jueves, 16 de julio de 2020

Más allá de las cartas: Capítulo 25


                                                                                                                                                                   

8 de julio del 2011
Querido diario…
Hoy especialmente estoy hecha polvo, ha sido un día largo y lleno de actividad. Se nota que es verano, porque el calor es sofocante, aun más cuatro horas bajo el sol… Suerte de mi sombrilla, que si no… aunque a veces no me sirve de nada porque al ser azulada, los rayos de sol, traspasa… donde vivo está lleno de turistas…ya se nota ya, porque no dejo de vender, poco tiempo tengo para poder hablar con Aaron. Hace días que lo he notado preocupado, nostálgico… extraña a su madre, encuentro lógico, ya hace meses que se fue de Chicago, sin saber nada de ella, a pesar de tener una tarjeta para llamar al extranjero, no quería admitir que la extrañaba, pese que se le notaba, que así era. No tardo en llamarla. Yo les dejé en soledad. Se le veía mucho más animado después de esa llamada, se notaba que necesitaba escuchar la voz, de quien le trajo al mundo, de su madre.

15.00: Aaron pasó las toallas, en la arena, una al lado de la otra, a cuatro pasos del agua, justo donde acababa la pasarela de madera, para así poder controlar la silla de motor. Ya llevaba el bañador puesto de esa mañana. Me ayudo a desvestirme, me puso bronceador (falta me hacía con lo blanca que soy) cada año acabo como una gamba y después a sufrir toca. Me puso en pie, con el flotador inflado bajo su brazo, nos dirigimos al agua, ¡estaba helada! Pero al mismo tiempo fresca.
  • Venga señorita a nadar, ves compaginando el movimiento de las piernas, con los brazos, uno, dos, uno, dos muy bien, seguro que tu fisio, estaría de acuerdo conmigo –me decía. Después era el que me hacía el movimiento, para acabar, una buena sección de cosquillas –te hago una carrera –comenzaba a nadar, parándose a menudo, para esperarme. Cuando me veía cansada, me cogía la mano me ayudaba a seguir.
Descansemos en la arena, problemas tuvo para sacarme del agua, para que yo me pusiera en pie, poder salir, entre caídas, por la potencia del agua. Como el sol me ardía los pies, me cogió como una novia, sentándome en la toalla, después yo me tumbé. Era impresionante, la gente mucho mirar, sin sacar los ojos de encima, pero nadie, es capaz de levantarse, para ayudar. Pobre Aaron tuvo que hacerlo todo solo. Yo me sentía responsable, por no poder hacer más, por causarle tanto esfuerzo, sin poder. Era tanto el cansancio que me quede dormida, cuando desperté, que ya estaba seca, merendemos, los batidos y los bollos que trajimos, antes de volver acabar el día, con la rutina de siempre.
                                                                                                                                                                   
                                                                                                                                                                   

12 de julio del 2010


Hola diario…
¿Qué decir? Que cada vez estoy más convencido que este viaje, es lo mejor que he hecho en mi vida. Extrañó a mama, no imaginaba que tanto… realmente sí, necesito hablar, saber de ella.
13.00: Hoy ha sido un día raro, al mismo tiempo de nervios. Iba decidido a ver a Vanesa. La he encontrado acompañada de una chica, esperado callado, pensando que estaba vendiendo, pero resultaba, que no era una clienta, sino su prima que venía de visita. Se llama Claudia, es baja, pelo largo, ondulado y negro, ojos marrones. Se quedó bien sorprendida cuando me vio aun más cuando supo toda mi historia.
  • Que calladito te lo tenias –recuerdo que le dijo.
  • Sí… no quería decir nada… hasta que esto tuviera más fundamento –me miro con ojitos tiernos, me cogió la mano con fuerza –pero la cosa va muy bien –bajo la mirada tímidamente.

