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martes, 14 de julio de 2020

Más allá de las cartas: Capítulo 1



Un hospital dejado atrás. Otro más. Para Aron no era una novedad, más bien era ajeno. Desde los tres años, muy seguido se encontraba en ese lugar, cuando su corazón comenzó a dar señales de fallida. Los médicos no entendían como, pero una de las bombas que se dirigían a su corazón actuaba con dificultad, eso responsabilizaba que no le llegaba suficiente sangre a ese órgano, que bombardeaba con aprieto. A causa de eso, este chico; bajo, fuerte, su pelo rubio casi blanquecino, sus ojos color miel y Aroa su madre; baja, delgada, ojos color miel, pelo castaño, largo y rizado, se pasaban más tiempo en ese establecimiento que en su casa. Terry el padre de Aron, no aguanto la presión, abandonando su familia he hogar sin dar señales de vida ya mas, cuando Aaron apenas tenía cinco años….

Pero aquella despedida era distinta, era la definitiva, tras de años de tratamiento al fin diagnosticaron el final, no había ningún tratamiento para su enfermedad. Su corazón estaba débil, muy débil, ya los médicos hicieron todo lo que la tecnología les había enseñado, que gracias a eso Aaron aun estaba vivo, pero eso ya se acabó. Los médicos fueron claros al reunirse con madre e hijo y informándoles, que si seguían en esa misma línea de medicamentos, y transfusiones de sangre, su corazón aguantaría menos que sin ellos. Ya que a tantos años de insistir, su corazón ya andaba más débil que el remedio que le podían dar. El doctor encargado de su caso le aconsejó que en Alemania tuviera más posibilidades que Estados Unidos de poder seguir adelante, sin miedo a que el corazón deje de latir. Ambos se animaron enormemente al escuchar la posibilidad, pero esa alegría duro bien poco al escuchar, la cantidad de dólares que deberían tener y no poseían, aparte había otro pero, y es que, las posibilidades que salieran bien, eran bien mínimas, no se quedaría en quirófano, pero si había un noventa por ciento de que se quedara como un vegetal…

Ahora Aaron miraba a través del cristal trasero como ese hospital –que había pasado tantas horas ahí dentro, ya él lo consideraba su segunda casa, y muchas veces, pasaba más que la primera –quedaba atrás, cada vez era más dificultad distinguirlo con la velocidad del vehículo.

Aaron recostó la cabeza en su asiento, suspirando profundamente. Mucho habían hablado su madre y él sobre el tema, aun no se habían puesto de acuerdo. Aaron se negaba operarse sabiendo el porcentaje tan grande que había que se quedara como un vegetal. A Aroa eso era lo que menos le importaba porque gracias a esa operación ya era asegurado que no tendría que enterrar a su hijo.
  • Aaron tenemos que hablar y tú lo sabes –le dijo Aroa, mirándole por el espejo retrovisor de dentro.
  • No mama, no me pienso operar tú lo sabes, por mi parte esta conversación está terminada –fue la contestación de Aron. Aroa dio un largo suspiro de impotencia. En cuanto salieron del coche, Aroa quiso volver a restablecer la conversación, cogiéndole del brazo, pero Aaron se dejó ir, sin dirigirle la palabra, encerrándose en la habitación.
Aquella cena fue de lo mas incomoda y tensa. Madre e hijo apenas se dirigieron la palabra, excepto para lo necesario.

  • Ya he terminado estaré en mi cuarto –se levantó Aaron, recogiendo sus cubiertos encaminándolos dentro de la pica.
  • Espera Aaron tenemos que hablar –Aaron se dio la vuelta, viendo una mirada suplicante en los ojos de su madre. Tras un largo suspiro hecho marcha atrás, volviéndose aposentar en ese mismo asiento en el que hacía tan poco segundos se encontraba sentado.
  • No me pienso operar mama –dijo, antes que su madre empezara con el discurso que él tanto conocía.
  • Aaron por favor escúchame, se que hemos hablado mucho del tema, sé muy bien lo que opinas, solo quiero decirte mi opinión –le expresó cogiéndole una mano con fuerza.
  • Mama, ya la conozco bien…
  • Shttt, déjame hablar por favor –le interrumpió Aroa, posando dos de sus dedos en los labios de su hijo. Ella le sonrió agradeciéndoselo, sin necesidad de palabras –entiendo que no quieras operarte, que no quieras acabar como un vegetal posado en una cama las veinticuatro horas del día, para el resto de tu vida, pero ahora te pido que hagas un esfuerzo y me entiendas tú a mí. A mí no me importa tenerte que cuidar día y noche, para el resto de mis días, te lo aseguro. Pero no me pidas lo más duro para una madre; enterrar a su hijo. Por otro lado… el doctor nos dio una posibilidad para que todo saliera bien, es muy pequeña lo sé, pero la hay.
  • ¿Qué te hace pensar que todo va a salir bien? Nuestras vidas no son un camino de rosas precisamente
  • Porque lo siento en el corazón, tengo una sensación, algo que me dice, que vale la pena.
  • Entiendo tu punto de vista, entiendo que como madre quieres lo mejor para mi, no quieres que me pase nada malo, aun menos enterrarme, pero piénsalo ¿Qué clase de vida me espera estirado en una cama totalmente como un vegetal? Pregúntate ¿eso es realmente vida? ¿Cuánta gente en esa situación piden que les ayuden a morir? Mucha más de la que creemos, no mama, yo no quiero hacértelo mas difícil suplicando que me mates.
  • Entiendo –acepto Aroa con la cabeza baja.
  • Mama tampoco sería justo para ti, tendría que depender todo el día de tu persona… sí ya sé que no te importa –no tardo en decir, antes de pasar la palabra a su madre, que ya tenía la mirada pensativa, y estaba convencido, que ya tenía los vocablos idóneos para seguir –pero a mí sí –le cogió la mano, mirándola con ternura –ya bastante te ha castigado la vida, para echarte esta carga mas, no te lo mereces mama, no te lo mereces.
  • He pensado otra cosa... déjame hablar por favor, no es nada de lo que piensas –ahora fue Aroa quien lo interrumpió –vayamos a Alemania, hablemos con los médicos, y si nos dan el mismo porcentaje que los médicos de aquí, no insistiré mas de que te operes, te lo prometo –vio como una sonrisa se le dibujaba en el rostro de su hijo –pero… si el porcentaje de vida es bastante alto… tendrás que operarte –observo a su hijo pensativo.
  • Trato hecho –acabo diciendo estrechándole la mano, con una sonrisa.

lunes, 13 de julio de 2020

Desaparecida en la oscuridad: Capítulo 24




Timmy se encontraba en su despacho, poniendo orden a sus papeleos, leyendo los historiales médicos de Maickel sin dejar de hacer trabajar su cerebro, tantos interrogados, tantos detenidos, resulto el asesino de Ruth Parcker quien menos se lo esperaban, el más legal, el gran amigos de todos… Resulto ser, que Ruth, ella solo le pidió ayuda para volver a la masía, y él se aprovecho de ella por esa voz que le mandaba, abusó de su cuerpo después forcejeo, porque ella se negó, como no podía después la mato en aquel lago, con aquella arma que encontró por el camino, nada le detuvo ni los gritos de horror de su hermana, esta fue testigo como su hermano abuso sexualmente a Ruth, tenía con él esa arma de Matt, que la encontró por el camino y con ella actuo para dejarla inconsciente, acabar su trabajo, y después como ya despertaba, la metió bajo agua, para ahogarla… en cuanto puso en marcha su vehículo, tras esa seria pero verdadera detención, tras tener de camino a las rejas a Maickel y también Paty, por encubrimiento, telefoneo a comisaria, para que dejaran libre a Matt Parcker ya que era inocente de la muerte de Ruth Parcker ¿sería verdad, que se pasó esa tarde cazando? Ya Burton no se fiaba ni de su sombra, aun había otra cuestión en el aire… ¿por qué Sherril se declaró culpable de ese crimen que ella no cometió? Estaba sumergido en sus pensamientos cuando unos golpecitos en el cristal de su puerta le hicieron volver a la realidad
  • Que sorpresa Charlie Williams ¿como esta de esa bala que le sobrepasó el hombro? –se levantó sonriente Timmy, acompañándole a un asiento, tras darle unos golpecitos en la espalda.
  • Bien gracias, tras ese gran susto que pasé bien, pase un tiempo en coma pero gracias al señor bien.
  • Me alegro muchísimo, ¿le apetece una taza de café?
  • Con mucho gusto la tomare, gracias
  • No sé si estará al corriente, pero desde ese día, todo el equipo de policía no ha dejado de trabajar, en otro suceso, la desaparición de una adolescente, que acabo abusada y asesinada.
  • Si ya lo vi en televisión y leído en periódicos –dijo ese chico ecuatoriano, tras beber un sorbo de su tasa –es una desgracia lo que le han hecho a esa niña –dijo penadamente.
  • Lo que te hicieron a ti tampoco es para alegrarse –le recordó el agente.
  • Ya pero yo ya estoy acostumbrado por mi color de piel, ella era solo una niña feliz, es mas a mi no me mataron sino en estos momentos no estaríamos hablando, usted y yo –dijo esto último entre risas. Timmy también sonrió.
  • ¿Y a que se puede deber esta agradable sorpresa? –se acomodó enfrente de este Timmy.
  • He visto fotos e imágenes del asesino de esa chica, ¡es penoso que su padre haya sido capaz de tal barbaridad, es para ejecutarle directamente, toda esa gente, no deberían ser padres! –exclamó con rabia.
  • No, no… quiero decir sí, sí, estoy de acuerdo con usted, pero al final el asesino de Ruth, no fue su padre…
  • A no… yo leí y vi… -comenzó a decir pensativo.
  • Si, si, pero hace apenas un par de días, descubrimos que el verdadero asesino fue uno de los monitores de la casa… quien más nos ayudo en la investigación.
  • A ¿sí? ¿por qué lo hizo? –se interesó.
  • Esta enfermó es esquizofrénico, cuando no se toma la medicación es realmente peligroso, actua sin pensar, como si otra persona se adueñara de su cuerpo y de su alma –explicó el agente
  • Pos yo quería informarle, de que el padre me suena mucho no sabía de dónde, ahora salí de mi burbuja de shock, él y otro fueron quien me dispararon después de que Zack y Codi me dieran la paliza.
  • ¿¿Cómo dice?? –exclamó el agente con gran sorpresa, sus ojos se abrieron enormemente, al mismo tiempo que la confusión le adueñaba.
  • Si desperté medio atontado, note el disparo, antes de volverme a desmayar, le vi junto a otro hombre.
  • ¿Otro hombre? –preguntó Timmy cada vez mas intrigado.
  • Sí uno cuarenta y algo de edad, bajo, regordete, con poco pelo en su cabeza de un color gris –describió.
  • Espere un momento… -dijo cogiendo un sobre con varias fotos – ¿este es el hombre que dice? –le mostro una foto de Thomas.
  • Sí, sí, así es, es él, sin ningún tipo de duda.
  • ¿Podría decirme, sabría concretarme de que hablaban exactamente? –preguntó más detenidamente Timmy.
  • Lo siento pero no, estaba más inconsciente que despierto, lo único que alcance a escuchar, no sé que de un jabalí, deduzco que fueron ellos los que me dispararon, el padre de la chica tenía la escopeta, ambos estaban muy alterados, después ya perdí del todo el conocimiento.
  • Atención, traigan detenido a Tomas Winch, como principal sospechoso del disparo de Ian Astor…. –comunico a radio a una de sus unidades.

