domingo, 19 de julio de 2020

Mentira tras el cristal: Capítulo 19



El mes de marzo había llegado en ese año 2008, ya había transcurrido un mes de la gran locura de la joven de los Parcker. Sus padres no parecían enfadados tras pasar una semana, pero aun ella, no se atrevía a mirarles a la cara sin sentirse del todo avergonzada. Sus amigos, su chico la recogían para salir a dar una vuelta, aunque sus padres la animaban para que fuera con ellos, ella no quería, no quería verles sufrir por su culpa, no podía permitir que todos se rieran por acompañar a una anoréxica egoísta y sin fuerza de voluntad.

Loren y Jack se encontraban en el centro de rehabilitación de su hija, habían sido telefoneados aun sin saber porque, ambos se miraban a la espera que el director acabara con unos documentos, enfrente de ellos.

  • Gracias por venir señores Parcker –les estrechó la mano el doctor de Ruth –me gustaría que me dieran su opinión de cómo ven a Ruth… ¿notan mejora?
  • Sinceramente… -comenzó Loren mirando a su esposo –no, no notamos mejora, al contrario cada vez va a peor, come poco pero come, aunque por mucho quiera detenerse no puede tiene que devolverlo, llora y todo para que la atemos, que no quiere devolver, que quiere curarse no quiere salir de casa, ni siquiera de su habitación, no quiere ver a nadie, esta muy decaída…
  • Cierto, nosotros también se lo hemos notado, apenas se relaciona con sus compañeros, su abdomen sigue hinchado, su periodo irregular, sigue teniendo perdida de esmalte, encías contrariadas, alguna que otra caries, aun le queda.
  • No olvides que el otro día intento suicidarse –le recordó Jack
  • ¿¿Perdón?? -Preguntó sin creérselo el médico.
  • Así es… la encontré en su habitación con un cuchillo afillado a punto de cortarse las venas, lloraba y gritaba que quería morirse, que la dejara suicidarse –explicó Jack.
  • Era de las pocas que no lo había intentado.
  • Apenas descansa tampoco y lo poco que lo hace las pesadillas son las protagonistas, se despierta empapada en sudor y llorando –Continuo Loren.
  • Va a peor en vez de a mejor, ya lo he podido comprobar en todos los videos, y el diario no es que lo siga mucho sinceramente, cuatro palabras contadas y listo, con la muerte como protagonista. Empezó con esto por el hecho de su prima, después por el chico, que se enrollo con ella, y ahora bueno podemos tener en cuenta, el abuso que se ha visto sometida, la que le haga reaccionar así –se interesó el doctor.
  • Bueno… se pasa el día diciendo que la vida es una M, ya me entiende, que no pinta nada en este mundo, que el único sueño que tenía, se ha destrozado, que es un estorbo para todo el mundo, por más que intentamos hacerle ver que la queremos, que no la vamos a dejar, que no queremos que le suceda nada malo, no nos hace caso, se encierra en el baño a devolver –explicó Loren.
  • No antes de llorar y gritar que no quiere hacerlo.
  • ¿El sueño de Ruth es ser animadora no? –preguntó viendo como ambos afirmaban con un gesto de cabeza –y por lo que vemos ese hecho aun la esta atormentando también, que no encuentra sitio en este mundo, no tiene ilusión por nada, necesitaría una motivación para ser consciente que hay mucha gente que le quiere y como todos tiene un deber en este planeta, vivir la vida que le han ofrecido y disfrutar lo mas que pueda.
  • Sí, sí tiene razón ¿pero cómo? –se intrigaron Loren y Jack a coro.
  • Creo que tengo la solución –menciono el médico con una sonrisa.

La puerta sonó tras un adelante del doctor, esta se abrió entrando la protagonista.

