El día amaneció distinto a como transcurrió el día anterior. No sobresalía un cielo claro y despejado con un radiante sol reluciendo, sino más bien todo lo contrario. El cielo, yacía con gran nubosidad, pese que no hacía frío, tampoco sobraba la fina chaqueta. Ruth, Hillary y Dan, permanecían en la misma mesa, que la noche anterior, desayunando, hablando entre ellos como hacían sus compañeros e compañeras.
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Buenos días, que aproveche chicos –saludó Maickel.
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¡Buenos días! –dijeron a coro Ruth y Dan alegremente.
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Gracias Maick, te puedo llamar Maick ¿verdad? ¡Muy buenos días! ¿Qué tal as descansado? –preguntó con rapidez Hillary nerviosa.
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Bien, bien e descansado bien gracias… -comenzó a contestar Maickel, sin saber por donde empezar –claro que me puedes llamar Maick, ya lo dije el primer día en las presentaciones.
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Yo pregunto por si acaso, no me gustaría ofenderte –aclaro Hillary, notando como se sonrojaba.
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Tranquila que no me ofendes para nada guapísima –le respondió su superior dedicándole una muy buena sonrisa, al mismo tiempo que le guiñaba un ojo. Ruth y Dan notaron como su amiga se derretía viva.
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¿Como esta tu hermana? –preguntó Ruth, para enfriar ese ambiente tan calderoso – ¿le costo dormirse, cuando lleguemos?
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Esta bien gracias, no que va, se durmió enseguida, estaba cansada, asustada y arrepentida, por haberse escapado –les explicó Maickel.
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Sí estaba muy nerviosa cuando lleguemos, y llorando tan cerca de ese gran precipicio ¿por qué? –se interesó Dan, rebuscando en el tazón de Hillary, ya que a esta se le había pasado el apetito, después de las palabras de su monitor.
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Buffffff, es una larga historia chicos, y prefiero no contarla de verdad –dijo Maickel.
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Zi, zi tranquilo lo entendemos –le disculpó Dan, masticando una cucharadas de cereales de su amiga Asiática.
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¿Donde se encuentra ahora? –se intereso Hillary mirando hacía todas las direcciones.
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Esta con Paty, una cocinera jugando a Damas, se llevan muy bien, cuida perfectamente de Asly.
El ambiente se volvió a llenar de tensión.
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Bueno… ¿y que haremos hoy Maickel? ¿tienes alguna actividad planeada? –se interesó Ruth.
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Pues sí, y creo que os gustará –se animó nuevamente el joven –por grupos os adentraréis en el bosque en busca de unos numerosos objetos, que os daremos en una lista, el primer grupo que vuelva a los monitores y los profesores que estaremos, aquí en la casa, con todo lo solicitado habrá ganado, un apetitoso pastel de chocolate, cocinado por la cocinera mas veterana, y sin exagerar, quien hace los pasteles mas apetitosos de toda esta zona.
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¡¡Oh!! Se me ha hecho la boca agua, se me abierto el apetito ¡tengo que ganar! –hizo saber Dan, notando como su boca se derretía.
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Tienes que ganar no, tenéis que ganar ¡los tres! Os he puesto en el mismo equipo a los tres, ya que se que sois tan buenos amigos –les recordó Maickel.
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¡Oh, que atento! ¡es que todo son ventajas con este chico! –exclamo Hillary con felicidad.
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Pues ya lo habéis escuchado chicas ¡tenemos que ganar! ¡¡a por el pastel de chocolate!! –exclamó Dan con entusiasmo alzando uno de sus brazos al aire con su puño cerrado.
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Se hará lo que se pueda –le animó Ruth con una débil sonrisa –pero Maickel, no nos lloverá hoy, esta bastante nublado, el sol ganas de salir como que no –le recordó, sin dejar de mirar a través del cristal de la lumbrera que tenía delante.
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Ya, es lo que estaba pensando, pero creo que no, al menos eso espero –hizo saber, observando como sus tres compañeros se reunían –disculparme –dijo, alzándose, acercándose a ellos.