El Timbre de la masía de los padres de Samanta, sonó. El jefe de esta fue abrir.
  • Hombre señor Burton, cuanto tiempo, me alegra volverle a ver –le estrecho la mano.
  • Tutéeme ya, por favor –le pidió el joven.
  • Lo mismo digo –rio el anciano.
  • Señor Burton que sorpresa más agradable, ui, que guapo viene… lástima que sea tan mayor ya… sino… -le tiro los cejos, observándole de arriba abajo aquel traje a conjuntado, de un gris claro, unos zapatos negros, salía de él un perfume embriagador ¿le apetece una taza de té? –preguntó la madre de Samanta.
  • Querida ya es hora que le tratemos de tu… es decir… ¿te apetece una taza de té?
  • Si señora me encantaría gracias –dijo sin poder evitar reírse Timmy – ¿no está Samanta? La telefonee para quedar para cenar me dijo que la recogiera aquí.
  • Sí, si se está cambiando –respondió la anciana.
  • Se está poniendo guapa –rectifico su padre, disimulando.
  • Bien esperaré aquí
  • ¿No nos podría adelantar algún avance? –pidió el anciano esperanzador.
  • Bueno las ultimas noticias son, pues… –no tardaron en sentir pasos procedente de la planta de arriba, bajando por la escalera Samanta, con un largo vestido verde esmeralda, su pelo largo y lisado, con unos tacones de poco pero fino tacón.
  • Estas preciosa Samanta –se quedo atónito Timmy.
  • Gracias tu también estas muy guapo.
  • No tanto como tú, espera un momento aquí, te he traído una cosa… -se apresuró en salir, sin tardar en entrar con un gran ramo de rosas, entregándolo a la sonrojada dama.
  • ¡Oh Timmy son preciosas! –se quedo sin palabras Samanta emocionada.
  • No quiero interrumpir este momento tan tierno, ¿pero puedes decirnos los últimos acontecimientos? –interrumpió el padre de Samanta, notando como su esposa le miraba con mala cara.
  • Por supuesto, primer punto Maickel, es el asesino de Ruth, estará más de cuarenta años en la cárcel, que es muy posible que le reduzcan la condena, porque no está bien y estará bajo tratamiento psicológico. Pati, tendrá que pagar más de treinta mil euros por encubrimiento, será ella quien se encargara de Asly, en el que recibirá una indización por todo el daño causado. Segundo punto. Matt accidentalmente disparó al joven colombiano, ya, intentando salvar a Thomas ya que el jabalí iba a por él. El tiró falló fue a parar al joven, que ya estaba tendido en el suelo a causa de la paliza que le dieron Zack y Codi
  • No, si al final tenía algo de corazón este desgraciado –exclamó la anciana mal humorada.
  • Tendrá que pagar una buena suma de dinero por callarse –continuo Timmy –¡ah otra cosa! Sherril, hablo conmigo esta mañana, si se declaró culpable, era para salvarla ya que veía claro que la iba a matar, así al menos lograría distraerle ya si tenía la oportunidad de morir ella adelante, ya que no aguantaba más una vida así.
  • ¡Oh sherril! –le agradeció sin palabras Samanta.
  • Pero ¿por qué mató a nuestra niña? ¿Por qué ella? –insistía el abuelo.
  • No tenía nada en contra de su nieta, entre la desaparición de los chicos, y la escapada de Asly, no se tomó su medicación adecuada, se encontró en su camino Ruth, que lo único que deseaba, era volver con sus amigos, se encontraba perdida y desorientada, se sentía con felicidad de encontrar alguien conocido, alguien que consideraba un amigo, que la pudiera ayudar, a volver con sus amigos, pero, lo que menos se esperaba este que este, la acorralara, y la forzara a relaciones, les garantizo que intento escapar, pero este tenía la escopeta de Matt que encontró, ya que este ante el temor de disparar a ese inocente, huyó con tal velocidad, descuidándosela allí mismo, la cogió, ya que estaba perdida sin propietario aparente, pero les aseguro que no tenía pensado matar a nadie con está. Ruth cayó al lago, empezaron a forcejear, este le pego un buen cocotazo con la escopeta, la dejo medio atontada, la sacó del lago, clavándosela hasta el fondo de sus entrañas, un buen charco de sangre y semen, se esparció, pero este, fue listo limpiándolo todo con alcohol,, metiendo el cuerpo de Ruth, bajo agua ya que volvía en sí, sumergiendo también su cabeza, ya que esta empezaba a gritar, y así hasta que dejó de respirar, al mismo tiempo, sin dejar huellas, sin dejar rastro, decidió pintar el arma para así no levantar ninguna sospecha. A medida que observó el comportamiento de Matt, con ayuda de Pati, fueron dando las pistas necesarias para que pensáramos que el asesino de Ruth, era su padre. Ella lo hizo porque, es su sobrino, no conscientemente, está enfermo la responsable de toda aquella locura era, esa enfermedad.
  • Entonces, ¿porque no se entrego? Si fue inconscientemente la condena era bastante reducida ¿no? –preguntó la anciana.
  • Así es y él quería entregarse, pero Paty, su tía le aconsejo que no lo hiciera, que le encarcelarían, no volvería a salir en mucho tiempo, eso asustó a Maickel, decidió, dando todas aquellas pistas falsas –acabo de explicar –pero gracias a dios, ya hemos destapado toda la verdad, usted, sobretodo tu Samanta, podrán respirar tranquilos nuevamente –abrazó fuertemente a esa mujer, que tanto dolor había pasado.
  • ¿Quiere decir que esta pesadilla al fin ha terminado? –preguntó la anciana
  • Totalmente –confirmo el agente satisfecho -saben, quiero decir ¿sabéis algo de Hillary? Se llevo un buen chasco la pobre, un corazón afectado para toda la vida –dijo Timmy.
  • Si, es cierto, hable con su madre y está mejor, pero no deja de estar afectada –hubo unos momentos de silencio –bien, cuando tú quieras nos marchamos –comentó mirando a Timmy.
  • Oh si, deja que ayude a ponerte la chaqueta –se ofreció, situándosela por atrás –hum, llevas un perfume muy dulce, igual que tu belleza –le susurro.
  • Gracias –le contestó con otro tierno susurro. Los padres de Samanta, se miraron notando, como que allí sobraban. Con paso lento Timmy y Samanta, caminaron hacia la puerta. Se dieron la vuelta para despedirse de los padres de esta.
  • No vengas muy tarde hija –se expresó su padre convencido.
  • ¡Oh, no seas aguafiestas! –se mal humoró su mujer –tardar todo lo que queráis, hacer lo mismo, pero sobretodo… -hubo unos momentos de silencio… ¡divertiros y disfrutad mucho!
  • Así lo haremos mamá –confirmó convencida Samanta saliendo para fuera.
  • ¡Oh Samanta! me gusta muchísimo desde el primer momento que la vi, no he podido dejar de pensar en ti, y a medida que te he ido conociendo ese sentimiento ha ido creciendo, hasta este punto que ya no puedo callármelo mas. Me siento como un chiquillo de quince años, puedo notar mi corazón latiendo con fuerza, cada vez que estoy junto a ti… -expresaba Timmy, notándose muy nervioso.
  • ¡Oh Timmy! yo también te quiero mucho, hasta ahora no he sido consciente, probablemente, por todo lo que he pasado, no estaba para encariñarme de nadie y menos empezar una relación… pero ahora… que todo acabado, siento ese mismo cosquilleo, esos nervios de adolescente… me siento igual que ellos –sus frentes se ajuntaron, topando una con la otra, mirándose a los ojos, con puro nerviosismo, sin decirse nada.
  • Te quiero mucho –le susurró Timmy. Otro largo silencio, mirándose a los ojos uno al otro…. No faltaban palabras, con la mirada lo decían todo. Esos ojos brillantes no podían disimular que había algo especial y fuerte entre ellos. Poco, a poco, muy lentamente, sus labios se ajuntaron en un largo y profundo beso.


