domingo, 19 de julio de 2020

Mentira tras el cristal: Capítulo 18



Entre los cuatro llegaron a la conclusión que mejor que Estefany pasará allí la noche en casa de Ruth. Los tres amigos lograron convencer a Ruth, que era una locura escaparse de esa forma sin avisar a sus padres, lo que no consiguieron fue sacarle la idea de irse con aquel desconocido se negaba a explicarles la verdad, así que se inventaron que Estefania marchaba de viaje con unos amigos, e invitaron también a Ruth. Loren y Jack le dejaron sin problemas, pensando que sería de gran ayuda para su hija, ignorando del todo la realidad. Esa noche Estefany pasó la noche en casa de nuestra protagonista, apenas pudo pegar ojo, pudo contemplar cada hora en el despertador a diferencia de su compañera que dormía plácidamente. Estefany no podía entender como esta podía estar tan relajada, cuando ella estaba como un flan, sin saber que les esperaría con tal desconocido.

El despertador sonó a las cuatro cuarenta y cinco, momento que Estefany al fin había conciliado el sueño, se tuvo que levantar, con rostro de zombi, de tanto su amiga, estaba de lo mas espabilada e contenta, en el que Estefany no entendía como podía estar tan tranquila, ¿tan ingenua era de creerse a ese personaje? A las cinco en punto en la calle se encontraban esperando al esperado. Ambas a pesar de ir abrigadas sentían frio a la espera de ser recogidos mientras los padres de Ruth seguían durmiendo convencidos por las chicas de no ser levantados, que no era necesario.


Apoyadas en la acera esperaban de brazos cruzados a causa del frío que sentían, las cinco de la mañana llegó marchándose tan pronto como había llegado.

  • Son las cinco y diez, ¿cómo es posible que aun no esté aquí? –se impacientaba Ruth.
  • ¿Y si todo ha sido una farsa y si nos estamos congelando tontamente? Aun estamos a tiempo volvamos a casa Ruth por favor, olvídate de estos chicos, te aseguro que encontraremos la forma de conseguir lo que deseamos sin necesidad de arriesgar nuestras vidas –intentó una vez mas Estefany.
  • No, ni hablar estoy convencida que todo es de lo mas legal, si tarda es que debe haber tráfico, no pienso desaprovechar una oportunidad como tal que no volverá jamás –el móvil de Estefany sonó. Eran Claren y Dan con la esperanza que se desvaneciera el seguir para adelante. Pudieron observar como un 4X4 negro se les acercaba formando una derrapada, frenando delante de las dos chicas.

  • ¿Ruth? –preguntó un hombre fuerte, con melena larga canosa, barba y bigote en el mismo estado, llevaba ropas de cuero en el que en la piel libre estaba totalmente tatuada. Este estaba asomado a la ventanilla bajada, con un palillo en su boca, que escupió a la carretera, mostrando una dentadura deformada y amarillenta.
  • Sí… soy yo –contestó Ruth tras tragar saliva.
  • Encantado soy Thomas el amigo de tu cibercolega, tu ya me entiendes –dijo con una sonrisa picara –o lo que es lo mismo, quien te llamó a las cuatro de la mañana.
  • ¿Puedes hacer que mi sueño se haga realidad? ¿Puedes hacerme llegar a lo más alto en el grupo de animadoras? –preguntó entusiasmada.
  • Sí, por supuesto que sí preciosa, pero tenemos que irnos ya, que sino el avión marchara sin nosotros.
  • Por favor Ruth, volvamos a casa, tengo un mal presentimiento –le susurro atemorizada Estefany.
  • ¿Quién es ella? –se interesó malhumorado el recién llegado.
  • Es mi amiga, ella también le gustaría ser de las animadoras.
  • Perfecto no hay problema subir atrás, contra mas seamos mejor –dijo con una amplia sonrisa, abriéndoles la puerta. Estefany subió tras de Ruth, nada convencida de lo que estaba haciendo en esa noche oscura y tenebrosa.

