miércoles, 25 de enero de 2012

Cristy; Capítulo 16-2

  • Lo siento preciosa, no te puedo ofrecer nada, las chicas tienen razón no nos queda ni un mililitro de droga, y alcohol tampoco –le explico Veneno –pero si quieres hacemos ese polvo, que me propones ¿¿eh?? –dijo mirándola con ojos viciosos.
  • ¿Pero como es posible que no quede? ¿mi ración qué? ¿por qué os la habéis tomado? ¿por qué no me la habéis guardado? –preguntaba Cristy cada vez mas nerviosa sin entender nada.
  • Ya estoy aquí amigas mías –dijo una chica con el pelo anaranjado, delgada, con un piercing en la ceja derecha, otro en la nariz, vestía pantalones y chaqueta sin mangas de cuero, que dejaba al descubierto su barriga en el que tenía una calavera tatuada. Tenía en la muñeca derecha, al igual que en su cuello una gruesa pulsera de pinchos. En sus labios estaban pintados de una mezcla de lila y negro. Esta se quedo mirando a Cristy al igual que esta a esa desconocida.
  • ¿Y esta quien diablos es? –pregunto Cristy sin entender nada – ¿por qué os ha llamado amigas?
  • Veras esta es Lilian, el cuarto miembro de la pandilla de las tres B –dijo Bibi mirando a sus compañeras y su jefe.
  • ¿¿Como que el cuarto miembro de las tres B?? ¿¿qué estáis diciendo?? ¡esa soy yo!
  • Cristy, ahora esa es Lilian, es mucho mejor que tu, es mas de nuestro estilo mucho mas de lo que serás tu jamás –dijo Bibi
  • ¿Y que pasa conmigo? ¡He hecho muchas cosas por vosotras, muchísimas! –se defendió la reprochada.
  • Pero eso se acabó, ahora búscate la vida como puedas –continuo la morena.
  • No, no puede ser –dijo Cristy sin creerse para nada lo que estaba viviendo –Veneno…
  • Lo siento muñeca ellas tienen razón, pero tu estas buenísima siempre que lo desees me informas y echamos muy buen polvo –dijo Veneno guiñándole un ojo.
  • ¡Iros todos a la mierda! –grito Cristy con rabia, echando a correr, huyendo de aquel lugar.

De mientras en casa de esa chica descontrolada, estaban muy preocupados por ella, Jessica no se movía de al lado del teléfono, esperando que sonara para recibir noticias de su hija. Ben, estaba fuera en su búsqueda, de mientras los mas jóvenes de la casa, se mantenían en el salón quietos, angustiados por el panadero de la joven. Ringgggg, Ringgggggg Jessica nerviosa no tardo en responder, observando como Mery y George corrían a la cocina junto a ella para saber quien les reclamaba. Jessica aliviada al mismo tiempo decepcionada les indico que no eran noticias de Cristy. Los dos jóvenes volvieron al sofá con la misma angustia. La puerta de la casa se abrió entrando por ella Ben, que después de saludar a Mery y George, con una débil sonrisa, se dirigió a la cocina junto a su chica que intentaba hacer el corazón fuerte.
  • ¿Como ha ido? ¿le has encontrado? –preguntó ansiosa Jessica.
  • Lo lamento mucho –respondió Ben negando con la cabeza, abrazando fuertemente a su chica. La puerta se volvió abrir entrando por ella Cristy con aquel aspecto tan desgravante.
  • ¡¡Cristy!! –exclamaron con sorpresa al mismo tiempo con alegría Mery y George. La misma admiración hicieron notar Jessica y Ben, que no tardaron en correr al salón.
  • Oh Cristy menos mal que as llegado ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo estas? ¿Dónde as pasado todo este tiempo? –preguntaba Jessica que iba directa abrazar a su hija.
  • ¡Ni se te ocurra abrazarme! –le amenazó Cristy con un dedo en frente, echándose hacía atrás – ¡si no quieres ser responsable de un asesinato!
Jessica se quedo quieta, paralizada con los ojos como platos, delante de las palabras de su hija….que no dejaba de subir las escaleras encerrándose en su habitación. Al poco rato llamaron a la puerta de esa joven que se mantenía inquieta con la completa necesidad de consumir.
  • ¿como te encuentras cariño? –pregunto esa madre preocupada entrando en el cuarto después de sentir el <<adelante>> de su hija.
  • ¿Qué haces aquí? ¿para que as venido? –pregunto Cristy mal humorada.
  • Me preocupo por ti cielo, todos lo hacemos, hoy nos as hecho sufrir mucho –dijo Jessica sentándose junto a ella en la cama.
  • ¡Pues olvidarme, como siempre hacéis! –contestó Cristy. Tras ese grito la puerta de la habitación de Cristy se abrió de inmediato, entrando Ben, Mery y George preocupados. Jessica les izo un gesto que salieran, que lo tenía todo controlado.
  • Eso no es cierto –dijo con tranquilidad Jessica, viendo como su familia obedecía dejando la puerta de la habitación cerrada.
  • ¿A no? ¿Entonces por qué me queréis llevar a ese manicomio? –pregunto Cristy alterada.
  • No es un manicomio, es un sitio de antidrogo pendencia, que ayudan a gente que como tu, que a caido en este mundo tan cruel, le ayuda a salir y volver a la realidad –le explicaba Jessica.
  • ¡Yo no estoy loca, yo no tengo ningún problema! –grito Cristy cada vez más nerviosa, buscando algo con la mirada.
  • Sí estas buscando tu navaja es inútil, la hemos tirado, es algo que no necesitas –respondió Jessica con tranquilidad.
  • ¡Hija de perra! ¿como te atreves a tirar algo mío? ¡Te voy a matar! –grito Cristy con todo su cuerpo temblando de la exaltación y la rabia con sus ojos fuera de lugar, poniéndose en pie. La puerta de la habitación se volvió abrir rápidamente, entrando por ella, los demás miembros de la familia nerviosos y sufriendo por Jessica. Esta les izo un gesto para que no se movieran del sitio.
  • Que me vas hacer ¿eh? ¿me vas a pegar? ¿me vas a matar? ¿y después que? –le pregunto sin parar Jessica –venga Cristy, todos queremos que te pongas bien, no te queremos ningún mal, todo lo contrario –intento reflejar una débil sonrisa Jessica.
  • ¿qué voy hacer? Por tal vez si que te mataré, eso es algo que tenía que haber hecho hace muchísimo tiempo, sí comprare otra navaja, sí eso es lo que aré…. ¡ya llegó la hora de hacerlo! ¡tus días están contados! –exclamó fulminándola con la mirada –¡¡yo no estoy loca, no pienso ir a ningún manicomio!! –grito mientras salía de su habitación dedicándoles una mirada de odio a Ben, Mery y George. A los pocos minutos se volvió a sentir la puerta de entrada que se cerraba con un gran portazo.

