martes, 17 de enero de 2012

Cristy; Capítulo 14

Capítulo 14: La Hospitalización
E
l día amaneció con un esplendido sol, ni viento, ni ninguna nube amenazadora parecía que quisiera dar acto de presencia. A las diez de la mañana, Mery salió de su habitación que compartía con George, haciendo el mínimo ruido por tal de no despertar a los que dormían yéndose directamente a la cocina, donde encontró al joven de diez años, desayunando un tazón de cereales.
  • Buenos días George –le saludo
  • Buenos días Mery –le contesto – ¿as descansado bien?
  • Sí, si muy bien ¿y tu?
  • Estupendamente –dijo George, dedicándole una sonrisa a Mery, al igual como le declaro ella a él.
  • ¿Jessica aun duerme? –le intrigo Mery.
  • Sí, aun mama no se a levantado –le respondió su hermano, después de tragarse una cucharada de cereales.
  • Buenos días chicos –se escucho por parte de Jessica, que justamente en ese momento entraba en la cocina estirándose los brazos con su bata blanca puesta, recibiendo la respuesta amable de los chicos – ¿Cristy aun duerme? –pregunto viendo como George y Mery se encogían de hombros – ¡ostras no!
  • Mama, mama ¿qué pasa? –pregunto George asustado corriendo junto a su madre.
  • Jessica ¿se encuentra bien? –exclamó Mery preocupada marchando tras George. Los tres se encontraron en la habitación de Cristy, en el que podían contemplar las camas hechas y el cuarto ordenado, indicando que su propietaria no había pasado allí la noche – ¿donde estará? –preguntó a los dos muchachos con los ojos como platos y su rostro como en una especie de trance.
  • Tranquila mama, seguro que esta bien –le quiso tranquilizar George, acariciando su espalda.
  • George tiene razón seguro que esta perfectamente, tan feliz en su mundo sin darse cuenta que hay quien sufre por ella –hizo su intento también Mery con su mano en el hombro de Jessica.
  • Va mama, no te preocupes, no es la primera vez que lo hace, nunca le a pasado nada, al contrario, de ninguna forma a agradecido nuestra preocupación, así que no deberíamos intranquilizarnos tanto por ella –dio su opinión George, viendo como su madre se sentaba en el sofá muy lentamente.
  • Ya, ya pero no se tengo un mal presentimiento –les hizo saber Jessica cogiéndoles una de sus manos. George y Mery se miraron sin saber que decir. El teléfono sonó, provocando un sobresalto a Jessica, se quedo mirando el instrumento unos segundos antes de levantarse. Con pasos inseguros se dirigió hasta el inalámbrico y con voz entrecortada dijo –¿di…diga? Sí soy su madre ¿¿¿en el hospital??? –al oír esa gran exclamación Mery y George se pusieron en alerta mirándose entre ellos unos instantes con sus ojos bien abiertos justo después miraron a Jessica que continuaba diciendo –si, si enseguida voy para allá, gracias por llamar. Lo sabía es que lo sabía –continuaba diciendo Jessica después de colgar nerviosa, sin dejar de ir de un lado para otro sin entender sus oyentes, que acción quería realizar.
  • Mama ¿Qué ha pasado? –pregunto George, intentando seguir el ritmo de su madre que no se estaba quieta.
  • Hemos sentido… que Cristy esta en el hospital… ¿es cierto? –pregunto Mery con temor.
  • Sí, si es verdad… no se que le ha pasado… solo se que ha tenido un grave accidente… de coche…. y esta grave… se la han llevado al hospital de aquí –dijo Jessica con tartamudeo en su voz –maldita sea ¿Dónde están las llaves del coche?
  • Ten mama, estaban en la mesa de la entrada –le ayudo George, entregándole las llaves en mano.
  • Señora quiere que la lleve al hospital, esta muy nerviosa y en ese estado no es bueno que conduzca –le propuso Mery, viendo como Jessica tenía las manos bien temblorosas.
  • No, no hace falta gracias Mery, estoy bien, necesito que te quedes con George por favor –expuso Jessica con una débil sonrisa.
  • Por supuesto que si, pero vaya con cuidado por favor –le aconsejo Mery.