El vehículo, empezó a ganar velocidad, ninguno de los ocupantes mencionaban palabra. Las dos chicas miraban a través de sus cristales congelados por las bajas temperaturas, al respirar salía vaho de sus bocas silenciosas. El conductor miraba a la carretera, maldiciendo alguna palabra, dando un puñetazo al volante, cuando se le empañaba el coche, dando sobresaltó a Estefany que no podía dejar de estar en alerta ante aquel ignoto, en el que no le mostraba ninguna simpatía. El termómetro marcaba cinco bajo cero, la nieve había descendido, pero algún copo aun caía
  • ¿Don… donde vamos? –preguntó Estefany al fin – ¿no tenemos que coger un avión? El aeropuerto esta por el otro lado.
  • Sí, sí pero antes tengo que coger unas cosas en mi casa –contestó el remitente mirándolas por el retrovisor con una sonrisa. Sonó un móvil – ¿Qué es eso? –preguntó malhumorado, mirando hacia atrás.
  • Es mi móvil me están llamando –contestó Ruth cogiéndolo.
  • ¡No! ¡Cuelga! ¡están prohibidos los móviles! –gritó, dejando a las dos jóvenes asustadas e sorprendidas -perdonar, no os quería gritar, pero aquí hay muy poca cobertura, no podrán escuchar nada, ya te avisaré cuando puedas llamar –le dijo a Ruth en un tono más suave.
  • Esto no me gusta nada –susurro Estefany al oído de Ruth. Observando cómo su amiga guardaba el teléfono sin atender a la llamada.
  • ¿Decíais algo? –preguntó el conductor, mirándolas por el retrovisor.
  • No, nada, nada –contestó rápidamente Estefany. Las dos jóvenes se miraron. El viaje continuaba, la luz del día ya hacía rato que les daba la bienvenida, entraron en una calle llena de delincuentes – ¿aquí vives? –preguntó con temor arrinconándose a Ruth.
  • Sí, pero no os preocupéis, venga salir, que si no os congelaréis aquí dentro, la calefacción esta estropeada –Ruth y sobretodo Estefany bajaron muy lentamente con temor de lo que pudiera pasar -seguirme preciosas –empezó andar. Estas le siguieron, mirándose una a la otra llegando a un garaje. Este lo abrió, invitándolas a entrar con él de cabecilla.
  • ¿Por qué estamos aquí? –se negaba a entrar Estefany.
  • Tengo que esperar a un amigo, hemos quedado aquí, para que me entregue una cosa necesaria para el viaje, si os quedáis fuera os congelaréis, estamos a menos un grado, venga entra, no temáis –Estefany se convenció al final, sin separarse de Ruth, ambas encerradas con aquel hombre. Se sintió un pitido, este salió encerrándolas para que no cogieran frío. Tardó un tiempo en volver acompañado de un hombre también alto, delgado, su pelo era liso, largo con una cola de caballo en el, ojos claros.
  • Hola Ruth –dijo este -¿te acuerdas de mí?
  • ¿Eres Jimmy? –preguntó dudando, acordándose, que había visto su pene, pero no su cara.
  • Efectivamente pequeña soy yo –le guiñó un ojo.
  • ¿Tú también te vienes con nosotras a triunfar? –preguntó Ruth a Jimmy.
  • Es posible –fue la escasa respuesta de este. Estefany no quitaba el ojo de esos dos intrusos, se fijó, que quien las recogió cerraba la puerta del cerrojo con llave.
  • ¡Eh ábrenos la puerta, déjanos salir! –protestó Estefany.
  • ¡Tenemos que coger un avión! –les recordó Ruth nerviosa.