Eran las tres y media de esa misma tarde, todos los chicos e chicas estaban reunidos, en una espaciosa sala, por orden de sus profesores e monitores, con la diferencia, que estos no estaban presentes. La puerta se abrió entrando por ella, todos los solicitados, los cuatro monitores se situaron delante de todas aquellas caras curiosas, mientras que sus profesores, se ponían a un lado de aquella habitación, pegando a la puerta con sus brazos cruzados, esperando para escuchar, las palabras indicadas que tenían esos “jefes” Ruth, Hillary y Dan, se fijaron que Asly, entro con ellos, dando círculos sin sentido, produciendo ruidos con sus labios. Una de las cocineras, entro, cogiendo de la mano a la joven, dirigiéndola hacía fuera. Asly, miró hacía sus tres jóvenes buscadores de la noche anterior que la recogieron con su hermano. Les dedicó una sonrisa, despidiéndose con la mano. Estos, le respondieron en gesto, y despedida, observando como salía hacía fuera, junto a su compañera, dejando la puerta cerrada.
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Bien jóvenes, os estaréis preguntando porque os hemos reunido aquí, es para explicaros la actividad que hoy realizaremos –dijo Maickel dando un paso al frente –no solo hablo para mis chicos y chicas, hablo para todos e todas, en nombre de mis compañeros e mío, que la tarea será igual para los cuatro grupos. La prueba es llamada <<Prueba de Orientación>> cada monitor, hará con sus chicos, grupos de tres, entregándole a cada tropa un listado de objetos, que escondidos están en el bosque, en el que vosotros, tenéis que buscarlos, y entregárnoslos, en el menor tiempo posible, el que así lo haga, abra ganado, como postre, un trozo de pastel de chocolate, de una de nuestras mejores cocineras. Nosotros los monitores, os esperaremos, en una zona del bosque donde empezará toda la “aventura” pero por si hubiera algún problema, os situaremos, a uno del grupo, en su cintura un busca, que esta en contacto con nosotros, en el que si hubiera algún tipo de problemas, tocáis el botón, y saldríamos a buscaros vuestros profesores, aquí se encontrarán, para recibiros, y estar pendientes, haber quien gana, de todas formas, si son las nueve de la noche, y algún grupo no a podido localizar todo lo solicitado, dejarlo estar, a las nueve y media todos, repito TODOS tenéis que estar aquí en la masía ¿alguna pregunta? –pregunto, observando como todos negaban con la cabeza –perfecto, ahora os diremos, los grupos, cuando estos estén formados, os daremos vuestra lista –explico, informando en voz alta, cada grupo de tres de sus jóvenes, entregándoles a cada uno su listado de objetos. Después de este, les paso el turno a Paul, Sofia, Jennifer –pues salgamos todos fuera –informó para finalizar.
Profesores, monitores e alumnos se dirigieron al terreno exterior. Muchos alzaron sus ojos al cielo, donde continuaba tan oscuro, como aquel amanecer, y al ser posible un tanto más. Allí, entre profesores y monitores, les pusieron a uno de cada grupo un busca en la cintura <<si tenéis algún problema no dudéis en dar la alarma pulsando este botón>> les recordaron, entregándoles un listado con todo lo que tenían que traer. La carta de nuestra protagonista e amigos decía:
Solicitado de Ruth Parcker, Hillary Craff y Dan Rocker es lo siguiente:
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Un Huevo de águila
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Una pluma de búho
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Unas botas de lluvia, unos guantes de goma y un chubasquero
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Una libreta de tapa gorda
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Un huevo de pez
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Un conejo de peluche
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Dos naranjas (juntas)
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Una flor (la bella rosada)
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Un cassete (dentro tiene que haber una cinta) <<grabar el ruido de las ranas>>
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Un Sombrero de copa
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La leyenda del pueblo <<preguntar a cualquier habitante>>
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Una flor (cualquier clase)
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Una sudadera rosada
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Una caña de pescar
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Tres cascos con una linterna incorporado/tres kimonos
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Una escarlita <<las encontréis en una de las seis famosas cuevas de esta región>>
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Unas gafas de sol
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Una mochila
Sí ya habéis llegado asta aquí, ya es un gran logro, venga unos pasos mas y habréis superado la prueba ¡¡felicidades!!