  • Claro que iré con cuidado, no os preocupéis en cuanto sepa algo os llamo –se expreso Jessica acariciando la cara de los dos jóvenes manteniendo esa pequeña sonrisa. Dio un beso en la frente a cada uno, y con las llaves en sus manos, cogió el coche y marcho hacia el hospital indicado.
Jessica a los cinco minutos de salir de casa, ya se encontraba enfrente del hospital, en el que por teléfono le habían informado que se encontraba su hija gravemente herida. Con temor, al mismo tiempo que decidida entro en el hospital, dirigiéndose con paso firme, delante de recepción donde se encontraba un chico de pelo corto, negro, ojos marrones de estructura rellenita. Él tenía un casco en una oreja, en el que del mismo lado salía un pitillo, que le llegaba hasta la boca, para poder hablar por teléfono, sin necesidad de utilizar las manos. Este estaba hablando a través de ese aparato.
  • Perdone –intervino Jessica, que estaba enfrente de él, observando como hablaba. El chico la miro unos segundo indicándole que esperara. Ella acepto, pero estaba hecha un mar de nervios y no podía evitar que sus manos y sus piernas dejara de moverse.
  • Dígame –le preguntó el recepcionista una vez que hubo acabado de hablar por aquella especie de teléfono.
  • Me han llamado… que mi hija había tenido un… un accidente… y le han traído… y le han traído… a este hospital –informó Jessica con la voz entrecortada por los nervios que le adueñaban sin dejar de hacer movimientos con las manos.
  • Bien, ¿como se llama su hija? –pregunto el chico poniéndose en marcha con el ordenador.
  • Cristy Walter –le respondió Jessica mirándole fijamente.
  • Cristy Walter dice ¿no? –pregunto, buscando por el ordenador –aquí esta, sí, sí a ingresado por un accidente de coche, espere aquí unos minutos que aviso al doctor Zunk, que usted esta aquí –le informó. Jessica no tardo en dirigirse a un asiento, mientras observaba como el muchacho volvía a marcar algún número de teléfono y volvía hablar, lo que no conseguía adivinar que decía.
  • Enseguida sale –sintió por parte de ese recepcionista Jessica, justo cuando se acababa de sentar. Dos minutos mas tarde, un chico alto, delgado, pelo rubio, ojos verdosos, con una barba al igual que su pelo rubio oro, se acerco a esa madre nerviosa:
  • Hola buenos días soy el doctor Zunk, el doctor que se encarga del caso de su hija –se presento el doctor estrechándole la mano a Jessica que estaba de pie enfrente de él.
  • ¿Co… como esta mi hija doctor? –no pudo evitar preguntar rápidamente Jessica.
  • Le seré franco señora, pero antes siéntese por favor –le pidió el doctor Zunk, sentándose también él a su lado –su hija esta muy grave, tiene una muy buena cantidad de droga y alcohol en su interior le hemos inyectado todo los medicamentos correspondientes, pero en estos momentos esta en coma, si lucha por la vida o por la muerte eso ya depende de ella, nosotros por el momento ya no podemos hacer mas.
  • ¿Y entonces? –quiso saber Jessica con los ojos como platos, sin saber que significaba todo eso –no me diga que mi hija esta…
  • No, no tranquila, aun esta viva, solo esta en coma, pero es un coma que hemos descifrado que los pacientes, allí tienen alucinaciones, imágenes es cuando deciden por cual camino luchar, el de la vida… o el de la muerte –le explico el medico.
  • Ha vale –fue la respuesta de Jessica sin saber que decir –perdone… mi hija no iba sola ¿verdad?
  • No, no ella iba acompañada de otras tres chicas y un chico que es quien llevaba el vehículo, según los informes recibidos de la policía.
  • Se que no es de mi incumbencia pero… -continuo Jessica – ¿los otros cuatro están tan graves como mi hija?
  • No, no por suerte, ellos apenas están heridos, solo algún rasguño que con las curas de los ambulancieros fue suficiente, luego los tuvimos en observación un par de horas, y como no transmitían ninguna reacción extraña aparte de las que les provocaba el alcohol y la droga que se habían tomado, pues les dejemos ir, en parte porque ellos mismos lo pedían a gritos, esto es un hospital, no podemos consentir esas clases de actitudes que sino los enfermos se pondrán peor de lo que están –le explico el doctor.