Desaparecida en la oscuridad: Capítulo 22



El rostro de Samanta empaleció mirando fijamente, aquel hombre, que en el pasado había sido su abogado, y en aquel presente, el agente que más le había ayudado he apoyado. En ese momento se quedo en una especie de trance sin poderse creer, lo que sus oídos habían escuchado ¿lo abría entendido bien? No podía ser, era imposible, se suponía que aquella pesadilla, había finalizado ¿Cómo era posible que se volviera a repetir? Esa misma frase se le repetía una y otra vez <<Matt Parcker había escapado>>
  • Lo siento mucho Samanta –la miró tristemente Burton –estaban en el recreo, sin darse cuenta se dejaron una puerta abierta y unos cuantos prisioneros, aprovecharon la oportunidad para fugarse, entre ellos se encontraba Matt –tiene que ir con mucho cuidado Samanta, está furioso, va por usted en busca de venganza –le depositó sus manos en los hombros de ella.
  • ¿¿Qué él busca venganza?? ¿¿de qué?? ¡él fue quien mato a quien más quería! ¡soy yo quien debería buscar la venganza! –se exaltó Samanta.
  • Sí, tiene toda la razón, pero Matt está loco, es la gran razón para que se ande, con los ojos bien abiertos ¿de acuerdo? –acabó preguntando Timmy, viendo como esta confirmaba.
  • ¿Y Maickel? ¿Aun no ha encontrado a Asly? –preguntó Samanta algo más tranquila.
  • Creemos que no, ya que si no abría avisado.
  • Esperemos que este bien –hizo saber Samanta. Un relámpago les sobresaltó a continuación se izo sentir el gran estruendo. Todos los presentes alzaron las pupilas. Unas inmensas nubes abrasaban toda la claridad y resplandor de aquel magnifico día, el viento ayudaba a que se acercaran con más velocidad.
  • Lo que si hay que tener claro, es que hay dos niños perdidos, un asesino suelto, una climatología que no ayuda, además se está levantando niebla.
  • ¡Oh no! –exclamó Dan, dejando en su bolsillo, esas delicias de golosinas, atemorizado.
  • ¿Qué te ocurre Dan? –se sobresaltaron todos mirándole fijamente.
  • Tienes razón Dan –se atemorizó también Hillary. Las miradas se posaron entre los dos jóvenes –se está… repitiendo la historia del verano pasado… -todos se miraron entre sí –si eso pasa, ya todos sabéis el resultado final…
  • ¡No! Esta vez vamos a encontrar a esos chicos sanos y salvos, no va haber otra muerte ¡no! ¡Y si por desgracia la hay, juro aquí delante de todos que mato a Matt Parcker! –dijo toda convencida Samanta.
  • ¡Yo le ayudo! –se aposentó a su lado Timmy –ese desgraciado de Matt Parcker, debería de estar condenado de muerte.
  • Tendríamos que llevar ya a los niños a la casa, no sea que desaparezca alguno más –dijo Jennifer.
  • Cierto, Samanta, Hillary, Dan y Paul por ejemplo, pueden volver a la casa con ellos, lo demás y yo mismo, buscaremos a esos dos chicos ¿cuáles son sus nombres?
  • Gabriel Smith y Eloy Brandon –le respondió Sofia.
  • Te dije que estos dos tramaban algo –le susurro Dan al oído de Hillary.
  • Perdone agente, pero yo también quiero buscarlos –dio un paso adelante Samanta.
  • Samanta, ya hace demasiado que nos conocemos, ya es hora que empiece a llamarme de tu ¿no cree? –le llamo la atención Timmy.
  • Lo mismo digo, ya puede tutearme también –le respondió Samanta.
  • Bien así aré, ¿está segura… quiero decir… estás segura que quiere… que quieres venir a buscar a los chicos? –le costaba el tuteo al agente.
  • Sí, estoy convencida, si les llega a pasar algo, será culpa mía, ese desgraciado esta aquí por mí, mato a mi hija para vengarse de mí, si les llega a pasar algo a esos niños, me sentiré responsable el resto de mis días.
  • Samanta usted… tú no tienes la culpa de nada, tú no eres responsable de todos sus hechos, es un mal tratador, un asesino, de eso nadie es responsable, excepto él mismo, nos quieres acompañar, lo respecto, pero para nada te sientas culpable –le hizo saber el agente.
  • Nosotros también queremos buscarlos, somos responsables de esos niños, por la misma razón que la señora Crochet, Ruth era nuestra mejor amiga, no pudimos hacer nada por ayudarla, ahora que tenemos la oportunidad queremos hacerlo, ¡necesitamos hacerlo! –dijo convencido Dan, notando como la mano de Hillary apoyaba con fuerza la suya.
  • De acuerdo chicos entiendo, Sofia, Jennifer, Paul vuelvan a la casa con los demás niños, llamare a mis patrullas para la recerca de los chicos, empezaremos ya la búsqueda, aun nos quedan bastantes horas de luz. Un móvil sonó. Era el de Paul, todos miraban esperanzadores, que fuera Maickel, que hubiese encontrado a su hermana.
  • Tengo malas noticias –dijo al colgar –Matt Parcker está en la masía, esta rabioso y muy violento con todo el personal, reclama ver a señora Crochet, sino hará alguna locura con los presentes, como se nos ocurra llamar a la policía, nos arrepentiremos.
  • ¡Maldita sea Parcker! Cambio de planes, no podemos regresar a los niños a la masía, corren peligro, busquen una cueva o algo, para protegerse de esta tormenta, me voy para la masía, por el camino llamare a las patrullas, para que empiecen a buscar –dijo dispuesto a empezar a correr, notando como la lluvia empezaba a caer.
  • Nosotros les ayudaremos a buscar también –les recordó Hillary, dando un paso adelante con Dan.
  • De acuerdo, venir conmigo entonces, os reuniré con las patrullas de búsqueda.
  • Espera Timmy voy contigo, está aquí por mí, no puedo esconderme tengo que dar la cara –dijo Samanta.
  • De acuerdo pero no se separe de mi ¡vayamos ya! –le cogió la mano echando a correr, con Hillary y Dan detrás.
Efectivamente, cuando llegaron a la masía, se encontraba el coche de Matt en primera fila, Sherril, estaba a su lado con lágrimas en los ojos. Detrás de ellos, se encontraba Pati y el resto de personal que se habían quedado en la casa. Todos parecían atemorizados
  • ¡Ya era hora zorra! –grito Matt al verla llegar. Se acercó a ella, cogiéndola fuertemente de su cabello. Un grito de dolor salió de la boca de la víctima.
  • Parcker ¡suéltela! –gritó Burton alzando su pistola.
  • ¿¿Que hace este gilipoyas aquí?? ¿¿Eh?? –preguntó estirándole con más fuerza el pelo – ¡he dejado bien claro que no quería policías! ¡Y menos a ese subnormal de mierda!
  • Señor Parcker, no se ponga nervioso, nadie hemos llamado a la policía, el agente Burton, ya estaba con nosotros cuando usted llegó –le aclaró Pati.
  • Es cierto amor… ya estaba aquí su coche… -intervino Sherril.
  • ¡¡Tú cállate!! ¿¿Quién te ha mandado que digas nada asquerosa?? ¡Después de ella irás tú, así es, os pondremos una al lado de la otra en cementerio! ¡Te vas arrepentir por lo que me has hecho sufrir, tú misma vas a saber el calvario que he pasado en la cárcel, por un crimen que no cometí! –su respiración era acelerada. Su tono de lo más sarcástico.
  • ¡¡Tu mataste a mi niña!! –gritó Samanta, presa de la rabia y el pánico.
  • ¡¡yo no la mate!! ¡¡Era mi hija, la quería!! Pero por tu culpa, por vuestra culpa –señaló nervioso a la sujeta y Sherril –me detuvieron y me hicieron pasar un infierno allí dentro, ¡tal infierno que os lo voy hacer notar a vosotras también!
  • ¡Déjela ahora mismo Parcker o le juro que le mato aquí mismo!
  • Hazlo si te atreves –dijo metiéndose la mano en su bolsillo trasero.
  • ¡tiene una navaja! –gritó Sherril.
  • Así es, la tengo –confirmó, sacándola, apoyando la zona punzante en el cuello de esta. Un grito de horror salió de las bocas de todos los presentes de la masía –estaría encantado de estrenarla contigo ¿sabes? Tiene muchas ganas de matar –le susurro al oído.
  • No lo haga Parcker, no se meta en más problemas, deje la navaja en el suelo, negociemos –dijo sin levantar la voz Burton, levantando los brazos al aire, junto con la pistola.
  • ¡Ni una mierda, en cuanto la deje volveré a la cárcel!
  • Le juro que no, pero tiene que dejar libre a Samanta y también a Sherril ¿Qué es lo que quiere? Se lo puedo conseguir.
  • Quiero a mi hija conmigo.
  • Eso es imposible, usted mejor que nadie lo sabe ya que la mató.
  • ¡¡¡Yo no la maté joder!!! –gritó con rabia clavando mas, el cuchillo en el cuello. Gotas de sangre cayeron al suelo.
  • Vale, vale, vale, usted no la mató, de acuerdo, pero déjela libre, y le prometo que todo saldrá como usted desee.
  • ¡¡Que no soy idiota gilipoyas!!
  • ¡Matt, déjala libre, es a mi quien quieres realmente! –dio un paso adelante Sherril.
  • ¡A ti ya te matare después!
  • ¡Fui yo quien mato a Ruth! –gritó Sherril. Todos se quedaron mirándola paralizados.
  • ¿¿Que tú qué?? ¡No puede ser es imposible! ¡ese día te di una paliza! –le recordó Matt, quedándose tan sorprendido que dejó libre a Samanta, que Timmy, corrió abrazarla e asegurarse que estaba bien.
  • Sí después desapareciste, hacia este pueblo, lleno de rabia e ira, yo te seguí en distancia, no tenía armas pero mis manos, mi rabia, mi fuerza me bastaban, pero sin saber cómo me encontré con la escopeta, lo más probable es que te pasaras bebiendo, ya ni supieras donde la dejaste, con ella conmigo, sería más fácil destruiste y casualmente me topé con tu hija, estaba perdida y desorientada, sin ser consciente descargue toda mi rabia en ella, iba a matarte a ti, pero ella, se cruzo antes en mi camino, cuando me di cuenta, ya estaba sin vida.
  • Pero serás… ¡¡te vas a enterar por ello!! –iba directo a ella Matt.
  • Lamento haber tardado tanto en decirlo, en confesarlo, debí hacerlo antes, pero el miedo me bloqueo y deje… yo no quería hacer daño a Ruth de verdad, pero me descontrolé, y cuando fui consciente ya era demasiado tarde. Y decidí dar las pistas necesarias para que creyeran que eras tú el asesino –dijo mirando a Matt y a continuación nuevamente el suelo –lo siento amor yo te quería, yo te amo.
  • Samanta tiene que venir conmigo, tiene que ver algo, por favor –se acercó a ella Pati.
  • ¿Pati qué ocurre? –se intrigo Samanta, alejándose del grupo, sin que nadie fuera consciente se adentro en la casa.
Samanta cogía fuertemente la mano de Pati, intentando seguir el paso acelerado de aquella mujer.