  • Oh que bien Ruth, me alegra que estés aquí, pasa siéntate junto a tus padres –la animó el doctor –tus padres me han explicado que no tienes mucha ilusión para hacer tus faenas diarias.
  • Así es, me siento muy cansada sin ganas de hacer nada, solo quiero estar sola.
  • ¿Y las pesadillas que tenías aun te atormentan? –preguntó el doctor sin dejar de anotar en una libreta. Ruth no dijo nada, simplemente afirmó con un gesto de cabeza – ¿esas pesadillas son las responsables, que tu vomites el doble?
  • Supongo que si…
  • ¿Solo es eso o hay algo más Ruth? No te calles nada, dinos lo que tengamos que saber, ahora es el momento… -la miró directamente el doctor dejando lo que estaba haciendo. Loren y Jack también la miraban con atención.
  • Bueno, es que no se qué hago yo en este mundo, soy un estorbo para todos, por mucho que lo nieguen, lo único que hago es que les miren mal, no tengo fuerzas para nada, sinceramente ya me cansado de luchar –a medida que la escuchaban sus padres se quedaban cada vez mas atónitos, al comprobar el estado de voz pausado como si todo lo que le rodeaba no valiera nada.
  • ¿Me estás diciendo que no te importaría morir ya? –los rostros de Jack y Loren quedaron paralizados al escuchar tal pregunta, y aun mas al ser conscientes de la respuesta.
  • Así es… todos vivirían más tranquilos si yo marchase.
  • ¿Y no as pensado en el sufrimiento que les causarías a la gente que te quiere?
  • Ya lo superarían.
  • No Ruth, perder a ser querido nunca se supera, y menos a una hijo/a, tu familia, como tus amigos, toda la gente que te conoce e aprecia, incluso nosotros, que no queremos que tires nada por la borda, tienes una enfermedad, lo sabemos, que no es fácil de superar, también somos conscientes, pero no eres la única, y tampoco la que tiene todas esas ideas negativas, más bien eras de las pocas que aun no lo había intentado, pero veo, que solo era cuestión de tiempo, me puedo hacer la idea del porque pero necesito que tú me lo confirmes para poder ayudarte e hacerte cambiar tu forma de pensar, si no quieres por ti hazlo por tu padres, fíjate como están sufriendo –hizo una pausa para que la joven pudiera observar a lo que se refería. Respiró profundamente, tras que Ruth, les echara un vistazo.
  • No dejo de revivir una y otra vez los que esos desgraciados me hicieron, no puedo seguir así, quiero morirme, no merezco que nadie se preocupe por mí, yo misma me lo he buscado, y viviré con esa culpa siempre –expuso con la cabeza baja.
  • No tienes porque Ruth, hagas lo que hagas la gente que te quiere siempre se preocupará muchísimo por ti, seas culpable o no, es un sentimiento que no pueden evitar. Sabemos cuál ha sido tu curso, que te atormenta, por favor déjanos ayudarte.
  • Más de lo que han intentado, tengo todo tipo de médicos a mi disposición, desde que me violaron aun mas, ya lo han intentado todo –les recordó Ruth mirando hacia el otro lado.
  • Pero aun nos quedan una carta sobre la mesa ¿cuál es tu mayor sueño?
  • Aquel, que es el responsable que esté en esta situación –respondió con rabia.
  • ¿Aun te gustaría que se hiciera realidad? –preguntó el médico.
  • Sí, aun sería capaz de dar mi vida por ello, pero ya nadie me quiere con esta mierda enfermedad –se volvió a notar arrebato en su voz.
  • Nunca digas jamás, las oportunidades salen cuando menos te las esperas –se acomodó en su butaca. Padres e hija le miraron sin entender nada.
  • Aquí tenemos un grupo de animadoras, que llegan hasta lo más alto, no es mentira, lo único que es un tanto especial, tendrás que pasar una prueba antes de empezar… -dijo mostrando suspense.
  • ¿Qué clase de prueba? –se interesó Ruth.
  • Nada que te hayan podido decir antes, tranquila no te vamos ni a maltratar ni a humillar solo faltaría eso, estamos aquí para que te recuperes, y no va ser a base de que lo pases mal, confía en nosotros, ya nos conocemos, no somos unos desconocidos de chat –le guiñó un ojo –¿aceptas o no? –Ruth miró a sus padres indecisa.
  • Por probarlo no pierdes nada hija, él jamás te dañará –le dijo su padre.
  • De acuerdo acepto.

Al día siguiente, tras salir de su terapia, diaria, Ruth, estaba amontonada, en una larga fila para salir de la sala, poco a poco toda esa multitud se iba esparciendo, Ruth se acercaba mas a la salida, cuando al fin le toco su turno, su superior a la detuvo.