  • ¿Como puede ser que mi hija este tan mal, si los demás solo salieron con rasguños? –quiso saber esa madre sin entender nada.
  • Nosotros tampoco nos lo explicamos sinceramente –le hizo saber Zunk confundido –el barranco por el que cayeron no era pequeño, que salieran tan bien la verdad nos deja perplejos. Una información que nos llego de los bomberos, fue que todos los airbags hicieron su acción, todos menos el del copiloto, en el que ese lugar lo ocupaba su hija.
  • Doctor Zunk le necesitan en quirófano… -intervino una enfermera alta, delgada, pelo pelirrojo, ojos de color miel.
  • De acuerdo gracias –le contesto este levantándose de su asiento –lo siento señora Walter, tengo que marchar, mas tarde continuamos con nuestra charla.
  • De acuerdo doctor, ¿puedo ver a mi hija?
  • Claro que si, por favor acompáñela asta los cuidados intensivos en el que esta Cristy Walter, para que la visite –le pidió a la misma enfermera.
  • Por supuesto –la enfermera acompaño a Jessica junto a Cristy por unos largos pasillos de paredes azules, en el que a su alrededor solo habían cortinas, llegaron a un ascensor, el que las dos entraron cerrándose puertas, el instrumento se empezó a elevar asta las cuarta planta donde claramente indicaba <<curas intensivas –U.V.I. >> Jessica no pudo evitar tragar saliva de la intensidad de gravedad de su pequeña. La puerta se abrió como el resto del hospital, tuvo ante sus ojos, un largo pasillo, con puertas por todos lados. Las paredes en cambio demostraron un color diferente, un verdoso en vez de azulado. Comenzaron andar. Jessica no podía evitar sentir por paso que daba un poco mas de temor, unos escalofríos le recorrieron todo el cuerpo –ya hemos llegado –sintió haciéndola volver a la realidad parando tras su guía –¿esta preparada? –le pregunto viendo como esta afirmaba con la cabeza. No tardo en abrir la puerta, donde una tras la otra entraron dentro….
La imagen de Cristy tumbada en esa cama con las sabanas blancas, con sus ojos cerrados, esos cables que todos le salían de su brazo pinchado para inyectarle todos eses tubos. El pi-pi-pi de la máquina que mantenía a su lado mostrando rayas verdes entre subidas y bajadas que no dejaban de salir. Una mascarilla de aire estaba protegiendo su cara, en especial sus fosas nasales y su boca. La enfermera le hecho atrás esa sabana, para que la madre de la joven pudiera observar que en su pecho y vientre estaba recostado por unas especie de baldufas circulares, que como a todo de allí sobre salían unos cables que conectaban a esa máquina que no dejaba de transmitir ese pip-pip-pip entre la proyección de esas rayas verdosas.
  • Es para seguir los latidos del corazón de Cristy –le aclaro la enfermera al contemplar a esa madre, mirando a su niña con los ojos como platos, y la respiración acelerada –la dejare sola para que pueda estar con ella, si necesita algo no dude en pedirlo –dijo dispuesta a marcharse, saliendo por la puerta.
  • ¿Puede escucharnos? –pregunto de repente Jessica.
  • Pues no le sabría decir con certeza pero el noventa por ciento estamos convencidos que si –acabo diciendo la enfermera antes de marchar.
Jessica se quedo sola, teniendo delante a su hija inconsciente envuelta por esos tubos y cables que todos llevaban a esas máquinas. Sus ojos se empezaron a humedecer.
  • ¿Por qué lo has tenido que hacer Cristy? ¿por qué me haces todo esto? ¿qué he hecho yo para merecer este comportamiento de tu parte? –preguntaba Jessica mirando a Cristy notando como sus lágrimas resbalaban por sus mejillas sintiendo como su corazón se partía en dos. La habitación quedo en silencio como único sonido el de los pitidos de las máquinas. Se abrió la puerta entrando por ella una enfermera de estatura normal, delgada, ojos verdosos, ojos negros, pelo castaño. Jessica se limpio lo mas aprisa que pudo sus lágrimas.
  • Hola venía a inyectarle otra botella de suero –se explico esa enfermera.
  • De acuerdo –dijo Jessica andando para salir de la habitación.
