sábado, 4 de agosto de 2012

Cuento de canción jueves

Autora; Vanesa Ruiz García

Esperando una mañana más en la misma estación, esperando al mismo tren, ese tren, en el que todo comenzó.

- Hoy si, hoy se lo diré, pero ¿como? Nunca se va a fijar en mi, si fuera guapa, lista, si fuera unas de esas que salen en las revistas… y luego está esta timidez… que me invade, que me detiene que no me permite cruzar el vagon y preguntarle ¿Quién eres? ¡ Ya está aquí! ¡ya llegó el tren! –subi despació, recorriendo, los vagones, encontrando, al fin un asiento….

El está enfrente, pero no esta solo le acompaña un amigo hablando entre ambos… Mi mente no deja de trabajar con rapidez <<mírame, mírame por favor, por ti llevo mi falda mas bonita>> Te has girado, miras al exterior, un bostezo sale de tus labios ¡eres tan guapo! Mis pupilas se agrandan, mi corazón se accelera al verte bostezar. Sin aviso te giras me miras, me quedo petrificada. Un suspiro sale de tu interior ¿Qué hacer? Una calor me invade, siento las manos sudorosas, no se me ocurre nada mejor, cierro los ojos, los abró al segundo, tu apartas la vista ¿Qué me está pasando? Me falta el aire, todo mi cuerpo tiembla, me siento tan pequeñita a tu lado…

Los días pasan, tu aun mas me gustas, no deseo que llegue el fin de semana, quiero subir a diario a ese tren, quiero verte, aunque nos separe ese silencio, pero solo con verte, el mundo se detiene lo único bello e importante eres tu.

- O…li..ver… -Oh dios, cuando al fin pronuncio palabra, mi mente se queda en blanco pero… ¿por qué seré tan idiota? ¡Oh! ¡No! ¡¡¡Me quiero morir!!! –me muero de la vergüenza. ¡Se esta levantando! ¡claro seguro que se cambia de vagon! ¡no, espera! Pero todo eso no son mas que pensamientos… no logro gritar para detenerle.

- ¿Se puede…? –me giro ¡no puede ser! ¡es él! –¿Sabes? No puedo dejar de pensar en ti, aun no te conozco y ya te echo de menos –¡que sonrisa mas bella! –¿Sabes? Cada mañana cojo este tren para poder verte, aunque este recorrido es mucho mas largo, pero lo más importante es ver esa sonrisa tan linda –coge mi mano, yo le respondo, le sonrio –ya estamos a punto de llegar…

- ¿Hoy que somos?

- 11 de Marzo.

- Jamás olvidaré esta fecha –le indique con sincera alegría. Vemos de lejos como se acercá un túnel…

¡¡¡BOOM!!!

- Oliver ¡¿Dónde estás?!

- Aquí mi niña, aquí estoy -tacto tu cara con mis manos. No veo nada… Siento como tu rostro se acercá un golpe de valentía me invade, me decido, te beso en los labios –te quiero preciosa.

Siento como las fuerzas me abandonan y lo único que puedo corresponderte… es con el último soplo de mi corazón…