  • No tengáis tanta prisa, ¿no sabéis que lo bueno se hace esperar? –contestó con otra pregunta Thomas –antes tendréis que hacer algo por nosotros, ya que seremos los responsables de vuestro triunfo…
  • ¿Qué tendremos que hacer? –pregunto Estefany desconfiada e asustada, ya que se empezaba a descubrir quién era realmente esos dos chicos.
  • Enrollaros con nosotros.
  • ¡¡Ni hablar!! –dieron un salto hacía atrás al mismo tiempo.
  • Venga chicas será divertido, nos lo pasaremos muy bien, vosotras también disfrutaréis mucho –prosiguió Thomas, acercándose aquellas dos jóvenes que se encontraban entre la puerta cerrada y ellos mismos.
  • ¡Jamás nos vamos a rendir a ese nivel, y menos con vosotros sois dos desconocidos, sacados de un chat, jamás haremos nada, que asquerosidad! –gritó Estefany.
  • ¿Tu tampoco Ruth? –le preguntó Jimmy con perspicacia.
  • No, nada de nada –contestó está convencida.
  • ¿Segura? Piensa que en real es mucho más satisfactorio que el ciber… que hicimos el otro día….
  • ¿Qué ciber? ¿de qué está hablando Ruth? –preguntó su amiga sin entender nada.
  • ¿No le has explicado a tu amiga, que el otro día nos ciberfollemos por cam?
  • ¡Tú, tú eres un cerdo y un mentiroso! ¡me aseguraste que tú no eras de esos!
  • Xicanovata, aun tienes mucho que aprender…. Pero te ayudare un pelín, todos los que entramos en el chat es para follar, que no se te olvide nunca más –le aclaró Jimmy.
  • Ruth… ¿pero cómo has podido…? Precisamente tu… que tantas veces te han avisado tus padres… que tan prohibido te lo tenían…. –se quedo desconcertada y sin creérselo Estefany.
  • Yo… estaba nerviosa, necesitaba devolver, pero no lo conseguía… así que decidir probar, no encontré nada malo, ya te digo que me engañó me dijo que no eran de esos, que iba a lograr mi sueño…
  • Ahí no te engañé –interrumpió Jimmy –te damos la oportunidad de conseguir lo que deseas, sabemos cómo hacerlo, solo nos tienes que hacer ese favor, darnos placer.
  • ¿Me prometéis que me haréis socia para las animadoras sin maltratarme ni humillarme? –preguntó Ruth replanteándose la idea.
  • ¡No Ruth no lo hagas! Es una trampa –le advirtió Estefany. Ruth la miró.
  • No le hagas caso Ruth será todo legal te lo prometemos –persistía Jimmy – ¿qué tienes que perder?
  • ¿Qué pasara con Estefany? –se interesó Ruth.
  • Sí ella está convencida de no pasar un buen rato con nosotros, se quedará aquí escuchando como nosotros disfrutamos, que estaremos en esa habitación de al lado si tu quieres claro –le señaló
  • Sí cumples con tu parte sí que me acostare contigo –respondió convencida sin atreverse a mirar a Estefany.
  • ¡No lo hagas Ruth no cumplirá su parte, estoy convencida!
  • Pos claro que la cumpliré, vayamos dentro así antes volaremos a lo más alto de la fama –expresó ilusionado Thomas empujando a Ruth, hacía aquella oscura habitación, notando como por primera vez brotaban lágrimas en los ojos de su amiga. Se cerró la puerta. Allí Estefany se encontró sola ante aquel inmenso espacio. No era ella quien estaba a punto de humillarse sintiendo placer no deseado, pero se sentía como si lo fuera. No podía dejar de moverse de un lado para otro, nerviosa, ansiosa. Podía escuchar los ruidos, gritos, gemidos, propias del acto, notando como se le partía el alma en dos, y lagrimas brotaban por sus mejillas.