  • Si quiere se puede quedar, solo es un momento –le comunico la enfermera inyectándole un liquido a trabes de vena, para que fuera a esa nueva botella que acababan de situar.
  • No, no, necesito que me toque el aire –dijo Jessica mirando a la enfermera de reojo notando como sus fuerzas le abandonaban. Camino débilmente por el largo pasillo, pudiendo ver como la enfermera que atendía a su hija salía de la habitación. Ella no se veía con fuerzas de volver a entrar allí y verla en ese estado. Después de recorrer el pasillo unas cuantas veces se sentó en una silla, respiro profundamente llevándose las manos a la cabeza. Tras unos minutos cogió su móvil marcando el número de su casa, descolgando Mery en el que escucho como Jessica le explicaba todo el estado de Cristy…
El tiempo pasaba muy lentamente en esa sala de espera en el que Jessica no dejaba de ver pasar a médicos, enfermeros y enfermeras de un lado para otro. Ella de tanto en tanto entraba en esa habitación donde se encontraba a la joven de diecisiete años inconsciente, envuelta de esos tubos y máquinas que le ayudaban a sobrevivir sin ningún cambio de mejora. Se acercaba a ella, le cogía fuertemente la mano mientras una lágrima rompía allí mismo, sin dejar de preguntarse << ¿por qué?>> con paso decaído volvió a salir de la sala, sentándose nuevamente en la misma silla que tantas veces ese día se a había levantado y reposado, hecho su cabeza atrás, haciéndola descansar en el pared que había tras ella cerrando por unos momentos los ojos, en el que sintió <<Jessica>> esta se incorporó rápidamente.
  • Ben ¿Qué haces aquí? –pregunto sorprendida levantándose de su asiento.
  • He ido a tu casa, y los chicos me han explicado lo sucedido ¿Cómo esta Cristy? –pregunto Ben, sentándose al lado de Jessica. Jessica le explico todo, como se encontraba la muchacha –¿puedo verla? –pregunto.
  • Si, sí claro, te acompaño –le respondió esa madre angustiada entrando con Ben en esa sala. Para Ben tampoco le fue nada fácil ver en ese estado a Cristy – ¿puede oírnos? –pregunto con los ojos como platos sin quitar la vista de Cristy.
  • No lo se… los médicos creen que si, pero no lo saben con certeza –le respondió Jessica mirando a Cristy muy tristemente -¿por qué…? ¿por qué nos pasa todo esto? –preguntaba una y otra vez notando su voz cada vez más débil, notando como el llanto volvía a ser el protagonista.
  • Tranquila Jessica, todo va a salir bien, Cristy se pondrá bien seguro que sí, lo tiene que hacer si, lo tiene que hacer –le dijo Ben que no podía evitar mostrar su asombro, ante el estado de aquella joven, abrazando fuertemente a esa madre desconsolada. Al rato los dos salieron fuera, volviéndose a sentar en esas sillas de madera barnizada observando como los trabajadores de ese hospital entraban y salían de esa habitación. Cada vez que lo hacían Jessica y Ben entraban rápidamente cuando esta estaba desabitada aparte de la enferma con la esperanza de encontrar algún cambio positivo en Cristy, pero nada, todo estaba igual, esa alegría se volvía en tormento de nuevo. Las horas pasaban sin ningún cambio aparente a lo que se refería en el hospital como en la salud de Cristy. La alarma del reloj de Ben sonó indicando que eran las cuatro de la tarde, nadie les decía nada y la joven enferma tampoco daba señal de mejora –Jessica ves a casa un rato, llevas horas aquí en el hospital debes de estar exhausta.
  • ¿A casa dices? ¿por qué? –pregunto Jessica sorprendida.
  • Los niños hacen mucho rato que están solos, ves, estate con ellos y descansa –fue la respuesta de Ben.
  • Ellos están bien, les he llamado hace un ratillo, tal como as visto, y Mery a preparado la comida y estaban viendo la tele –le recordó Jessica mirándole a los ojos.
  • Sí, sí, ya se que Mery se sabe espabilar muy bien, y que cuida perfectamente a George, pero como te he dicho antes, llevas horas aquí en el hospital, y esto cansa mucho, te lo dice un experto –dijo esto último entre risas –por eso ves a casa, pégate una ducha, relájate, y descansa –le dijo acariciándole la mejilla.
