viernes, 3 de febrero de 2012

Cristy; capítulo 18

Capítulo 18: Nicolas

C
risty despertó lentamente, sintiendo un ruido estridente. Miró a su alrededor observando a un hombre subido en una escalera de hierro, con un taladro que no dejaba de hacer sonar. A su lado aguantando la escalera había otro tipo. A su lado estaba la doctora Guzmán observando muy detenidamente el trabajo de esos hombres. Cristy se los quedo mirando con mala cara, llevándose las manos a la cabeza omitiendo una mueca. Ella también le clavo la mirada con sus brazos cruzados. El taladro se volvió hacer sentir, haciendo que Cristy se tapara los oídos fuertemente.
  • ¿qué hacéis con lo temprano que es? ¡tener un poco de respeto que me duele la cabeza! –protesto Cristy con sus manos en su cabeza.
  • Estamos vallando la rejilla para que no te vuelvas a ir de excursión –le contesto la doctora Guzmán mirándola fijamente con sus brazos cruzados.
  • ¿Como te as enterado? –preguntó Cristy sorprendida –¿el asqueroso de Jonny te lo a dicho? ¡Pues que sepas que él se vino conmigo!
  • No me lo a dicho Jonathan, unos enfermeros os pillaron en el cuarto de las medicinas, drogados perdidos –fue la respuesta de la doctora Guzmán –es increíble de verdad Cristy, se que no es nada fácil afrontar esto, pero entrar en una habitación a drogarte, no es la manera de demostrar que quieres recuperarte.
Cristy a duras penas escuchaba, le dolía demasiado la cabeza para prestar un mínimo de atención a esas palabras.
  • Date una ducha de agua templada –fría, para el dolor de cabeza te hará bien, espero que esto no se vuelva a repetir –le aconsejo la doctora –por si aun no te habías fijado, ahí mismo tienes tu cuarto de baño –le dijo mostrándoselo.
  • De acuerdo gracias –le agradeció Cristy, que era bien verdad que en el poco tiempo que llevaba allí no se había fijado, de ese servicio que tenía para ella sola, siempre había ido a los comunes en los que había al lado de los comedores. Arrastrando los pies entro en ese cuarto, una vez que se encontró a solas. Era muy espacioso, las rayolas de la pared eran blancas. Había un vater, que parecía que estuviera recién puesto de no hacía mucho tiempo atrás. A su lado, pegadito de este había una larga bañera, con una mampara puesta para que el agua no se saliese de lugar. Justo enfrente del vater, al otro extremo había la pica, con un gran espejo para poder observarse sin problema, al lado de este, había una larga barra horizontal pegada a la pared donde estaba situada una gran toalla de seda. Cristy, se acercó a la bañera cogiendo el teléfono, encendiendo el grifo, graduando el agua templada –fría tal como la aconsejaron, se sacó aquella camisa larga, que llevaba puesta, llegándole a las rodillas, y su ropa interior. Se sumergió a través de esas aguas, acostándose en ese espacio invadida por mineral. Solo su cabeza quedaba en el exterior, sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo a sentir esa temperatura que le representaba bienestar. Cerró los ojos durante unos minutos ante un profundo suspiro, se sentía tan tranquila, tan bien…
Después de tres cuartos de hora largos en la tranquilidad de esa tibia agua, Cristy decidió salir, antes de que se arrugara mas. Se sentía tan bien, y el dolor de su cabeza, en parte había desaparecido. Hacía tiempo que no se relajaba de esa manera, para ser exactos desde que empezó a salir con la pandilla de las tres B, sí desde que salía con ellas lo dejo de hacer, como tantas costumbres que le adueñaban. Se puso su bata buscando algo entre sus cosas, que continuaban sin estar en un sitio fijo situado. Encontró lo que tanto anhelaba su pijama azulado, con su nombre bordado con letras azul marino. Ella le tenía un cariño especial a ese pijama, se lo regalo su adorado padre. Antes de situárselo, lo miró con dulzura y lo olfateo intensamente, nadie la creería pero ella aun en el fondo podía sentir el aroma de su padre. Después de observarlo unos segundos con una sonrisa en su cara, se lo puso, admirándose en el largo, ovalado espejo que tenía en la habitación, ¡se sentía tan a gusto con él! Después de pensárselo un rato, decidió ordenar sus cosas en ese lugar, visto que se pasaría allí un tiempo. Toda la mañana le llevo establecer todo aquel desorden. Se sentía satisfecha del trabajo progresado. Fue decidida hacía la puerta, la abrió y camino directamente hacía los comedores, era cerca de la una, ya no tardarían en avisarla para comer. No estaba muy convencida si hizo bien en quitarse aquella especie de camisón y situarse su pijama, pero aun y así, siguió con rumbo fijo hacía su destino.