http://www.youtube.com/watch?v=SvoHXoY3sLQ

viernes, 18 de mayo de 2012

Corazón envenenado; Capítulo 1




L

a casa se veía tan vacía, se escuchaba tan silenciosa, nada volvería a ser igual para la familia Masters, y aquellas paredes, parecían como si ya fueran conscientes de ello. Molly, esa madre, que siempre estaba ahí que ha pesar de estar echa pedacitos, siempre estaba ahí para animarte, en ese día de otoño, era ella quien estaba destrozada, era ella quien necesitaba un abrazo. Gabriel nunca la había visto en ese estado, aunque él también estaba destrozado, está vez él debía ser fuerte, y dar ese abrazo tan necesario. Se acercó en silencio sin palabras, la abrazó, la abrazó con todas sus fuerzas. Sentía su llanto, notaba su dolor, ese dolor, que apretaba su pecho. Él debía ser fuerte, quería serlo, pero no pudo evitarlo, las lágrimas descendían por sus mejillas. Su padre, recién llegó, recién se acostó, su orgullo, le impedía llorar en público. Tras separarse, su madre marchó acostarse, sí, simplemente descansar su cuerpo, porque ella bien sabía que su mente no podría reposar. Los entierros, nunca eran fáciles, menos enterrar a un hijo, no eso era lo peor, ningún padre debería pasar por ello. Todo por culpa de ese mal nacido, ese psicópata, que le arrebato la vida de ese chico de 22 años, la vida de su hermano, otra victima más de ese ser repugnante, que decidió sin derecho alguno, llevarse varias vidas inocentes, por querer salvar una vida, perdieron dos, otra chica más y su hermano. Era el asesino mas buscado, no hallaban con él, y su hermano, fue… inconscientemente se sacrificó para salvarlas, gracias a ello, lo atraparon, aunque no les quedó otra que matarle, porque él iba a matar nuevamente. Ya ese individuo ardería en el infierno. Su hermano murió como un héroe. Si viviera, estaría presumiendo de ello, se le cayó una lágrima al recordar, que ya nunca lo haría.

-             ¡Maldita sea! –gritó para si. Se paralizó. ¿había gritado realmente? Él no sabía. Se petrificó unos minutos. Parecía que todo estaba en orden. Se sentía la garganta seca. Caminó hacía la cocina. Lleno un vaso de agua, sus manos temblaban. Dejó el vaso secó. Se encaminó a su habitación, en la planta de arriba.

Por escalón que subía, notaba una presión en el pecho, pero no le dio importancia. Pasó por delante de la habitación de su hermano fallecido <<que extraño es pasar por su habitación y no escuchar esa música a toda potencia>> la puerta estaba entreabierta, no pudo evitar abrirla del todo y entrar. Todo estaba como lo había dejado aquel trágico día, el aroma de su perfume preferido, seguía incrustado en la habitación. Miró a su alrededor. Se acercó al armario, lo abrió, estaba a lleno de ropa. A su hermano le encantaba comprarse ropa, a pesar que mucha ni estrenaba ¿qué diría si le viera registrar sus cosas? Se pondría echo una furia, no soportaba que lo hiciera, que tocará que se entrometiera en sus cosas. ¡La vio! Vió su camiseta preferida, que nunca dejó que se la pusiera. La tenía entre sus manos, olía a él, como toda la habitación, se la puso, sin quitarse nada, por encima de su propia ropa. Caminó aturdido hacía esa gran cama que tenía, se dejó caer. Lágrimas volvían a descender por sus mejillas. Notaba un fuerte dolor en su pecho, en su corazón, era normal había sido día de muchas emociones, no le dio importancia.

-      ¿Por qué me dejaste? ¿por qué tuviste que hacerte el héroe? Yo te necesitaba… ¡¡¡¡¡yo te necesito!!!! –la luz se encendió sin aviso.

-      Cariño ¿que pasa? –entraron a toda prisa sus padres

-      ¿por qué esos gritos?

-      ¿Es tu corazón? –Gabriel se quedó mirando primero a su madre, después a su padre, sus rostros se veían angustiados, preocupados. Se miraron entre ellos, después volvieron a mirar a Gabriel.

-      ¡¿Por qué se fue?! ¡¿por qué me dejó?! ¡Yo le necesitaba! –sin poderlo evitar, rompió a llorar abrazándose a su madre con fuerza.

-      Oh cariño, ya está, ya paso, estamos aquí contigo, no estas solo, todo va ha salir bien, te lo prometo –le consolaba su madre, con lágrimas resbalando por sus mejillas. Nick su esposo la miro a los ojos, leyendo en ellos, que ella se quedaba con él asta que se durmiera.

Despertó con los rayos de sol alumbrando su cara. Miró a su alrededor, se había olvidado, que no había dormido en su cama, se encontraba en la habitación de su hermano. Fijo la mirada en ese balón de futbol que tenía como despertador, apenas pasaba de las 7 de la mañana, ya no podía dormir mas, decidió bajar abajo, y no molestar a sus padres. Inició a bajar escalones ¡bang! Notó como su corazón le dio un vuelco, se tuvo que sostener a la baranda.

