con ambas manos en su tripa hinchada.
  • Pues, te tendrá que entrar algo mas –dijo Ben levantándose cogiendo un paquete envuelto de color colorado de la bolsa que había traído –ya no me acordaba, un regalo para ti y tu hermana.
  • ¡Oh Ben, no tenías que haberte molestado! –le agradeció Jessica.
  • Es un pequeño detalle –dijo Ben –si quieres abrirlo cuando tu hermana venga lo entiendo.
  • ¿Qué hago mama? Yo quiero abrirlo ahora ¿espero a Cristy? –pregunto George impaciente.
  • Pues ábrelo ya, no es nuestra culpa que tu hermana no este aquí –le respondió Jessica. George no tardo en obedecer, rompiendo con nerviosismo el envoltorio – ¡bombones! ¡¡uhm, que buenos!! ¡Gracias Ben!
  • De nada George, me hace muy feliz que te gusten –dijo Ben.
  • Sí, mucho, estoy llenísimo, pero no puedo esperar, ¡voy a probar uno ahora mismo! –dijo el pequeño con entusiasmo, abriendo la caja poniendo a la vista esas deliciosidades de chocolate.
  • Prueba, prueba pero con moderación, vayas a coger un empacho ahora, que después tu madre me pedirá reclamaciones ¡y con razón! –dijo Ben entre risas.
George se metió en la boca el segundo bombón a la hora que marcaba las doce y cuarto de la noche. Jessica pudo sentir como alguien situaba las llaves con dificultad en la maneta de la puerta, como si no la acertara <<¡al fin, ya a llegado!>> exclamó en su mente pero ¿que pasaba? Podía escuchar como no acertaba las llaves en la herradura, unos minutos que le costo, después de varios intentos, al fin esta se abrió. Todos estaban pendientes a la puerta, en el que entro Cristy, con la mirada perdida, ausente…. Balanceandose, yendo de un lado para otro, sin un rumbo fijo, perdió el equilibrio todo su cuerpo quedo extendido en el suelo inconsciente.
  • ¡¡¡Cristy!!! –gritó Jessica corriendo hacia ella. Ben también fue directa a ella, rápidamente. George, tenía un bombón en su boca, que no tardo en pasárselo produciendo que un poco más se atragantara –Cristy… Cristy hija ¿qué te pasa? ¿Qué te pasa hija? –pregunto nerviosa, levantando un poco su cabeza. Ella abrió los ojos, sin mirar un lugar fijo, balbuceo alguna cosa, que nadie entendió.
  • Mama… mama que… ¿Qué le pasa a Cristy? –pregunto George nervioso con los ojos como platos mirando a su hermana.
  • Jessica, déjame ver por favor –dijo Ben.
  • Sí, sí tu eres medico –dijo Jessica, levantándose con temblor en sus piernas, y sus ojos humedecidos. Pudo ver, como Ben, le abría sus parpados cerrados, iluminándolos, con una pequeña linterna que llevaba en su bolsillo del pantalón. Toco su pulso.
  • Tranquilos, no es nada grave, solo tiene una buena borrachera, lo único que necesita es dormir la mona –les explico Ben, intentando levantar el cuerpo de peso muerto de Cristy.
  • Mama ¿Qué le pasa Cristy? ¿por qué esta así? –pregunto George.
  • George, ves a tu habitación por favor –le pidió Jessica, que no tardó en ayudar a Ben con su hija.
  • Pero mama… ¿qué le pasa a Cristy? –volvió a preguntar.
  • No te preocupes, no es nada grave, sube a tu habitación ¡va! No quiero que la veas en este estado –le ordeno Jessica con esfuerzo por aguantar a su hija con ayuda de Ben.
  • Pero mama… -intento decir George.
  • ¡Venga George obedece! –grito Jessica. Este no insistió mas, corrió a subir las escaleras dirección a su habitación.
  • Dejame cogerla Jessica, la llevare a su habitación –le pidió Ben viendo como esta la dejaba para que él pudiera cogerla en brazos.
  • Te acompaño –dijo Jessica, cuando su amigo, la tenía bien cogida y los dos, subieron al cuarto de la joven. Ben la dejo sobre su cama y salio de allí esperando a Jessica en el pasillo, mientras que esta la desnudaba y la preparaba, después la metió en la cama.
Minutos después Jessica salio de la habitación dejando la portezuela cerrada, se recostó en la puerta y dio un profundo suspiro.
  • ¿Te encuentras bien? –le preguntó Ben mirándola a los ojos preocupado, notando cansancio y tristeza en ellos
  • Lamento mucho lo que ha pasado esta noche, le dije que se controlara hoy, pero ya ves que ni eso he conseguido –respondió Jessica, notando como sus ojos se llenaban de lágrimas.