  • Hombre hola Cristy me alegro de verte –le saludo alegremente Rosy, cuando la joven se acercó a ella con la bandeja establecida –bonito pijama, te queda muy bien.
  • Gracias, ¿crees que no les importarán a los de aquí que me lo haya puesto? –pregunto Cristy casi con un murmuro por miedo a la respuesta.
  • ¿Importarles? ¡Que va, estarán encantados! –le contestó Rosy –así demuestras que aceptas que estas aquí, y te sientes como en tu casa –le dijo. Cristy se encogió de hombros sin saber que decir, ni que pensar –aquí tienes tu comida de hoy, de primero macarrones gratinados, de segundo, carne rebozada, con una pizca de mayonesa casera de postre un plátano, hoy lo a cocinado, Irma, seguro que te encantará cocina muy bien –le explico guiñándole un ojo, mostrándole su compañera, una chica de piel muy blanca, pelo negro, ojos azules. Cristy sonrió a Rosy, cogiendo su bandeja, observaba a todas las mesas de su alrededor todas estaban repletas, todas menos dos, una no había ni un alma, y la otra, estaba Jonathan, con dos chicos mas, este la sonrió, así que con este fin iba toda decidida, junto a él, pero antes de que pudiera llegar, dos chicos más se sentaron al lado de su nuevo amigo. Ella esperaba que él le indicará algún señal, para que aun se sentará con él, pero este no dijo nada, ni siquiera la miró, ella paró en seco, curvando a derecha, sentándose en aquella mesa vacía……
  • ¿Puedo sentarme? –pregunto alguien. Cristy giró la cabeza pudiendo ver un chico no muy alto, delgado, ojos marrones, pelo negro, que estaba allí de pie mirándola. Cristy no dijo nada, solo se encogió de hombros. El chico entendió eso como un sí, no tardo en aposentarse –me llamo Nico ¿y tú? –pregunto viendo como Cristy no paraba de comer, sin ni siquiera dedicarle una mirada –eres nueva, pero aun y así te as hecho notar ya…
  • Joder, como corren las noticias –dijo Cristy dejando los cubiertos en el plato, mirando fijamente al chico.
  • Tranquila, no eres la primera que lo haces, ni serás la última, todos los que estamos aquí, hemos hecho alguna locura de ese estilo, me incluyo yo mismo, aunque muchos no quieran admitirlo –le dijo Nico dedicándole una sonrisa,
  • ¿Y a mí que me importa los demás? –preguntó Cristy con mala gana.
  • Quiero decir, que todos hemos pasado por lo que estas pasando tu ahora y míranos aquí seguimos muy enteros a pesar de todo, y ya pronto algunos de ellos pronto fuera estarán –le explico Nico amablemente –tu también estarás fuera, antes de lo que te imaginas, yo te ayudare.
  • ¡No necesito ayuda de nadie, menos de un extrovertido como tu! –le respondió Cristy malhumorada.
  • Eso lo decimos todos, pero realmente es todo lo contrario, ya, te darás cuenta ya –dijo Nico con una débil sonrisa –bueno te dejo, que veo que te estas sintiendo incomoda, tampoco quiero eso, solo decirte, que si me necesitas, me busques, que por aquí estaré –le recordó, levantándose de su asiento y alejándose.
Esa tarde Cristy la paso relajada, yendo de un lado para otro del centro, observando a uno, como charlaban, observando a otro, como jugaban algún juego de mesa tranquilamente, las enfermeras, los enfermeros, empezaron hablar con ella, felicitándola por el pijama que tenía con ella incluso la doctora Guzmán tuvo ese gesto con gran amabilidad. Ella lo agradeció con mucha simpatía. Se acerco a Jonny preguntándole si a él también le había tapado la rejilla.