-      No, no es el momento muchacho, ahora tienes que resistir –se sentó en el escalón, lo que menos deseaba era despertar a sus padres. Su mano, se agarró la camisa con fuerza. Temblaba. Cerró los ojos y se obligó a respirar con calma. Poco a paco, los latidos de su corazón volvían a la normalidad –buen chico –dijo para sí. Se incorporó y siguió dirigiéndose a la planta de abajo, lo había decidido justo en ese momento iría a clase, quedarse entre esas 4 paredes, donde todo le recordaba a su hermano, no le ayudaría a superar su perdida.

-      Hola cariño ¿ya estás levantado? –preguntó su madre al rato, apareciendo por la cocina, con su única bata puesta.

-      Hola mama –le sonrió Gabriel. Una sonrisa Débil, pero sincera.

-      ¿no podías dormir? –bostezo su madre.

-      Sí, algo así…

-      Y dime ¿vas algún lado? Te veo muy arreglado.

-      Sí, iré a clase.

-      Cariño, no es necesario que vayas, ayer enterremos a tu hermano, tus profesores y compañeros lo entenderán.

-      Tengo que ir, necesito ir, quedándome en casa todo me recuerda a Joel.

-      Entiendo –le abrazó su madre –pero prométeme que para lo que necesites me dirás.

-      Te lo prometo, tú intenta descansar y no pensar –le besó en la mejilla Gabriel.

-      Sí, hoy empiezo la terapia con la psicóloga… ha ver como va… por teléfono parecía simpática.

-      Seguro que muy bien ¿y papa?

-      Ya sabes como es que prefiere que le maten antes de mostrar sus sentimientos, se fue a la oficina, según él esta bien.

-      Sí, ya todos le conocemos -<<de alguna manera yo estoy haciendo lo mismo que él>> <<eso no es verdad, yo admito que no estoy bien, pero necesito mi rutina para reponerme>> Se debatían sus dos yo interiores.



La escuela, le parecía tan idéntica, como la última vez que la vio, no habían pasado mas de dos días, pero para él eran como años de toda aquella pesadilla que aun no había despertado, y ya hoy quería olvidar. Le parecía increíble que el reloj no se detuviera que la vida siguiera, ante tanto dolor, le parecía imposible de creer, que a su alrededor todo fuera felicidad, cuando su mundo esta echo a trozos ¿Cómo la gente podía ignorar un momento así? <<idiota es tu dolor, no el de los demás>> volvió a expresarse ese yo interior.

-      ¿Se puede? –toda la clase voltearon, toda la clase, se quedó petrificada, no se detectaba ni palabra ni movimiento. Gabriel era consciente, que todas las miradas le sobrepasaban, los murmuros le llegaban. Aceleró el paso, asta sentarse en su pupitre, pegando en la ventana.

-      Ah, hola Gabriel, no te esperábamos tan pronto… ¿Cómo estás? –no  encontraba palabras la profesora.

-      Bien, bien, disculpe la tardanza, es que…

-      No te preocupes por nada, para lo que necesites, nos lo dices… pero ¿tu estas seguro que ya estás listo para retomar las clases? Ayer enterrasteis a tu hermano.

-      Profesora… ya se lo que pasó ayer… si podemos empezar la clase por favor…


-      Claro, claro… bien… ¿por donde íbamos? A si… ya recuerdo…

-      Gabriel… -escuchó el joven, estando entretenido, metiendo su material en la taquilla.

-      Vicky… -Vicky, era su compañera de clase, su amiga incondicional, la chica de sus sueños desde el primer momento que la vio, supo que era dueña de su corazón, que jamás eso cambiaría. Sin que el chico fuera consciente, la chica lo abrazó con fuerza.

-      Siento mucho lo de tu hermano, aquí me tienes para lo que necesites ¿vale?

-      Gracias… -se quedó paralizado Gabriel, la abrazó con fuerza, podía notar su corazón latiendo junto al suyo, sus lágrimas deslizándose por sus mejillas –muchas gracias…

-      ¿Me dejas que te invité a tomar algo? …lo siento… quizás a sido muy atrevido de mi parte, quizás, prefieras volver a tu casa con tu familia…

-      No para nada, por eso volví a clase, necesito distraerme, no pensar y en casa todo me recuerda a él.