Nos invitó a comer, yo las quería dejar solas, eran primas, y había venido por ella, pero Vanesa insistió que las acompañara, su prima también lo hizo, así que al final me convencieron. Fuimos al Mónica a comer e tomar el café, sin dejar de explicar en ningún momento. Parecía bien simpática y agradable su prima. Está acabo bien sorprendida por toda mi historia incluida mi enfermedad que ahí seguía.
- Vaya, vaya, es muy valiente lo que has hecho –me dijo –te debe querer muchísimo –le recordó a Vanesa.
- Sí, es toda mi vida, todo es poco cuando se trata de ella.
17.00: Salimos a pasear, sin dejar de hablar y Claudia sin dejar de sorprenderse.
18.00: Nos detuvimos en un bar del paseo a tomar algo.
18.30: Nos despedimos de Claudia. Nos recordó que pronto, nos llamaría, para ir a dar una vuelta. Vanesa afirmó contenta, viendo como su prima entraba en el acoche. Nosotros volvimos con nuestro recorrido.

                                                                                                                                                                   



  • ¿Qué te pareció mi prima? –pregunto Vanesa a la mañana siguiente, recién paseaban.
  • Bien, la verdad me pareció muy simpática y agradable ¿Cómo es que nunca me habías hablado de ella?
  • No se… no me hace mucho caso que digamos, me ha hecho mucho daño…
  • ¿En serio? Pos no lo parece, parece muy buena chica.
  • Siéntate, es una larga historia…. –le empezó explicar su pasado en ese tema.
  • Bua… me has dejado sin palabras… con la carita de no haber roto un plato en su vida… bueno, a veces la gente cambia, tal vez ella te sorprende, dale una segunda oportunidad… todos se la merecen ¿no Crees?
  • Supongo que tienes razón –se encogió de hombros.
  • Claro que si preciosa, no tienes por qué preocuparte, por otro lado me tienes a mí, nadie te va a dañar, mientras este a tu lado, te lo prometo –la beso con dulzura en la mejilla.
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17 de julio del 2011


Querido diario…
Acabo de llegar de ir de guía turística… mejor dicho, hemos ido de guía turística… Sí, Vanesa y yo. Ayer telefoneó su prima, sí, Claudia, que nos recogería una vez que acabáramos de comer. Era viernes, así que Vanesa tenía que recoger la lotería del bar que había al lado de su casa, esa misma tarde, antes de las nueve de la noche. Pero si íbamos con su prima no nos daría tiempo, sino era con muchísima prisa, así que Vanesa pensó algo…
13.00: fuimos a su casa, mejor dicho, al bar de al lado, donde comimos un bocadillo, antes de recoger la lotería. Todos conocían a Vanesa, todos nos miraban y murmuraban. Entró el padre de Vanesa, se dirigió a la barra, observando la partida de cartas sin decir palabra. Padre e hija se miraron callados. Yo no dije nada, entendía a Vanesa, tampoco había tanta confianza para entrometerme…
15.00: Llegó Claudia a casa de sus tíos. No tenía muy buena cara, había estado con fiebre esa noche, pero aun y así estaba convencida de llevarnos.
16.00: Nos subimos al coche nos fuimos a un pueblo llamado Bisbal, el pueblo de Sandra. A mi me recordó al cantante David Bisbal. Nos explicó la historia del pueblo, mostrando el ayuntamiento, la iglesia, los lugares turísticos del sitio, las cerámicas… todo. Parecía como tal, una guía turística. Encontremos una mujer mayor, hablo con Claudia, después abrazó a Vanesa.
  • Es la mujer que cuidaba de la abuela, cuando estaba tan mal –le explicó Claudia. Note emoción en Vanesa, cuando ambas se abrazaban. Nos hicimos algunas fotos de los diferentes sitios…
18.00: Acabemos visitando la tienda de la madre de Claudia, la tía de Vanesa. Me recordó bastante a su hija. Le mostró un libro a Vanesa <<quieto>> Ese libro trataba de un niño que era un vegetal, su padre hacía las mil y una por tratarlo como uno más, se lo llevaba a todos lados, costara lo que le costara, no le pesaba. A diferencia del padre de Vanesa. Su hermana, la madre de Claudia, me hablo de él, como se comportaba con su hija, es decir… no bien precisamente.
19.00: Sandra nos volvió a nuestro pueblo, pero antes, nos detuvimos en un supermercado. Era un momento, así que muy a mi pesar, dejemos en el coche a Vanesa.
19.30: De nuevo en el pueblo. En casa de Vanesa, recogimos la silla de motor de Vanesa, volviendo a la rutina.



