miércoles, 14 de diciembre de 2011

Cristy; Capítulo 7 -1

L
os días pasaban deprisa, en la siguiente semana. Jessica, aun no se podía creer lo que habían visto sus ojos, aquella noche, en que Cristy apareció en casa con aquel especto…. Aquel aspecto, que era todo lo contrario de los gustos de su hija. Si solo fuera el aspecto… también su carácter empeoro, cada día que pasaba más. Delante de la familia se comportaba, pero Jessica sabía que continuaba fumando tabaco y también lo que mas le ponía los pelos de punta, los porros. Pruebas concluyentes no tenía a su abasto, ya que ni confesión tenía de la implicada. Pero a ella no la podía engañar, ya que cuando Cristy no estaba, entraba en su habitación, porque esta le había ordenado que no entrara en su propiedad sin su permiso, por lo contrario le juro varias veces << ¡que se arrepentiría!>> pero bien que alguien tenía limpiarla, ordenarla y ventilarla, ya que su propietaria la tenía hecha una pocilga y su ventilación no sobraba para nada, ya que aquello, alía cada vez mas a porro recién fumado. Tampoco se podía conversar con Cristy ya, cada vez que Jessica, se le acercaba para comentarle y hacerle ver el mal comportamiento que había en ella, esta le empezaba a gritar como una histérica y marchaba de allí, dando un gran portazo, sin volver asta pasada media noche sin avisar ni nada. Muchas horas de insomnio tuvo que pasar Jessica, preocupada por Cristy, pero cuando llegaba su hija, con ese maquillaje y esas ropas tan provocativas, no iba en estado de hacerle ver nada y lo único que conseguía, era empezar otra discusión.
Jessica, no podía entender, como su hija había hecho ese cambio tan radical. Un día era su Cristy de toda la vida, y al día siguiente le habían transformado en una joven “delincuente” Lo que menos entendía esa madre, quien había sido capaz de hacer tal transformación de ese tipo. << ¿Con quien se ajuntaba su hija, que ella desconocía?>> << ¿quien había sido capaz de transformar de esa forma a su niña, sin consultarle nadie nada?>> su cabeza no dejaba de trabajar más deprisa de lo normal, sin encontrar una respuesta coherente. Mery estaba segura que no era. En esa semana apenas la vio, solo media hora antes un par de minutos, cuando iba toda decidida y contenta a recoger a Cristy, para ir juntas a clase. Pero esa felicidad le duraba bien poco, pronto se esdevenecía cuando Jessica le informaba, que su amiga ya había salido…
  • Ah… tenía que habérmelo imaginado –le respondía Mery decepcionada con la cabeza baja.
  • ¡Espera Mery! –exclamaba Jessica – ¿tu sabes con quien se ajunta mi hija?
  • No señora, lamentablemente no lo se –decía Mery, mirándola durante unos segundos a los ojos. Después marchaba con el aire muy decaído y la cabeza baja.
Jessica estaba totalmente convencida, de que Mery, no tenía nada que ver en la transformación tan inesperada de la joven. Asta esa semana casi a diario Mery lo pasaba en casa de la protagonista. Pero esa semana solo había visto a la joven en esos dos minutos de por la mañana. Y su comportamiento, era tan decaído como el de ella misma.