-      Entiendo… -se apoderó un silencio incomodo –pero recuerda, que siempre estaré a tu lado –le cogió la mano.

-      Gracias… no pudo mas que emocionarse Gabriel, sentados en esa terrada con su coca-cola en mano.

-      Puedo preguntarte… ¿como te sientes?

-      Fatal la verdad, ojala pudiera matar a ese hijo de puta con mis propias manos…

-      Él ya ha pagado con el peor de los castigos.


-      Para mi no es suficiente… siento una opresión en el pecho… esa misma tarde salió ignorando lo que le iba a pasar… -Vicky escuchaba con atención, en silencio, no quería interrumpir ese momento tan difícil de Gabriel, su voz se rompía, sus lágrimas brotaban –me prometió que siempre estaríamos juntos, que jamás me abandonaría… ¡pero me mintió! ¡me abandonó! ¡yo le quería! ¡yo le necesitaba! ¡yo le necesito! –sin avisó se abrazó a Vicky, con lágrimas, descendiendo por sus mejillas. Ella lo abrazó, lo abrazó con tal fuerza, lágrimas descendían por ambos seres.

-      Muchas gracias por todo la verdad es que me lo he pasado bien, me hacía falta.

-      Cuanto me alegro, ya sabes, cuando quieras… -se escuchó un móvil –discúlpame… -una sonrisa se dibujo en los labios de Vicky –hola amor, ¿Cómo estás? –el cuerpo de Gabriel, se quedó petrificado ¿amor? ¿la chica de sus sueños tenía novio? –perfecto, salí, estoy con Gabriel, mi mejor amigo, necesitaba airearse, ya sabes lo de su hermano –murmuró la ultima frase.

-      No sabía que tuvieras novio… -notaba como todo su cuerpo temblaba, un esfuerzo le costaba no hinchar a llorar allí mismo.

-      Sí, desde hace 2 semanas, no he tenido oportunidad de decírtelo.

-      Tranquila…, te deseo lo mejor, y gracias de nuevo –la beso en la mejilla, se marcho, lo más apresurado posible, a pesar que su corazón no le permitía correr. Lágrimas descendían por sus mejillas. Ignoraba las señales directas de su corazón, bombardeaba con demasiada rapidez, su respiración no llegaba como debía, pero él ignoraba todas esas señales, ignoraba esos gritos S.O.S. Un mareo se apoderó de él pero aun y asi lo ignoró se negaba a detenerse… ¡Zas! Su visión en negro, su cuerpo caía sin aviso…

domingo, 22 de abril de 2012

Corazón envenenado




Gabriel y su familia no pasaba por su mejor momento, una muerte muy cercana, un entierro, un corazón mal herido… Gabriel necesita urgentemente un transplante, por lo contrario acabará bajo tierra junto a su hermano.
Hay un donante compatible, ya nada les importa, solamente se niegan a perder a su hijo ya único.  De ese entonces, Gabriel empieza a tener sueños extraños, pesadillas, reconoce rostros nunca antes vistos, imágenes de recuerdos sin ser vividos. Al mismo tiempo le atrae costumbres y echos que nunca antes ni se le había pasado por la cabeza… ¿Qué le estaba pasando? De quien era ese corazón transplantado?