                                                                                                                                                                   
                                                                                                                                                                   
25 de Julio del 2011
Estimado diario….
Hoy ha sido un día agotador, más que el día que fui a la playa, pero al mismo tiempo inolvidable.
Era Domingo por la tarde, hacía un día nublado pero bueno, pero no teníamos ganas de salir, estábamos de lo más cómodos espachurrados en el sofá, pero también bien aburridos, diciendo adivinanzas, chistes… ¡lo que hace el aburrimiento! Comencé con mis payasadas, él también siguió.
Aaron tuvo una idea… ir a caminar, recoger el andador a mi casa, y llegar al paseo donde allí con tranquilidad, poder caminar sin tráficos, sin agobios. Me pareció muy buena idea. Así pues… comencemos a lo planeado.
15.00: Salíamos de mi casa con el caminador, en las manos de Aaron. Mi madre quedo sorprendida, pero no puso pega. Mi padre para variar no estaba.
15.45: Hemos encontrado una terraza que nos guardaban la silla. Allí la hemos dejado, me puesto en pie, comenzando andar. Aaron no se ha movido de mi lado, más bien temía distraerse por si perdía el equilibrio ¡ufff no deja de hablar! Vaya panzón de reír que me echaba yo sola, al mismo tiempo perdía las fuerzas para seguir.
  • ¿Cómo te sujeto para que no te caigas? ¿Así está bien? ¿o así? –me preguntaba inquieto.
Con la tontería anduve hasta casi al final del paseo, llegando a la caseta de la cruz roja. Pero no pude más, notaba como una yaga me había crecido en el dedo del pie ¡estaba hecha polvo! Me senté en un banco, el fue a recoger la silla, en el que me senté y volvimos al Camping.
23.13: Aquí ando escribiendo, como me temía, una buena yaga en el dedo del pie, ¿por qué? Porque no estoy acostumbrada a caminar tanto, y ha pasado lo que tenía que pasar….

                                                                                                                                                  
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
2 de Agosto del 2011
Querido diario…
Ni puedes imaginar el calor que ha hecho hoy, eso que estamos a principio de Agosto, que será cuando lleguemos al día quince ¡será insoportable! Hoy domingo, el día festivo de Vanesa, no nos apetecía hacer lo de siempre en el pueblo. Llevaba conmigo desde las diez de la mañana, hemos elegido algo nuevo…
10.30: hacer bocadillos, preparar ropa, mochila, ponernos bañador (Vanesa ayudada por la recepcionista)…
11.00: coger el bus a la piscina de un pueblo cercano (no adaptado) cogí en brazos a Vanesa, subí los escalones, sentándola en el asiento, después bajé, a meter la silla manual (que es la que nos llevemos) La gente fue muy amable, se retiraron asientos atrás, para poder sentar a Vanesa. Suerte de ellos, porque si dependo del conductor no hacemos nada, él de su asiento ni se movió.
11.30: llegar a ese pueblo, para bajar del bus, lo mismo que para subir, pero a la inversa, suerte que está vez, el conductor ayudó, él se encargó de la silla, mientras yo de Vanesa. Antes de despedirnos, nos indicó como llegar a la piscina, para allá fuimos.
12.00: tras de mucho caminar y preguntar, logremos llegar, paguemos los tickets, saliendo al exterior. Todo el terreno era césped, había dos piscinas, una mini (para los más pequeños) otra en grandes dimensiones, que contra más lejos, más profundidad había. Miré a Vanesa, no hizo falta palabras, nos entendimos con la simple mirada. ¡Para el agua patos! Pero antes bronceador, he inflar el flotador.
  • Perdonen, está prohibido aquí el flotador, si no saben nadar, vaya a la pequeña.
  • No es para mí, es para ella, no puede nadar sin ayuda, la grande le irá bien para poder moverse –les expliqué.
  • Lo siento, pero son las reglas, prohibido los flotadores, manguitos, burbujas, cualquier otra ayuda.
  • Pero… -intente decir.
  • Ya me ha escuchado, son las normas –me dijo ese musculitos sin camiseta, en bañador.
Así que no me quedó otra… habíamos venido a nadar y eso es lo que íbamos hacer, por muchas barraras que encontráramos… acerqué la silla a la piscina, senté a Vanesa en el bordillo, me metí en el agua, mi corazón emitió una punzada, al notar lo fría que estaba. Me acerque a mi princesa, la cogí por la cintura, creo que entendió mi mirada <<confía en mí, no te pasara nada>> puso sus manos, sobre mis hombros, la metí en el agua. Un escalofrío le recorría el cuerpo, al notar su temperatura. Le ayudé a nadar, sí, estaba a su lado, puse, mis manos en su tripa, lo suficiente fuerte para que ambos estuviéramos tranquilos, sin miedo a un disgusto, la verdad lo hacía muy bien, se esforzaba tanto, estaba tan orgulloso de ella. Sin entender porque éramos el centro de atención. Como si jamás hubieran visto a alguien en silla.
  • ¿Se puede saber que miran? –pregunté. Ya todos volvieron la mirada a lo suyo.
14.00: Hora de comer, teníamos los bocadillos en la mochila. Saque a Vanesa del agua cogiéndola dentro del agua, sentándola en el bordillo, salí yo, me puse de pie tras de ella, la puse de pie, después en la silla. Nos sentemos en la hierba, y comimos entre charlas y payasadas.
15.00: Vanesa se quedo dormida, sobre la toalla, boca abajo, que lindo duerme, no podía dejar de mirarla ¡es preciosa! Después sin darme cuenta, me dormí yo también.
17.00: Vanesa se despertó, poco después que yo lo hiciera, decidimos volver al agua, pese todas las miradas, esta vez, me puse tras de ella, aguantándola por las axilas, haciendo que nadara boca arriba, hacia atrás.
18.00: Salimos a secarnos, antes de coger el bus para volver a casa.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