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¿Todo esto hay que buscar? ¿Dónde lo encontramos? –pregunto Dan sin dejar de leer los dieciocho productos, que estaban escritos en el papel.
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Por el bosque Dan, por el bosque –le repitió Hillary mirándole con ironía.
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¿A quien le situamos el busca? –interrumpió Sofía, que se les acercó con el aparato en sus manos. Los tres chicos se miraron sin decir nada.
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¿Os importa si me lo pongo yo? –se ofreció Ruth. Ambos no tuvieron problema.
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Bien muchachos despedidos de vuestros profesores y seguirnos –dijo Maickel poniéndose en marcha, junto a sus tres compañeros. Muchos pasaron del hecho de decir adiós, otros en cambio, se despidieron, como si no les volvieran a ver en meses. Los profesores, allí se quedaron, observando como sus “niños” y “niñas” se alejaban adentrándose entre tanto árbol. Las tres profesoras miraron al cielo, rezando para sí que no descargara. El único profesor, con un cigarrillo, en su boca, comenzó andar, bosque abajo también, pero por otro camino distinto.
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Profesor Thomas ¿Dónde va? –preguntó la profesora Turner con curiosidad.
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Al bosque ¿qué no lo ve? –dijo con ironía sin dejar de caminar.
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Pero los chicos tienen que estar solos, no pueden tener ninguna ayuda –dijo Kate con timidez.
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No se preocupe por eso, entro por el otro extremo, de donde ellos se encuentran, no coincidiremos –dijo con la voz un poco elevada a causa de la distancia de un profesor e otro aparte de rabiosa.
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Pero tiene que estar aquí presente, por si alguno de sus chicos llegan los primeros –le recordó la profesora Turner.
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¡Esos inútiles no llegaran ni a la vuelta de la esquina! ¡será una suerte si no se pierden! –se sintió por parte de Thomas –y ahora ¡olvídenme! –gritó, tirando el cigarrillo, al suelo, sin dejar de andar, con algo mas de rapidez. Las tres profesoras se miraran sin saber que decir, ni que pensar.
De mientras los chicos y chicas, caminaban tras sus monitores, rodeados de árboles, donde la nubosidad se penetraba mas, estos hablaban entre ellos, al igual que sus jefes entre sí. Llegaron a una explanada adueñada por cuatro árboles contados. Los de cabecilla, se detuvieron en ese mismo lugar, uno a cada extremo. Se sacaron sus mochilas. Las dejaron en el suelo. Maickel estiró sus brazos:
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Ya hemos llegado al punto de partida chicos. Aquí estaremos nosotros por si hay algún tipo de problema, recordar, a las nueve, todos tenéis que estar en la masía, vuestros profesores, serán los responsable de indicar, quien a llegado en primer lugar, para ese premio tan esperado, tampoco olvidéis, que para el mínimo problema que haya, tenéis los buscas, le dais al botón y saldremos a buscaros, que por eso, estaremos aquí. Que tengáis mucha suerte todos ¡que gane el mejor grupo! –exclamó Maickel. Todos los chicos se empezaron a esparcir. Algunos muy decididos, otros, con algo de temor, mirado hacia atrás a menudo.
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¡Venga chicas, a por el pastel de chocolate! –exclamó con entusiasmo Dan entrando en la profundidades de ese terreno.
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Que valiente te veo Dan –dijo Hillary.
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¡Yo siempre soy valiente, aun más cuando se trata de un pastel de chocolate! –dijo aclarándose la garganta, sacándose pecho.
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Pos venga, valiente, empecemos –dijo Ruth riendo, empujando a Dan hacía adelante, junto a Hillary, y ella misma.
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