sábado, 31 de marzo de 2012

La sexualidad de Jimmy

Otro día más, ya todo es igual… apenas recuerdo el ayer, quizá ya no quiero recordar.  Mi hoy, mi mañana todo es igual, desde hace 3 años, desde el accidente… todo está con mínima novedad, ese accidente que me dejo postrado en esta cama, que ahora es mi mas fiel compañera, cuando antes apenas la pisaba. Recuerdo esos días, llegaba de la discoteca, a las 7 de la mañana, me daba una ducha de agua fría, ropa limpia y a trabajar asta tres días seguidos aguantaba. Ahora ya nada es igual. Nadie me entiende, ni siquiera mi mamá. ¡No! Ella menos que ninguno. No dejan que los pocos amigos que me quedan, me visiten, no quiere que me metan ideas raras en la cabeza. En cambio ellos, mis amigos son diferentes, se pasan al otro extremo,  están convencidos que necesito una cañita al aire, un buen kiki, un buen mete y saca ¿Qué no se dan cuenta que ya nada de eso importa? Que yo no soy el mismo, que mi cuerpo ya no es igual, lo que antes deseaba, ahora ya ni me pasa por la cabeza… he sido tan idiota, realmente asta hace tres años, era un ingenuo total, un verdadero imbécil. Hoy postrado en esta cama, con única movilidad mi cara, mi cuello, la realidad está ante mí, tengo tanto que decir, pero nadie se acerca a escuchar. Toda mi necesidad, todos mis deseos, reducen a un trozo de papel,  y pincel, ¿realmente eso es suficiente para calmar tanta necesidad? ¿Para tanto que decir, sin poder hallar la manera exacta? Sé que el llorar es de cobardes, ¿pero que mas me quedaba? Eso es algo que la vida no me puede arrebatar, es lo único que me queda, mis pinturas, mis lágrimas, mi soledad.  ¡¡¡¡Oh no me lo puedo creer!!!  No me lo puedo creer, acabo de ver algo en internet, me pareció ver, si está… ¡sexóloga especial! Indica su número de teléfono… no eso no me sirve… su dirección de hogar… tampoco… su correo electrónico… ¡si, eso si! Poco a poco, con mi pincel en boca, inicié a escribir.

Tardé lo mío pero al fin lo finalicé, no tardé en enviar, a esa mujer, que tenía la esperanza que me podía ayudar… Los minutos, los segundos pasaban, su contestación no llegaba, yo me impacientaba <<vamos tranquilo hombre, solo pasaron unos minutos, no todo el mundo tiene el tiempo que tu tienes sin hacer nada, la gente, tiene sus labores>> Ning ¡un correo nuevo!

Hola Jimmy,

Me ha  interesado tu correo, comprendo muy bien como te sientes, y de la necesidad que tienes, esa necesidad que nadie entiende. Me gustaría ayudarte, pero entiendo que tú no puedes desplazarte, por mi parte no vería problema para ir, dime, día y hora, e intentare hacer un hueco en mi agenda.

¡Te mando un fuerte abrazo, y muchos saludos!

Laurie Meet

La espera fue mas larga de lo esperado, ya que a esa mujer, le fue imposible atenderme, hasta 3 semanas mas tarde ¿pero que son 3 semanas si he esperado 3 años? Parece que no, pero lo hace complicado, cuanto menos días faltan mas difícil se hace… La impaciencia puede conmigo. ¡Al fin! El momento llegó, se escucho el timbre se escucho, la puerta se abrió, no tardé en escuchar, los pasos de mi madre, subiendo con rapidez los escalones. La puerta de mi habitación se abrió de un golpe.

-      Jimmy hay una mujer muy rara, abajo, dice que ha quedado contigo.

-      Así es mama, que suba.

-      Pero… ¿Que hace aquí? ¿Qué quiere? ¿no querrá meterte ideas raras verdad?

-      Si por ideas raras te refieres hablar de sexualidad, si, me he comunicado con ella, para que hablemos de sexualidad –le dijo decidido.

-      Pero hijo, si tu no puedes…

-      Mama discúlpame –le interrumpió Jimmy –eso es algo de mi persona, algo que solo yo debo elegir, ni tu ni nadie, tenéis derecho a negarme. Ahora te lo pido por favor, déjala entrar, tu sal, déjanos hablar con tranquilidad.

-      Pero…

-      Perdón, ¿se puede? –asomó su rostro Laurie.

-      ¿Tu que haces aquí? Te dije que esperaras abajo.

-      Lo se… lo siento… como tardaba, pensé que tenía que subir… si quieren les dejo solos.

-      Sí.

-      No… mama, eres tu que tienes que salir… por favor… no montemos un pollo delante de está señorita.

-      Esta bien ya salgo… pero cuidado chica, te estaré vigilando –la puerta se cerró tras esa frase.

-      Pon el pestillo –le indique a Laurie. Ella obedeció y aun suerte… porque mi madre ya iba a volver a entrar.