Dos horas después, la puerta se abrió, Estefany corrió a ella sin espera, pero ella no fue quien salió, fueron esos dos hombres.
  • Muy bien zorrita, lo has hecho divinamente, espero que tus heridas cicatricen pronto, y que hayas aprendido una lección jejejejeje.
  • ¡¡Ruth!! -Corrió nerviosa Estefany, encontrándose a su amiga, hecha un cuatro, desnuda, llorando un mar de mares, observo cómo sus muñecas y sus tobillos estaban marcados, todo su cuerpo amoratado –¿¿estás bien?? ¿¿Qué ha pasado?? –se acercó lo más aprisa que pudo a ella.
  • Me han violado… -dijo volviendo a notar su llanto.
  • ¿¿Cómo?? Pensé que te estabas dejando –dijo sin entender nada, sin poder quitar la vista de todas esas heridas.
  • Estaba dispuesta sí… pero me he asustado en el último momento… sus grandes cuerpos desnudos dispuestos a venir a mi… de hacerme suya, sin conocerles de nada… les he dicho que no, que me dejaran volver contigo, que mi sueño no se haría realidad, pero que era igual, no quería que mi primera vez fuera de esa forma… me han dicho que no había marcha atrás, que estaban muy cachondos por mi culpa que quisiera o no quisiera me iban a follar… -el llanto volvió a ser el protagonista.
  • Oh Ruth –le abrazó fuertemente Estefany –lamento mucho lo que te ha pasado, lo que te han hecho esos cabrones, pero estoy orgullosa de ti, por una vez, has dicho que no a tu sueño, por tu salud, todo va a salir bien te lo prometo, no estás sola –le abrazó fuertemente Estefany. Sintió un ruido –espera un momento Ruth, enseguida vengo –corrió al garaje, pudiendo contemplar, como esos dos monstruos salían del garaje –¿¿ei donde vais?? ¡No nos podéis dejar aquí!
  • Sí os pensáis que esperaremos a que venga la pasma, después de lo que hemos hecho, es que sois idiotas, ya os espabilaréis en este garaje, en estas tierras donde solo hay maldad, nosotros nos fugamos, hasta nunca…
  • ¡Ei esperar! –gritó Estefany corriendo tras ellos, cosa que cuando los alcanzó ya habían desaparecido, y los copos de nieve volvían a ser los protagonistas – ¡mierda! –gritó, aun mas cuando fue consciente que le robaron todas sus pertenencias, inclusive la ropa de ese día de Ruth. Volvió junto a ella con la cabeza baja, sin saber cómo darle la noticia.
  • Todo es culpa mía, tu mi avisaste, todos lo hicisteis, yo seguí con mis trece, convencida que todo era legal… todo es culpa mía, todo es culpa mía –exclamaba una y otra vez Ruth Parcker, maldiciéndose por ello.
  • Deja de atormentarte Ruth, ya no hay marcha atrás, saldremos de aquí te lo aseguro –le animó Estefany, ayudando a sentar a la joven en el filo de la cama. La sintonía de un móvil les hizo volver a sobresaltarse, el que había en la chaqueta sin extraer de Estefany. Eran los dos amigos, preocupados por ellas. Estefany les explicó, toda la historia, por donde más o menos se podían encontrar, haciendo memoria de los carteles que lograron identificar por el trayecto donde atravesaron para acabar en aquel lugar, lamentando que la información era escasa. Al colgar, se sentó al lado del cuerpo debilitado de Ruth, a la espera de las nuevas noticias.