8 de agosto del 2011
Querido diario…
Hoy ha sido un día nublado, igual que mi estado de ánimo, hoy hace ocho años de la muerte que vi, en el lago de Bañolas, que vi morir a Lluis Riva ¡ ocho años ya! Pensé que no lo superaría en ese momento que todo aquello parecía una pesadilla, algo no real. Ver el cuerpo muerto de Lluis, con su cara ensangrentada, mientras intentaban reanimarlo, algo que era inútil. Me impacto, me afecto más de lo que imaginaba, con los años lo acabé superando, aunque no olvidando, eso era algo que jamás pasaría. Desde ese entonces, el ocho de agosto es crucial, un día para no olvidar.
Este año tengo Aaron a mi lado. Antes de las once, ya estaba conmigo la parada, hablando e haciéndome reír en ese día tan señalado y deprimente. Comimos en el Mónica después, fuimos a mi casa.
16.00: pasemos la tarde entre mi habitación y la salita, viendo la tele, en el ordenador, y sin dejar de hablar, pese que estábamos todo el día juntos, no se acababan los temas. Aaron aprovechó telefoneo a su madre. Hablaba en inglés, note su emoción. También empecemos nuestras clases, sí, yo le enseñaba catalán, mientras él, me enseñaba inglés ¿a qué era un buen trato? Mi madre nos preparó cacao con pastas, he hizo una invitación inesperada… Era jueves, y ese domingo, invitó a Aaron a fideua en el bar de al lado. Algo sorprendente pero cierto estaba deseando que llegara el día…


                                                                                                                                                                   
                                                                                                                                                                   