De repente, sin aviso, me sentí tímido, pequeño, indefenso, sin entender, me entró la duda si lo que estaba haciendo era lo correcto. Ella esperaba que yo hablará, pero me quede sin saber que decir, mi mente estaba en blanco. Ella se acercó, se sentó a mi lado.

-      ¿Estás bien? –me preguntó. ¿Realmente lo estaba? Ni yo mismo podía dar la respuesta. Su débil sonrisa me cautivo. Sentía mi corazón palpitar con rapidez. No, no era amor, era una mujer muy hermosa, pero no se trataba de eso no, era de mi, de mi propio ser… algo que tenía enterrado en mi interior, salió al percibir esa sonrisa, débil pero sincera, la primera, la única, desde hace 3 años. Lágrimas descendían por mis mejillas.

-      Cuéntame, aquí estoy a tu lado… no lo notaba, pero mis ojos eran testigos, de como su mano, abrazaba la mía, con fuerza. –sin ser yo consciente, mi voz se empezó a escuchar, mi alma se empezó a desnudar… asta el punto de no poder parar. Al ser consciente había pasado más de hora y media.

-      Ui lo siento, no sé que me ha pasado –me disculpe, para nada tenía la idea, que esa visita fuera así.

-      No tienes porqué disculparte, te has desahogado, de eso también se trata mi trabajo, gracias –de nuevo su débil sonrisa me cautivo.

-      Ui no, gracias a ti –expresé con timidez.

-      No, gracias a ti, por confiar en mí.

-      Me has ayudado mucho de verdad, ¿te puedo escribir otra vez?

-      Cuando quieras, ya tienes mi correo –se disponía a marchar.

-      ¡Espera! Te puedo pedir un último favor…

-      Claro… -se acercó lentamente, dejó su bolso en mi cama, se acercó a mí, le susurré algo, ella me complació… Nos miremos a los ojos como si de dos enamorados nos tratáramos. Poco a poco nuestros labios se iban acercando y ¡Zas! ¡Me beso! Fue un beso corto pero intenso, por mi cuerpo transportaron sensaciones jamás sentidas, un inexplicable placer. Ella me sonrió.

-      Gracias –le susurré. Fui testigo de como me volvía susurrar <<gracias a ti>> antes coger su bolso, y salir por aquella puerta que era mi habitación, mis cuatro paredes.

lunes, 13 de febrero de 2012

Un amor por Sant Jordi

Detesto ese día, detesto ir por las calles, observar a esas parejitas tan pegaditas, esas miradas tan tiernas, tan llenas de amor. Es un mal día para los solteros, aun más para todos aquellos, que desean amar, no son correspondidos, por desgracia estoy dentro de ese grupo de personas… como dice una canción del arrebato… <<como entender… soñar con algo que la vida te ha prohibido, amar a alguien sin poder gritar te quiero, el deseo de ignorar un sentimiento, es como pretender parar el viento…>> encuentro que tiene mucha razón esa parte de canción.

El pueblo está animado, varias tiendas de libros se han situado a la calle, varias de flores, de rosas también han puesto su parada. Como me gustaría poder regalar ese libro, al mismo tiempo tener en mis manos esa rosa de ese ser amada… pero… ¿Quién me va a querer a mí? ¿Quién me va a dar una oportunidad? ¿Quién va ser capaz de no  mirar la responsabilidad? Aumente la velocidad de mi silla de ruedas, me sentía mal, cada vez peor, solo quería desaparecer, encerrarme en casa y no volver. Pero que más querría aun me quedaban horas en la tienda… el día no hacía más que empezar.

-      ¿Hola… Quieres que te regale, una rosa? –¿pero que forma era aquella? ¡Algo así no se pregunta, se regala y ya! Seguí en quinta potencia, tenía que volver a encerrarme… tenía que volver a mi soledad.

Una mañana aburrida, demasiado tranquila, nadie entraba en la tienda de alimentación, hacía un día demasiado bueno, para dejar la calle de lado, hacía demasiado bueno, para entrar en una tienda tan pequeña, como aquella. Entré en la rebotica, a ordenar algunas cajas. A los pocos minutos, escuché la campana de la puerta.

