domingo, 19 de julio de 2020

Mentira tras el cristal: Capítulo 16



Dos de enero, las bajas temperaturas se hacían apreciar, las nevadas no descendían. Las calles volvían a la normalidad, sin música, sin adornos, sin más claridad de las farolas. Los más jóvenes volvían a clase, junto a sus rutinas diarias. Los adultos a sus trabajos. Para Ruth eso fue un alivio, ya que ese año, apenas había salido, por motivos de debilidad física y emotivamente. A Claren, Estefany, John y Dan les dolía enormemente, ver el estado de su amiga, ya no era que no saliera de casa sino ya no salía de su habitación. Sus amigos no dejaban de ir a verla, e intentar que saliera para que le tocara el sol, el aire, pocas veces lo conseguían cuando lo hacían, notaban enormemente el disgusto que le daba. Por su parte Ruth, sentía que estaba cayendo en una fuerte depresión, no sabía que hacía ella en esta vida, su corazón estaba hecho pedacitos, notando que ya nadie podría reconstruirlo, llenar ese vacío que tan grande había quedado. ¿Qué decir de ese sueño que tan profundo tenía, que tanto sacrificio le había causado para acabarse derritiéndose? se sentía más sola e perdida que nunca, sin saber que hacía en este planeta llamado Tierra.

  • Tenemos que hacer algo para ayudar a Ruth, si sigue así, va acabar haciendo alguna tontería como el resto de sus compañeras de terapia –anunció Clareen cuando se encontraba una tarde, junto a su chico, Dan y Estefany en el parque, habían ido a por Ruth, pero esta se había negado a salir pese que habían insistido los demás, incluso sus padres pusieron su granito de arena, sin lograr sus intentos.
  • Yo he hablado con mi primo, sigue su teoría, le emborracharon e drogaron sin que fuera consciente, el quiere con toda su alma a Ruth, pero ella se niega a verle ni siquiera a escucharle –expuso Dan.
  • Pues como tiene que ser, menos mal que empieza a darse cuenta –opinó orgullosa Claren.
  • Pero que es cierto todo lo que dice, mi primo nunca se emborracharía menos drogarse, para después pasarse un mes hospitalizado ¡si odia los hospitales!
  • Si… ya… -dijo Claren sin apenas escucharle.
  • Te lo demuestro cuando quieras –plantó Dan.
  • Venga vale –aceptó Claren.
  • ¿Dan estas seguro…? Mira que como te equivoques te lo hará pasar mal ¿eh?
  • Lo sé John la conozco muy bien, pero estoy convencido que tengo razón –los dos se miraban fijamente, como si un enfrentamiento se tratase.
  • Bueno yo intentare, haber si consigo algún otro grupo de animadoras, que puedan aceptar a Ruth, de haberlo tiene que haberlo, y así Ruth volvería a sonreír y tener ilusión.
  • Eso es lo que deseamos todos –afirmó Claren.

Saliendo de la escuela…
  • Ruth por qué no vamos a tomar algo al parque –propuso Claren, al acabar de salir de las propiedades del centro -tu, Dan y yo como los viejos tiempos…
  • ¿Y qué pasa con John? –preguntó la joven mirándola.
  • He hablado con él lo ha entendido, igualmente había quedado con unos amigos ¿Qué nos dices? ¿Aceptas? Por favor –le pidió cogiéndole la mano.
  • Tengo que volver a casa, tengo cosas hacer… -dijo intentando salir corriendo.
  • ¿Qué cosas son esas? –la retenía Claren con la esperanza de convencerla.
  • Cosas mías, nunca lo podríais entender.
  • Ruth, estas preciosa –dijo una voz.
  • Codi, ¿qué haces aquí? –le miraba con sus ojos bien abiertos Ruth.
  • Te quiero te amo, no puedo olvidarte, por más que lo intento, se que te hecho daño, mucho daño, y no sabes cuánto lo siento, debí imaginarme que todo era una emboscada, si pudiera hacer algo para que me creyeras, para retroceder al pasado, evitar tanto dolor, lo que fuera lo haría.
  • Tengo que irme, se me hace tarde –dijo Ruth, soltándose de la mano de Claren –ah Codi –este levantó la vista esperanzador –cambia el relato, este está demasiado visto –dijo, echando a correr.