  • Sí me lo han tapado, por ser descubierto, teníamos que habernos llevado los medicamentos a la habitación y allí al menos no sabrían como hubiésemos salido –dijo Jonny indignado – ¿que? ¿te apetece tomar de nuevo? –preguntó con entusiasmo, viendo como Cristy negaba con la cabeza.
  • ¡Ei Cristy! –le llamo Nico –voy a la sala grande a ver la tele, ¿te vienes conmigo?
  • Vale, si –fue la respuesta de Cristy. Después dejo allí solo a Jonathan, alejándose con Nico.
  • Gracias por venir conmigo –le agradeció Nico con una sonrisa, mientras caminaban asta la sala grande.
  • He venido contigo porque ahora me siento bien, para pensar en las drogas, no por ti ¿eh? –dijo Cristy con orgullo. Nico la sonrió. Llegaron a esa sala donde les esperaba una tele de grandes dimensiones. Estaba encendida emitiendo una película de suspense dejando a unos chicos/chicas con el corazón en un puño….

El reloj que había sobre la mesita de Cristy marcaba las dos de la madrugada, su tic –tac no dejaba de hacerse sentir. De mientras Cristy se restregaba por las sabanas como un pez, recién atrapado, intentando liberarse, no dormía placidamente, toda ella sudaba, se le notaba inquieta, sin dejar de hablar en sueños <<papa no te vayas>> <<morirás>> <<chicas os necesito>> <<¿porque me dejáis por Lilian?>> <<¿que hay de todo lo que he hecho?>> <<no, suéltame Veneno no quiero echar ningún polvo, si no hay droga, ¡déjame!>> <<papa no te vallas…>>
  • ¡Cristy, Cristy despierta, estas teniendo una pesadilla, despierta!
  • ¡¡Morirás!! –acabó diciendo Cristy despertándose de repente sentándose inconscientemente en la cama, se notaba la respiración acelerada, todo su cuerpo estaba sudoso. La luz estaba encendida. Miro a su alrededor, allí, a su lado se encontraba Nico –tu, ¿que haces aquí? ¿Cómo as entrado? nos cierran la puerta con llave, y la rendija la tengo tapada –dijo la ultima frase, mirando al techo, aun con la voz acelerada.
  • He entrado por la puerta, estaba abierta, solamente la cierran con llave si ven que puedes escaparte, te la han dejado abierta, eso significa que confían en ti –le explicó Nico –oí tus gritos, que emitías por las pesadillas, y vine enseguida a despertarte, ¿te encuentras mejor? –le preguntó. Cristy continuaba callada, miraba hacía el suelo.
  • Necesito droga –dijo Cristy después de unos minutos de silencio.
  • ¿Que? –pregunto Nico sin creer, lo que había escuchado.
  • Me tienes que dar la droga –dijo la joven cada vez más nerviosa.
  • No Cristy, ese no es el camino correcto, tienes que tener fuerza de voluntad y vencer esas ganas de tomar –le aconsejo el joven.
  • Tengo que tomarme algo, sino volveré a tener esas pesadillas –exclamó Cristy, poniéndose en pie.
  • No, claro que no tendrás esas pesadillas, no tendrás ninguna y sin tomarte nada, ya lo veras, confía en mí –dijo Nico, cogiéndole de la muñeca.
  • Claro que tendré pesadillas, y me moriré también si no me las tomo, ¡suéltame, suéltame! –intentaba liberarse la chica.
  • Cristy perdóname, pero no puedo hacer eso, sino harás algo que te arrepentirás el resto de tu vida –se disculpo Nico.
  • ¿Qué esta pasando aquí? ¿qué es todo este escándalo? –interrumpió en la habitación la doctora Guzmán con un largo camisón rosado –Nico ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Qué le estas haciendo a Cristy? –pregunto, preocupada.
  • Doctora, no es lo que se piensa, yo nunca haría esa barbaridad ni ningún tipo de daño a ninguna chica –se defendió Nico –ya me conoce usted bien.
  • Sí, sí, tienes razón, perdóname, estoy medio dormida aun –se disculpo la doctora Guzmán –pero entonces ¿Qué es todo este jaleo?
  • Pues… -le empezó a explicar Nico, mientras que ambos sentían como Cristy reclamaba a gritos lo pedido.
  • ¡Voy a buscar un calmante! –exclamó la doctora dispuesta a salir de la habitación.