  • Espera Ruth, un momento acércate –esta obedeció, observando como una chica joven, no muy alta, algo rellenita, pelo largo y negro, ojos negros también, entraba al mismo tiempo –tu doctor me ha hablado de tu ilusión de lo que más deseas en este mundo, es por eso que ha hablado con Judith, es la responsable del grupo de animadoras.
  • Mucho gusto Ruth ¿verdad? –se presentó Judith.
  • ¿Usted es la responsable del grupo de animadoras? ¿en serio? –preguntó mirándola de arriba abajo con incredulidad.
  • Así es, ¿porque te extraña tanto? –preguntó Judith.
  • Bueno… Ruth está acostumbrada a otro típico de físico para ser animadora –le aclaró Jane, su profesora de terapia.
  • Entiendo –dijo Judith.
  • Pero tu doctor ya te informó que te sorprenderías ¿no? –le preguntó Jane.
  • Sí, aun no entiendo porque –fue la respuesta rápida de Ruth.
  • Ahora lo acabaras de entender ¿verdad Judith?
  • Así es, en quince minutos empezamos en el gimnasio ¿sabes dónde se encuentra? –preguntó observando cómo está afirmaba –pos allí te esperaremos, para que puedas observar de que trata todo, antes de poder participar tendrás que pasar una pequeña prueba, que una vez allí ya te diremos de que trata…
Tras salir de la clase, se encaminó hacía el servicio donde, se refrescó la cara, con agua bien helada, llevaba todo el día sin devolver, a causa que había estado todo el tiempo controlada. Podía intentarlo en ese momento, miró a su alrededor, estaba sola. A punto estaba de meterse hasta el fondo los dedos…
  • ¡Ei Ruth! –la puerta de los servicios se abrió entrando Claren y Estefany abrazando a Ruth.
  • Ei chicas ¿qué hacéis aquí? –se sorprendió enormemente Ruth. Nuevamente la habían interrumpido, dejándola con las ansias.
  • Dan, Codi y John están fuera, no podían entrar en el lavabo de chicas, claro está –explicó Claren – ¿cuándo nos ibas a explicar tu gran oportunidad para lograr ser animadora?
  • ¿Cómo os habéis enterado? –se sorprendió enormemente Ruth.
  • Nos lo ha explicado tu madre… ¿a qué esperabas para decírnoslo? Nos sentimos un poco mal, de habernos enterado por ella, pensábamos que eramos tus amigos –dijo Estefany con lamentación.
  • Claro que los sois es solo, que no quería decir nada, hasta que no estuviera convencida, no quería haceros sufrir mas –aclaró Ruth.
  • Hacernos sufrir, eso jamás lo podrás hacer, menos si tu sueño se hace realidad –le confirmó Claren convencida mirándola a los ojos.
  • Exacto, somos tu amigas, y los chicos tus amigos… -empezó Claren.
  • Menos Codi, este es algo mas –le recordó Estefany entre risas.
  • Cierto. Pos somos tus amigos y tu novio, que te adora con locura, a pesar de todo lo que habéis pasado, así que no vuelvas a decir que nos vas hacer sufrir más porque no es cierto ¿ok? –preguntó Claren.
  • Lo prometo gracias –las abrazó con fuerza –ui en cinco minutos tengo que estar en el gimnasio, para observar el nuevo grupo –anunció tras limpiarse alguna lagrimilla que le sobresalía.
  • Pues vamos que te acompañamos –paso su brazo por detrás del hombro de Ruth, Claren. Al salir, tuvo otra cálida bienvenida Ruth de sus amigos sobretodo de Codi. Juntos marcharon hacia el lugar indicado.

Esperaban en la puerta, Ruth fijó la mirada, estaba Judith, hablando figuraba con sus alumnas, ya que un trozo de cristal no les dejaba ver más allá. Poco a poco, una a una, las jóvenes fueron entrando, el rostro de Ruth era cada vez más sorprendente, al esperarse a tales esqueléticas como ella, y no a tantas focas juntas.