Las segundos, minutos, horas pasaban las dos chicas mas desesperadas se sentían ante el silencio y la no posibilidad de salir allí. Unos portazos le hicieron ponerse en alerta nuevamente. Ambas se miraron sin atreverse acercarse a la misma.



  • Ruth, Estefany ¿estáis ahí?
  • Si estáis decid algo.
  • ¡Son Claren y Dan! –exclamó Estefany – ¡no, no os vayáis, ahora os abro! –corrió Estefany – ¡oh chicos que alegría veros! –se abalanzó sobre ellos con lagrimas en sus ojos.
  • ¿Estáis bien? –preguntó Dan.
  • Yo sí, Ruth es la más perjudicada, ¿Cómo nos habéis encontrado? mis pistas no eran muy fiables.
  • ¡Estefany! –gritó alguien. Todos se giraron. Esta se vio en vuelta de un gran y agradable abrazo –estáis bien, ¿donde está Ruth? –miró por todos lados Loren.
  • Señores Parcker ¿qué hacen aquí? –se sorprendió Estefany.
  • Les hemos avisado nosotros –dijo Claren avergonzada.
  • Prometimos no chivarnos, pero estabais en peligro, os podían matar –aclaró Dan arrepentido.
  • Habéis hecho lo correcto muchas gracias –agradeció Estefany, dándoles un abrazó.
  • ¿Dónde está mi princesa? –dijo otra voz.
  • ¡Codi!
  • Estaba con nosotros cuando nos llamaste, insistió en venir –explicó Dan.
  • ¿Dónde está mi hija? -Volvió a la misma pregunta Jack.
  • Esta dentro venir –les indicó Estefany.
  • ¡Ruth! –exclamó Loren abrazándose a ella.
  • Mama, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo es posible? –pregunto mirando a Claren y Dan –me lo prometisteis.
  • Lo sabemos Ruth, pero estabaís en peligro, tenían que saberlo –expuso Dan.
  • Además si no llega a ser por tu madre, jamás te hubiésemos encontrado –continúo Claren.
  • ¿Por ti mama? ¿Cómo es posible? –se extraño Ruth.
  • Conozco quien te ha engañado e manipulado –le respondió Loren.
  • ¿¿Tu?? Venga ya ¡si odias los xats! –le reprocho Ruth.
  • ¿Y no te has preguntado nunca porque? –le preguntó pacientemente Loren –déjame adivinar lo que te ha dicho, se llama Jimmy, 32 años, y a prometido lo que más deseabas, ya que tenía un amigo que te lo podía hacer realidad.
  • Eso te lo han contado ellos, lo sabían –dijo Ruth, mirando a sus amigos, observando cómo negaban.
  • No, lo sé, porque yo misma he sido víctima de su trampa, cuando era joven, me pasaba el tiempo en los chats, me dañaron mucho pero aun y así yo seguía entrando, pese el consejo de quien mas me quería, le conoci, por aquel entonces, tenía mi edad, como a ti, también abusaron de mi, prometiéndome lo que más deseaba en mi adolescencia ser actriz –le explico –también me trajeron a este lugar, el mismo sitio, el mismo espacio, no ha cambiado nada, ni siquiera el olor a horror
  • ¿En serio? –preguntó Ruth.
  • Claro que es en serio hija yo no te mentiría en algo así ¿por qué crees que te hemos exigido tantísimas veces que no entraras en internet sola, que no te metieras en los chats? Pero nada tu tozuda, y al final has tenido que ir a por lo prohibido, ahora fíjate como estas, era algo que se podía haber evitado.
  • Yo mama… yo lo siento –se disculpó sinceramente Ruth.
  • Ya es igual, mas lección de la que has tenido no te podemos dar.
  • ¡Mi amor! –interrumpió Codi en la sala.
  • Codi, ¿qué haces aquí? –se extraño Ruth.
  • Estaba presente cuando nos habéis llamado, quería venir fuera como fuera, estaba sufriendo mucho por ti Ruth –le expresó Claren.
  • Lo dudo el solo se preocupa de una, que afortunadamente ya no está –dijo débilmente Ruth mirando hacia el otro lado.
  • Ruth él tenía razón, tenemos una prueba eficaz –dijo sacando de su bolso una grabadora -escucha con atención –presionó play, reproduciéndose la voz del joven camello.
  • ¿Quién es él? –se extrañó Ruth.
  • El camello que le vendió la droga a Rackel, decidimos grabarlo para que nos creyeras.
  • Entonces… ¿es cierto? ¿Se enrolló porque ella le drogo? –preguntó como si fuera su primera noticia.
  • Así es, todo ha sido obra de Rackel.
  • Codi… -susurró mirando al chico, que lo había intentado, pero aun le seguía adorando.
  • Siento todo el daño que te allá podido hacer, si podía volver atrás, no me bebería ese vaso para nada, ni siquiera me acercaría a él, te amo princesa, no quiero a otra chica que no seas tú, si me dieras otra oportunidad, no te arrepentirías jamás.
  • ¡Oh Codi lo siento mucho! ¡Te quiero tanto, no vuelvas a darme un susto así nunca más! –lloró abrazándole con fuerza.
  • Yo sí que lo siento princesa, por mi culpa te podían haber hecho mucho daño, te amo, como te hagan daño, me muero –lloraba también el otro –no vuelvas a cometer una locura como esta.
  • Lo juro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las novelas largas de Vanesa Ruiz García.... Segunda parte.......

4.- Robi: Historia de un joven con discapacidad Capítulo 1 Capítulo 2 Capítulo 3 Capítulo 4 Capítulo 5 Capítulo 6 Capítulo 7 Cap...