  • No, Cristy me necesita a su lado cuando despierte –contesto Jessica muy decidida.
  • Claro que si, yo no te digo lo contrario mi amor –le transmitió besando su mano –pero llevas horas aquí y no nos dicen nada, y el estado de Cristy tampoco cambia, ve a casa, descansa y luego vuelve, de mientras yo estaré aquí y si hay alguna mejora, por pequeña que sea, no te preocupes que te llamaré al momento, pero por favor acuéstate un rato, no sea que vayas a caer tu también enferma, mi vida.
  • Esta bien quizás tengas razón –acabo diciendo Jessica después de pensarlo unos instantes mirando a Ben con una débil sonrisa.
  • Gracias mi vida –le agradeció Ben besando nuevamente su mano.
  • Pero al mínimo cambio me avisas ¿eh? –le recordó Jessica mirándole a los ojos, levantándose de su asiento, de mientras se ponía su chaqueta.
  • ¡Por supuesto! –afirmó Ben levantándose también de aquella silla de madera –estate tranquila, conduce con cuidado –le acabo diciendo, dándole un beso en la mejilla. Pocos segundos después veía como su amada se alejaba. Él entro por unos momentos a la sala donde estaba Cristy que continuaba igual de débil. Aunque la joven nunca había tratado con respecto a Ben a este se le partía el alma de ver en ese estado a esa chica… volvió a salir a fuera sentándose nuevamente. El tiempo pasaba rápidamente. Su cabeza se apoyo en la pared que tenía detrás y por unos segundo cerro los ojos, instantes en el que una voz familiar le decía <<hola Ben>> -Mery… ¿Qué haces aquí? –pregunto sorprendido.
  • He venido a ver a Cristy, Jessica se a quedado con George.
  • Como se encuentra Jessica ¿a descansado? –se intereso Ben, incorporándose.
  • Sí, si, ha comido los espaguetis que he preparado, se a pegado una ducha y se a acostado un rato –le explico Mery –ahora hace media hora tres cuartos que se a despertado, yo quería venir a ver a Cristy, se lo he pedido y me ha dado permiso ¿Cómo esta?
  • Igual desgraciadamente –dijo Ben con tristeza –sigue en coma, no sabemos si sobrevivirá o no, todo depende de ella.
  • ¿Puedo verla? –preguntó Mery
  • Claro que sí, te acompaño –le dijo Ben poniéndose en pie igual que su compañera. Ambos entraron en la habitación. Mery al ver en ese estado a Cristy se quedo muy impresionada sin poder evitar murmurar <<Cristy…>> -impresiona mucho la verdad –le dijo situando su mano en el hombro de la joven.
  • ¿Ella sabe que estamos aquí?
  • No lo sabemos.
  • Oh Cristy –dijo Mery sin poder evitar que una lágrima bajara por sus mejillas.
  • ¿Estas bien? –se preocupo Ben.
  • Sí, si tranquilo –le dijo Mery limpiándose las lágrimas transmitiéndole una sonrisa forzada, acercándose a la camilla donde estaba acostada Cristy sentándose a su lado.
  • Bien te dejare sola con ella, si me necesitas estaré fuera –le informó Ben, viendo como esta afirmaba con la cabeza sin poder emitir ningún sonido por la emoción que le adueñaba. Ben salio fuera dejando la puerta cerrada con las dos chicas dentro.
  • Oh Cristy, me has hecho mucho daño, pero aun y así te considero mi mejor amiga, por favor, no te mueras, por favor –le declaro Mery notando como por sus mejillas le volvían a resbalar lágrimas. Cerro por unos segundos los ojos, volviéndolos abrir con estos repletos de agua. De repente sus ojos se abrieron como platos sin creer lo que le había parecido ver, sus ojos se abrieron aun mas, al repetir la escena <<¡Cristy había movido una mano!>> Mery muy lentamente aun perpleja por lo que acababa de ver, levanto la vista a la cara de su amiga, en el que pudo contemplar como esta con gran esfuerzo abría los ojos muy lentamente dejándolos semi cerrados –Cristy –exclamó Mery sorprendida echando unos pasos hacia atrás. Tras unos minutos de asombro pero de felicidad salio corriendo de la habitación en busca de Ben, los doctores y las enfermeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...