  • ¡Espera Ruth voy contigo! –exclamó Claren que la presencia de ese chico le disgustaba.
  • No, tu no Claren –la detuvo Dan –tenemos que investigar y ver que Codi tiene razón, para eso le necesitamos para que nos ayude.
  • ¿No ves que nos engañara? Estas mas ciego que Ruth… -les dio la espalda Claren.
  • Yo sé que mi primo dice la verdad, no es por defenderle ni por que sea mi primo, bueno si, por eso mismo, porque es mi primo, se que está siendo sincero, mi corazón me indica lo mismo –opuso poniendo su mano en el pecho –dale una oportunidad, déjame demostrarte que estas equivocada por favor –acabo pidiendo.
  • ¡Solo una oportunidad no más! –objeción la joven asiática accediendo al trato de su amigo – ¡que conste que solo lo hago por ti! –le señaló.
  • Gracias, muchas gracias, yo también te quiero mucho –le agradeció enormemente Dan besándole la mano.
  • Soy inocente Claren –se defendió Codi.
  • ¡Tú ni una palabra! ¡Para mi eres culpable hasta que se demuestre lo contrario! –ahora el señalado fue Codi.
  • Bien primo tú dirás ¿por dónde empezamos? –preguntó Dan.
  • Sinceramente no lo sé… ya os digo que no me acuerdo de nada –contestó encogiéndose de hombros.
  • Porque toda tu historia es una mentira –murmuro Claren de brazos cruzados.
  • Bueno que haya calma –se entre puso Dan, notando que el ambiente se iba calentando –vayamos donde hubo la fiesta… quizá encontremos algo… -comenzaron andar. Al llegar a la zona, estaba al contrario de Hallowen. Estaba todo desierto, solo algunos árboles en grupo la decoraban. Algunos tenderos con sus tiendas allí esperaban a la llegada de alguien.
  • ¿Y ahora qué? –preguntó Claren mirando para todas las direcciones.
  • Dinos, que recuerdas primo… ¿recuerdas la fiesta?
  • Sí eso sí, perfectamente, como tu Claren te fuiste a bailar con John, y tu Dan… fuiste alimentar tu estomago.
  • Siiii es cierto –se entusiasmo Dan, dando suaves codazos a Claren – ¿lo ves como es cierto Claren?
  • Hasta ahí todo cuadra, no tendría ningún sentido que mintiese –le quito merito la joven.
  • Continua… ¿qué mas paso? –se volvió a poner serio Dan aclarándose la garganta.
  • ¡Ya qué más da! He perdido a la persona que más quiero en este mundo, jamás me perdonará, y me lo tengo bien merecido –se atormentaba una y otra vez Codi.
  • ¡Lo ves! ¡Lo acaba de confesar! –ahora era Claren la emocionada cogiendo con fuerza la chaqueta de Dan.
  • ¡No! Lo hice, se que lo hice, pero no fui consciente de mis actos, estaba manipulado –dijo avergonzado, al mismo tiempo confuso.
  • Continua primo –le dio la palabra Dan muy seriamente como si fuera un oficial, en pleno deber.
  • Recuerdo que pensé en Ruth, como deseaba que estuviera a mi lado, y poder bailar con ella, todas aquellas canciones románticas, no dejaba de atormentarme lo mal que estaba por mi culpa…
  • Lo sigue estando por tu culpa –le volvió a interrumpir Claren.
  • Shttt Claren déjale continuar –le hizo callar Dan.
  • Estaba en mis pensamientos, cuando la voz de Rackel me hizo volver a la realidad, intento seducirme, al detenerla ¡porque la detuve! –aclaró nervioso –me acuerdo perfectamente que lo hice, como me pidió perdón y trajo bebida…
  • ¿Qué clase de bebida? –preguntó Dan concentrado.
  • Era coca-cola estoy convencido, pero sin saber porque me empecé a encontrar mal, ya no recuerdo más, supongo que pasó lo que todos dicen.
  • Ahora que ya sabemos la verdad, necesitamos a un testimonio que nos pueda ayudar, que nos pueda confirmar lo que dices, que conste que yo te creo, pero para muchos les puede sonar a excusa –expuso mirando a Claren.
  • Claro lo entiendo, pero no sé como… será complicado –dijo Codi.
  • Ya buscaremos la forma no te preocupes –le dio unas suaves palmadas en la espalda.