  • Chicas tenemos a una posible incorporación en el equipo, seguro que ya conocéis a Ruth Parcker –Judith, miró a la joven indicándole que entrara. Ruth necesitó empuje de sus amigos, para ser consciente, tras mirarles y notar en sus miradas una afirmación segura, entusiasmo e felicidad, entró –adelante Ruth, bien, te presento a nuestro grupo de animadora, pequeño pero eficaz -dijo entre risas -¿Qué te parece?
  • ¿Con este grupo de vacas tengo que bailar? –preguntó sin rodeos Ruth. Judith fijó la vista a la puerta de fuera en los rostros horrorizados de los amigos de Ruth por las palabras de su amiga. Les hizo un gesto para que entraran. Estos obedecieron situándose alrededor de Ruth.
  • Estas equivocada Ruth, todas estas chicas estaban como tú, parecían esqueletos andantes, pero gracias a esta actividad, hemos logrado que sus pesos lleguen más o menos a su nivel –explicó Judith.
  • ¿Como lo han logrado? –se interesó Estefany.
  • Para eso, para poder entrar en el grupo, hay que pasar una prueba…
  • ¿Qué clase de prueba? –preguntó Ruth desconfiada.
  • Una que para tus amigos será muy fácil, pero para ti de lo más complicada… tienes que aumentar peso.
  • Si no tengo apetito eso es algo complicado ¿no cree? –preguntó Ruth.
  • Para eso no hay problema, te daremos unas pastillas para que te abran el apetito, lo más duro será que tendrás que esforzarte en no echarlo, si tu peso aumenta para seguir el ritmo, podrás entrar sino, pues tendrás que quedarte en la calle, sería una lástima la verdad, porque tengo entendido que tienes gran talento.
  • Me está pidiendo algo imposible.
  • Con fuerza de voluntad nada es imposible, sola te será muy complicado demasiado esa es la verdad, pero tienes amigos que te quieren estoy convencida que harán hasta lo imposible por ayudarte ¿no es así muchachos? –preguntó.
  • Así es –confirmaron todos.
  • ¿Así que dices? ¿aceptas ser del grupo de animadoras con sus ventajas e defectos? –preguntó Judith –piensa que el destino te está dando una segunda oportunidad, no a todos les hace eso.
  • De acuerdo acepto –le estrechó fuertemente la mano.

Estrechar tal trato fue de lo peor que se imagino Ruth, se encontraba extraña en todo este trascurso estaba mentalizada que había que tener un cuerpo diez para triunfar, y ahora le pedían todo lo contrario. No dejaba de darle vueltas a las palabras de Judith <<el destino te está dando otra oportunidad>> volvía a tener la opción de lograr lo que más ansiaba, y aparte de curarse de esta tremenda enfermedad así que… ¿Qué tenía que perder? Pero llegado a ese punto, ya todo le era demasiado complicado, las ansias le superaban. Tenía unos amigos y una familia que le ayudaban a más no poder. Horas de paciencia, de insomnio de cansancio, le causaban, no la dejaban sola ni a sol ni a sombra, la obligaban a salir a estar entretenida, a escribir más de cuatro palabras de ese diario. Las pastillas cumplían bien su función, le entraban ansias de comer, pero también desesperación al percibir las ansias de correr al baño a echarlo todo, intentando con todas sus fuerzas detenerse y vencerlas, pero no le era para nada fácil. Los que la rodeaban la abrazaban con intensidad ante el sufrimiento que padecía. En más de una ocasión sus padres la pillaron, en esos atacas de ansiedad angulados todo lo de la nevera. Ruth se levantaba rápidamente, corriendo al baño, empezando el juego del gato y al ratón con sus padres prohibiéndole la entrada al baño, pero ella lograba despistarles pero no tanto como ella pensaba, acababa atrapada por Jack o Loren, y tendida en el sofá incomodada por tanto cansancio.

Sus amigos día tras día iban a por ella, quisiera o no quisiera, la obligaban a pasear tras la terapia, acabando siempre en una pastelería, en un burguer… -ellos cometían todas aquellas delicias, aunque ella lo intentaba, no podía pese al hambre que le proclamaba, se cogía lo que menos grasas predominaban, no lograba acabarse tal cantidad. Cada día Judith la hacía subirse a la bascula, pero ni un gramo aumentaba. Así que le dejaba observar, pero para nada participar. Ni sus padres ni sus amigos se rendían, tres meses pasaron… Faltaba una semana para finalizar las clases… tras mucho intentarlo y sacrificio lograron que comenzara a alimentarse con todos aquellos manjares que tanto le gustaban pero no tal cantidad que ellos deseaban, pero ya era un comienzo se sentían orgullosos. Habían evitado que corriera al baño, pero aun y así no comía por no engordar.


Judith cada día le hacía subirse en una báscula mientras la hacía mirarse a un espejo, su peso no aumentaba. Hasta que un día grande fue su sorpresa que había aumentado dos quilos.