Mery tampoco entendía nada, no podía comprender como es que su mejor amiga, la había abandonado de esa forma, apenas la veía solo en esos momentos de clase que no les quedaba mas opción que intercambiarse miradas, sin decirse nada. Cristy no era la misma chica que conoció, aquella, que le encantaba la ropa ancha, que no bebía, fumaba… que pasaba olímpicamente del maquillaje, los piercing o los tatuajes, era más, la chica que ella conocía, le entraba arcadas solo de pensarlo, la muchacha que estudiaba, a la última hora sí, pero estudiaba y se aplicaba en sus faenas de instituto. Ahora, en aquella semana, todo iba a la inversa. Estudiar, apenas estudiaba, para no decir nada, ningún día habían quedado ambas para hacer los deberes y por lo que veía en clase Mery, tampoco los hacía sola. Día sí y día también el profesorado se aplicaban unos minutos en echarle un broncazo. Cristy no le afectaba en absoluto, por un oído le entraba y por el otro le salía sin el menor rasgo de arrepentimiento y mas de un insulto salía de su boca enviado a ese profesor. Más de una vez en aquella semana los educadores llamaron a Jessica para informarle de todo lo ocurrido, de el gran bajón que estaba dando su hija, pero cuando esta intentaba conversar con la responsable de ser tanto llamada, lo única que recibía, insultos entre grandes arcos de humo, gritos y un buen portazo de la puerta principal, sin volverse ha oír asta las dos o tres de la madrugada.
Mery mas de una vez, llamo al móvil de Cristy, para preguntarle << ¿como llevas lo del examen?>> pero esta no lo cogía para nada, viendo quien era la protagonista de la llamada, apagaba el teléfono de inmediato. Solo se interesaba cuando la telefoneaban alguna del tres miembros de la pandilla de las tres B, entonces si que descolgaba con una amplia sonrisa en su cara. Eran las siete y media de la mañana, el despertador de nuestra protagonista sonó. No tardo en ser apagado, con tanta rapidez, como hacía tiempo que no se hacía. Una sonrisa salía de la cara de Cristy.
  • Nunca antes me alegré tanto de levantarme a esta hora, para ir a clase –dijo toda feliz saliendo de la cama. Su móvil sonó en un movimiento rápido y nervioso lo atendió sin mirar ni nada.
  • Buenos días Cristy, me alegra sentir tu voz –dijo felizmente Mery, que hacía tanto tiempo que no hablaba con su amiga, y menos con ese tono tan alegre.
  • A hola Mery eres tu –dijo Cristy toda decepcionada, y haciendo una arcada como mueca.
  • Sí soy yo, ¿te llamaba, para ver si podíamos ir juntas a clase? –pregunto tímidamente Mery –ya que en toda la semana, no has podido acompañarme.
  • Pues no… cru, cru… no podemos ir juntas…. Cru… cru…. –fingía que tosía Cristy con voz de enferma –tengo fiebre cru… cru… mucha fiebre… me duele la cabeza…. Oh… parece que me vaya a explotar, y la garganta, me duele mucho… cru… cru… debo tener… cru… cru… unas buenas anginas –fingía con voz muy débil.
  • Ostras, ya es mala suerte, que sea hoy especialmente, que tienes el examen de recuperación –dijo Mery con lamentación –me sabe muy mal de verdad, ya hablare con el profesor de física, que te lo deje para otro día, estas enferma, seguro que acepta –dijo pensando una solución.
  • Has tenido muy buena idea… achisssss… a si lo consigues te deberé una achissssss –dijo Cristy, pronunciado lentamente y con dificultad, entre estornudos.
  • No te preocupes por eso amiga mía, tu descansa, y recupérate bien de ese gripazo que tienes –le dijo Mery amablemente –¡cuídate mucho por favor! –le pidió antes de colgar.
Cuando la llamada se hubo terminado, el movil de la joven fue tirado por la cama, una sonrisa se dibujo en su cara….
  • ¿enferma yo? ¡Ja! Yo soy mas fuerte que un roble –dijo levantándose de la cama, empezándose a vestir con una ropa de lo mas provocativa, poniéndose su mejor perfume, y pintándose hasta no poder mas –esa inútil se lo a creído ¡era de esperar! –dijo. Después cogió su mochila y bajo para abajo.
  • ¡Oh, que agradable sorpresa, después de tanto tiempo, te has levantado temprano y de buen humor! –expreso Jessica contenta -…pero santo dios ¿donde te piensas que vas con esas pintas? –dijo sorprendida viendo que vestía toda de negro, y el rimel de los ojos de ese mismo color tan oscuro.