  • ¿Por qué corres tanto? ¿Qué pasa? –preguntaba nerviosa, sin comprender nada.
  • Tienes que ver algo es urgente –fue la única respuesta de Paty, sin dejar de acelerarse. La conducía sin descanso por aquel largo pasillo, adentrándose en una nueva habitación totalmente desconocida para ella
  • ¿Qué ocurre Paty? ¿por qué me ha traído a esta habitación? ¿de quién es?
  • Es mi habitación, la he traído porque no aguanto más, he callado demasiado tiempo, esto se me está yendo de las manos, se nos está yendo de las manos –le dijo nerviosa.
  • ¿El qué? ¿de qué está hablando?
  • El es buen chico, no quería hacer nada de lo que hizo, no era él, le domina la presión, esa voz que le dice hazlo, hazlo, él no está bien, pero no es mal chico –decía nerviosa.
  • Podría ser mas especifica, es que no la entiendo –dijo Samanta confundida.
  • Matt no mató a Ruth.
  • Fue Sherril, ya ha confesado –le recordó Samanta.
  • No fue ella, y el señor Parcker tampoco –dio un fuerte suspiro –le prometí que no diría nada, que sería nuestro secreto, pero ya no aguanto más, demasiadas mentiras, demasiados inocentes sufriendo –se acerco a un armario donde cogió de dentro un álbum de fotos, el mismo que se le cayó, en la otra habitación –mírelo y lo entenderá…
  • ¿Qué? ¡no puede ser! ¡es imposible! ¡no!
  • Lo siento mucho, no debí callarme, pero somos de la misma familia, tenemos la misma sangre como le pasara algo, yo me moría, le prometí a mi hermana que cuidaría de él, que cuidaría de ellos, si les pasara algo, desgraciadamente ya no están con nosotros, por su culpa, pero él es inocente, no era consciente de nada, se vio obligado hacerlo –Samanta miraba el álbum aterrada, no podía dar crédito a lo que escuchaba ni a lo que veía, por página que pasaba era peor. Le parecía que estuviera inmersa en una pesadilla sin fin.
  • No, no puede ser, tiene que haber un error, una broma que por descontado no tiene ninguna gracia, ya está bien Pati, no sé porque hace esto, con el gran cariño que le tiene Maickel y sobretodo Asly, y precisamente a mí, que perdí a mi hija, que la mujer de mi ex –marido, mató, sinceramente no entiendo que encuentra de gracioso en este juego que se ha montado.
  • No, no señora Crochet, no es ningún juego, ya más quisiera, mató a mi hermana y su esposo, mato a su hija –lágrimas resbalaban de las mejillas –por favor siga mirando el álbum –Samanta obedeció. Sus manos, temblaban, su rostro enmaleció, sus ojos humedecieron al ver distintas fotos de Ruth, en vida y en muerte ¿Cómo era posible? ¿Por qué tenía ella esas fotos? La miro desconcertada he temblorosa.
  • Ya está bien Paty –iba a cerrar el álbum y devolvérselo.
  • No, siga mirando por favor, lo que le digo es cierto –Samanta volvió abrir el álbum, sus manos temblaban, las lágrimas le resbalaban, otra página más… su corazón dio un vuelco.
  • Pero como… como puede ser… son las mismas notas amenazante… que recibí… en dos ocasiones… ¿Cómo es posible que esté aquí metida? –miraba perpleja a Pati. Adelantó una página más. De su boca salió un chillido, una especie de sollozo, sus manos, taparon boca –mi llave de recambio, mi niña desnuda ¡o dios! –cerro de un solo golpe el álbum, mirando hacia el otro lado, notando como se derrumbaba.
  • Señora Crochet ¿está bien? –corrió a socorrerla Paty, ayudándola a sentarse en la cama.
  • Pero no es posible… Matt me llamo, estoy convencida que era su voz… -Paty se levantó de su asiento, se dirigió a unos de los cajones de la cómoda, abriendo el segundo, sacando de allí un cassete, abrió la caja, cogiendo la cinta, introduciéndola en el aparato. Samanta pudo escuchar, palabra por palabra de aquella llamada con tal amenaza –pero… pero ¡oh, no entiendo nada! –se desesperó aquella madre, con sus brazos encima de su cabeza.
  • Él tiene una habilidad, sí, se le da muy bien emitar voces, se fijo mucho en Matt y practicó también, para poder clavarla, poder emitarla, para que el plan funcionara que pensase que era él… ¡oh no no puede ser! –exclamó sin aviso.
  • ¿Qué ocurre? –preguntó sobresaltada Samanta.
  • El pote de la medicación está lleno, quiere decir que no se la ha tomado hoy… ¡oh no!
  • ¿Qué quiere decir con eso? –pregunto cada vez más nerviosa.
  • Que se pondrá muy nervioso, que no será dueño de sus actos, que podría cometer alguna locura, otra más… –Samanta se sentía cada vez más mareada. Sin aviso, se sintió como un disparo. Ambas se sobresaltaron, y corrieron al exterior teniendo como visión a Timmy forcejeando con Matt, ambos por el suelo, la pistola la tenía Timmy, y un baño de sangre rodeaba a Matt. Gritos sobresalían por todos lados.
  • ¿Timmy estas bien? –corrió ayudarle a incorporarse Samanta.
  • Sa… Samanta he tenido que hacerlo, iba a matar a Sherril –Samanta miró fijamente a Matt, estirado en el suelo, sus ojos en blanco, bañado en sangre.
  • Lo importante es que tu estés bien –le ayudó a levantarse Samanta.
  • Sí, si perfectamente, sabiendo que usted… que tu estas bien, aun mas –se apoyó a ella dándole un fuerte abrazo –bien Sherril, acompáñeme está detenida –le dijo observando como esta no ponía resistencia ninguna.
  • ¡No a ella no tiene que detener! –intervino Samanta –ella no mato a Ruth.
  • ¿No? Pero si ha confesado –le recordó Timmy confundido.
  • Sí ha confesado, sin saber porque lo ha hecho, ya que ella no ha matado a mi hija, piénselo, Ruth, fue abusada, encontraron semen dentro de ella ¿recuerda? ¿Como Sherril podría hacerlo? ¡es imposible!
  • Visto así… -dijo pensativo Timmy -¿entonces… fue Matt? –miro aquel cadáver.
  • No, tampoco fue Matt, se está haciendo muy tarde, hay que encontrar a esos dos niños antes que les encuentren a ellos –le cogió la mano Samanta a Timmy invitándole a correr.
  • ¿Les encuentre quien? ¿de quién habla? ¿Quién es el asesino? –preguntó este.
  • No hay tiempo, se lo explico por el camino, Hillary y Dan también corren peligro ¡sobretodo Hillary! ¡rápido! –echo a correr ya sin dejar de dar pasos junto a ese policía que no entendía nada.