  • ¡No, no lo haga doctora, así nunca se pondrá bien, esto lo tiene que superar, sin acudir a los medicamentos! –le transmitió Nico, sin dejar las muñecas de la joven que cada vez mas alteradas estaban por liberarse.
  • ¿Y que sugieres? –pregunto la doctora, subiendo el volumen, para que fuera sentida a través de los gritos de Cristy sin dejar de observarla.
  • Váyase, déjeme con ella a solas, yo ya se que hacer.
  • Despertará a todo el centro con los gritos que pega –le recordó la doctora.
  • No, si cierra la puerta con llave, no se sentirá nada fuera.
  • Y usted ¿estará seguro con ella? ¿no correrá peligro? -pregunto la doctora preocupada.
  • No se preocupe por mi, yo ya se que hacer, salga y cierre rápido, antes que se despierten todos –le dijo Nico.
  • Vaya con cuidado –dijo la doctora nerviosa antes de cerrar la puerta con llave por fuera. En ese momento Nico dejo ir a Cristy, esta corrió hacía la puerta, con histeria por lo que tanto necesitaba. Pegaba fuertemente a esa puerta, mientras que sus gritos no cesaban. Al observar que la puerta estaba cerrada con llave y que nadie le hacía ni el más mínimo caso, si ni siquiera nadie habitaba por los pasillos, se encaró a Nico mandándole una mirada desafiante.
  • ¡¡¡Por tu culpa!!! ¡¡¡Hijo de zorra!!! ¡¡¡cabronazo!!! –gritaba yendo directa y con rabia a encararse a ese chico. Este no se sorprendió en absoluto, esa reacción –¡¡¡por tu culpa, me han vuelto a encerrar con llave y no he conseguido lo que quería!!! –exclamo abalanzándose contra el chico.
  • ¡Cristy te he hecho un favor, tu ahora no lo ves, pero te aseguro que es lo mejor para ti! –exclamaba Nico, esquivando los golpes de Cristy.
  • ¡¡¡Ni una mierda!!! Todos me queréis manipular y lavar el cerebro, pero no lo conseguiréis –gritaba la joven, que estaba consiguiendo ser libre.
  • Perdóname Cristy por favor –dijo de repente Nico como arrepentido, izo unos movimientos, dejando a Cristy acorralada he indefensa.
  • ¡Suéltame, suéltame desgraciado! ¿Qué me has hecho? ¿Qué me has hecho? –preguntaba alterada Cristy, frente a su cuerpo acorralado entre las extremidades de Nico.
  • Se Judo, se todas las técnicas, te he hecho una llave de defensa pa mi, he indefensa para ti, asta que no te tranquilices, no te soltaré –le explico Nico, observando como Cristy, no aflojaba su tempestad. Un rato estuvieron así, asta que de repente, Nico, notaba como las fuerzas de Cristy disminuían cada vez más asta detenerse del todo. Entonces su cólera, se transformó en llanto –bien, muy bien, lo as hecho muy bien Cristy, tranquila, tranquila, ya a pasado todo, no te preocupes, yo no te voy a dejar en la estacada cuando mas necesitas a alguien, a tu lado, llora, llora desahógate –le exclamó el joven dándole un fuerte abrazo, mientras que oía a su compañera llorar con desconsuelo, hasta que inconscientemente se quedo dormida en los hombros de ese joven, que aun la abrazaba con fuerza, a causa de esa gran furia y depresión que le adueñaba. Nico la tumbo, y arropo en su cama, él se sentó en una silla a su lado, por si las pesadillas le volvían adueñar estar a su lado y despertarla, poco a poco sus ojos se fueron cerrando, hasta quedarse dormido.

A la mañana Cristy despertó teniendo la imagen de Nico, como primera del día, sentado en esa silla.
- Buenos días ¿Qué tal as dormido? ¿as descansado bien? –preguntó ese joven mirándola desde esa silla con una sonrisa.
  • Sí creo que si –fue la contestación de Cristy, incorporándose en la cama –¿y tu que? ¿As pasado ahí sentado toda la noche?
  • Sí, no me atrevía dejarte sola no fuera que te volviesen las pesadillas –dijo Nico.
  • Igualmente no podías salir, cerraron con llave –dijo en un murmuro Cristy.