  • E, tranquila, no pasa nada, hemos pillado un mal día a Cristy, es normal eso en los adolescentes, un día están bien y seis están mal, yo me lo he pasado muy bien con George, tienes un hijo que vale un imperio estoy seguro que Cristy es igual que su hermano y madre, lo único que hace falta conocerla –dijo Ben, consolándola.
  • Gracias, por ser tan comprensible, hacía tiempo que no conocía a un hombre, con tu forma de ser –dijo Jessica, abrazándose a él cerrando los ojos, con su cabeza en el pecho de él.
  • No me des las gracias por eso –le murmuro el joven abrazándola –es mi actitud, mi forma de ser…
Estuvieron un rato callados, abrazados, ninguno de los dos decía nada, solo se mantenía ese silencio mutuo. Ben se incorporó.
  • Bueno princesa, será mejor que marche ya, que tarde es, son mas de la una, y quizás necesites descansar, después de el día tan duro que as tenido –le dijo.
  • A por mi tranquilo, me gusta mucho estar contigo, me proporcionas tranquilidad y seguridad –dijo Jessica mirándole a los ojos
  • Yo también me siento muy a gusto, cerca de ti, de verdad noto que algo dentro de mi crece –dijo acariciándole suavemente las mejillas de Jessica muy dócilmente, muy lentamente los dos se dieron un suave y tierno beso en los labios.

A la mañana siguiente, Cristy bajaba almorzar, a las doce del mediodía. Allí estaba George jugando a la play con el volumen de los sonidos normal, y su madre fregando los platos en la cocina.
  • Buenos días dormilona –dijo George, todo concentrado en la play.
  • ¡George quita el volumen a esa cosa! –dijo Cristy mal humorada, con ambas manos en su cabeza. Se sentó dos minutos al lado de su hermano, y como el ruido le era insoportable, pese que su hermano había bajado el volumen, no tardo en levantarse, dirección a la cocina para desayunar.
  • Buenos días –dijo Cristy en un murmuro, sentándose en una silla.
  • Hola –respondió Jessica sin mirarle, que estaba fregando los platos muy seriamente, al mismo tiempo flojito, ya que sabía que la cabeza de su hija, no estaba para tonterías. Jessica dejo caer con normalidad un plato en la pica.
  • ¡Oh! ¡No hagas tanto ruido por dios! –dijo Cristy con ambas manos en su cabeza.
  • Te duele la cabeza ¿he? –pregunto Jessica con una de sus manos en su cintura, mostrando su delantal blanco que tenía situado.
  • Siiiii ¡Parece que me valla a explotar! –grito Cristy desesperada, notando un gran dolor en ella.
  • Eso se llama resaca, de verdad no te entiendo, no entiendo ¿que te hecho para que me hagas tanto daño?
  • ¿A que viene todo esto? ¡aiiii mi cabeza! –gritó de dolor Cristy.
  • ¿Encima me vienes con esa pregunta? –preguntó Jessica, cada vez mas furiosa –te pedí que vinieras a las nueve…
  • A eso, me entretuve, ya te lo dije, ni me di cuenta de la hora –le repitió Cristy, sin dejar la aguantar su cabeza con gran dolor.
  • Sí claro… lo recuerdo, pero también dije que te controlarás y cuando te llame ya ibas pasada de rosca, ¿que te piensas? ¿Qué no me di cuenta? –le recordó Cristy.
  • ¡Va, calla exagerada! –dijo Cristy que lo que menos fuerzas tenía era para discutir.
  • Que calle ¿dices? –le pregunto Jessica con ironía –no me da la real gana, por ti he callado muchas veces y te he defendido sabiendo que te equivocabas, pero ayer fue lo mas gordo que hiciste ¿puedes tener una mínima idea del susto que nos distes al desplomarte al suelo? ¿puedes imaginar la vergüenza que pasé cuando Ben me dijo que tenías una buena borrachera? ¿lo gritos que pegue a George, para que no te viera en ese estado tan penoso? No, no tienes ni idea, pero se acabo Cristy sí, créeme que es como darme una puñalada a mi misma en la espinilla del dolor que me causa decirte esto a ti que te adoro igual que a tu hermano, pero lo tengo que hacer por nosotros y sobretodo por tu propio bien, no pienso sufrir más por ti, ¿quieres destrozarte la vida? Adelante, luego no me vengas llorando y con suplicas, porque lo siento mucho Cristy, pero ¡mientras continúes con esta actitud no quiero saber nada de ti! –le dijo Jessica, con lágrimas en sus ojos, yendo corriendo a su habitación a hincharse a llorar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...