Pasaron unos días con su mismo comportamiento, que hacía temblar a todos los que les llevaba la contraría, así que por el bien de aquella gente, no le decían nada, dejándola a su rollo, y observando como se destrozaba la vida, día tras día.
Un lunes Ben llegó temprano a esa casa, aprovechando que tenía el día libre, llego justo para despedirse de George y Mery que marchaban cada uno a sus estudios. Entro en la cocina donde Cristy estaba acabando de almorzar y Jessica acababa de fregar cuatro cacharros. Su chica y él se miraron con mirada cómplice. El timbre de la puerta sonó.
  • Deben ser los chicos que se han olvidado algo –dijo Jessica con la voz temblorosa, secándose las manos en el delantal que tenía puesto. No tardo en ir abrir. Cristy pudo oír como la puerta se abría en cambio nadie vocalizaba palabra. Fijo la mirada en Ben, que no dejaba de observarla con tristeza en su rostro.
  • ¿Que pasa subnormal? ¿Tengo monos en la cara o que? –preguntó con mala cara.
  • No, no que va –corrió a decir Ben apartando la vista de ella.
Jessica no tardo en entrar, con esos hombretones de los seguratas del centro de la antidrogo pendencia.
  • ¡¡Eh, yo os conozco, sois los seguratas del manicomio aquel!! –exclamó Cristy sorprendida levantándose de ese asiento en el que estaba sentada – ¿que hacéis aquí? ¿Cómo me habéis localizado?
  • Hemos sido nosotros Cristy, queremos que te pongas bien, tal vez para ti es crueldad, pero te aseguro que es por tu bien –le explico Jessica intentando mantener la calma.
  • ¡¡Desgraciada!! ¡¡desgraciados!! –grito Cristy –¡¡¡ os tenía que haber matado a los dos!!! ¡¡¡¡¡Hijos de perra soltarme!!!!! –les chillo a los seguratas que la cogían fuertemente. Cristy le mordió la mano a uno que este la dejo inconscientemente a causa del dolor de la mordida. Cristy empezó a correr con la intención de huir de allí, pero el otro hombre le corto el paso cogiéndola levantándola dos palmos del suelo. Ella continuo chillando fuertemente, entre grandes insultos y amenazas. El corazón de Jessica se partía en dos al ver sufrir así a su niña. Esos dos hombres, la metieron en una ambulancia, tumbándola en una camilla atándola para que no se escapara, uno de los hombres se quedo a su lado controlándola mientras el otro, se fue al asiento del conductor, poniendo la sirena y corriendo a toda velocidad hacía el centro. El cuerpo de Jessica se derrumbaba en la tristeza en ver toda aquella escena y se abrazó fuertemente a Ben, que no tardo en darle un fuerte abrazo para consolarla.

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