11 de Agosto del 2011
Querido diario…
Acabo de llegar de lo que ha sido una velada y tensa pero al mismo tiempo satisfactoria.
11.00: he recibido a mi princesa, me ha sabido mal, pero la he tenido que dejar mientras me duchaba, quería estar presentable, quería estar perfecto para la comida con su familia… me sentía tan nervioso… no quería dar más motivo al padre de Vanesa, para que me detestara más. He salido del baño en pijama, mientras elegía que ponerme…
  • ¿Como estoy? –he preguntado nervioso, despeinado como estaba –quiero la verdad, con crueldad.
  • Dejando en banda, que estás despeinado –afirmó riendo –estas precioso… -me hizo un gesto para que me sentara a su lado y de ahí me beso, largo y profundo en los labios.
13.15: Hemos ido tranquilamente a casa de Vanesa, yo me sentía tan nervioso, estaba recién duchado, ya estaba sudando. El corazón me bombeaba con demasiada prisa <<calma muchacho calma>> pensé con irregular por el dolor que me producía.
  • Un placer, volverla a ver –le estreche la mano a su madre.
  • Igualmente, ahora iremos al bar a comer, cuando venga mi marido, siéntate, como en tu casa ¿quieres tomar algo?
  • Gracias –dije sentándome, ofreciéndome un refresco mientras llegaba la comida.
14.00: Juan Manuel no tardo en entrar en la casa, indicando que ya podíamos ir al bar. Vanesa tenía otra silla manual en su casa, esa cogimos para la salida. Me hubiese gustado sentarme a su lado, pero su padre nos puso uno enfrente del otro, también estaba bien, así podía mirar esos ojitos que tanto me enamoran. Nos pidieron la bebida. Esperemos, a que la comida llegara. Me sentía extraño, tanto que hablaba con Vanesa cuando estábamos solos, y ahora no me salían las palabras… Se notaba que a ella le pasaba lo mismo. Fije la mirada de su padre, nos miraba de lo más severo. Daba verdadero respeto.
Trajeron una cazuela con una arroz que jamás había visto, era negra con gambas, según decían era una Arroz a la Española. La habían traído toda repleta, para que yo me hiciera una idea. Estaba riquísima, me encantó esa es la verdad.
15.30: pedimos cafés y postres (helados) yo no podía tomar café ¿pero que perdía? Voy a morir de todas formas, quería vivir al cien por cien, sin temer por nada, mi deseo se había cumplido ¿Qué más podía pedir? Tenía que ser realista y dejar de soñar….


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
18 de agosto del 2011
Querido diario…
Un día Caloroso hoy también, siendo lunes como era, queríamos aprovechar las horas volviendo a la playa… Ponernos en marcha. Llegando al Camping, ya teníamos medio camino recorrido. El resto, nos hemos guiado por nuestro instinto, o mejor dicho por el instinto de Aaron, que lo tiene mucho mejor que yo… Hoy no llevábamos comida, había pensado en ir a buscar a una amiga e comer en un chiringuito.
11.00: hemos llegado a esa nueva playa para Aaron. Hemos aparcado las toallas cerca del agua, llegando con fácil acceso gracias a esa madera, El sol picaba a más no poder, ya apetecía irse, al agua patos de cabeza. Caminaba descalza, la arena quemaba las palmas de los pies, pero al mismo tiempo notaba que era un terreno arenal más fácil de pisar. Llegando al agua, no había piedra, todo era liso. Aunque el agua seguía tan congelada como en la otra (había cosas que nunca cambiaban) Aaron tras templarse, ya comenzó con el comando de ejercicio, serviría para general, bueno medio, medio, porque se le escapa la risa… pero eso es lo que me gusta de él, tiene su encanto.
13.30: Se está de maravilla en el agua, realmente estaba calentita, pero había que comer, tenía un plan en mente…
14.00 telefoneé a mi amiga, la sorprendí antes de que se sentara a comer, cosa, que aceptó a mi invitación. Le presente a Aaron, juntos fuimos a un chiringuito a lo quedado.
Fue un rato, muy entretenido y agradecido, entre sol y sombra eso era un alivio, porque el Lorenzo, trabajaba con gusto. Hacía tiempo que no hablaba con ella, excepto cuando me compraba lotería, y a pesar que estamos bien los dos juntos, también necesitábamos relacionarnos con más gente. Aunque ella no era la mejor compañía pero no había nadie mejor.
15.30: Nos levantemos de la mesa, los tres fuimos a sentarnos en un escalón a vistas de la playa, continuábamos, explicando nuestras vivencias, conociéndonos más.
17.00: Aaron y yo nos despedimos de mi amiga, para empezar el camino hacía el Camping, nos lo habíamos pasado bien, eso era lo importante, quedemos repetir experiencia, si había oportunidad.

                                                                                                                                                  



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