Desaparecida en la oscuridad: Capítulo 21




De cabecilla iban los monitores, Asly y Samanta, a continuación los profesores, prosiguieron aquellos cien niños, que charlaban, reían y divertían entre bromas y juegos, para terminar cerraban esa gran fila, Dan y Hillary, algo temblorosos en esa gran misión de controlar a tantos niños, por el miedo de despistarse, que desapareciera alguno. No sacaban los ojos de Gabriel y Eloy, todos eran revoltosos, pero estos les superaban. Desde que habían empezado andar, no habían dejado de murmurar entre ellos dos, a diferencia de sus compañeros y compañeras, que hablaban a pleno pulmón.
  • Ui Hillary, hay que tener cuidado con estos gos, están tramango algo, nada gueno, geguro –le comentó Dan en un murmuro, sin dejar de comer chucherías.
  • Tienes razón Dan, tenemos que estar con los ojos bien abiertos –le transmitió Hilary agrandando sus ojos, como si por unos prismáticos mírese.
  • ¿Que estáis tramando vosotros dos? –se decidió a preguntar Dan sin dejar de andar como los demás, mirándoles desconfiadamente.
  • Nada, nada –respondieron los dos pequeños, haciéndose los despistados.
  • Un momento de atención por favor –pidió Maickel, observando como el silencio se hizo al momento –ui muchísimas gracias no pensé que fuera tan fácil –dijo sorprendido.
  • ¡Que si no, no abra sorpresa! –gritaron todos a la vez.
  • Ahora lo entiendo –dijo Maickel pícaramente –bien, en un punto de que se hayan a vuestro alrededor, está el gran tesoro, ahora con ayuda de todos nosotros, tenéis que encontrarlo. A partir de… tres, dos, uno… -hecho una mirada rápida a todos e todas antes de gritar –¡ya!
Con esa exclamación, en tales grupos correspondidos, con ayuda de esas maquinas y sus superiores, los pequeños empezaron la búsqueda de ese tesoro indefinido.
  • ¿Se encuentra bien Samanta? –se fijó Maickel que no dejaba de moverse, apartando la vista por unos segundos de su grupo.
  • Bueno… tengo necesidad de ir al baño… no entiendo porque ya que he hecho antes de salir para acá –dijo algo avergonzada.
  • No se preocupe, el cuerpo humano es así, ahora mismo la acompaño a la masía, Paul, ¿te puedes hacer cargo de Asly y mis chicos? Yo voy acompañar a la señora Crochet, a la masía, que tiene que ir al baño.
  • Sí, si ir tranquilos, yo me encargo de vuestros chicos y de Asly.
  • ¡Yo quiero ir contigo! –contestó Asly, soltándose de Paul.
  • Asly, tenemos prisa, y tu vas lenta, tesoro por favor, se buena y quedate con Paul.
  • ¡No! ¡yo quiero ir contigo! –seguía insistiendo Asly.
  • No puede ser, no tardaré te lo prometo –la beso en la frente –Gracias Paul, te debo una –grito Maickel.
  • Te debemos una –acabo de confirmar Samanta.
Llegaron a la masía al mismo tiempo que se aparcaba el coche de Timmy Burton.
  • Hola señor Burton, discúlpeme por favor, tengo que ir al baño con urgencia –se apresuro anunciarle sin dejar de correr al baño
  • Bienvenido señor Burton que agradable sorpresa –expresó Maickel, al recién llegado, en cuanto Samanta ya había desaparecido hacia el interior de la casa, estrechándole la mano.
  • Hola Maickel, si estaba aburrido en casa, estirado en el sofá y pensé en venir hacerles una visita, pero veo, que está todo muy tranquilo, ¿qué he venido en un mal momento? ¿Dónde están todos los chicos? ¿Qué ha pasado algo? –se sobresaltaba el recién llegado
  • ¿Pasar algo? No, no que va, estamos todos en el bosque haciendo una actividad.
  • ¿En el bosque dice? –se sorprendió Timmy – ¿con la desgracia del año pasado aun se atreven a dejarles en el bosque?
  • No están solos esta vez, están con todos nosotros, y sus profesores.
  • Aun y así yo no me atrevería adentrarme en este… es mi opinión simplemente –una melodía de móvil sobresaltó a los dos.
  • ¿¿Qué?? ¿¿otra vez?? ¡¡no puede ser!! ¡Gracias por avisarme Paul, enseguida voy para allá!
  • ¿Ocurre algo? –se preocupó Timmy.
  • Mi hermana se ha vuelto a escapar, tengo que encontrarla antes que le pase algo –expreso corriendo pero sin moverse de lugar –pero tengo que acompañar a Samanta, con los demás, no quiero dejarla sola en el bosque.
  • No se preocupe por Samanta, yo me ocupo de acompañarla, usted vaya a encontrar a su hermana, que le necesita.
  • Muchísimas gracias agente Burton, le debo una –echo a correr bosque adentro Maickel.
  • Ya he vuelto, disculpen la tardanza –se disculpó Samanta, saliendo al exterior – ¿dónde está Maickel?... vaya… espero que la encuentren pronto.
  • Yo también lo deseo, ¿quiere que empecemos andar junto a los demás?
  • Si será lo mejor antes que los demás se preocupen –dijo Samanta convencida.
  • Un momento por favor –pidió una voz. Ambos se giraron, era Pati –señora Crochet, podría ayudarme hacer unas camas, es que el colchón pesa bastante, yo no puedo sola, será un momento, no tardaremos mucho.
  • Sí por supuesto que si Pati, ¿podría esperar un poco? –preguntó al agente.
  • Claro que si, sin problema, yo la espero aquí.
  • Gracias, me da bastante cosa volver sola –anunció, antes de regresar a la casa. Iba siguiendo a Pati, la condujo por la escalera que daba a los dormitorios del grupo masculino – ¿se encuentra bien? –la noto decaída, estirando una sabana con su ayuda.
  • Sí, sí, no quería preocuparla, es solo que estoy preocupada por Asly, hacía tiempo que no se escapaba tan a menudo, y es tan frágil e vulnerable que le podría ocurrir cualquier cosa –dijo con lamentación.
  • No se preocupe, seguro que enseguida estará junto a usted sana y salva –le dio un suave golpe en el hombro, para consolarla, tras acabar de doblar la sabana.
  • Eso espero –suspiro, agarrando la mano de Samanta que estaba en su hombro.
  • No os alejéis de nosotros, no os adentréis en el bosque –repitió una vez más Hillary, a voz de pulmón.
  • ¡Así se habla Hillary muy bien! –le felicito Dan, con su espalda acomodada en el tronco de un árbol, con su bocadillo de atún entre sus manos.
  • Me podrías ayudar en vez de estarte ahí, tan relajado en la comodidad –le encaró Hillary de brazos cruzados.
  • ¿Por qué? ¿ si tu sola te defiendes muy bien, no me necesitas para nada –se acomodó aun mas Dan.
  • ¡Tendrás morro! Tenemos a los niños de Maickel y Samanta, como les pase algo nos la cargamos, ¡Maickel jamás me lo perdonara! Además está el lago, son pequeños, se pueden caer he ahogar –se alarmó Hillary.
  • El lago está alejado, es imposible que lleguen por su propio pie, y si así fuera… ¿qué les podría pasar? Apenas cubre el agua.
  • Apenas cubre pero Ruth se ahogó allí, ¿recuerdas? Son niños, no miran por donde van, en menos que se dan cuenta están dentro, y no saben cómo salir, además somos un equipo de dos, así que todos o ninguno –le obligó a levantarse Hillary.
  • Ya va, ya va, ¡ai me haces daño! –notaba como le cogía el brazo fuertemente – ¡después dicen que las chicas no tenéis peligro! –protesto Dan volviendo a su labor. Lo que ellos desconocían lo que Eloy y Gabriel susurraban:
  • ¿Los has escuchado? Tenemos que encontrar ese lago, ahí seguro que esta el tesoro que buscamos –se entusiasmo Gabriel.
  • Pero ya lo has oído está lejos, y además se ahogó una chica… -le recordó algo asustado Eloy.
  • Bua, porque no sabría nadar, pero nosotros sí que sabemos, cubre poco… lo que les pasa, es que no nos quieren dar el tesoro, eso es algo que es nuestro, ¡tenemos que ir a por él!
  • Ya… pero no sé si es buena idea –no le acababa de convencer a Eloy, atemorizado mirando por todos lados.
  • Claro que es buena idea, ¿o qué pasa? ¿eres una gallina? Croc, croc, croc, croc –se burlaba Gabriel.
  • ¡No, yo no soy ninguna gallina! ¡Está bien vayamos a buscar el tesoro! –exclamo convencido Eloy. Poco a poco, sin que nadie fuera consciente, se fueron separando, mas y mas, hasta desaparecer del grupo.
  • Pati, ¿podrías venir ayudarme? –pidió alguien.
  • Sí enseguida voy –respondió desde la puerta la nombrada –gracias Samanta, si lo desea ya se puede marchar, sino ahora vuelvo no tardo –dijo saliendo de la habitación. Samanta miró aquel cuarto por unos segundos. No le hacía falta preguntar quién era su propietario, le delataban todas aquellas fotografías de él mismo, su hermana, sus padres… caminó lentamente hacía ellas, le atraía especialmente una. Acarició el contorno de la fotografía de esos adultos, tan abrazados, tan llenos, de calor e cariño, le recordaba tanto a sus padres… el destino les hecho una mala pasada, dejando solos a esos dos niños, todo por culpa de esa horrible tormenta. Le había reconocido sin problemas, esa cara de niño de cada retrato, no se diferenciaba tanto del presente, pese haber pasado más de diez años. En cambio su hermana, había hecho cambios grandes de aquella fotografía, estaba irreconocible, estaba claro que esa habitación era de Maickel y Asly. Sin ser consciente dio un codazo a algo. Eso cayó al suelo. Samanta, se agachó a recogerlo, era un álbum de fotos, había varias notas e mas fotos entre ellas –ya he regresado –se sintió la voz de Pati – ¿Samanta? ¿está ahí? ¡Santo dios! ¿Qué hace en el suelo? –se alarmó.
  • Estoy bien no se preocupe, era que se me ha caído este álbum, ahora mismo lo recojo –se apresuraba Samanta.
  • No se preocupe ya me encargo yo, usted vaya, vaya, que la esperan –ocupó su lugar Pati.
  • Ya he vuelto ya podemos marchar –dijo al agente, volviendo andar a su lado.
  • ¿¿Cómo?? ¿han desaparecido dos chicos?? ¿¿Cómo es posible?? –exclamaron el agente y Samanta a la vez.
  • No lo sabemos, estábamos pendientes a todos, todos estaban controlados, cuando nos hemos dado cuenta, ya habían desaparecido.
  • Pos tenemos que encontrarles cueste lo que cueste –dijo toda convencida Samanta. El móvil de Burton sonó. Se separó para atenderlo.
  • ¿¿Qué?? No puede ser ¿¿Matt Parcker se ha escapado??