-      Ya salgo estoy dentro.

-      Sí, si tranquila… yo espero…

Era Fred, mucho estaba tardando… Venía a diario a verme, en muchas ocasiones, no compraba nada, llegaba, nos poniamos hablar y hablar, siempre marchaba con alguna escusa, o comprando un paquete de chicles. No era feo,  no era un bombón, pero tampoco del montón, se puede decir, que era bastante guapo -Ya estoy aquí Fred, perdóname, estaba ordenando unas cosas…

-      Tranquila… –llevaba la famosa rosa en sus manos. Se le veía tímido, nervioso, pero no era de extrañar, siempre estaba igual –

-      vaya… tu novia estará bien contenta por la rosa –le transmití, con una débil sonrisa.

-      No tengo novia.

-      Bueno, pues tú amiga…

-      No es para ninguna amiga.

-      ¿Tú hermana?

-      Ella ya tiene a su novio, que se lo regalé él.

-      ¿Tu madre? –se me estaban acabando las ideas, sinceramente, sin saber porque, me estaba incomodando aquella conversación –bueno pues… sea para quien sea… será muy afortunada –sabes, vienes muy elegante hoy –me fijé que llevaba traje, cuando normalmente iba con tejanos, y camiseta  de spot.

-      Yo Lauren… venía por qué… -estaba frente a mi, se estaba arrodillando. No pude evitar paralizarme en mi propio asombro –está rosa es para ti, solamente para ti… Soy un cobarde lo se, pero no tenía el valor para decirte lo que ahora vas a sentir… me gustas mucho, es más, sin ninguna duda te quiero… sé que no es mucho con lo que te mereces, pero por favor acéptala – ¡estaba arrodillado, entregándome la rosa!

-      ¿Como? Mírame bien… -Sali detrás del mostrador con mi silla –¿tu estás seguro de lo que dices? Yo no soy como las otras chicas, yo soy distinta…

-      Distinta ¿por qué?

-      Vamos no me hagas esto… -estaba muy sensible aquel día, señalé la silla.

-      ¿Lo dices por la silla? Yo no veo el problema por ningún lado, tu necesitas silla, yo necesito un ventolin para respirar mejor ¿y? ¿solo por eso no tengo derecho amar y ser amado?

-      No compares por favor, no es lo mismo…

-       No claro que no es lo mismo, tu a pesar de la dificultad a sido capaz de levantar un negocio, pese a todas las negativas y barreras que te has encontrado, lo has logrado, otros que no tienen discapacidad, no son ni siquiera capaces de intentarlo. Loren todos somos distintos, todos tenemos una historia, no te cierres puertas por ello, eres preciosa, simpática, con una sonrisa tan bella… una persona impresionante,  quien se fije, en el pequeño detalle de la silla, es que realmente, no te merece.

-      ¿Realmente lo piensas? ¿realmente me quieres?

-      Jamás he estado mas convencido de algo –volvía a tener la rosa frente a mi y esos ojos soñadores <<por favor… acéptala>> -la sostuve en mis manos temblorosas. Nos miremos a los ojos. Sentía el latir de mi corazón con fuerza, jamás me había visto en una situación así, jamás me habían dicho tan bellas palabras ¿Qué me pasaba? ¿por qué me sentía con ese sin saber? ¿es que me gustaba y no era consciente de ello? ¿había bloqueado tanto a mi corazón, que no era consciente, de las señales que me mandaba? ¿estaba tan ciega de fijarme en esa puerta cerrada, que no me daba cuenta de la que se estaba abriendo? No podía apartar mi mirada de sus ojos, esos enormes ojos verdosos. El palpitar de mi corazón, era cada vez más fuerte, constante. Cerré los ojos, me dejé llevar por mi corazón, note sus cálidos labios sobre los míos, eran suaves, deseaba que no se separarán –eh preciosa… ¿Qué te ocurre? –preguntó al percibir una lágrima cayendo por mis mejillas.

-      Estoy bien, estoy genial, al fin encontré, lo que tanto tiempo he buscado y e ignorado que sentía –Me abracé a él y ambos nos difundimos en un tierno y confortable beso en los labios.  

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...