  • Pues a clase ¿Dónde quieres que valla? –preguntó Cristy con mirada << ¿estas tonta o que?>> -pero si quieres que haga campana…
  • No, no por supuesto que no, ya bastantes disgustados, están los profesores contigo –dijo Jessica -…pero sube arriba a cambiarte, porque con estas pintas no vas.
  • ¿Eso quien lo dice? –preguntó Cristy con una mirada de incredulidad a su madre.
  • …Yo ya estoy, te espero fuera mama –dijo George, saliendo con una tostada en la boca, yendo para fuera lo mas aprisa que podía, pudiendo observar que allí se estaba formando una tormenta.
  • Pues yo, que soy tu madre, por si no lo recuerdas –le dijo Jessica de brazos cruzados, mirando a su hija.
  • ¿A mi que mas me da, que seas mi madre? –preguntó Cristy cada segundo con mas rabia.
  • Pues soy tu superiora, y mando sobre ti, y te ordeno, que te quites todo ese maquillaje, te pongas una ropa mas decente para ir a clase, que es donde vas, no a una fiesta loca –le respondió Cristy, con la mirada desafiadora.
  • A mi nadie me ordena nada ¿¿¿entiendes??? –pregunto alterada Cristy – ¡pienso ir a clase, vestida y pintada como me de la gana, ni tu ni nadie me lo podrá impedir! Y eso si voy a ir a clase… -dijo con la mirada intrigada observando a su madre. A continuación cogió su mochila colgándosela de una asa….
  • Que quieres decir con “y eso si voy a ir a clase” ¿vas a clase verdad? –preguntó Jessica preocupada.
  • Adiós –dijo Cristy, sin decir nada mas salio de casa, como de costumbre dando un buen portazo. Jessica fue detrás intentando alcanzarla, pero cuando salió al único que vio es a George, sentado en uno de los escalones de la entrada.
  • George quizás tu hermana no va a clase –dijo Jessica preocupada, mirando fijamente el camino por donde había marchado su hija tan rápidamente – ¿donde irá? ¿con quien se ajuntara?
  • Tranquila mama, se a llevado la mochila, seguro que irá a clase –le intento tranquilizar George, poniéndose en pie.
  • Pero se ha ido a pie, no a esperado al autocar…. –dijo aun mas preocupada Jessica.
  • Eso es porque estaba enfadada, a preferido irse andando, le irá bien que le toque el aire, no te preocupes, como ya te he dicho antes, se a llevado su cartera, con lo vaga que es dudo muchísimo, que se la halla llevado para nada –argumento George.
  • También tienes razón –dijo Jessica algo mas tranquilizada. Dio un fuerte suspiro – ¿nos vamos a clase tu y yo?
  • ¡Por supuesto! –exclamó George, contento por haber conseguido algo de su propósito.

Cristy caminaba decidida, camino de la nave, donde había quedado con sus tres fieles compañeras o ya en ese punto, podrían nombrarlas amigas. La noche anterior su móvil sonó por parte de ellas, dándole la oportunidad de ir algún lugar mucho mas interesante, que ir a clase. ¿Dónde la llevarían? Pues no tenía ni idea, lo que sabía con seguridad, que sería mas interesante y mejor que ir a clase. Ahora recordaba, que no le habían dicho la cantidad que le pagarían por aceptar, pero no le importaba en absoluto, al contrario, las cosas ya habían cambiado bastante. Ella ya iba con la pandilla de las tres B, porque quería, no por el dinero. Cada día que pasaba se sentía mucho mas a gusto con ellas, que con otro. Apreciaba muchísimo su forma de ser, y todas las acciones que hacían, no podía entender como antes les caían tan y tan mal, y tampoco entendía como había sido tan amiga de aquella empollona huérfana, se decía a ella misma, pensando en Mery. Con la pandilla de las tres B, a esas alturas, iba porque quería, porque le gustaba cada vez más su compañía y el hecho de tener unas amigas como ellas, con su forma de vestir, de maquillarse de pensar. En cambio con Mery ya solo iba por interés, porque así tenía garantizado aprobados los exámenes, sobretodo los de física, que tan mal le habían ido asta el momento que conoció a esa joven.