Desaparecida en la oscuridad: capítulo 20




Era catorce de agosto, Timmy Burton se encontraba en su cuatro por cuatro, Tenía a Samanta a su derecha, de copilo, Hillary y Dan situados en la parte trasera. Estos tres se dirigían a la casa de colonias, donde trabajarían e sería su nuevo hogar durante unos días. El agente se había puesto voluntario, para llevarles, ya que Samanta no se veía capaz de conducir por esos terrenos tan desconocidos, pese ha ver llegado a la casa una vez, ya en esa vez no se veía ni con fuerzas, ni con la orientación necesaria para llegar al lugar. Los dos jóvenes estaban callados inquietos uno notaba el nerviosismo del otro, pese que sentían contentos, de tener esa oportunidad para no pensar, sobretodo Hillary que estaría nuevamente con ese chico que tanto le gustaba y Dan se encontraba con su bocadillo de queso no podían evitar sentirse nerviosos con sus corazones latiendo con fuerza, ante volver al último lugar donde estuvieron con su más intima amiga, aun con vida. Samanta no se sentía mejor que ellos. Solo había ido una vez a esa masía, en circunstancias que mejor no recordar…
El motor se paró tras tener enfrente de sus ojos aquella casa. Todos permanecían callados, nadie mencionaba palabra. Permanecieron unos minutos sin moverse.
  • Bueno ya hemos llegado, cuando queráis podemos salir –se decidió el agente Burton, incómodo, pero ninguno le escucho, eran demasiadas cosas que les pasaba por aquellas tres cabezas.
  • Es Maick –gritó con alegría e nerviosismo Hillary, observando como aquel chico se acercaba a ellos. Se zanjaron a salir, recibiendo la bienvenida de ese joven. Grande fue su sorpresa, cuando al entrar dentro recibieron el cálido recibimiento de los otros monitores e demás personal, con una fiesta en grandes dimensiones…
Sobre las diez el agente Burton, volvía con su cuatro por cuatro a su casa, dejando aquella mujer y esos dos jóvenes en esa casa de colonias, en el que a él también le habían tratado como uno más del conjunto, ofreciéndole a ir siempre que quisiera.
Hillary y Dan caminaban por el pasillo, del dormitorio de las chicas, siguiendo a Maickel.
  • Puedo confiar, que no me serás infiel ¿verdad? –no estaba muy convencido de dejar que durmieran en la misma habitación aquel chico e aquella chica.
  • ¿Qué insinúas? ¿Yo enrollarme con Dan? Buaaa que va –exclamó Hillary lanzando una burla.
  • Nos conocemos demasiado bien para ser más que amigos, parecemos más que amigos hermanos, los hermanos no se pueden enrollar ¿no? –se lo planteo de esa forma Dan.
  • Tienes razón, así que me acabado de decidir, que durmáis juntos, en la misma habitación pero no en la misma cama ¿eh? –continuaba aclarando, parando enfrente de una puerta –si, si no te preocupes –tuvo que escuchar, antes de abrir la puerta –esta será vuestra habitación en estos días, ahora ya os dejo para que os vayáis instalando, para lo que necesitéis avisarme estaré abajo –les informó antes de dejarles en soledad. Hillary miró a su alrededor, acabó con la mirada en la ventana, observando el paisaje de fuera.
  • ¿Qué pasa? –preguntó intrigado Dan acercándose a la tragaluz.
  • Esta habitación… es la misma que estuvimos la otra vez Ruth y yo…
  • Ahora que lo dices… sí que me suena si…
  • Fíjate el mismo paisaje, por la misma ventana ovalada.
  • Es verdad… uffffff esto va a ser más complicado de lo que pensábamos… creo que nos hemos equivocado al elegir el lugar para distraernos… esta casa, esta habitación… está llena de recuerdos… de los últimos días de Ruth…
Hillary y Dan se encontraban en medio del bosque, perdidos desorientados… Su mejor amiga Ruth Parcker había desaparecido, no hallaban encontrarla por más que la buscaban. La lluvia empezó a caer, y el desespero iba a más, tenían que encontrarla costara lo que costara, no podían volver a la casa de colonias sin ella. Eran los tres mosqueteros, o todos o ninguno… ese era su lema… un gran grito salieron de sus bocas… habían encontrado el cuerpo desnudo e fallecido de su mejor amiga. Un grito de desespero salió de la boca de Hillary, Dan se puso de enfrente, y la empezó a zarandear nombrando su nombre <<Hilary, Hillary, Hillary>>…. Poco a poco los ojos de esta se fueron abriendo, teniendo como primera visión la de Dan, zarandeándola sin dejar de designar ese propio nombre. Estaba subido a la escalera para poder llegar a la litera de arriba. Esta, miró a su alrededor desorientada, estaba en la habitación designada por Maickel, lo que acababa de vivir una pesadilla. El sol entraba por aquella ventana ovalada, se escuchaba escándalo fuera.
  • ¿Estás bien? Estabas teniendo una pesadilla, con Ruth cuando desapareció.
  • Sí, estoy bien, gracias por despertarme ¿Qué está pasando fuera?
  • Creo que la escuela está llegando, será mejor que nos preparemos y bajemos para abajo, que mi estomago ya está reclamando desde hace dos horas.
  • Dime ¿cuando tu estomago no reclama? –Respondió con otra pregunta Hillary, pero aun y así estuvo de acuerdo. Así pues se empezaron a vestir e arreglar. Llamaron a su puerta, que tras un adelante, se abrió entrando Samanta.
  • Hola buenos días señora Crochet, pase, pase –la invitó Dan animadamente.
  • Hola chicos ¿qué tal habéis descansado? –preguntó Samanta.
  • Yo bien, a Hillary la he tenido que despertar por una pesadilla –expuso Dan.
  • ¿Tú también has tenido una pesadilla? ¿con Ruth? Yo también –confirmó Samanta, al ver la afirmación de Hillary.
  • ¿Donde tiene su habitación usted señora Crochet? –preguntó Dan.
  • Justo enfrente vuestra.
  • ¿Sabe que está pasando abajo? Se escucha bastante alboroto.
  • Creo que el colegio ya ha llegado, y aun no hemos almorzado, ya el primer día y ya vamos tarde –dijo Samanta.
  • Tiene razón Maickel se enfadara con nosotros, tendremos que empezar sin desayunar, antes que se haga más tarde.
  • ¡A no, yo no empiezo sin llenarme la panza! –aclaró Dan –con lo bien que cocinan aquí, ¡ummm no me lo pierdo por nada!
  • Tu mismo, pero yo empezare a trabajar ¡ya! Como Maickel se enfade conmigo me entra algo… -no tardo en correr para abajo.
Hillary bajó el último escalón nerviosa buscando con la mirada e desespero al chico que tanto ansiaba.
  • Ei Maick… perdona por favor… nos hemos dormido… no te enfades con nosotros por favor… -pidió con nerviosismo habiendo encontrado al buscado.
  • Tranquila preciosa, no pasa absolutamente nada, aun hay tiempo, la escuela acaba de llegar, desayunar tranquilos, mientras nosotros les damos la bienvenida, después ya os presentaremos, no hay prisa.
  • Ufffff menos mal, yo tengo un hambre atroz –expresó Dan con sus manos en la tripa.
  • Pos desayunar tranquilos, sin prisas –respondió Maickel, con una sonrisa – ¿y usted Samanta como a descansado?
  • Bien gracias, lo único que lo mismo que los chicos, tanto tiempo sin dormir una noche entera que hoy, sí que lo he hecho y me he dormido –dijo avergonzada.
  • No tiene porque preocuparse le indico igual que a los chicos, desayune tranquila, sin prisas, que nosotros de mientras vamos a darles la bienvenida, después ya les presentaré.
  • Muchísimas gracias Maickel –agradeció de todo corazón aquella madre. Todos pudieron ver como Asly corría vera de su hermano cogiéndole la mano.
  • Hola –saludo también con un gesto de mano Asly, mientras con la otra cogía fuerte la mano de su Maickel – ¿amigos jugar conmigo? –Hillary y Dan se miraron sin saber que responder.
  • Asly Hilary y Dan, tienen que trabajar, no pueden jugar contigo ¿Dónde está Pati? ¿no estaba contigo? –se extrañó.
  • Ai Asly menos mal que estas aquí vaya susto me has dado –expreso aliviada la cocinera –estábamos jugando a las damas, he tenido que ir al baño, cuando e vuelto ya no estaba, venga vamos acabar la partida Asly, que estabas a punto de ganarme –le cogió la mano.
  • ¡No, yo con amigos! –se soltó bruscamente corriendo junto a los dos jóvenes.
  • Asly, reina, ya te he dicho que tus amigos tienen que trabajar, tu ve, con Pati gana esa partida, después ya podrás jugar con ellos ¿de acuerdo cariño? –muy lentamente la cabeza de Asly fue afirmando, dándole la mano, aquella mujer –así me gusta –la beso muy dulcemente en la mejilla. Paul llegó murmurando algo en el oído de Maickel –bien lo dicho desayunen tranquilos, yo tengo que salir ya, que me esperan… -todos pudieron observar que salía a el exterior.
Dan no dejaba de zambullirse todo lo que contemplaba a través de la cristalera, su hambre no tenía fin. Hillary se desesperaba, estaba impaciente por empezar, pero parecía que su amigo no se daba cuenta, no sería por falta de suspiros harta de esperar. Samanta había marchado al acabar el suyo, ella se hubiese querido ir con ella, pero Dan le reprocho de abandonarle que era una mala amiga, entonces esta se sintió culpable, se sentó a esperar, pero la espera, era interminable…
  • ufffff que llenó estoy –apoyo la espalda en el respaldo dando palmas a su estomago –gracias por esperar Hillary, cuando quieran nos vamos.
  • Ya era hora –se levantó ansiosa. Ambos corriendo para el exterior a empezar a trabajar e a la oportunidad de conocer chavales más o menos de su edad. Grande fue la sorpresa de los dos, al reunirse con los demás monitores, e encontrarse enfrente de ellos cien niños de siete y ocho años, escuchando el mismo discurso que atendieron ellos, hacía trece meses atrás, con la diferencia de un vocabulario más simple para que ellos, pudieran entenderlo. Se situaron al lado de Samanta parando a escuchar, cuando escucharon sus nombres se sobresaltaron, sin dejar de sentir.
  • Estos jóvenes de aquí y esta bella dama, es su primera experiencia con niños, si todos os comportáis muy, muy bien con ellos, al final tendréis una gran recompensa.
  • ¿¿Cual, cual, cual?? –se escuchaba por todos lados. Samanta, Hillary y Dan no sabían dónde mirar. Maickel se echo a reír, diciendo después:
  • Si os lo digo no sería una sorpresa, así, que tendréis que comportaron para averiguarlo –les guiño un ojo a todos, incluso a los tres novatos.
Tras dejar sus equipajes e situarse, se encontraron en el comedor para alimentar a sus estómagos. El problema era poner orden en aquellos jóvenes rebeldes, que incluso eran peor que los adolescentes, del año anterior.
  • Haber, un poco de atención por favor –pidió Maickel. Todos los monitores estaban en columna, uno al lado del otro intentando llamar la atención de esos pequeños. Los profesores, también formaban su parte, pero la rebeldía de estos era superior.
  • Me dejas ese silbato por favor –le pidió Hillary a Paul.
  • Claro aquí tienes –le entregó el monitor, observando como la joven, daba unos pasos adelante, dando un gran silbido. Un gran silencio, inundó la sala.
  • Venga niños, niñas, escuchar a vuestros superiores, sino estos quince días se os pasará, bien aburridos, dentro de casa todo el tiempo –les explico Hillary –además no os olvidéis de la sorpresa.
  • ¡Oh, es verdad! –exclamaron todos. Hillary hecho un paso atrás.
  • Gracias preciosa, para otra ocasión ya te dejaremos al mando antes –le dijo Maickel. Hillary se sonrojo. –bien niños, como podéis ver hace un día esplendido, cumpliendo con la climatología que le corresponde, así que mis compañeros –señaló a Paul, Jennifer y Sofía –y nuestros ayudantes –señaló a Samanta, Hillary y Dan –que no por ser ayudantes significa que debáis desobedecerles. Bien, como os iba diciendo hace un día esplendido, hemos pensado, en que por grupos podemos buscar un tesoro, que estará escondido, en algún lugar de la zona inclusive el bosque –Hillary y Dan se miraron con una mirada de S.O.S o en otras palabras parecía que la historia se repetía. La voz de Maickel, les hizo volver a prestar atención –no lo buscaréis solos, entre mis compañeros, ayudantes, vuestros profesores y yo, os ayudaremos pero sin daros la pista en clave. Ahora comer tranquilos sobre las cuatro empezaremos –Maickel y demás monitores se alejaron, que todos los pequeños aprovecharon para volver a moverse, e a llamarse a gritos.
Al acabar de comer, Hillary y Dan se encontraban en el terreno de fuera controlando todos aquellos fieras, mientras que los monitores comían, ya que ellos ya lo habían hecho, junto a ellos. Los iban vigilando, algunos jugaban al futbol, otros, al patio de mi casa, otros, simplemente rondaban por allí, o en un rincón hablando alegremente en cuchicheos para que sus vigilantes no se enteraran. Los dos jóvenes les echaba un vistazo a todos, aparte Dan, no dejaba de meter mano a esa bolsa de chucherías que le adueñaba, pero no era el único propietario, ya que muchos de esos corrían a reclamarlas.
  • ¿Segugo que no te apetece ninguna? –preguntó a Hillary con toda la boca repleta.
  • Nosotros sí que queremos –se acercaron dos niños, uno era alto, el otro bajo, eran delgados, uno tenía algo de melena negra noche, su piel también era oscura, sus ojos negros, su nombre era Gabriel. El bajo, tenía el pelo bien corto, castaño rubio, ojos claros, llamado Eloy. Dan les dio otra ración de tales chucherías, antes de verles salir corriendo, nuevamente a sus juegos.
  • Seguro Dan, tengo la tripa bien repleta, sabes no puedo dejar de pensar…
  • ¿en guien? ¿en Maigel? ¡yo no se gue encontráis a enamoraros! ¡con lo bien que se está soltero y sin compromiso! –reivindico convencido.
  • Tu ya eres feliz con algo que meterte en la boca -le recordó Hillary
  • Pues si la verdad para que mentir –respondió satisfecho.
  • Pero no es eso –prosiguió Hillary insegura.
  • ¿Engonces? –continuaba alimentándose Dan.
  • No se… que después de todo lo que vivimos el año pasado, ¿cómo se atreve, a dejar a los niños al bosque? No lo entiendo…
  • Estarán con nosotros mujer, todo el tiempo, seremos dos para controlar a diez niños, no será tan complicado, además, estaremos todos juntos, todo saldrá bien seguro –intentaba animarla Dan.
Las cuatro de la tarde llegaron, todos los niños y niñas, profesores, monitores, ayudantes, se adentraron en el bosque tras el reparto de los grupos, también les repartieron una especie de Walki-talquis que mediante luces indicaba si se iban acercando o no. Iban a empezar andar, cuando la puerta de la casa se abrió, de allí, salió, Asly sin dejar de correr, abrazandose a su hermano, lloriqueando.