El estómago de Dan se puso en alerta, al sentir el aroma de unos churros recién hechos, guiándose por su olfato se acercó hasta ellos.

  • ¿Te apetece medio quilo muchacho? –preguntó el vendedor notando como tenía delante de sus ojos un cliente ejemplar.
  • Sí me encantaría, muchas gracias –se relamía los bigotes, frotándose las manos al mismo tiempo.
  • Su cara me suena familiar, ¿es posible que nos hayamos visto en algún lugar? –preguntó Claren fijándose en aquel anciano de sesenta y pocos de años, delgado, pelo canoso, con numerosas arrugas por su cara e cuerpo, ojos claros.
  • Es posible… me pongo a menudo a vender churros por esta zona, o es probable que me vierais en la fiesta de Hallowen iba de pirata, al igual que Charlie, él estaba con las bebidas e iba de Drac Queen ¿eh Charlie? –recordó entre risas, junto a su compañero que vendía refrescos y golosinas.
  • Sí, sí que es verdad fue muy divertido, y más con el gran ambientazo que había –recapituló el otro sonriente.
  • Perdone, ¿ha dicho que usted repartía la bebida? –se adelantó Dan –entonces ¿se acuerda de este chico? –le mostro a Codi.
  • Ufffffff demasiadas caras vi ese día, y todos disfrazados, sería mentirte si sí o si no.
  • Espera, creo que tengo en mi cartera una foto de Rackel –la sacó de su bolsillo del pantalón Codi.
  • ¿Tú qué haces con una foto de esa tía? –le echo en cara Claren con sus manos en la cintura.
  • Nos la hicimos al comienzo del curso, cuando no veía nada malo en ella –se explicó Codi arrepentido.
  • ¿Conoce a esta chica? –interrumpió Dan.
  • Pos no sabría decirte, había tantas personas….
  • Yo creo que sí, recuerdo que te pidió dos vasos de coca-cola –interfirió el churrero.
  • Ahora que lo dices… -dijo Charlie pensativo fue de las pocas que no llevaban disfraz ¿o vuestra amiga llevaba? –todas las miradas se pusieron en Codi.
  • No, no llevaba –afirmó convencido –recuerdo claramente que me dijo que no le gustaba.
  • ¡Pues ya tenemos la prueba! –se entusiasmó Dan.
  • No corras tanto, esto no prueba nada, tu queridísimo primo se pudo haber emborrachado e drogado después –le encaró Claren.
  • Yo nunca haría algo así tienes que creerme por favor, apenas bebo alcohol, aunque así fuera, no me hubiese enrollado con ella, yo a la única que quiero acariciar, besar e querer es a Ruth. ¿Y drogado? Odio los pastillas y las agujas Dan lo puede confirmar.
  • Es cierto, cuando está enfermo tenía que tomar medicamento, ponerse una vacuna o hacerse análisis, la familia y los médicos se veían negros para lograrlo, siempre con chantaje o arruinándose con golosinas.
  • Pos de momento no tenemos nada, ya que un vaso de coca-cola no es una prueba eficaz –les recordó Claren.
  • Pero tranquilo primo que las encontraremos, saldrá a la luz tu inocencia –le dio unas palmadas en la espalda a ese joven cabizbajo. Continuaron caminando por aquella larga y amplia plaza, en busca de alguna pista, alguna prueba de que la inocencia del joven era cierta.
  • Chicos no quiero alarmaros, pero creo que un yonqui nos persigue –murmuró Claren mirando de tanto en tanto hacia atrás viendo de refilón, a un chico esquelético, con la cabeza rapada sobresaliendo una cresta azulada. Lo dejaron atrás, pero este volvía nuevamente a su delante.
  • ¡Ei que pasa contigo tío a nosotros no nos va este rollo, déjanos en paz! –exclamó Codi.
  • Calma tronco que tú y yo somos hermanos, yo soy tu salvación, yo soy quien buscas… -dijo convencido el desconocido –como bien ya sabes…
  • ¿Cómo que conoces a este tío? –preguntó grandemente extrañado Dan situándose al lado de su amiga.
  • ¿Lo ves como al final tenías que darme la razón? –preguntó esta.
  • Joer primo, ¿cómo has podido? –se quedó pálido, con sus ojos como dos naranjas, muy sorprendido por todo lo que estaba escuchando.