Llego a la nave, la cantidad de niños y de niñas gitanos que jugaban normalmente, esa mañana no estaban, solo habían tres o cuatro, con las misma ropas sucias y rotas de siempre, correteando con la pelota por allí, Cristy se supuso que los demás estarían en la escuela. Entro en el bloque correspondiente, aquel tan sucio, escandaloso, y maloliente, pero a Cristy ya no le afectaba en absoluto esa asquerosidad, esos gritos, esas vistas de gente totalmente desnuda, y hacía como si nada, subía rápidamente la escalera asta el piso indicado, sin dejar que nada de todo eso le afectara. Llamo al timbre de la puerta, en que Barbie, no tardo en abrirle.
  • Hola Cristy, pasa, pasa –le dijo impaciente. Cristy entro, pudo ver a Bibi y Bilma sentadas en la mesa. Una mujer, delgada, con el pelo negro corto, ojos marrones con un vestido de mujer de la limpieza sacaba el polvo a los muebles.
  • Esta es nuestra chacha –le informo Bilma.
  • ¡He, con más respeto! –se quejo la mujer.
  • ¡Anda ya, cállate y limpia que sino no te pago! –le amenazó Bibi –bueno mejor hoy vete ya, que tenemos reunión y una chafardera chivata por aquí no, nos conviene –dijo preparando el dinero.
  • En la escuela es donde teníais que estar, no aquí, planeando maldades –le contesto la mujer.
  • Haz el favor de cerrar la boca, sino hoy te vas sin pagarte –le dijo Bibi con mala cara, pensando sacar el dinero o no.
  • Vosotras mismas, si no me pagáis voy a la policía a informarle de que clase de chicas sois –dijo la mujer haciéndose la despistada. Bibi no dijo nada, solo le entrego el dinero, mordiéndose la lengua por no contestar, ya que tenía mucho que perder.
  • Aquí falta cincuenta dólares, son ciento cincuenta, aquí solo hay cien –dijo la mujer contando el dinero –o me dais todo o me chivateo de lo que estáis haciendo –dijo con picardía.
  • Desgraciada –dijo a lo bajo Bibi.
  • ¿He? –pregunto la mujer poniendo la oreja –seré buena, aré que no he sentido nada –dijo con una sonrisa –ya veo que habéis conseguido a una nueva chica en vuestra trub… -dijo mirando a Cristy.
  • Eso a ti no te importa –dijo Bibi con rabia, viendo como esta cogía su chaqueta para marcharse.
  • Si, es verdad no me importa, solo decirte joven –dijo mirando a Cristy –que no sabes donde te has metido, estoy convencida que estabas muchísimo mejor antes, que con estas.
  • ¡Lárgate ya! –grito Bibi con un dedo señalando la puerta.
  • Ya voy, ya, oh que prisas para planificar maldades –dijo la mujer, haciendo que se asustaba, abriendo la puerta –solo deciros, que el próximo día que venga, espero que este sola, que con vosotras, no puedo trabajar como díos manda.
  • Al fin se a largado, esa asquerosa chacha, con amenazas me va a venir a mí –se quejo Bibi –dejemos de pensar en esas personas que realmente no vale para nada la pena, y vamos hablar de cosas importantes –dijo sentándose en la mesa, junto a Cristy y Bilma. Barbie no tardo en reunirse con ellas, con una bandeja entre las manos, con cuatro tazas, y cuatro puros también en ella, que los repartió junto a sus compañeras.
Las cuatro chicas, empezaron a hablar de lo que harían en ese día que faltarían a clase. Mientras lo hacían se fumaban esos grandes puros, y se tomaban esa sustancia en el que a la ultima chica que llegó al grupo, le gustaba cada vez mas, al igual que fumarse esos grandes puros, que le daba tanto placer.