  • Asly ¿Qué te ocurre? –se sobresaltó Maickel, mirando a Pati.
  • Quería jugar, yo tenía q acabar de fregar algún cacharro, se ha enfadado y se ha venido corriendo para acá en el estado que la ves ahora.
  • Asly… pero ¿por qué te enfadas? Ya sabes que a veces Pati no puede jugar contigo ¿Por qué te pones así ahora? –le preguntó Maickel dulcemente.
  • Yo quiero jugar contigo, y con mis amigos –le hecho una mirada a Hillary y Dan saludándoles con la mano. Estos les respondieron.
  • Asly reina, ahora no pueden jugar ellos tampoco, tienen que trabajar igual que yo, igual que todos, Pati ahora tiene libre, estarás bien con ella, se buena y hazle caso.
  • ¡No! ¡Yo quiero ir contigo y mis amigos! –se reveló la joven.
  • Pero Asly eso no puede ser… -interfirió Paty
  • Está bien Asly, vente con nosotros si es lo que quieres, pero me tienes que prometer una cosa… -Asly le miraba fijamente a los ojos a la espera de las nuevas palabras del joven.
  • Que no te separarás de mi ni un minuto, si lo haces estarás con alguno de nosotros –señalo a monitores e ayudantes.
  • Lo prometo –dijo toda convencida, con una gran sonrisa.
  • Pues empecemos andar bella dama –la piropeo dulcemente, ofreciéndole su brazo para andar. Asly se cogió sin pensárselo dos veces. Todos juntos se adentraron en el bosque, después de tanto tiempo sin hacerlo…trece meses para ser exactos.