  • Ei Ruth, ¡lo hemos conseguido! –le abrazó fuertemente Judith –es poquito, pero as aumentado dos quilitos, sigue así ¿vale?
  • ¿Podre entrar en el equipo? –preguntó con emoción.
  • Si conseguimos engordarte ocho quilos más si –le contesto con alegría.
  • ¿Y podría pedirle un favor? –se puso sería Ruth, observando directamente a Estefany, ya que allí se encontraba con todos sus amigos, que no dejaban de estar tan entusiasmados como ella misma ante la nueva noticia.
  • Claro, dime –se interesó su superiora.
  • Estefany, ¿también podría formar parte? Me siento responsable que dejara el grupo, se que sería su máxima ilusión –dijo arrepentida con la cabeza baja, cogiendo fuertemente la mano de está.
  • ¿A ti te gustaría Estefany? –le preguntó directamente Judith.
  • ¡Me encantaría! –exclamó emocionada apretando con fuerza la mano de Ruth.
  • Pos no se hable más, formarás parte de nuestro grupo de animadoras, a partir de ya si lo deseas –acabo confirmando con una amplia sonrisa.
  • ¡Oh gracias! ¡Muchísimas gracias! –se abrazó fuertemente a su superiora, a continuación a Ruth. Todos las miraban muy tiernamente.
  • Pues vamos a empezar, una corografía, si quieres te puedes incorporar, así vas ensayando.
  • Sí claro que si, enseguida me pongo –se situó con las demás compañeras Estefany, todo su cuerpo temblaba de la emoción, sin tardar en ponerse entre dos compañeras.
  • ¿Claren podrías poner el radio casete por favor? –le pidió Judith amablemente.
  • Enseguida –corrió la joven, presionando play, escuchándose una música de lo más marchosa. Claren se volvió a situar entre Ruth y John observando el baile que llevaban. Ruth también miraba maravillada, ansiaba por estar junto a esas chicas, he hacer esos pasos tan fantásticos, pero sabía que antes, debía reponerse, e recuperarse de la bulimia que la predominaba, fue en ese instante, en ese preciso momento, que decidió que haría todo lo que estuviera en su mano, por ponerse bien, e lograr lo que más deseaba, que el destino había querido, darle esa segunda oportunidad.

Su decisión fue firme, aunque le costaba su esfuerzo, lo estaba intentando, gracias a las pastillas, el apetito estaba con ella y aunque con bastante energía, y sobre todo con ayuda de sus seres queridos, se metía todos aquellos bollos e pasteles, primero uno mini, después medio y para finalizar, cuando su estómago se volvió agrandar uno extra, aguantando esas arcadas, con la tentación de introducirse los dedos, pero no dejaba de repetirse una y otra vez <<yo, soy más fuerte no me vas a ganar>> ordenando a los de su alrededor que le ataran las manos, estos obedecieron, hasta que esas ansias desaparecían, las siguientes veces también le costó su sufrimiento, pero poco a poco esas adversidades fueron superadas. A medida que aumentaba un quilo, mas partes del trabajo, la dejaban participar, ya engordados esos ocho quilos de más, lograba un completo. Empezó a formar parte del grupo, tal como le dijeron acabó volando junto a sus compañeras a lo más alto, en los sitios más extraordinarios, conociendo a un montón de gente famosa, pero sobretodo le encantaba por estar haciendo lo que más le gustaba, sin sacrificar nada. Gracias a todo eso Ruth Parcker aprendió una buena lección: 1.- no pierdas nunca la esperanza. 2.- jamás tires por la borda, aquello que mas deseas. 3.- agárrate bien fuerte de aquella mano, que sabes bien que jamás te lastimará, aun comprobando que el camino mas largo será, pero también mucho mas eficaz.



Dos años después… En Txecoslovaqia…


  • ¿Quién te ha mandado el mensaje hija?
  • Sera… ¿pero como…? –se moría de rabia Rackel, al contemplar en su móvil la imagen de Ruth Parcker con una de las más famosas animadoras del mundo entero.
  • Vaya… parece increíble, ella con tal cuerpo que tiene y lo ha logrado –menciono su madre, observando a la sobrina rellenita que tenía frente al móvil en esa nueva foto –y tú con lo perfecta que eres… y buscaban lo que tu prima tiene…
  • Ya ves mama el mundo está loco, prefieren cuatro focas, antes que unas princesas como yo –continuaba con su chulería Rackel pese el tiempo pasado…
Ya veis que hay cosas que nunca cambian, y Rackel nunca aprendió que el físico es lo menos importante.


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