  • Mirar chicas, parece que Cristy ya le ha cogido gustillo a esta droga –dijo Bibi con una sonrisa.
  • ¿Qué? ¿esto es droga? –preguntó Cristy después de pegarle un buen trago.
  • Sí, ya te has acostumbrado ¿a que ya no te hace ningún mal? –le pregunto Bibi.
  • Pues no, la verdad es que me gusta, pero sabiendo que es droga… yo no se si debo continuar –dijo Cristy, dejando la taza en la mesa.
  • Tranquila, te prometemos, que es una droga muy suave, no te afecta para nada –le explico Bibi.
  • ¿A sí? Pues entonces continuare con ello –dijo dando un largo trago -ahora entiendo porque no puedo pasar ni un día sin poder tomarlo, es como los porros, me encantan, sin ellos, no puedo seguir adelante –dijo echando una buena calada –dejando ir todo el humo por el aire, con cara de felicidad.
  • Nos alegramos tantísimo que te hayas vuelto una de las nuestras –demostró Bibi –Por eso te lo agradecemos de esta forma… –dijo levantándose, yendo a un cajón, que cogió dos cientos dólares –ten es todo tuyo –dijo, poniéndoselo delante de ella, para que los cogiera.
  • No, ya no quiero dinero para nada, me gusta muchísimo estar con vosotras, por eso sigo aquí, y hago lo mismo que hacéis. Siempre he vivido una mierda de vida, me han manipulado para que no fuera por este camino, bufffffff, no tenía ni la mas mínima idea, que fuera la mejor etapa de mi vida, no quiero separarme de vosotras, y menos dinero por hacer lo que deseo y me gusta muchísimo seguir así –se expresaba Cristy con felicidad – ¡Gracias, muchísimas gracias por darme esta oportunidad, no os dejare jamás!
Bibi, Barbie y Bilma se miraron con complicidad con una sonrisa en sus caras, como diciendo <<ya esta, ya la tenemos donde queremos>>. No tardaron en empezar hablar de lo que harían ese día. Después marcharon, dejando el piso vació…
  • ¿Os ha quedado claro el plan? –preguntó Bibi mirando a sus tres acompañantes, viendo como todas afirmaban con la cabeza –bien, pues allí tenemos nuestro objetivo, la tienda de móviles, Cristy y Barbie, iros adelantando, esperaos en la puerta de atrás, a que yo os haga el señal.
  • Vale –dijeron Barbie y Cristy echando a correr hacía la puerta trasera de la tienda (solo era para trabajadores) esperando el señal de su jefa.
  • Bilma, tú te vienes conmigo, tu sígueme la corriente en todo –le ordeno.
  • Pos supuesto –dijo Bilma. Ambas entraron decididas a la tienda, por la puerta principal. La campana de esta hizo un tintineo al abrirse.
  • ¿Hola buenos días, os puedo ayudar en algo? –preguntó el dependiente, un hombre de cuarenta y pocos de años, delgado, pelo negro, con gafas transparentes, que en ese momento se las estaba limpiando con un pañuelo de seda. Al ver a las chicas delante del mostrador, dejó esa acción y atendió a su clientela.
  • Sí, buscábamos un móvil, moderno, ultima generación, que tenga cámara, audio, video….todo lo que este de moda valla, pero al mismo tiempo que tenga buen precio –dijo Bibi.
  • Sí claro, pos supuesto –dijo el dependiente –¿no os gusta ninguno de estos modelos que tenemos aquí presentes? –pregunto, mostrándoles el mostrador la cantidad de móviles que tenían delante de sus ojos.
  • No, no me convence –dijo Bibi, haciéndose que no lo tenía claro mirando a Bilma – ¿y a ti?
  • Tampoco –dijo Bilma, negando con la cabeza, mirando todos los móviles que había en el mostrador.

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