Desaparecida en la oscuridad. Capítulo 18




B
urton observó fijamente a la mujer que tenía delante de sus ojos; alta, delgada, su pelo era rubio, sus ojos estaban cubiertos por unas gafas de sol. Su ropa era de puro invierno pese estar más cerca el verano. 
- Disculpe agente Burton, no me gustaría molestarle, pero necesitaría hablar con usted –comenzó hablar la recién llegada con timidez.
- Sí, sí claro –volvió en sí el policía –siéntese por favor, ¿desearía una taza de café o alguna cosa?
- No gracias –contestó Sherril.
- Discúlpeme si me meto donde no me llaman, pero no va usted demasiado abrigada, estamos a mediados de mayo y aparte aquí aun tienen la calefacción instalada.
- No, estoy bien así gracias –fue la rápida respuesta.
- ¿Segura? Puede colgar su abrigo en ese perchero –señaló con el dedo.
- Le digo que estoy bien así –dijo mal humorada.
- De acuerdo, está bien, perdóneme, no quería ser tan persistente, solo pretendía que estuviera a gusto y bien –explicó avergonzado.
- No tiene porque disculparse, más bien soy yo quien debería hacerlo, no debí responderle así, pero es que estoy bastante nerviosa, ¡ya no aguanto más! –exclamó, notando como lágrimas brotaban en sus ojos.
- Ei Sherril ¿está bien? –preguntó el agente, acercándose a ella para consolarla ¿Qué le está preocupando de esta forma?
- Matt…
- ¿Matt Parcker? ¿Qué le ha hecho ese impresentable? ¿le ha tocado? –se puso en alerta Burton. Las lágrimas de Sherril empezaron a descender por sus mejillas. Esta no dijo ni una palabra, lentamente, se fue sacando las gafas de sol.
- ¡Oh dios sherril! –no pudo más que exclamar Timmy, al contemplar el ojo amoratado de quien tenía delante. La exclamación se profundizó, al observar como esta se subía las mangas del jersey, viendo los brazos también amoratados -¿eso se lo ha hecho él? –preguntó, observando como afirmaba con la cabeza baja – ¡será desgraciado! Me imagino que querrá ponerle una denuncia, voy a buscar todo el papeleo –dijo yendo para el lugar indicado donde se encontraba los papeles.
- ¡No, no es ese el tema de mi visita, el no puede, no debe saber que he venido, sino me matara! Tengo que decirle algo importante, algo relacionado con Ruth Parcker.
- Con Ruth Parcker ¿dice? –preguntó cada vez mas intrigado.
- Así es, y el día de su muerte –continuo la recién llegada.
- La he escucho soy todo oídos… –se acomodó aun mas Burton.
Ding dong, ding dong, ding dong, ding dong. El timbre de casa de Matt sonaba con desespero.
- ¿¿Quien es el gilipoyas, que no deja de tocarme los cojones?? –gruñó subiéndose los pantalones –ya va, ya va ¡vais a fundir los plomos joder! ¿¿Qué es tanto desespero??
- ¡Matt Parcker queda detenido como principal sospechoso de la muerte de Ruth Parcker! –se lanzo Timmy empotrándolo contra la pared, forzando su brazo hacia atrás.
- ¿¿Pero que está diciendo?? ¡suéltame desgraciado! –aulló con irritación, notando como con la otra mano el agente le empotro la cabeza en la pared – ¡el asesino de mi hija está suelto, yo soy inocente, estuve en el casino! ¿ya no lo recuerdas?
- Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga se le puede poner en su contra. Tiene derecho a un abogado si no tiene se le pondrá uno de oficio –continúo con su discurso Timmy.
- ¿¿Es que no me estas escuchando asqueroso de mierda?? ¡¡yo estuve en el casino!!
- ¡Mentira, alguien nos ha confesado donde estuvo el dieciséis de agosto sobre las ocho y media de la noche, todos los indicios apuntan que el asesino de su hija es usted! –puntualizó forcejeando con Matt.
- ¿Qué? ¿pero como…? ¡Sherril! –exclamó observándola como le miraba con tristeza protegida entre guardias, mientras él salía esposado pegado junto a Burton – ¡as sido tu desgraciada! ¡les has confesado todo! ¡eso que te advertí que acabarías como ella, si decías algo! ¡bajo tierra! ¡bajo tierra! –alzo aun mas en el segundo bajo tierra.
- ¡Venga Parcker camine, que los calabozos le esperan no tiene ni idea de lo que he soñado yo con este día!


- ¿Le repito por última vez, donde estuvo el dieciséis de este pasado agosto? –se le acababa la paciencia a Timmy, su cuerpo estaba de pie, acabando de dar un fuerte puñetazo a la mesa. Estaba en una sala a solas con el presunto asesino. 
- ¡Te lo he dicho mil veces subnormal, en el casino con unos amigos! –alzó también la voz Matt.
- ¡Mentira! ¡Su mujer nos lo ha contado todo! Ese día marchó muy temprano, se llevó su rifle con usted, cogió dos tickets de tren al mismo pueblo donde estuvo su hija...no volvió hasta pasada la madrugada con las manos ensangrentadas, y la ropa en el mismo estado, tenía los nervios a flor de piel ¿¿por qué?? –preguntó nervioso. Se obligo a respirar profundamente.
- ¿No se te ocurrido que ella podría mentir? Esta tan loca como mi ex –le preguntó tranquilamente Matt.
Me fio mil veces más de la palabra de Sherril que de un maltratador como usted.
- Ah es verdad ya se me olvidaba que tu eres el defensor de todas las mujeres –dijo Matt entre risas.
- Deje de hacerse el gracioso conmigo Parcker, tenemos pruebas suficientes para que pase el resto de sus días en prisión, solo nos hace falta una confesión de su parte, no se da cuenta que si confiesa, la condena será reducida.
- ¡No voy admitir algo que no he hecho! ¡solo fui de caza!
- ¿Entonces por qué estaba tan nervioso ese día cuando volvió a casa? ¿Por qué llevaba las manos y la ropa ensangrentada cuando volvió a su lado? ¿Por qué le dio una paliza, por el simple motivo de preocuparse por usted? ¿¿por qué miente tanto?? – hubo unos momentos de silencio –bien, puede que esto le ayude a confesar… -saco un cassete, presionó play reproduciéndose toda la conversación telefónica en casa de Samanta amenazándola.
- ¿Qué es esto? –preguntó incrédulo mirando la cinta e mirando a Timmy.
- A no sé, dígamelo usted ¿Cómo se puede tener un corazón tan y tan frío pese ser su propia hija?
- ¿¿Qué es esto coño?? –gritó alterado.
- ¿Tan inútil es que no reconoce su propia voz? –preguntó en forma burlona.
- ¡Que ese no soy yo te estoy diciendo! ¡la voz es idéntica pero no es la mía! ¿me estas escuchando? –preguntó observando como el agente se levantaba caminando hacia la puerta, abriéndola, allí otro policía, le dio una caja.
- Pues a ver si estos objetos le dicen algo –Matt miró dentro de la caja, pudiendo distinguir, una corona, una llave, una carta, y una foto de periódico.
- ¿Pero qué coño es esto? ¿Cómo me puede enseñar todo esto, que eh perdido a mi hija joder? –exclamó mirando hacía el otro lado.
- ¿ahora se le ablanda el corazón? No tuvo ningún reparo en matar a su hija, y manipular estos objetos a casa de la señora Crochet.
- ¿¿pero qué estás diciendo?? ¡Es la primera vez que veo todo esto!
- Si, ya… -no se creía ni una palabra Timmy –lea la nota –le aplasto la nota en la cara.
- ¡joder, pos sí que parezco yo! –sus ojos se abrieron como dos búhos, sin creer lo que estaba viendo e leyendo – ¡pero yo no era! ¡lo juro por mi orgullo!
- Su orgullo no vale ni cinco peniques ¡confiese de una vez Parcker!
- ¡No voy a condenarme de algo que no he hecho! ¡puedo ser muchas cosas pero no un asesino!
- ¿Y esto? ¿Está seguro que no tiene nada que ver con usted? –le volvió a preguntar mostrándole el rifle -mírelo bien antes de contestar –se lo entrego en mano.
- Pero como le tengo que decir… desgraciado de mierda –ogro sin ni siquiera echarle un vistazo al arma
- Pues según su esposa, ese rifle es suyo, la prueba es la consiguiente –rasgo un tanto más. La pintura no dejaba de saltar. Sus manos se detuvieron mostrando claramente el nombre de Matt Parcker.
Es mi escopeta… pero como… no lo entiendo… -no podía salir de su propio asombro el señor Parcker.
- ¡Ahora sí que no tiene escapatoria, sus cuartadas ya no valen nada, está bien claro quién es el asesino de Ruth Parcker! –le sentenció Timmy con una sonrisa bien satisfecha –usted mismo ha caído en su propia trampa.
- No… es imposible, no puede ser…–continuaba diciendo para así Matt. Sus ojos estaban de lo más abiertos. La puerta de la sala se abrió –el compañero interrumpió diciendo algo en el oído de Burton –bien Parcker a pesar de todo e intentado hacerle reaccionar, pero ha dejado escapar una oportunidad única, ya que las pruebas son demasiadas… queda detenido como principal sospechoso de la asesinato de su hija, encerrado en el calabozo estará hasta el día de juicio, dentro de dos semanas.
- ¡Noooo, yo no he hecho nada, suéltenme, suéltenme, quiero mi abogado, mi abogado! –salía de la sala entre grandes patadas, puñetazos e gritos Matt Parcker.

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...