  • Sí, si que podía salir, cuando te dormiste me abrieron la puerta, para que saliera, pero me negué, quise quedarme contigo, por si las pesadillas te volvían atacar –le explicó Nico.
  • Gracias, y perdona por el mal rato que te hice pasar –se disculpó Cristy bajando la cabeza avergonzada.
  • No te preocupes por eso, lo importante, que te calmaste sin ninguna ayuda, eso es un gran paso –le dijo Nico ilusionado –te pondrás bien Cristy, confía en mi.
  • Ufffff sin son las once de la mañana –dijo de repente Cristy, como queriendo cambiar de tema –es muy tarde, y aun no he bajado a desayunas ¡que broncazo me caerá!
  • Tranquila guapa, ya han pasado por aquí, te han dejado dormir asta la hora que quisieras por la mala noche que as pasado –le explico Nico.
  • Pues tengo hambre –le dijo Cristy con una sonrisa, levantándose de la cama.
  • Pues le acompaño a su almuerzo señorita –le dijo Nico ofreciéndole su brazo, como todo un caballero dedicándole una sonrisa.
Esa mañana el almuerzo de Cristy le sabía mucho mejor de cómo hacía tiempo que no lo saboreaba. Esa leche de almendras con miel y esa tostada con mantequilla y mermelada, era una delicia para el paladar de Cristy.
  • ¡Bufffffff que llena estoy! –exclamó Cristy, dando un gran y largo suspiro con una sonrisa.
  • Eso es porque no consumiste nada, lo ves como todo son ventajas –le recordó Nico, guiñándole un ojo.

Los días iban pasando, Cristy se encontraba cada vez mejor, y sobretodo se iba integrando cada vez mas a ese centro, pasaba parte del día con Nico que le ayudaba muchísimo, con él se sentía a gusto, se sentía bien y casi no pensaba en sus enemigas, cuando lo hacía, podía combatirlas sin problema. A pesar de su mejora, la joven se negaba a participar nunca en la tertulia, eso que Nico se lo había pedido unas cuantas veces, pero ella negaba en retundo explicar su vida delante de tanta gente…… Era Martes las cinco de la tarde marcaba el reloj, otra sesión de tertulia estaba a punto de empezar, la doctora Guzmán ya se había rendido con Cristy, así que ya no insistía más. Ese día por eso, hubo algo diferente, algo que la joven no pudo evitar mirar a través del cristal, donde se veía la clase, a sus compañeros, compañeras y su superiora responsable de esa sesión. Se acercó al cristal, fijándose en un joven, que antes, no le había visto allí. Era Nico. Ahora le tocaba a él explicar su relato… Cristy podía escuchar vagamente las conversaciones, pero las ondas le llegaban, turbiamente, pero le llegaban. Los ojos de Cristy se volvieron como dos naranjas al escuchar su historia, se parecía tanto a la de ella, se sentía tan identificada. Solo había una diferencia, el perdió a su madre en vez de a su padre. <<perdió a su madre>> empezó a pensar Cristy, mientras que su cerebro no dejaba de escuchar <<eso debe ser mas duro que perder a un padre>> <<sí una madre es lo más preciado que tenemos>> <<nos da la vida, cariño, amor, afecto>> unos sentimientos de nostalgia, vergüenza y arrepentimiento, le recorrieron todo el cuerpo en un escalofrío <<yo no he tratado nada bien a mama desde que murió papa>> <<que culpa tiene ella de ese destino tan cruel>> inconscientemente camino, hacía la puerta de sala donde se encontraba sus compañeros haciendo la tertulia, llamó dos veces con los nudillos, abriendo seguidamente después.
  • ¡Oh Cristy, me alegro de verte por aquí! dime, ¿en qué puedo, podemos ayudarte? –pregunto la doctora Guzmán alegremente dedicándole una amplia sonrisa.
  • Quiero ponerme bien, yo también quiero explicar mi historia –dijo Cristy como paralizada, después de mirar a todos los presentes unos segundos.
  • ¡Por supuesto que si! –exclamó la doctora felizmente, levantándose rápidamente, situando una silla más –ven Cristy, siéntate y explícanos tu relato
Cristy se acerco lentamente, pero con paso muy decidido, sentándose en esa silla situada al lado de Bob, comenzando desde el principio a fin y con todos los detalles de su relato.

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