  • ¿Eh? ¿No insinuaras que…? ¡No conozco de nada a este tío! –exclamó Codi.
  • ¿Entonces porque te habla como si os conocierais de toda la vida? –se interesó Dan.
  • ¡Y yo que sé! ¿Tú me conoces de algo? –le preguntó directamente Codi.
  • Déjame que piense… muchos han venido a mí para que les vendiera, pero tu cara… no, definitivamente no me suena ¡eso que la memoria es mi mejor virtud! ¡Que sea un camello no significa que tenga alzeimer! –aclaró viendo como todos desconfiaban.
  • ¿Y por qué le has dicho hermano? ¿por qué le has dicho que eres su salvación? –seguía desconfiando Claren, y estaba dispuesta a lograr pruebas para mostrar que tenía razón.
  • ¡A eso! Es una costumbre que tengo, se lo digo a todos e todas, aunque no les conozca de nada –aclaró el chico.
  • Uffff menos mal, sinceramente me habías asustado, aunque ya sabía yo que tú no eres ningún drogata –le dio una palmada en el hombro respirando aliviado –entonces ¿por qué nos persigues? ¡No vamos a comprarte nada de esta porquería!
  • No, vaya… -se desilusionó el otro –pero de todas formas, ese no era mi misión –no tardo en animarse.
  • ¿Qué misión? ¿de qué estás hablando? –interfirió Codi impaciente.
  • No he podido evitar escuchar, la conversación que teníais con los vendedores, he visto la foto, conozco esa chica, ella sí que me ha comprado mas de en una ocasión, ese día también lo hizo –continuó observando que atentos estaban todos escuchándole –me compro una bolsa de droga de serpiente de cascabel, es la droga más peligrosa que existe.
  • ¿Cuales son síntomas? –preguntó Codi bien atento.
  • Te deja perdido desorientado, sin llegar ni acordarte de la vida que llevabas, ni de quien te rodea, te manipula como ninguna otra droga hace, haciéndote creer antes a tu peor enemigo que a tu mejor amigo, te manipula a su antojo, aunque lo que te pida no te apetezca en absoluto, no te queda otra que obedecer, estas como hechizado te crees lo que te dice la otra persona aunque te resulte del todo imposible.
  • ¡Eso me paso a mi seguro! –chasqueo los dedos Codi.
  • Pero una vez que se pasa el efecto lo pasas enormemente mal –continuó.
  • ¿Por qué? Explica –se impacientaba Codi.
  • Te destruye por dentro, te tienen que tener hospitalizado al menos un mes, conectado a un montón de maquinas, a un montón de tubos, vigilado en todo momento…
  • ¡Sí, sí como a mí, joer tío me has clavado los peores días de mi vida!
  • Me informo mucho antes de consumir una droga, soy camello no idiota.
  • Háblanos de esa chica, te la compro ¿después que? ¿Vistes que hizo con la doga? –continuo con el interrogatorio Codi.
  • Sí, pero no pienso hablar más, ya he hablado bastante a cambio de nada.
  • ¡No jodas tío es importante, por favor! –pidió Codi.
  • Si me dais cinco dólares cada uno, continuo –dijo ofreciendo su mano para que le dieran.
  • ¡No fastidies! –exclamó Claren.
  • Tengo que ganarme la vida de algún modo, con vosotros estoy perdiendo un tiempo precioso –dijo mirando para el otro lado sin dejar de pedir con su mano. Los tres chicos rebuscaron en sus bolsillos encontrando lo que buscaban poniéndolo en la mano del otro –¿dónde me había quedado? –fingió como si le hubiesen vuelto a dar cuerda –a si… la chica llevaba con ella dos vasos de coca-cola, le hizo una marca horizontal a uno, e invirtió toda la droga en él.
  • Sí, recuerdo aquella ralla –afirmó Codi.
  • Me escandalice, con una cuarta parte era más que suficiente, poniendo toda aquella cantidad mataría a quien lo consumiera, pero su única respuesta fue <<si es necesario lo matare para lograr enrollarme con él>> ¿os pasa algo? –preguntó observando a todos mas blancos que la leche, mirándose entre sí.
  • Yo soy a quien quería matar –dijo muy lentamente Codi.
  • Pues es un milagro que estés vivo, de verdad que dios estaba contigo hermano.
  • Ya sufrí lo mío para conseguirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...